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viernes, 13 de junio de 2025

UN SIGLO DE CLIFTON CHENIER

 Miquel Botella Armengou

Ciudad Criolla, 25/04/2025

El Rey del Zydeco cumpliría 100 años el próximo 25 de junio. Para celebrar la efeméride, el 27 de junio se publicará el álbum A Tribute to the King, en el que recrean sus canciones artistas destacados de blues, country, americana y tex-mex… y, qué le vamos a hacer, también The Rolling Stones.

La figura del cantante y acordeonista Clifton Chenier (1925-1987) fue decisiva en la evolución del zydeco después de la Segunda Guerra Mundial, al introducir en ese estilo característico de Luisiana elementos de blues y de rhythm’n’blues. Por eso se le conocía como el Rey del Zydeco.

El próximo 25 de junio, Chenier cumpliría 100 años y, para conmemorar ese hito, Joel Savoy —el fundador del sello de Luisiana Valcour Records— y Steve Berlin —el productor y saxofonista de Los Lobos— han unido fuerzas para lanzar A Tribute to the King el 27 de junio.

Como afirman los productores, “Clifton Chenier fue un embajador internacional que dio a conocer el zydeco al mundo. Para celebrar su centenario, hemos reunido a un elenco estelar de músicos e intérpretes de Luisiana y de todo el país que deben parte de su estilo al hombre que unió al público negro y blanco, a los tradicionalistas y a los rockeros, y a Luisiana con el resto del mundo”. 

A ver: que el álbum empiece con The Rolling Stones y Mick Jagger cantando en francés Zydeco sont pas salés podría incitar a pensar en uno de esos artefactos de homenaje plagados de estrellonas del rock que se apuntan a todo a golpe de talonario (ya sabéis: Bono, Springsteen, Sting, Elton John… esos personajes).

Por suerte, la presencia de los británicos es la única nota discordante. Entre los participantes encontramos a intérpretes de country (Charley Crockett), de blues (Jimmie Vaughan, Taj Mahal, Jon Cleary, Marcia Ball), de americana (Lucinda Williams, Steve Earle, Shannon McNally, John Hiatt) y de tex-mex (Ruben Ramos with Los Texmaniacs, Augie Meyers).

Naturalmente, no falta una nutrida representación de artistas de zydeco, cajun y swamp pop, empezando por el hijo de Clifton, CJ Chenier, para seguir con Steve Riley, Keith Frank, Tommy McLain, Geno Delafose, Anthony Dopsie, Roddie Romero y el que fuera guitarrista del Rey del Zydeco, Sonny Landreth.

Todos los fondos generados por la venta de A Tribute to the King servirán para financiar la recién creada Beca Conmemorativa Clifton Chenier, que ofrecerá asistencia económica a los estudiantes de música tradicional, específicamente de acordeón zydeco, en la Universidad de Luisiana en Lafayette.


La lista de canciones incluidas en la versión en CD es la siguiente:

1. Zydeco sont pas salés – The Rolling Stones y Steve Riley

2. Easy Easy Baby – Charley Crockett y Nathan Williams, Sr.

3. Hey ’Tite Fille – Taj Mahal y Keith Frank

4. Release Me – Lucinda Williams, Tommy McLain y Keith Frank

5. Just Like A Woman – Steve Earle y Anthony Dopsie

6. I’m On The Wonder – Jon Cleary y Curley Taylor

7. Why Did You Go Last Night? – Kam Franklin, A.J. Haynes y Roddie Romero

8. Hot Rod – David Hidalgo y CJ Chenier

9. Tout le temps en temps – Shannon McNally, Keith Frank y Molly Tuttle

10. My Soul – Jimmie Vaughan, Johnny Nicholas y Steve Riley

11. You Used To Call Me – John Hiatt y Roddie Romero

12. Ay Ai Ai – Ruben Ramos with Los Texmaniacs y Augie Meyers

13. I May Be Wrong – Marcia Ball y Geno Delafose

14. I’m Coming Home – CJ Chenier y Sonny Landreth 


jueves, 11 de mayo de 2017

MÚSICA CAJÚN: EL RITMO DEL SUR DE LOUISIANA



El cajún, el swamp y el zydeco, son los tres estilos musicales que definen la música tradicional de los estados del sur de Louisina, cada uno con sus peculiaridades y alguna similitud, y orígenes y trayectorias diferentes. En este artículo me voy a referir únicamente al cajun, probablemente el estilo que de los tres manifiesta una mayor vitalidad después de los intentos exitosos de sacarlo del olvido allá por los años 60 y 70, especialmente gracias al trabajo del violinista Dewey Balfa.

The Balfa Brothers

Para comprender los orígenes y desarrollo de este estilo musical, hay que hacer un viaje en el tiempo y adentrarnos en el terreno siempre fértil de la historia. En el siglo XVII empezaron a llegar a los territorios del actual Canadá, concretamente a las provincias de lo que luego se conocería como Nueva Escocia y Nueva Brunswick. Los contingentes de población francesa llamaron L’Acadia a ese solar en el que convivían con los micmac, una tribu autóctona de la que aprendieron la manera de sobrevivir en un entorno natural muy diferente del francés.

Lo malo del lugar es que ocupaba una zona estratégica en la disputa que mantenían franceses e ingleses por el control del Canadá, disputa en la que los Acadiens, cómo se les terminó por conocer (Acadians en inglés), se negaban a ponerse de lado de ninguna de las dos potencias continentales mientras desarrollaban su propia cultura y formas de gobierno, muy influidas por el ejemplo de los micmac. En el siglo XVIII, los británicos, que se habían hecho con el control del territorio decidieron poner fin a esa situación y mediante engaños, lograron reunir a un buen número de Acadiens a los que apresaron y enviaron en barcos hacia otras colonias británicas o los mandaron directamente a prisión, o de vuelta a Francia donde parece que no fueron muy bien recibidos al no haber prestado su ayuda al rey francés.
Beausoleil

Los que consiguieron escapar no vieron más solución que dirigirse hacia el estado de Louisiana, territorio que había sido descubierto en el año 1528 por el español Pánfilo de Narváez, y explorado por Hernando de Soto en 1541. Más tarde, a mediados del siglo XVII, el francés Cavelier de La Salle se hizo con el territorio al que dio el nombre de Louisiana en honor al rey Luis XIV. Allí llegaron los Acadiens en el año de 1718 para establecerse en la capital, Nueva Orleáns. Los avatares políticos hicieron que el estado pasar a manos españolas por medio del Tratado de París de 1763, volvió a Francia en 1801, y, finalmente, Francia lo vendió dos años más tarde a los Estados Unidos.

Con todo ese bagaje histórico detrás, no es extraños que los Acadiens, palabra que al ir degenerando se convertiría en cajún, nombre con el que se conoce a esa cultura particular que tiene sus propias manifestaciones lingüísticas (hablan una mezcla de francés antiguo, palabras aprendidas de los micmac, españolas –de hecho apellidos como Ortega y Romero se tienen entre los auténticamente cajún-, inglesas y alemanas), gastronómicas, arquitectónicas, culturales entre las que destaca con luz propia la música.



Música cajún

Entrando en harina, lo primero que destaca de este estilo musical es su estilo mestizo producido por la confluencia de elementos franceses, alemanes, españoles e indígenas, fundamentalmente. Es una música que se toca fundamentalmente para bailar, y por ello tiene unos ritmos alegres, vivaces, de esos que meten corriente en las piernas y ante los que es imposible permanecer impasible.

El instrumento fundamental es el violín, que llevaron consigo aquellos primeros colonos que llegaron a las costas canadienses, al que luego se unió el acordeón diatónico que fue la aportación germana, y a los que se unieron el triángulo y el washboard, es decir la tabla de lavar convertida en instrumento musical por la interacción con cucharas, y que en tiempos contemporáneos se ha convertido en un instrumento electrónico de metal que ya se toca de otra manera. En tiempos más recientes se han incorporado el bajo y la batería. Las letras podían tener un carácter improvisatorio, y entre estrofas se pueden introducir unos sonidos guturales que provienen de los indígenas con los que tuvieron contacto a su llegada al Nuevo Mundo, gigas y reels, y el canto sincopado de los esclavos africanos, son ingredientes básicos en esta amalgama musical.


Los ritmos fundamentales son de origen francoalemán y con influencias de estilos como el country. Como escribe Dirk Powell: “Es una música fuerte y apasionada que no evade una comunicación honesta y directa. Normalmente se toca para bailar, sea en casas tradicionales o en clubes más modernos. Casi todos los bailes son de dos pasos, valses o un estilo que se llama de un paso que tiene influencia del blues”.

Precisamente fue un violinista, Dewey Balfa quien acudió al rescate de la música cajún en unos años en los que este estilo prácticamente había quedado arrinconado por la potencia cultural hegemónica estadounidense. Entre los años 60 y 70, Dewey y sus hermanos se embarcaron en la tarea de dar a conocer la música cajún y ayudaron a poner en marcha el primer festival de esta música que se hizo en el estado en el año 1974, y que ha tenido una importancia fundamental en el renacimiento musical de esta comunidad.

Además de Dewey, otros músicos fundamentales con Harry Choates, Jimmy C. Newman, o el grupo Beausoleil, entre otros.