viernes, 29 de junio de 2018

MAZZY STAR. "STILL" (EP, 2018). El retorno de la magia de lo etéreo



Este mes de junio pasará a la historia para los fans de Mazzy Star (el que esto escribe es uno de ellos) por la vuelta a la escena musical de la venerada pareja de músicos de indie/dream pop. Hope Sandoval y David Robak tan solo habían sacado un solitario single, "I'm Less Here", desde aquel ya algo lejano "Seasons of your Day" de 2013. Pero por fin, el 1 de junio del presente mes han decidido poner fin a su silencio y obsequiarnos con este EP, Still, que quizá anuncie un próximo LP (esperemos que sí).

El trabajo se abre con un tema evocativo y nostágico en el que predomina el piano y la voz de Hope parece más extraviada en el éter que nunca, para que la guitarra de Roback remate el tema con unos arreglos de slide, marca inequívoca de la casa. Entrañables y soñadores, como siempre, esta pareja. Pero el trabajo despega de verdad con el delicioso "That Way Again", que nos ofrece a unos Mazzy Star en estado de gracia. La voz aniñada de Hope Sandoval, los cálidos punteros de Roback hacen de este tema un buen candidato para mi canción del verano 2018. Soberbio.

Por el contrario la canción que da título al trabajo representa la faceta más oscura y experimental del dúo y demuestra que Mazzy Star aún no se han vendido a la música disco sino que hacen guiños a los Velvet Underground de la época John Cale o a los Pentangle más psicotrópicos. Y ahondando en esa vena oscura y para rematar el trabajo, tenemos una ultrapsicodélica y descacharrante versión de su "Tonight You Might See" que ellos llaman "Ascension Version". En definitiva: ardo en deseos que esto sea el preludio de un nuevo LP.


martes, 26 de junio de 2018

CALEXICO "THE THREAD THAT KEEPS US" (2018).Otro prodigio de mestizaje sin complejos



Calexico es una de esas bandas a las que les queda poco que decir y demostrar, como Teenage Fanclub o Wilco. Han hecho magníficos discos, uno tras otro, que han sido devorados, no solo por el sector más alternativo del público sino también por el mainstream, y han sido los principales responsables de dar a conocer el mestizaje musical que se ha producido a lo largo de décadas en la frontera sur de EE.UU., algo que se ha venido catalogando bajo la etiqueta tex-mex pero que va mucho más allá de ésta. Sin embargo, distan mucho de estar acabados, y prueba de ello es que este The Thread That Keeps Us, que salió a la luz el día 26 del pasado mes de enero es otra magistral muestra de mestizaje musical.

Se abre con espectacularidad épica con un tema, "End of the World With You" que a algunos les ha recordado a U2 (yo creo que es algo casual) y que es 100% radiable: bonito, luminoso, optimista... easy listening de impecable factura. Mucho más denso y áspero es el segundo tema, "Voices in the Field", una mezcla de guitarras pantanosas y de ritmos latinos. El disco sigue por parajes más bien oscuros con "Brigde to Nowhere", un tema nervioso e incisivo, con unos momentos de climax muy melodramáticos. Y puesto que ya tardaba en aparecer una pausa instrumental de corte post-rock, ahí está "Spinball", el cuarto tema, que devuelve a Calexico a esos orígenes con discos con muchos cortes instrumentales.



El instrumental sirve perfectamente al propósito de cambiar de tercio y nos adentramos en la faceta más bailable y latina de Calexico, con un tema llamado "Under the Wheels" que aúna el funk, el reggae y la cumbia. Y tras él uno de los temas más hermosos del disco, "The Town & Miss Lorraine", que tiene algo de western ajeño, pop y folk de los 60 ,con una sección rítmica de lujo y esa voz de Joey Burns que suena más tierna que nunca. Y en poco más de 2 minutos y medio este disco sube a la más alta cima de la exquisitez sonora. Y explorando la veta latina, pasamos a "Flores y Tamales", cantada espléndidamente por Jairo Zavala (el guitarrista madrileño que se ha unido a la banda en los últimos tiempos). Para cerrar este bloque bailongo y latino tenemos el funk interétnico y futurista de "Another Space".



Y cambiando a terrenos más folkies y evocativos, nos encontramos el maravilloso instrumental "Unconditional Waltz", que yo diría que, a pesar de ser instrumental y de corto minutaje (apenas minuto y medio), es otro de los momentos álgidos del LP. Le sigue la tórrida balada folk, "Girl in the Forrest", con la voz de Joey Burns otra vez a punto de caramelo. Y con "Eyes Wide Awake", el disco alcanza otro clímax, emocional al menos, porque el corte nos devuelve al sonido grunge/noise de los 90 más épico. Uno de los mejores temas del disco.

Con "Death in the Water", Burns, Convertino y compañía, ya que habían pisado el pedal de distorsión en el tema anterior se ponen garajeros y corrosivos. La sección rítmica con esas maracas a lo Chocolate Watchband, por cierto, es magistral. Y tras esta estampida llega otra muestra instrumental, esta vez de jazz cósmico ("Shortborad") para cambiar de nuevamente de tercio y introducirnos en la oscura introspección de "Thrown to the Wild" y rematar el LP con el folk heroico de "Music Box", en el que el trabajo al bajo (no sé si lo toca propio Burns) es excelente.



Quien adquiera el disco por i-tunes ha de saber que hay una edición de lujo que añade cinco temas más, uno de ellos un maravilloso instrumental western llamado "Luna Roja", que, como el LP, no tiene desperdicio alguno. Otra gran muestra de mestizaje musical a cargo de los de Arizona.

lunes, 11 de junio de 2018

Y ROTA COMENZÓ A ROCANROLEAR

Paco Sánchez Múgica
La Voz del Sur, 03/06/2018


La cineasta Vanesa Benítez estrena 'Rota n' Roll', un documental que recoge la memoria personal y gráfica de la revolución social y cultural que supuso la llegada de unos 8.000 norteamericanos a la localidad tras abrir la base aeronaval


1953: Franco amarra la Dictadura gracias a dos acuerdos, el Concordato con el Vaticano y el Pacto de Madrid con Estados Unidos. 1955: España entra en las Naciones Unidas. 1956: Einsenhower, tras inaugurarse la base aeronaval de Rota, la más importante de Europa, envía un mensaje al pueblo español: “Paz, amistad y libertad”. El mensaje, que no puede ser más cínico en boca de una potencia mundial que se halla en ese momento librando la guerra de Vietnam y recabando apoyos de un país sometido a una negra represión dictatorial, se mezcla en el aire de este rincón gaditano con el Suspicious mind de Elvis o Good vibrations de los Beach Boys. La radio de la base de Rota no se inaugura hasta 1960, pero ya unos años antes “los americanos llegan dándolo todo, tirando dinero por el muelle”, recuerda un lugareño, 60 años después de aquel impacto. Es uno de las decenas de testimonios que se entremezclan en Rota n’ Roll, el documental de la realizadora sevillana Vanesa Benítez Zamora (Osuna, 1980) que retrata cómo a mediados del siglo XX, esta localidad marinera y campesina de la costa noroeste gaditana experimentó una revolución con el desembarco de más de 8.000 norteamericanos que llegaron para quedarse.

Los dólares, las pick up, los Levi’s, el Marlboro, las Harleys, los preservativos, las pizzas, el autocine… y la música, sobre todo la música, inundaban un pueblo que vivía precario y con el atraso de aquella España, con burros con serones por las calles y ausencia de casi todas esas cosas materiales que exportaba EEUU a través de la base, llena de polvorines y misiles. “La emisora de radio de la base era el gran tesoro en aire del pueblo. Los discos llegaban a la vez que llegaban a un tienda de Nueva York o de Chicago”, cuenta en el documental el escritor roteño Felipe Benítez Reyes, que publicaba El azar y viceversa, su última novela que precisamente recoge la atmósfera de esos contrastes y aquella historia de amor entre roteños y yankees, casi a la par que Benítez Zamora daba forma a su documental, cuyo estreno en salas se producirá desde este mes de junio tras poder verse en festivales de cine como el de Málaga.

A través de más de 300 entrevistas (muchas de ellas vía Skype, de madrugada, con ex militares que estuvieron destinados en Rota), la realizadora ha construido un relato documental que habla de historias de vida, de relaciones culturales y sociales, de gente como Antonio Domínguez Cisquero, un marinero de Rota que un día cambió los barcos pesqueros por los barcos de guerra, cuando una tarde de domingo de 1953 él y sus amigos fueron reclutados para iniciar la obra de lo que más tarde se convertiría en la Base Naval de Rota. “Cuando empezamos el documental —cuenta su autora a lavozdelsur.es— mucha gente en Rota no veía el interés, fíjate cómo tienen de normalizado convivir con esa cultura y con todo lo que trajeron los americanos; ellos veían raro el pueblo de al lado, no el hecho de hablar un inglés chapurreado o esos coches en las calles”.

sábado, 9 de junio de 2018

UN DISCO INÉDITO DE JOHN COLTRANE VE LA LUZ

Iker Seisdedos
El País, 08/06/2018 

El cuarteto del saxofonista grabó en 1963 una sesión de estudio de la que no se tenía noticia

El álbum contiene cinco versiones de temas conocidos y dos nuevas composiciones originales

El disco inédito de John Coltrane sale a la venta el 29 de junio




Toda la elevación, la elegancia y el entusiasmo del cuarteto clásico de John Coltrane suenan como la primera vez en Untitled Original 11383 y Untitled Original 11386, dos composiciones inéditas recién descubiertas e incluidas en Both Directions at Once: The Lost Album,disco perdido del saxofonista que verá la luz el 29 de junio, 55 años después de su grabación. “En términos pop, es como si hubiésemos dado con un álbum inédito de los Beatles, de Jimi Hendrix o de Bob Marley”, exclama por teléfono desde Nueva York Jamie Krents, de la discográfica Impulse!, sello que hoy es parte de Universal y que publicó la obra de madurez del músico, entre 1961 y 1967, año de su prematuro fallecimiento a los 40. “Esto se parece a encontrar una nueva estancia en la Gran Pirámide”, añade Sonny Rollins, compañero de generación de Coltrane y coloso del saxofón como él.

Las hipérboles parecen por una vez algo más que mera cháchara promocional. El hallazgo de la sesión, grabada por el músico el 6 de marzo de 1963 al frente de su formación de entonces, “la mejor banda de jazz de la posguerra”, según la historiadora Val Wilmer, es una noticia que, sencillamente, supera los sueños más salvajes de los aficionados. Si bien los sellos explotan últimamente el rescate de grabaciones inéditas para animar el maltrecho mercado discográfico, raramente se trata, como en este caso, de sesiones de estudio. Y mucho menos del registro de un álbum autónomo en la cúspide de la carrera de uno de sus nombres más legendarios.

A principios de marzo de 1963, el cuarteto —que completaban McCoy Tyner al piano, Jimmy Garrison al bajo, y Elvin Jones a la batería— se hallaba a mitad de una estadía de dos semanas en el club Birdland de Nueva York. Al día siguiente de la sesión ahora recobrada, la formación grabó uno de sus discos de mayor fortuna comercial: la colección de baladas firmada junto a la cálida voz de barítono de Johnny Hartman. “La confianza en las posibilidades de aquel trabajo fue, probablemente, el motivo por el que Bob Thiele [jefe de Impulse!] decidió dejar de lado el disco que ahora editamos”, elucubra Krents, que lleva años embarcado con el proyecto.


Una de las dos composiciones inéditas: 'Untitled Original 11383'.

La banda grababa con frecuencia entonces. El material resucitado corresponde a un día entero en el estudio del ingeniero de sonido Rudy Van Gelder en Englewood, Nueva Jersey, lugar mítico del jazz donde se registraron decenas de hitos en los años cincuenta y sesenta. El cuarteto grabó varias tomas de las dos composiciones inéditas que Coltrane no alcanzó a titular (y Krents y los suyos han preferido dejar así, sin nombre). También hay variaciones de títulos del repertorio del saxofonista (Slow Blues, una pieza de los años cincuenta, One Up, One Down, hasta ahora solo disponible en directo, y una Impressions interpretada sin piano) y dos versiones: Nature Boy y Vilia, tomada esta última de la opereta La viuda alegre, de Franz Léhar. En total, han sobrevivido 14 cortes de esas siete canciones, que se presentarán en dos formatos: álbum sencillo sin tomas alternativas y edición de lujo en dos discos (también habrá versión en vinilo).

Al terminar el día, el saxofonista se llevó una copia de referencia de la sesión a la casa que compartía entonces con su primera mujer, Juanita Naima Grubbs, a quien dedicó una de sus más bellas baladas en 1959. Del master no quedó rastro en los archivos de Van Gelder, hombre conocido tanto por su maestría en lograr un sonido ancho y elegante como, al parecer, por su tendencia al desorden. Tampoco dejó constancia el productor de aquellos hechos en sus papeles. Ambos están muertos. Y la sesión no figura en ninguna de las discografías recopiladas a lo largo de las décadas por los estudiosos del saxofonista.

Tras su divorcio de Coltrane, Naima se quedó las cintas, junto a otros materiales sobrantes del disco A Love Supreme (que formaron parte de una edición conmemorativa de la obra maestra en 2014). Todo ello fue heredado por Antonia, hija de un matrimonio anterior de Naima, que el saxofonista adoptó cuando la niña tenía cinco años. “Hubo que ganarse la confianza de la familia y llegar a un acuerdo económico. Pero no hubo hostilidad. Al contrario, fueron muy amables”, recuerda Krents.

Cuando esos escollos quedaron superados, fue primordial para la compañía contar con el permiso “y el apoyo promocional” del notable saxofonista Ravi Coltrane, fruto del segundo matrimonio de John con la pianista Alice McLeod. “No queríamos publicar un material que Ravi, que además es custodio del legado, considerase que no estaba a la altura. Fue todo lo contrario. Lamento no haber tenido una cámara para grabar su cara cuando oyó las cintas”, dice Krents. Ravi asistirá el lunes a una escucha con la prensa del material, organizada en el estudio donde fue grabado.

El único superviviente de la sesión, el pianista McCoy Tyner también fue consultado durante el proceso, aunque a sus 79 años no recordaba demasiado ni pudo ofrecer nuevas pistas sobre las composiciones inéditas.

El disco suena con el inconfundible aire del cuarteto en plena forma, justo a mitad del camino que les llevó de la tradición bluesy del hard bop y del jazz modal de sus discos en Atlantic a la experimentación de tintes espirituales que acabaría cristalizando al año siguiente en las sesiones de A Love Supreme (suite que vería la luz en 1965). “Este último capítulo en su discografía no es en absoluto menor. Pensarlo sería subestimar su genio”, opina por correo electrónico Ashley Kahn, autor de libros sobre el saxofonista y sobre su empleador más famoso, Miles Davis. Kahn escribe también las notas de acompañamiento del nuevo disco. “Lo asombroso es que se trata de una obra completa, concebida como un todo coherente. Que nadie se confunda: podría haber sido un éxito comparable a My Favorite Things[tema que titula uno de sus álbumes más célebres]. Así de potente es este descubrimiento”

Kahn ofrece pruebas de la fecundidad del cuarteto en El sello que Coltrane impulsó, un estudio sobre la que fue la discográfica del genio del jazz entre 1961 y 1967. Su condición de estrella de la escudería hizo que entrara al estudio “ocho veces en 1962”. Pese a ello, entre 1961 y 1965, solo dos de los ocho álbumes del grupo (Coltrane y Crescent) fueron pensados para trasladar al estudio la fuerza de sus directos, hecho que añade importancia al descubrimiento de Both Directions at Once. The Lost Album.

Eran los tiempos de mayor compenetración del cuarteto, una de las asociaciones más memorables de la historia del jazz hasta su disolución en 1965. Para entonces, la idea de la música del líder se había vuelto demasiado atonal y libre para el pianista McCoy Tyner y el batería Elvin Jones, dos prodigios del ritmo y la melodía. A su última banda, Coltrane incorporó la furia free jazz de Alice Coltrane (pianista), Pharoah Sanders (saxofonista) y Rashied Ali (batería). Dos años después, murió por sorpresa a causa de un cáncer de hígado que no se trató convenientemente. Su funeral, al que acudieron centenares de personas, se vivió en Nueva York como uno de los momentos estelares del jazz de la época.

Su legado permaneció vivo en los discos grabados por su viuda, Alice, y por Pharoah Sanders. En 1971, se fundó la Iglesia Africana Ortodoxa de John Coltrane en San Francisco. En 2007, recibió un Pulitzer póstumo.