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miércoles, 8 de enero de 2025

LAS NENAS, EL GRUPO DE MÚSICA QUE NO EXISTE Y QUE HA TROLEADO A LA INDUSTRIA: “SE NOS HA IDO DE LAS MANOS”

Katy Lema

El País, 17/12/2024



Su distribuidora, Altafonte, eliminó sus canciones de las plataformas de ‘streaming’ al enterarse de que habían sido creadas con inteligencia artificial

En su perfil de Instagram, Las Nenas dicen ser un grupo de música que está compuesto por tres chicas: Viviana, Claudia y Naiara. También aseguran que hacen canciones “como las de los grupos de chicas de los cincuenta y sesenta y el dream pop de los noventa”. Completan su biografía con un enlace al perfil de Bandcamp, el portal de descarga gratuita y legal de música, y un correo electrónico. Cuentan con poco más de doscientos seguidores y su nombre no resonaría tan fuerte si no fuese porque la inteligencia artificial se ha cruzado en el camino.

Según adelantó elDiario.es y ha podido confirmar EL PAÍS en una conversación con el director de Marketing y PR de Altafonte, Tomás Mayo, hacen música con ayuda de IA, algo que no habían mencionado durante sus promociones. Como consecuencia, Altafonte, la distribuidora digital que las amplificaba en plataformas como Spotify, ha retirado sus canciones de todos estos espacios. En su momento, el grupo reaccionó en sus redes con un escueto mensaje: “Mientras cambiamos de distribuidora, Bandcamp será el único sitio donde podréis escuchar nuestra música”.

Desde Altafonte aseguran que esta es la primera vez que les pasa, que tienen un catálogo de música “supergrande” y que se enteraron de esta polémica por otros cauces. En realidad, la distribuidora llevaba tiempo trabajando con el sello de Las Nenas, Disques Du Lac, un sello “indie y pequeño”. “Nos enteramos, por otro lado, e inmediatamente requerimos al director del sello que nos dijese qué estaba pasando, reconocieron que estaban generadas por IA y les pedimos que diesen de baja el producto”, cuenta Tomás Mayo, responsable de Marketing de Altafonte.

Las Nenas publicaron su primer post en Instagram en primavera, y en julio anunciaron su primer disco: “Ya están en Spotify nuestras nuevas canciones. Una va de fugarse de casa y la otra de encontrar casa”. En octubre subieron su primer videoclip a Vimeo. Imágenes en las que no sale ningún miembro de la banda. Tampoco hay fotos de las tres integrantes juntas. De hecho, lo justificaron en octubre por “la imposibilidad geográfica” y con un “es lo que hay”. Eso sí, tienen hasta vinilo y un fanzine con copias limitadas.

Quienes están detrás del grupo aseguran a EL PAÍS, que han utilizado la aplicación Udio, pero que a diferencia de la música, las letras de las 18 canciones de Último Baño, su primer disco, han sido compuestas por ellos, un chico y una chica. Eso sí, en su cuenta de Bandcamp, atribuyen los temas a sus alter egos: Naiara Basterrechea, VivianaBucchelli y Claudia Weissman. En un comunicado, Las Nenas cuentan que no pretendían engañar a nadie, aunque admiten que ha sido un juego que se les ha ido de las manos y que siempre les pareció “una gracia, una curiosidad”. En este sentido, aseguran que si con una app gratuita han podido hacer “un grupo que casi parecía de verdad”, qué no podrán hacer las grandes discográficas.

IA en la música: un asunto complejo

“No vamos a distribuir música generada por IA”, aseguran en Altafonte. Mayo reconoce que han desarrollado la política sobre la marcha y que en todas las empresas está pasando lo mismo: “Nos ha pillado de nuevas, no estaba en nuestros estatutos. Una vez nos hemos encontrado con esto, la decisión es clara porque estamos comprometidos con respaldar y promover la música hecha de forma auténtica y humana”. Admite que la IA supone un riesgo para la integridad de los artistas, que defienden los derechos de autor y que este es un tema pantanoso.

Mayo señala que a estas alturas la tecnología para identificar la IA no está lo suficientemente desarrollada y que la situación presenta mucha incertidumbre en cuanto a derechos de autor y propiedad intelectual. “Es un peligro y puede provocar una saturación de contenidos”, asegura Mayo.

A pesar de todo, desde Altafonte descartan la mala intención tanto del grupo como del sello: “Es un experimento, supongo que no se lo habían planteado”. E insisten, cuando hablaron con los responsables del proyecto, “asumieron” las responsabilidades. El pasado 15 de diciembre, Las Nenas lanzaron dos nuevas pistas: Vuelve por Navidad y Navidad Asocial. Ahora sí, disponibles en Spotify, pero bajo una “distribuidora extranjera”.

lunes, 28 de noviembre de 2022

VARSOVIA REFORMULA LA VIOLENCIA MODERNISTA DEL POST PUNK

Francisco Melgar Wong

Indie Hoy, 23/11/2022


En Diseñar y destruir, su segundo álbum, la banda peruana transforma la violencia política en un perverso y sofisticado objeto artístico.

Varsovia es una banda para sensibilidades moldeadas por el impulso vanguardista del post punk. Valiéndose de sintetizadores análogos, ritmos robóticos y un arsenal lírico que recicla la retórica de ideologías políticas extremas, la agrupación peruana conformada por Sheri Corleone, Dante Gonzales y Fernando Pinzás ha logrado configurar su propia tierra baldía, un escenario de brutal agitación donde la violencia –en especial aquella vivida en el Perú durante la década del ochenta– se recrea con cadáveres, atentados y otras imágenes que refieren al enfrentamiento entre Estado, grupos paramilitares y movimientos terroristas. De esta manera, combinando tecnología vintage, frenesí mecánico y escenarios apocalípticos de la historia peruana, la banda consigue adaptar elementos y motivos locales a la estética transnacional –artificiosa y agresiva, salvaje y modernista– del post punk.

Publicado en 2014, el primer álbum de la banda, Recursos inhumanos, ya contenía, en esencia, esta propuesta. Allí encontramos canciones como “Escuadrón de la muerte”, un tema con un pulso de impronta D.A.F. –piénsese en un repetitivo bajo minimalista tocado en el sintetizador a unos trepidantes 172 bpm– y afiladas frases de imaginería paramilitar: “Caminamos entre ustedes/ Pero no nos reconocen/ Nunca verán nuestros rostros/ Ni oirán nuestras voces/ Somos el escuadrón/ El escuadrón de la muerte”. Otro tema incluido en el disco era “Ellos quieren sangre”, una canción que alude al conflicto armado en el Perú de los ochenta. Paradójicamente, hoy la canción forma parte de la banda sonora de la serie Los Espookys, una comedia televisiva que narra las desventuras de un grupo de amigos que busca convertir su afición al terror en un negocio rentable.

Sin embargo, no es fácil encontrar escenas de comedia en las canciones de Varsovia; es más, la ambigua distancia con que describen la violencia no permite distinguir con claridad la postura política del grupo. Este movimiento pendular de atracción y repulsión hacia la violencia recuerda un texto en el que, refiriéndose a otro artista marcado por la modernidad, Walter Benjamin escribe: “Si por un lado sucumbe a la violencia con que la multitud lo atrae hacia sí y lo convierte en uno de los suyos, por otro, la conciencia del carácter inhumano de la masa no lo abandona jamás. Baudelaire se mezcla largamente con ella para convertirla fulminantemente en nada mediante una mirada de desprecio”. Algo parecido sucede con Varsovia: en lugar de dejarse arrastrar u obliterar por la violencia, la banda peruana se apropia de ella, aunque no para convertirla en nada, sino para transformarla en un perverso y sofisticado objeto artístico.

En octubre, ocho años después de la aparición de Recursos inhumanos, Varsovia publicó Diseñar y destruir, un disco que amplía el perfil estilístico dibujado en aquel primer álbum. La placa se inicia con “Hablemos claramente”, un tema en el que –muy en la línea de David Byrne y Brian Eno en My Life in the Bush of Ghosts– un puñado de efectos electrónicos y una pista de electrofunk se combinan con el sampleo de un discurso del general Juan Velasco Alvarado, el dictador de izquierda que gobernó el Perú entre finales de los años sesenta e inicios de los setenta. Por otro lado, la canción que da título al álbum muestra una base rítmica sincopada e industrial –uno podría pensar en el Nitzer Ebb de That Total Age– que invita al oyente a dejarse llevar por un baile tan peligroso como estimulante.

Aunque Diseñar y destruir enfatiza los matices EBM e industriales que uno ya podía detectar en el debut de la banda, el impulso post punk en que se funda la propuesta de Varsovia permanece intacto. Lo encontramos en su mezcla de maquinismo y agresividad, violencia e indiferencia, retórica política y frío desdén, exquisitez estética y feroz brutalidad. El hecho de que tome a la historia peruana como marco de referencia demuestra que el grupo no busca simplemente repetir un molde, sino apropiarse de un género musical para reformularlo bajo sus propios términos. Es ahí donde reside la potente originalidad de su propuesta.

lunes, 23 de noviembre de 2020

SUNSET CANYONEERS, COUNTRY CÓSMICO BAÑADO POR EL SOL EN UN VIAJE DE LIBERTAD POR LA COSTA OESTE AMERICANA

Magic Pop, 17/05/2020

Pocos géneros musicales dan tanto como el country para que cierto tipo de crítica sea un compendio de tópicos, al final prescindibles, en base a supuestos conocimientos sobre las D.O. Como el blues, el flamenco y otros estilos que acumulan acérrimos defensores de la pureza y la ortodoxia, la música americana de raíz también carga con mochilas llenas de prejuicios. Por regla general, las fusiones o bien las hace nuestro genio de cabecera o suelen estar mal vistas, incluso consideradas aventuras menores sin más. En el caso de la llamada “country cosmic” cabe la posibilidad  de que el experto se fije en cuánto hay de Bakersfield Sound en detrimento del Nashville Sound. Nada que objetar pero me pregunto: ¿Qué es realmente lo importante en un disco, sea de country o de psicodelia, una mezcla de ambas o de lo que sea?. Efectivamente, las canciones como diría nuestro amigo Pedro Vizcaíno que con su sello discográfico You are The Cosmos nos propone este 2020 una auténtica maravilla de álbum firmado por los californianos Sunset Canyoneers. A veces, creo que no somos capaces de conformarnos con lo evidente, es decir, que estamos ante un álbum de bonitas melodías. No nos basta y rebuscamos en el cajón de las herramientas alguna llave, que nosotros creemos especial, para ajustar criterios y acabamos por afear, por poco que sea, un trabajo que merece ser disfrutado tal cual sin complicarse tanto la vida con referencias de enciclopedia. Así que si nos acompañas por este viaje de libertad periodística, vamos a intentar explicar los sentimientos de placer absoluto que nos transmite este álbum de debut con título homónimo. 



Trayectoria

Sunset Canyoneers son una banda de Oakland, California, creada por sus Jeremy Powers, cantante y guitarrista, y William Duke, cantante y bajo, más el guitarrista Ian Robertson y el batería John Kontogianis.  Sus componentes han pasado por bandas como Jolly, The Bye Bye Blackbirds, Red Planet, o  The Happy Regrets. Para este disco han contado con la colaboración de Tom Heyman al pedal steel, y de forma puntual a Adam Symons a la batería y eléctrica, Richard da Motta a la eléctrica, y James Neil al piano. Grabado en los Familiar Studios de Oakdale (California) con Adam Symons y Williams Duke como ingenieros, fue mezclado por Symons y masterizado por Justin Weis en Trakwork. El diseño caleidoscópico con la rosa del desierto es de Bill Zindel. Ha sido editado por You are The Cosmos en vinilo 12″ a 45 rpm.

Las canciones

El disco se abre con “High In the Sky” con su precioso juego melódico, mediante ese pedal steel aportando sonoridades envolventes entre fraseos encantadores, arropando a las voces,  sustentados por una sección rítmica perfecta más suculentas aportaciones solistas de guitarra.  Un tema que invita a soñar y a dejarse llevar por este sublime disco. Continúa con “Alcohol in a Gamblin’ Town”, corte que deambula con serenidad entre punteos de guitarra, ritmos bien templados y voces a coro desgranando, mediante arreglos apasionantes, otra bonita melodía a la que añaden otro exquisito solo de guitarra.  Le sucede “As Far As I Can Tell” con detalles de powerpop, y su magnífico juego de guitarras, poderoso solo incluido, dando cobertura a la voz principal auxiliada por una sección rítmica consistente. Acaba la cara con “Junk #1” en la que añaden detalles de Mellotron y teclados para conformar un corte envolvente que te transportará a otra realidad con sus punteos de guitarra y sus voces estratosféricas.     


La cara B arranca con “Spirits” con, de nuevo, la presencia de pedal steel aportando los matices más enraizados al country cósmico. Un  tema de vocación pop con ambiente espiritual, a la que añaden una marcada batería y bajo, más aportaciones generosas de las guitarras. A continuación oímos “Los Angeles” a medio camino del pop poderoso y la música americana de raíz con secuencias de guitarras, coros, y solos muy bien hilvanados, conformando un tema sumamente emotivo repleto de matices, cambios de tempo, y juegos  instrumentales psicodélicos. El siguiente tema se titula “Bluejay” y en él nos atraen a su peculiar mundo en el que caben estilos complementarios que van de lo lisérgico a lo visceral, siempre con ejecuciones penetrantes a base de poderosos batería y bajo, guitarras imperturbables, Mellotron atmosférico, y voces entregadas. Van acabando con “Half Past One” donde añaden notas largas de Hammond a una fascinante instrumentación propia del salvaje oeste, tamizada con guitarras juguetonas dialogando con voces no menos imbatibles. Se cierra el álbum con “Dontcha Go Talkin’” con las últimas excelencias en vivo de este álbum que se nos hace irremediablemente corto. De nuevo, guitarras eléctricas y acústicas avanzan con prestancia de la mano de la voz principal perfilando otra maravilla de canción en la que añaden toques de piano, percusión y bajo, para redimensionarlo en varios planos que van de lo íntimo al himno para ser coreado.

Reflexión final

“High in the Sky” fue compuesta para rendir homenaje a la época del “Workingman’s Dead”, quinto álbum de estudio de los Grateful Dead quienes en 1970 se adentraron a conciencia en el country. Jeremy Powers cuenta en esta web que “es solo una canción de country cósmico bañada por el sol. Quería escribir una canción que expresara cuáles son mis sentimientos acerca de la libertad y la belleza de la costa oeste”. Sin lugar a dudas en estos momentos de confinamiento por el COVID-19 y toda la incertidumbre del futuro resulta especialmente alentadora por todo lo que comporta ese deseo de viajar y tocar sin impedimento alguno. Como bien añade su autor “prepara al oyente perfectamente para lo que va a experimentar al escuchar todo el resto del disco”. Un álbum precioso que puede entenderse también como un viaje hacia nuestro interior, disfrutando de canciones memorables en las que si bien emergen detalles instrumentales y  arreglos que nos remiten al country psicodélico, la etiqueta y la consiguiente fusión que comporta no deja de tener una importancia relativa comparado con su enorme creatividad y esa facilidad tan natural para que su música nos resulte muy cercana y nos emocione hasta lo indecible.  

Nota: Puedes escuchar las canciones aquí y adquirir una copia del disco en la web de You Are The Cosmos.