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martes, 25 de enero de 2022

RONNIE SPECTOR, LA REINA DEL ROCK AND ROLL (Y DEL EYELINER)

Mar Padilla

Jot Down, enero 2022



Primero te atravesaba la voz de Ronnie Spector, un vibrato salvaje y dulce a la vez, como un rayo de luz oscuro, eléctrico, que interrumpía las charlas, las risas y besos en cualquier bar lleno de humo, en cualquier casa donde sonaran las Ronettes. Carnosa y extraña, esa voz conseguía el milagro del instante suspendido, un efecto que, ahora escuchando algunos de sus primeros discos, aún perdura en el tiempo. 

Enredada entre las notas de la canción, inmediatamente después, se intuía la presencia de Ronnie: menuda, bellísima, una chica de barrio orgullosa de serlo, una mujer que consiguió inundar el mundo de chicas con eye liner y pelo cardado. En Ronnie fueron muchas las que encontraron una hermana lejana, la amiga más cool que puedas tener, una tipa entera, terrenal, que mira la realidad de frente. Y han sido legión las que han querido ser como ella. También Amy Winehouse quien, además de adorar la música de las Ronettes, consiguió clavar su peinado de dos palmos y esas líneas negras, dos signos de interrogación que te interpelan desde sus parpados tristes.

A la hora de su muerte, la familia de Ronnie habla de su presencia mágica, de su actitud valiente, del brillo de sus ojos y de su sentido del humor malvado. Ella y toda su extensa familia eran de Spanish Harlem, de Nueva York. Fue en el suelo del comedor de la casa de sus padres en Harlem donde durmieron los Rolling Stones en su primera gira por Estados Unidos. Entonces casi unos pardillos londinenses, alguna de esas noches Ronnie se llevó a Keith y a Mick al Apollo Theatre, donde ella había actuado por primera vez con catorce años. Allí vieron a muchas de las estrellas del rhythm & blues, entre ellas a James Brown, a cuya sombra —cómo cantaba, cómo bailaba, cómo mandaba— tanto se arrimó Jagger después. Ronnie y las Ronettes también fueron amigas de los Beatles, pero en la gira de 1966 de los de Liverpool en tierras americanas, su novio, el productor Phil Spector y artífice de sus primeros éxitos, enfermo de celos, decidió sustituir a Ronnie por su prima. Así evitaba imaginarse noches de tentaciones de jovenzuelos inmortales.

Ahora Ronnie ya no está viva, y Brian Wilson, de los Beach Boys, ha declarado: «Acabo de escuchar la noticia sobre Ronnie Spector y no sé qué decir». Una repetición cruel, medio siglo después, de una de las muchas leyendas de la escena del rock, esa que cuenta que Brian iba una tarde de verano conduciendo y oyendo la radio y que cuando sonaron los primeros compases de «Be My Baby» y escuchó la voz de Ronnie tuvo que parar el coche porque temió estrellarse. Aquel meteorito musical lo dejó mudo, sin habla. 

«Be My Baby», escrita por la compositora Ellie Greenwich, Jeff Barry y producida por Phil Spector, es considerada una de las mejores canciones de la historia de la música popular. Su publicación en agosto de 1963 llevó a tres chicas de barrio —a Veronica Bennet (Ronnie Spector), a su hermana Estelle Bennett y su prima Nedra Talley— a un estrellato planetario instantáneo.

Terror en Beverly Hills

El hilo invisible entre canciones, músicos y sueños húmedos es un rompecabezas entretenido, casi una paranoia digna del productor Spector. Por ejemplo, poco después del shock de «Be My Baby», Brian Wilson escribió «Don’t Worry, Baby» —interpretada por los Beach Boys en 1964— pensando en Ronnie. El título de la canción parece recoger las palabras de Marilyn Rovell, la novia de Wilson cuando, aquella tarde de verano de 1963, este le dijo a Marilyn que jamás podría superar una canción como «Be My Baby». Yendo un poco más allá, «Don’t Worry, Baby» parece la inspiración de «(Just Like) Starting Over», de John Lennon, que en su juventud intentó ligarse a Ronnie, sin éxito alguno, siendo Lennon y The Beatles otra de las obsesiones musicales de Brian Wilson —junto con Spector—, y Lennon un gran amigo de Phil. 

En cualquier caso, «Don’t Worry, Baby» canta a esa sensación de que algo va a ir mal en el futuro. Es como si Wilson hubiera anticipado las palabras de Ronnie tras su terrorífica experiencia de matrimonio con Phil Spector: «Soy una superviviente». Esa frase no era una metáfora, era una realidad, porque Ronnie vivió en sus carnes una película de terror. Su novio y después marido le prohibía hablar ni relacionarse con nadie y la mantuvo encerrada en su casa de Beverly Hills durante mucho tiempo. Una vez la llevó hasta el sótano para enseñarle un ataúd de oro con tapa de cristal y fue allí, ante ese artefacto mortuorio, donde le advirtió que ese era su destino último si no obedecía sus órdenes. 

Ronnie sobrevivió a la violencia y las amenazas de Phil Spector, y se las arregló para zafarse de esa vida de miedo y paranoia. Entre otras cosas, empezó beber compulsivamente para ir a las reuniones de alcohólicos anónimos y salir de aquella mansión infernal de veintitrés habitaciones. Acabó huyendo de allí descalza, con lo puesto. 

Consiguió volver al mundo de los cuerdos, pero limpiando casas para sobrevivir, porque apenas vio un dólar de su fulgurante carrera al lado de Spector. Como explica su familia, era una mujer valiente, sin miedo. Cuenta Keith Richards que Ronnie le gritó a Phil un día en los estudios Gold Star de Los Ángeles, en plena sesión de grabación: «¡Cierra el pico ya, sé perfectamente como tiene que sonar!».

De Karina a Johnny Thunders

Pocos años después de su huida de Bevery Hills, Ronnie escuchó su propia voz por la radio. Resolvió volver a cantar, y ya no paró. En ese tiempo, publicó discos —algunos malos—, viajó y fue muy querida y reconocida por los jóvenes punks, algunos tan significados como Joey Ramone. Consiguió parecerse a sí misma, y a nadie más, en sucesivas versiones de Ronnie Spector a lo largo de las décadas. Y ganó la partida. Desde su meteórico hit de 1963 fueron muchos los solistas y bandas que versionaron temas de las Ronettes: de Karina a los Devil Dogs, de Johnny Thunders a The Spice Girls, de Travis a Yo la Tengo. Incluso los Monty Python tienen un sketch en el que el que se supone que las de Nueva York tienen un elepé ficticio titulado The Ronettes Sing Medieval Agrarian History.

Dicen que Ronnie Spector fue una diva, de esas que sea rodean de guardaespaldas y piden cosas absurdas en el camerino. Seguro que es verdad. Al fin y al cabo, ostentaba el título de reina del rock n roll —un poco underground, lo que es aún mucho más rock n roll— desde que las Ronettes se convirtieron en el grupo de chicas más famoso del mundo.   

Sumado a todo esto, Ronnie tenía un don especial más. Era también la chica que cantó como nadie ese espeso deseo por los chicos, ese anhelo sexual. En el imaginario popular Ronnie vive casi atrapada en el deseo de hornadas de chicos —y chicas— en el mundo. Pero en los quiebros de su voz, en canciones como «So Young» o «When I Saw You», sabemos reconocer esa presencia encendida, activa. No nos equivoquemos: ella era un sujeto deseante. 

De uno y otro lado, desde cualquier ángulo, Ronnie Spector sobrevivirá. Ella, que venció a la juventud, ha muerto algo mayor, de una enfermedad. Un final común para una chica extraordinaria. 

jueves, 13 de enero de 2022

MUERE RONNIE SPECTOR, LA LEYENDA DEL SOUL QUE LIDERÓ THE RONETTES

Luis Pablo Beauregard

El País, 13/01/2022 

Originaria de Nueva York, la cantante alcanzó la fama mundial a inicio de los sesenta con el éxito ‘Be my baby’ junto a su hermana y su prima



“Cuando cantábamos siempre dije que no éramos mejores, éramos diferentes”. Así describió Ronnie Spector en 2007 a Las Ronettes, el fenómeno que ella lideró en los sesenta, un grupo que cambió para siempre el sonido de la época. Amiga de los Beatles, los Stones, corista de Bruce Springsteen, superviviente de un matrimonio infernal, Spector falleció el miércoles tras una “breve batalla contra el cáncer”, según sus familiares. Tenía 78 años.

Nacida en Nueva York como Veronica Bennett, comenzó a actuar en 1959 junto a su hermana, Estelle Bennet y a su prima, Nedra Talley, antes de terminar el instituto. El trío llamado entonces The Dolly Sisters creció cerca del Spanish Harlem, un barrio en el que conocieron de primera mano la exuberante estética y soltura de las puertorriqueñas, y escucharon al niño soprano originario de Harlem, Frankie Lymon, que inspiró para ponerse a cantar a Ronnie, como era conocida.

Cuando tenía 13 años actuó con su hermana y su prima en el famoso teatro Apollo de Harlem, en lo que se conocía como “la hora amateur”. En 1961, lograron ser invitadas a participar en la película Twist Around the Clock. La coreografía de las chicas llamó la atención de Murray K, un popular pinchadiscos, quien les consiguió trabajo en algunas discotecas de la ciudad, entre ellas el famoso Peppermint Lounge, meca del twist y el go-go y que contaba entre sus clientes con Marilyn Monroe, Frank Sinatra, Truman Capote, Audrey Hepburn o Jackie Kennedy.

“Los sesenta fueron tan maravillosos como parecen”, resumió Ronnie. Entre 1963 y 1966 llegaron “los mejores tiempos”, pues fue cuando tuvieron más éxito. En octubre de 1963 salió Be My Baby, un sencillo que cambió la historia de la música esa década. El grupo se había topado con el productor Phil Spector, clave para colocar a The Ronettes en una categoría diferente frente al resto de agrupaciones femeninas de pop vocal de la época.

La llegada de Spector, un loco brillante enfermo de celos, a la vida de Bennet significó también muchos problemas. El productor intentó fichar a Ronnie como solista para su sello, Philles. La cantante se opuso férreamente a disolver la sociedad con su hermana y su prima. El trío puso los coros a otros artistas de la discográfica hasta que el sencillo de 1963 las convirtió en un fenómeno mundial. Luciendo vestidos muy cortos y peinados cardados muy altos las Ronettes eran un acontecimiento en concierto. “Cuando entrábamos al escenario, una de dos o causábamos un alboroto o había chicos revolcándose en el suelo teniendo orgasmos”, contaba Ronnie.

El impacto no se limitó a Estados Unidos. Cuando llegaron a Inglaterra en 1964, en su primera gira en Europa, John Lennon y George Harrison, de los Beatles, pidieron conocerlas. Lennon, según Ronnie, intentó seducirla en una fiesta, pero ella lo rechazó pues había iniciado una relación con Phil Spector, quien se convertiría en su esposo cuatro años después, en 1968.

El matrimonio fue el infierno. Así es como lo describe Ronnie en sus memorias publicadas en 1990, Be My Baby: How I survived Mascara, Miniskirts and Madness. Spector abusaba de ella psicológicamente y controlaba todos los aspectos de su vida, tanto personales como profesionales. No le permitía abandonar la mansión de la pareja en Los Ángeles. “Lloraba todas las noches”, dijo a este periódico hace algunos años. La situación la llevó a beber solo para poder salir de casa a las reuniones de alcohólicos.

La relación con Spector hundió la carrera de Ronnie. En 1971, George Harrison, después de All Things Must Pass, le regaló varias canciones para un álbum que sería lanzado en Apple, la disquera de los Beatles. En las sesiones de grabación, en Abbey Road, estuvieron músicos de Derek and the Dominoes y Badfinger, además de Leon Russell. John Lennon también tocó el piano. Pero todo fue un fiasco. El grupo trabajó en cuatro canciones hasta que un supuesto episodio de salud de Phil Spector forzó a todos a parar. De aquellas grabaciones salieron Try Some, Buy Some y Tandoori Chicken. Ronnie Spector no se sintió cómoda con el primer tema, compuesto por Harrison, pues no entendió de qué trataba. “¿Era sobre religión? ¿Sexo? ¿Drogas? Era desconcertante. Mientras más cantaba George, más me desconcertaba”, escribió. La canción estuvo enlatada 40 años. La experiencia, sin embargo, no eclipsó una amistad de varias décadas que inició cuando los Beatles invitaron a The Ronnettes en 1966 a acompañarlos de gira.

Ronnie, quien finalmente tuvo su primer disco sola en 1981, también fue gran amiga de Keith Richards, el guitarrista de The Rolling Stones, quien apadrinó al grupo cuando entró en el Salón de la Fama en 2007. “Keith, siempre que te veo siento que es 1964. Como tú me has dicho: nunca pensaron que viviríamos para ver esto. ¡Ja, los engañamos!”, dijo. En 2016, en un guiño al pasado, sacó un disco de homenaje a la música de la invasión británica.

Parte del incomprensible retraso de la llegada de las Ronettes al Salón de la fama se debió a Phil Spector. El influyente productor, quien recibió los mismos honores en 1989, operó para evitar el nombramiento de su exesposa, de quien se divorció en 1973. Años después, en 1980, Ronnie llevó a Spector a los tribunales exigiendo años de impagos. El productor les había pagado 15.000 dólares cuando fichó a The Ronettes. Nunca más vieron un dólar más a pesar de los éxitos. El juicio para recibir los royalties duró 15 años. En 2000 un juez les otorgó más de dos millones de dólares, pero la decisión fue revertida en una apelación.

En la ceremonia de 2007 Ronnie se dio el lujo de no mencionar ni una sola vez a su exmarido. “Gracias a Stu Phillips, nuestro primer productor”, subrayó y dejó en el aire un sarcástico silencio dramático. Las palabras llegaban una semana antes de que iniciara el juicio contra Phil Spector por el asesinato de la modelo y actriz Lana Clarkson, en el que fue declarado culpable.


domingo, 17 de enero de 2021

MUERE PHIL SPECTOR, EL PRODUCTOR QUE CAMBIÓ EL SONIDO DEL POP

Diego A. Manrique

El País, 17/01/2021

Inventor del Muro de Sonido en los sesenta, su caída creativa y una condena por asesinato caracterizaron sus años finales. Falleció el sábado a los 81 años

Phil Spector falleció el sábado por complicaciones de la covid-19 en un hospital penitenciario de California. Tenía 81 años y, según sus allegados, estaba muy deteriorado por diversas dolencias. Aún hoy, 40 años después de sus últimos éxitos, Spector es el paradigma universal del productor discográfico, celebrado por su apabullante Muro de Sonido. Una fama que se mantiene incluso después de su estrepitosa caída: en 2009 condenado por el asesinato en segundo grado de una camarera con la que ligó en el club House of Blues, en Los Ángeles.

Inmortalizado por Tom Wolfe en un reportaje de 1965 como “el primer magnate de lo adolescente”, su aire de triunfador neurótico escondía un pasado tortuoso. Nacido en 1939 en el Bronx de una pareja de judíos ucranianos, su padre se quitó la vida en 1949. El primer éxito de Phil, como parte del trío los Teddy Bears, fue To Know Him Is to Love Him (1958), frase tomada de la lápida de su progenitor. Enseguida se introdujo en las bambalinas del negocio musical, como compositor, músico de estudio y, eventualmente, productor. Oscilando entre Nueva York y Los Ángeles, aprendió que el dinero estaba en conservar todos los derechos —editoriales y fonográficos— de las grabaciones, aumentando su tajada sin complejos: exigía figurar como coautor de muchos temas, incluyendo pelotazos del calibre de Be My Baby o Spanish Harlem. También firmaba trivialidades instrumentales que colocaba como cara B de los singles de sus producidos.

Logró imponer su voluntad a partir de fundar su discográfica Philles. Desarrolló su Muro de Sonido aprovechando las características técnicas del estudio Gold Star: arreglos con anhelos wagnerianos, plasmados por el Wrecking Crew, posiblemente los mejores músicos de estudio californianos, a veces amontonados (guitarristas, abundantes pianistas y bateristas...). Su especialidad eran los dramas de amor y desamor, escenificados por las muy convincentes voces de las Crystals, las Ronettes o los Righteous Brothers. Tipo sentimental, elaboró una colección de villancicos, A Christmas Gift for You from Phil Spector (1963), un clásico navideño referenciado por Springsteen y otros devotos. Para saber más sobre sus imitadores, se recomiendan la serie de recopilatorios del sello Ace, Phil’s Spectre.

Adiós al rey Midas

Su racha de éxitos terminó hacia 1966, cuando produjo River Deep Mountain High con Ike and Tina Turner (en realidad, Phil pagó a Ike para que no acudiera al estudio). Era su apoteosis emocional y sonora, pero no funcionó en Estados Unidos. Sí arrasó en Gran Bretaña, donde Phil era imitado por muchos productores e idolatrado por los nuevos grupos. Había tocado en una sesión de los Rolling Stones en 1964, aunque sus agudos consejos sobre el negocio musical no impidieron que Jagger y compañía perdieran la propiedad de toda su discografía de los años sesenta, a favor de su representante neoyorquino, Allen Klein. Extrañamente, fue Klein quien le puso en contacto con John Lennon, al que produjo con eficacia en Instant Karma. De resultas de ese éxito se le encomendó adecentar las cintas de lo que se publicaría como álbum final de The Beatles, Let It Be. Para consternación de Paul McCartney, añadió paletadas de coros y orquestas; en 2003, Paul eliminó esos elementos en lo que título Let It Be…Naked.

Se convirtió en el productor de Lennon y George Harrison cuando iniciaban sus carreras en solitario, consiguiendo aciertos como Imagine o All Things Must Pass. Daba el pego: funcionaba como fiel servidor y hasta embaucó a Yoko Ono; no logró su fantasía de producir a Bob Dylan. Siempre le gustaba sugerir que tenía un lado escabroso: aparecía haciendo una compra de cocaína, una droga entonces poco cool, en Easy Rider. Ya en 1975, definitivamente perdió la brújula: tuvo maneras erráticas durante las sesiones del disco Rock ‘N’ Roll, que Lennon debió repetir en Nueva York. Lo que parecían excentricidades se revelaron como tendencias peligrosas: escamoteo de cintas, intentos de chantaje, gusto por amenazar (¡y disparar!) con armas de fuego. Lo sufrieron tanto Leonard Cohen en 1978 como los Ramones en 1980, que difundieron avisos sobre sus arrebatos.

Resumiendo: había perdido el toque de rey Midas y se comportaba como un psicópata y un megalómano. Be My Baby: How I Survived Mascara, Miniskirts and Madness, la autobiografía de su segunda esposa, Ronnie, confirmó que en la intimidad era aún peor. Se le perdonaba todo por la creatividad de su época dorada, explorada en abundantes libros y documentales. Apenas trabajaba, pero no lo necesitaba: gestionaba hábilmente su tesoro musical.

Hasta esa noche de 2003 en que se llevó a Lana Clarkson al Castillo de los Pirineos, su tenebrosa mansión en la ciudad de Alhambra, en el valle de San Gabriel. Su posterior explicación de que la camarera había decidido suicidarse con una de sus pistolas no coló. Fue condenado a un mínimo de 19 años y un máximo de cadena perpetua. Nadie del mundo de la música se atrevió a defenderle en público. Solo el dramaturgo David Mamet, fiel a su reputación de conservador a la contra, le intentó disculpar con Phil Spector, un drama para televisión con Al Pacino y Helen Mirren.

SUS CINCO DISCOS MÁS EMBLEMÁTICOS

Let It Be (1970) - The Beatles

End of the Century (1980) - Ramones

The Concert for Bangladesh (1971) - George Harrison & Friends

Death of a Ladies Man (1977) - Leonard Cohen

Born to Be with You (1975) - Dion

viernes, 28 de septiembre de 2018

VÍDEO: JEFF TWEEDY PRESENTA UNA CANCIÓN DE SU NUEVO DISCO

Efe Eme, 26/09/2018 

Jeff Tweedy, líder de Wilco, anuncia un nuevo disco en solitario, “Warm”, que será publicado el 30 de noviembre. Lo ha grabado en su estudio de Chicago junto a su hijo Spencer, Glenn Kotche y Tom Schick. El primer single es ‘Some Birds’, cuyo vídeo podemos ver a continuación.

martes, 30 de enero de 2018

THE DRUMS. "THE DRUMS" (2009). Brillante cruce entre New Order y los Beach Boys



Este blog,no hay más que leer su nombre y ver su estética, tiene cierta tendencia a lo retro. En él he recomendado mucho blues, country, folk, psicodelia y garage pero hoy voy a hacer una excepción. La electrónica y el synthpop no es mi estilo favorito, sin embargo tengo tres discos de este género en puestos muy altos de mi lista personal de LPs más memorables, a saber, el Movement (1981) de New Order, Un soplo en el corazón (1993) de Family y Give Up (2003) de Postal Service. Pues bien, ahora voy a añadir uno más a la lista: el primer disco de The Drums.

The Drums es principalmente obra del neoyorquino Jonathan Pierce que, junto con Graham Kessler, (a quien conoció un verano cuando era adolescente en un campamento bíblico) formaron el germen de The Drums, un grupo de electro pop de efímera existencia llamado The Goat Explosion. Pronto llamaron la atención del público y la crítica con un EP llamado Summertime! que fue el preámbulo de este disco que nos ocupa, que recibió de inmediato los elogios de la BBC y de la revista Pitchfork. En efecto, éste no es uno de esos grupos geniales pero desconocidos injustamente castigados por la industria musical. Recuerdo que la primera vez que los escuché fue en un anuncio televisivo de una conocida marca de automóviles y que enseguida me llamó la atención la poderosa línea de bajo de la canción que no era otra que "Let's Go Surfing", una de las mas populares de este disco. Y es que si hay un instrumento musical que brilla con luz propia en este LP, aparte del inevitable sintetizador, ése es el bajo.




El disco es una animosa mezcla entre la electrónica de New Order (especialmente la de su primera época) y las luminosas armonías vocales de los Beach Boys. A estas influencias Pierce y sus compinches unen las de The Smiths, The Wake, The Shangrilas, Orange Juice y por supuesto la banda de la que salió New Order, Joy Division. El LP arranca con "Best Friend", una canción alegre y bailable que contrasta con una letra sobre un amigo que muere prematuramente. Y aquí ya vemos las principales señas de identidad sonora del disco: sintetizadores en la onda británica de los 80, potentes líneas de bajo, armonías vocales sesenteras y mucha reverb. El siguiente tema, "Me And The Moon", es una apisonadora de pop electrónico más cercano al synthpop británico de los 80 que el anterior tema si cabe. El siguiente es el celebrado "Let's Go Surfing", un tema juvenil alegre, veraniego y uno de los cortes en los que mejor se mezcla el sonido electrónico y el surfero con esos falsettos a lo Beach Boys y Jan & Dean. Por su parte, "Book Of Stories", es pop luminoso con un estribillo que engancha. Aquí los juegos vocales se hacen si cabe más brillantes. Con "Skippin' Town" tenemos más vocecitas a lo Beach Boys pero también un torpedo de música bailable. Ojalá toda la música de baile fuera la mitad de buena que la de The Drums.



Llega el siguiente corte, "Forever And Ever Amen" y parece que Peter Hook te está bombardeando los tímpanos con su bajo. De hecho, es uno de los temas del disco en los que mejor suena este instrumento, que recuerda al bajo de "Transmission" de Joy Division. Pero si hay un tema curioso en este disco ése es "Down By The Water". Por un lado tenemos la vertiente electrónica ochentera pero por otro una balada a la antigua usanza, al estilo de las producciones de Phil Spector para los grupos de pop fundamentalmente vocal de los primeros 60. Y digo que es curiosa porque el contraste de esta jovialidad e ingenuidad sesentera con el toque solemne de los ritmos electrónicos a lo Joy Division le deja a uno un tanto descolocado. En cuanto a "It Will All End In Tears", es otro temazo pop con un estribillo que no se te va de la cabeza en días. Y aquí tengo que decir que es en este tema donde The Drums me han recordado más a los Postal Service, a ese disco irrepetible que es el Give Up. Pero para estribillo el de "We tried"... podría estar escuchándolo eternamente. Junto con "Let's Go Surfing", mi canción favorita del disco.



"I Need Fun In My Life" es otro de los momentos más inspirados para el bajo. Aquí vuelve a pasearse la sombra de Peter Hook y esa forma tan matemática y robótica que tiene él de tocar las cuatro cuerdas. Sin embargo, con "I'll Never Drop My Sword" son las guitarras las que se ponen en primer plano y entonces el sonido de The Drums se acerca al jangle pop de gente como los Go-Betweens. Y para rematar, "The Future", otro guiño a los Division con esa línea de bajo que recuerda por momentos al maravilloso "Disorder"... Discos como éste le hacen a un fan de lo retro y lo guitarrero como yo reconciliarse con la electrónica.

viernes, 26 de enero de 2018

FAMILY, UNA BREVE HISTORIA DEL POP ESPAÑOL

Juanjo Eireos
Sala11, 20/09/2009



Family, el mito de ‘un soplo en el corazón’

¿Por qué los donostiarras son uno de estos grupos que se llevan el alma como algo íntimo que es difícil de compartir? Nada fue igual desde el lanzamiento del mítico disco de Family.

Escribir sobre una de esas bandas inolvidables como Family no es fácil cuando a lo mejor no viene al caso y cuando se ha dicho ya tanto de ellos. A veces, uno cree escuchar a un mito. Sólo hay una imagen del dúo creativo en toda la red. No concedieron entrevistas (que un servidor sepa), no existen apenas declaraciones concretas sobre su álbum …  Digamos que todo está dicho en ‘Un Soplo en el Corazón’ (Elefant Records, 1993). Un simple disco, pero de palabras mayores.

Puede que sí, su música se produjo en un momento de ruptura, se dejaron atrás los estándares de los años 80. Gracias a su aparición se da un salto de gigante hacia un pop elegante y preciosista, un nuevo estilo nunca antes visto, y en el que la sinceridad es la piedra angular sobre la que se asientan las canciones. Son temas que tienen la capacidad de trascender, de pasar años y años sonando en los reprodutores, hoy en día ya mp3. Un servidor suele escuchar disco cada verano, entre viaje y viaje. Cada uno los vive como puede.

Sólo dejaron un disco oficial. Quien tiene la primera edición del álbum , tiene una joya única del pop. En la actualidad, se puede puede obtener una copia actual remasterizada por Elefant, que fue editada con motivo del décimo aniversario de su publicación. Una obra fundamental y clave para entender la música pop todo hecho en España en las últimas décadas. Y es que  con ellos llegaron docenas de bandas muy influenciadas por la música de la Family. Grupos como La Buena Vida, Le Mans, Los Planetas, Portonovo, Astrud, Ellos, Dar ful ful,  Apenino, Refree o  Nadadora son hijos de una forma particular de expresar las emociones, aunque quizás ni ellos mismos sean conscientes.

La música de la Family, a pesar de ser pop puro, está dotada de un componente de originalidad que se basa en las letras y la creación de excelentes melodías con intensos contrastes entre alegría y tristeza, entre momentos de felicidad y nostalgia. Y por supuesto, por un montón de colores, como ese que ilumina una noche llena de cohetes naranjas entre estrellas de plata que describen los Family en su tema ‘La noche inventada’ y que inaugura el disco.

Mapas imaginarios besos en espiral, las carreteras, los viajes, aviones, tejados desde los que se contemplan las estrellas, una nadadora que decora una cita de novios, poemas mexicanos o soplos de volcanes, son sólo algunos de los detalles visuales que podemos disfrutar de esta gran obra del pop español de los 90, que se devora en apenas 40 minutos.

Es imposible no sentir nada cuando cantan: “Dibujamos sobre un mapa imaginario autopistas de gran velocidad. Nos invade una ilusión desconocida, y nuestra única intención es avanzar, hacia el fondo de este mundo del que me has habalado tanto, paraíso de los glaciares polares y de los bosques polares … “, un himno. Aunque para el arriba firmante, su preferida sea: ‘Al otro lado’.

Porque el pop, señores internautas,  es un estilo de vida, una manera de disfrutar, de contemplar la realidad de la inmensidad de los sueños  irrealizables, pequeñas cosas que nos rodean, que son, después de todo, lo que nos hace estar vivos.

Es algo que va más allá de pegar en una bolsa de mano una imagen con la cara de Audrey Hepburn o que esa camiseta con el puñetero plátano de Warhol.


Qué fue de ellos

Después de varios con varios proyectos paralelos bautizados como El Insidia y El Hombre Lagarto, Javier Aramburu e Iñaki Gametxogoikoetxea deciden unirse para fundar Family. Tras de su separación hubo algunos rumores de nuevos planes, pero se quedaron en nada.

Aramburu es una referencia en el diseño gráfico en España. Ha sido el autor de numerosas portadas de discos, en la actualidad es un ilustrador y diseñador de dibujos para libros de literatura infantil.

De Gametxogoikoetxea, que parece haber estado siempre en segundo plano, no sabemos nada acerca de sus actividades artísticas, si es que ha seguido vinculado de algún modo al mundo del arte…

Canciones

Los sonidos propuestos por Family son simples: un bajo, muchas veces se utiliza como base melódica, guitarra acústica, una base rítmica y un sintetizador que aparece sutilmente en cada tema. Luego está la voz de la sincera de Aramburu, que sirve para visualizar unos poemas inmensamente delicados. Color, verano, emociones … ‘Un soplo en el corazón ” esconde una mezcla de sentimientos que hacen que, afortunadamente, sus canciones nunca pasen de moda.

El disco

‘Un soplo en el corazón’ fue grabado en abril de 1993 en los estudios de Vulcano, propiedad de Alaska y Nacho Canut Dual (Fangoria), a quienes estaban unidos por fuertes lazos de amistad. En 2003 se celebraba el décimo aniversario y se publicó un disco homenaje donde más de una docena de bandas nacionales interpretaban los temas de los donostiarras. Sin embargo, todo hay que decirlo, algunos de ellos no están a la altura y rozan la vulgaridad.


miércoles, 24 de enero de 2018

THE THE: CUANDO LA MÚSICA ES POLÍTICA PERO LE HABLA AL CORAZÓN

Rafa Cervera
Jot Down, enero 2018


Como toda figura imprescindible en la música pop, Matt Johnson tiene una trayectoria difícil de resumir y complicada de explicar. Lleva más de tres lustros sin grabar canciones, no actúa en directo (regresa a los escenarios la próxima primavera) y hasta hace poco solo componía música para películas. Paralelamente a ese proceso, el tiempo ha ido reforzando el valor de la obra que fue acumulando durante el pasado. Matt Johnson encontró su lugar a principios de los ochenta, cuando adquirió la identidad artística de The The. Con ese seudónimo configuró una alternativa en un momento en el que la nueva música pop británica parecía poseída por el espíritu del thatcherismo. Y aunque en realidad nunca fue del todo así (Paul Weller, Robert Wyatt, Everything But The Girl y otros músicos apoyaban a los laboristas), el mensaje pop que prevalecía parecía construido sobre fantasías de hombres blancos elegantemente vestidos, bebiendo champán en yates.

The The eran lo opuesto a un pop conservador. «Uncertain Smile», «This Is The Day», «Perfect»… canciones capaces de escalar a lo alto de las listas, concebidas desde la perspectiva experimental, rupturista e integradora del post-punk. Música que conectaba a insurgentes infiltrados en las listas de ventas, como Marc Almond. Pero de todo eso seguiremos hablando después. Ahora Matt Johnson, que responde educadamente a esta llamada telefónica desde su casa en Londres, quiere saber cuál es la situación política en Cataluña. No parece que acabe de fiarse de la información que llega desde lejos. Esa es una de las razones por las que Johnson tiene, desde hace tiempo, su propia emisora de radio.



¿Qué puede haber más romántico en estos tiempos que una emisora de radio? Matt Johnson opina lo mismo, por eso creó la suya. Tiene un nombre hermoso, Radio Cinéola, y es un símbolo de resistencia. Su música también lo ha sido casi siempre, cuando proclamaba que Inglaterra era un estado más de los Estados Unidos o cuando recuperaba a Hank Williams con un álbum consagrado a su cancionero. Radio Cinéola es una especie de paraguas que, bajo su torre metálica, agrupa diferentes proyectos, unidos por la música, el arte, la comunicación y la política. «Lo fundé en 2010 —explica Johnson—, se puede considerar que es un proyecto en movimiento, en constante desarrollo. Varias de las iniciativas que acoge están ahora reunidas en una caja con tres discos. También son el núcleo de un documental y de una futura exposición que nos acerca a lo que son y a su gestación». La película The Inertia Variations es una aproximación a Johnson y su mundo, contenido ahora mismo en esa serie de iniciativas cuyos caminos e intenciones se cruzan. Está dirigido por Johanna St. Michaels, que además fue pareja de Johnson, lo cual proporciona una visión íntima y privilegiada del artista. Alguien pregunta si no es violento para él dejarse espiar por la cámara de su excompañera. No, contesta él, asumiendo que esa mirada le conoce bien como persona y como creador. Nadie mejor que ella para retratar a un tipo que hace años se marcó un bartleby y es víctima de un bloqueo creativo que le lleva a pasar más tiempo del recomendable terminando una obra.



La pasada primavera, apareció un nuevo tema firmado por The The. Su último disco de canciones apareció en 2000 bajo el título de Naked Self. «We Can’t Stop What’s Coming» se publicó para el Record Store Day. «La canción habla sobre lo que entiendo que es la vida. La escribí para mi hermano Andrew, que falleció en 2016. Habla de todas esas cosas que nos van sucediendo mientras vivimos y hasta que morimos, de esos acontecimientos que escapan a nuestro control. Las personas no somos meros observadores, somos seres activos y participativos, pero, así y todo, hay cosas que están por encima de nosotros. Eso es algo que hay aprender a aceptar para poder hallar un cierto equilibrio y una cierta paz interior». No podemos detener lo que se aproxima, dice el estribillo. La canción ahora también forma parte del cofre de discos publicados bajo el epígrafe Trilogy de Radio Cinéola. La gestación de la canción está documentada en la película. A su vez, la canción está incluida en el disco The End of the Day, donde músicos de estilos y procedencias muy diversos reinterpretan en el estudio de Radio Cinéola composiciones de todo el catálogo de Johnson. «We Can’t Stop What’s Coming» está incluida dentro de ese recorrido artístico, como insignia de un presente y de un futuro que, a pesar de la inercia del bloqueo, todavía se sigue escribiendo. «Para grabar esa canción quería contar con músicos amigos que han estado en otras grabaciones de The The años atrás. El percusionista Zeke Manyika, el bajista James Eller y la guitarra de Johnny Marr. Los quería en esa canción que es especialmente emotiva. A mi hermano le habría gustado».

Andrew Johnson formó durante años parte del equipo humano que daba forma a la música de The The. Firmaba las inconfundibles ilustraciones que proporcionaban identidad visual a los discos de Johnson. Las cubiertas de los singles Uncertain Smile y This Is The Day, del álbum Soul Mining (1983) y, después, también de Infected (1987) y Dusk (1993). A principios de los ochenta, Johnson emergió del underground, avalado por músicos de Wire y por el sello 4AD, que entonces daba a conocer a nuevos y ásperos talentos como los de Modern English o Bauhaus. Uncertain Smile (que en su versión álbum tiene un solo de piano brutal a cargo de Jools Holland) le concedió una visibilidad inesperada. Pero, a pesar de ser distribuido por una multinacional, el posicionamiento de dicha canción no hizo más que asentar el perfil de un creador de filosofía guerrillera.

Johnson colaboraba con talentos afines como el de Marc Almond, que en la cumbre del éxito de Soft Cell escogió sumergirse en aventuras musicales oscuras. En esa época conoció a Zeke Manyika, que entonces formaba parte de Orange Juice, el experimentador electrónico Thomas Leer y a Jim Thirlwell, que entonces trabajaba bajo diversos seudónimos que tenían como común denominador la palabra Foetus. Los explosivos planteamientos sonoros de Foetus han sido posteriormente la base sobre la que han crecido Nine Inch Nails y Marilyn Manson. En 1982, nadie sonaba como toda aquella gente, tan explosivos, tan subversivos, tan atractivos. Contemplar cómo le daban la espalda a la inercia del éxito y se atrevían con caminos artísticos poco recomendables era toda una delicia. 


En cuanto a Johnny Marr, trabajó en 1989 con Johnson, pero su amistad se remonta a otros tiempos, al principio de todo. Los padres de Johnson regentaban un pub por el cual pasaron muchos de los que acabarían siendo grandes estrellas del rock británico de los años sesenta; su tío fue uno de los agentes más importantes de la época. Y Matt aprendió a tocar allí, aprovechando en ocasiones que los instrumentos estaban sobre el escenario vacío. Marr fue uno de los amigos de su adolescencia. «Johnny estuvo a punto de formar parte de The The al principio. Éramos adolescentes y él vivía en Manchester. Quería trasladarse a Londres y tocar conmigo, pero no tenía dinero. Vivir en la capital era muy caro, así que desechó la idea porque carecía de los recursos necesarios. Poco después conoció a Morrissey y fundaron The Smiths».

Thirlwell, que según explica Johnson en la conversación telefónica es uno de sus mejores amigos, fue quien le descubrió a un escritor que ha terminado siendo fundamental para otros de los discos de la trilogía de Radio Cinéola. «Jim es amigo del poeta y pintor John Tottenham. Hace diez años me descubrió sus poemas y desde entonces estoy enamorado de ellos. Contacté con él y le dije que quería hacer algo a partir de esos versos y él me concedió permiso para hacer lo que quisiera». En realidad, según escribe Thirlwell en un ensayo sobre The Inertia Variations, Tottenham y él se conocieron en aquella época vibrante que fueron los primeros años ochenta en Londres. Ambos eran okupas que coincidían en ciertos conciertos y fiestas. Uno de ellos fue una de las primeras actuaciones de The The. Tres décadas después, Johnson usa los versos de Tottenham como punto de partida en el disco The Inertia Variations, el segundo de la nueva trilogía de Radio Cinéola. Consiste en versos recitados y, en algunos casos, alterados respecto a los originales, con un fondo musical compuesto por el propio Johnson. En el documental, habla de su obsesión por la inercia creativa, la inercia universal. Su amigo, el realizador Tim Pope, con el que filmó los vídeos de Infected, le pregunta en la película de qué vive. Johnson compra propiedades sin ánimos especulativos, edificios que en manos de propietarios sin escrúpulos desaparecerían o serían transformados en horrores urbanos; después los vende a propietarios que se comprometan a respetarlos. Su filosofía personal es la filosofía de Radio Cinéola. Una emisora que plantea una revolución en las ondas, que lucha contra la sobreestimulación de información, contra el aislamiento. La torre metálica que se ha convertido en su insignia está inspirada en la torre Shújov.

Después de interesarse por la situación en Cataluña, Johnson acaba hablando sobre el brexit. «Vivimos tiempos complejos. Hay mucha rabia en países como Inglaterra o Estados Unidos. En Inglaterra, las decisiones fundamentales se toman en Londres y Westminster. La gente estaba harta de que no se escuche al resto del país y eso trajo como consecuencia el shock con los resultados del referéndum del brexit. Había mucha frustración porque había decisiones sobre lo que ocurría en Inglaterra que se tomaban en Bruselas. Ahora, esa gente siente que esa victoria le da derecho a ser xenófoba y racista. Pero estoy seguro de que, si ahora hubiese otra votación, el resultado sería muy distinto. Nadie pensó que ocurriría esto. Hubo gente que votó brexit para darle una lección al Gobierno. Ahora el Gobierno británico no sabe qué hacer. Existe esa sensación de que Inglaterra se va a cortar su propio cuello y de que no va a resultar tan fácil abandonar Europa». En 1989, The The publicó Mind Bomb, su tercer álbum, una obra que tomaba como punto de partida el choque político y religioso entre Oriente y Occidente. «Hay temas de los que escribí en el pasado que, si siguen vigentes, es porque el ser humano no cambia y convierte esas cuestiones en algo universal. Los mismos problemas reaparecen una y otra vez, generación tras generación. Como compositor, esa es la materia prima con la que trabajo. Siempre he intentado decir la verdad de lo que veo, ser honesto y contar con honestidad la realidad que tengo ante mí, y hacerlo a mi manera. Me gusta pensar que las canciones sobreviven a la prueba del tiempo. Ese siempre ha sido mi sueño, crear canciones que signifiquen algo en la vida de la gente. El mejor cumplido que me pueden hacer es decirme que alguien ha enterrado a un ser querido con mi música, o que se ha casado con ella o ha hecho el amor con un disco mío de fondo».

Hay canciones de The The que anticiparon conflictos que todavía hoy viven con nosotros; otras que contienen las semillas de nuestra propia incertidumbre. «Uncertain Smile» y «This Is the Day» son posiblemente las más célebres de su catálogo en ese sentido, aunque una letra como la de «Armageddon Days (Are Here Again)» podría haber sido escrita hace unos meses o unos pocos años atrás: «Islam is rising / The Christians mobilising / The world is on its elbows and knees / It’s forgotten the message and worships the creeds». El amor, el sexo, la guerra, dios y la política son, según el propio Johnson, los temas que forman el epicentro de su trabajo. Midnight to Midnight, el tercer álbum integrado en su nueva trilogía, es un programa de radio de doce horas creado y emitido por él mismo durante la jornada electoral que vivió Inglaterra el 8 de junio de 2017 tras el resultado del referéndum sobre el brexit. «Es un programa de radio nocturno con entrevistas de cariz político y llamadas desde diversos puntos del globo. Cada vez hay más gente hablando de política y creo que eso es bueno porque posiblemente traiga cosas positivas. Google manipula sus algoritmos al igual que las redes sociales, son herramientas del sistema y cualquier cosa que pueda transformarse en amenaza será frenada. Es posible que la época dorada de internet haya concluido, porque ya está completamente controlado con excusas como el terrorismo, el fraude financiero, la pornografía…». La palabra y la música como discursos para la resistencia, como filtro contra la mentira, como discurso político y social. La realidad puede sintonizarse desde Radio Cinéola. Matt Johnson nunca se marchó de nuestras vidas. The The tampoco.

jueves, 2 de junio de 2016

FELT, LA ÚLTIMA MORADA DEL ARCA

Ricardo Aldarondo
Rockdelux, nº 167 (septiembre, 1990)

Con el fin de los ochenta, Felt pasó a mejor vida. Lawrence, su alma mater, tras diez años y diez elepés a sus espaldas, paró la marcha del grupo: propuestas etéreas, paisajes líricos, melodías conseguidas… Ricardo Aldarondo se despidió con el pañuelo en la mano y con “Bubblegum Perfume” (1990), el recopilatorio de su etapa en Creation, en el plato… Un artículo para la historia de uno de los grupos más prestigiosos y de culto del pop británico. Ofrecemos también imágenes (míticas) con dos canciones de su concierto en Barcelona en 1985 para el programa de TV3 'Estoc de Pop'.


SEPARACIÓN

En noviembre de 1989 Felt anunciaron su separación, al tiempo que editaban un último álbum, “Me And A Monkey On The Moon”, y realizaban unas actuaciones de despedida. La única razón dada parecía un poco caprichosa. Lawrence consideraba que ya había cumplido sus planes, editando diez elepés en diez años, y que era momento de dar un giro. Una decisión inesperada, teniendo en cuenta que aunque la suerte nunca les había sonreído, y no habían llegado a conseguir un éxito mínimamente reseñable, contaban por lo menos con un nutrido número de fieles, seguidores y devotos. Ni siquiera la inspiración se veía agotada, toda vez que sus últimos discos iban superando siempre las excelencias del anterior. Una sorpresa para quienes conocíamos una declaración de Lawrence a la televisión británica: “Haré treinta elepés y luego me retiraré”.

DÉCADA

“Hay ciertas cosas que debo decir antes de irme / y deberías saber / he caminado por el filo de la navaja hasta caer en la punta de un cuchillo / y digo que es una buena mañana / un nuevo día va a nacer / … / camina por la senda que he trazado para esta nueva década / sígueme hacia los noventa” (“New Day Dawning”). El cambio de década ha hecho mella en los planes de Lawrence y parece que se siente obligado a cambiar de vida, olvidándose de la timidez y del carácter introvertido que hasta ahora ha manejado y fomentado. Su nueva apertura es imprevisible. Aún no ha anunciado si se trata de un cambio estrictamente musical o si se dedicará a algo distinto. En 1986 dijo: “Siento que a los treinta seré famoso”. Ya ha cumplido los veintinueve. El disco más reciente se anuncia como “el último gran álbum de la década”.

AUTOBIOGRAFÍA

“Cuando era un chaval un hombre me tocó / creyó que era una niña / porque era tan bello… / Me llevó a su casa y metió su mano en mi camisa” (“Budgie Jacket”). Si hacemos caso a Lawrence cuando dice que no sabe mentir y que nunca miente en sus canciones, el último álbum de Felt es como un repaso a la situación actual del líder del grupo y un muestrario de detalles autobiográficos. En esos textos están algunas claves de ese cambio en su vida que anuncia y el estilo del álbum es una amalgama de las diferentes tendencias del grupo. Toda la esencia concentrada en lo que puede ser su mejor disco, aunque la elección sea difícil.

ADOLESCENTE

“Mi edad favorita es los 16. Cuando tenga sesenta años seguiré siendo joven. Seré un verdadero tipo Warhol”. El gran problema de Lawrence desde que dejó la adolescencia ha tenido mucho que ver con el crecimiento y su intento de llegar a ser algo. En sus canciones y en su actitud reservada hay un punto de frustración por no conseguir nunca ser lo que quiere ser. Cuando tenía dieciséis años (su cara no ha cambiado mucho desde entonces) dejó el colegio y fue casi punk. Quedó fascinado por gente como Subway Sect. Vic Godard era su ídolo y adoraba a Television. En 1979 formó en Birmingham su propio grupo junto a un hábil guitarrista, Maurice Deebank. Se autofinanciaron el primer single, “Index”, del que editaron 500 copias, que tardaron un año en vender. Luego consiguieron entrar en el entonces primerizo sello independiente Cherry Red, que les produjo el álbum de debut, “Crumbling The Antiseptic Beauty” (1982). Una guitarra rítmica, un punteo virtuoso y cristalino y unos secos tambores apoyaban el primitivismo de la voz y la composición. Calificados de etéreos y sensibles, fueron rápidamente comparados con The Durutti Column. Lawrence no permitía que su apellido figurara en los créditos. No quería saber nada de sus padres.


AMIGO 

“Quizá vaya a ver un viejo amigo / que no he visto en muchos años / Solíamos hacer canciones / teníamos nuestra propia banda / no le gustaba demasiado / así que se fue / pero yo sigo aquí / y ya es  momento de echar una mirada a mí mismo / de saltar de la balda / y llenarse de polvo / incluso  algo más” (“Free”). En su recapitulación actual, Lawrence recuerda los años pasados con Maurice (1979-1985), antes de que este dejara Felt. Fue toda una etapa en la que las limpias y largas evoluciones sobre el mástil de Maurice fueron dejando paso a una concepción más clásica del pop perpetrada por Lawrence, y los amplios desarrollos marcados por el punteo se vieron desplazados por la presencia de los textos. Una modélica concepción del pop consiguió pequeñas maravillas como “Caspian Sea” o “Sunlight Bathed The Golden Glow”, que solo necesitaban poco más de dos minutos para mostrar su esplendor.

IMITACIÓN

“Trabajar en una tienda es un callejón sin salida / Lo dejé después de ocho semanas / en parte porque venía detrás de mí un tren a gran velocidad / Era la nueva ola de New York City, Verlaine-Hell” (“Mobile Shack”). Tom Verlaine y Lou Reed han sido dos de los modelos de Lawrence desde sus comienzos. El tercero sería Bob Dylan. Nunca ha querido disimular sus fuentes, y su forma de cantar puede parecer una imitación de cualquiera de los tres, según el momento. En los primeros tiempos, por el tono monótono, recordaba a Reed, ahora se asemeja más a Dylan por los dejes finales. Verlaine siempre ha estado ahí. Es igual, no tiene ninguna importancia. Una vez que se le conoce bien se descubre que Lawrence es único y puede codearse con todos ellos sin rubor. Tras la frialdad aparente hay un modo de cantar absolutamente pasional que crea unas melodías arrebatadoras. This is pop. Recio, bello y emocionante.

TECLADOS

El último disco con Maurice Deebank fue “Ignite The Seven Cannons” (1985). En él estaba por primera vez Martin Duffy, un teclista que marcó la segunda etapa del grupo y contribuyó a hacer de los seis últimos elepés algo muy cercano a las obras maestras. En un principio solo utilizaba un órgano Hammond, que tocaba con la misma emoción que Al Kooper, con lo que todo el mundo se limitaba a decir con desprecio que Felt intentaban repetir sin éxito el “Blonde On Blonde”. Desde luego muchas de las canciones quedarían perfectas dentro de esa joya, pero más por su calidad que por su estilo. En los dos últimos años da la impresión de que Duffy se ha dedicado a comprar teclados anticuados que ya nadie quiere. En “Train Above The City” (1988) basó todo su trabajo en un Fender Rhodes, y en “Me And A Monkey On The Moon” (1989) utiliza repetidamente un ARP String Ensemble que da al disco un toque sesentero a lo Keith Emerson. Una sabia utilización, nada nostálgica ni desfasada, de unos sonidos que los amantes de las nuevas tecnologías desprecian.

GRUPO

El concepto de grupo en Felt es bien particular. Siendo Lawrence el fundador y claro líder de la banda, no hay ninguna objeción para que algunos músicos editen cosas propias como si fueran de todos. En “Train Above The City” están Duffy y el fiel batería Gary Ainge, presente desde el primer elepé, mientras Lawrence se limita a poner títulos a las canciones. Lo mismo ocurre con otros temas instrumentales, al tiempo que Lawrence y Duffy lo hacen prácticamente todo en “The Final Resting Of The Ark” o “Space Blues”.

INSTRUMENTALES

Un formato muy querido por Felt. Diez breves composiciones de espíritu naíf dan forma a “Let The Snakes Crinkle Their Heads To Death” (1986). Una mezcla de jazz ligero y pianos vaporosos con cierto sabor camp ocuparon toda la segunda cara de “The Pictorial Jackson Review” (1988) y la totalidad de “Train Above The City”. Intimidades sin voz de aspecto intrascendente, pero con alto valor emocional.

TÍTULOS

Toda una especialidad de Lawrence, que le ha costado ser calificado de pretencioso y rebuscado. Él se defiende diciendo que odia la poesía, que no es un intelectual, porque ni siquiera terminó los estudios de adolescente, y elige esos títulos simplemente porque quedan bonito. “La luz del sol bañó el guante”, “No hay nada como la victoria”, “Toda la gente que me gusta está muerta” y “Horas de oscuridad han cambiado mi mente” son solo ejemplos de la elegancia con que titula sus canciones.



SOLOS

Los largos punteos de guitarra son otra constante en Felt. Sin ningún tipo de espectacularidad, las melodías se estiran sobre las cuerdas y amplían hasta los siete u ocho minutos canciones como “The Stagnant Pool”, “Riding On The Equator” o “New Day Dawning”. Un plácido déjà vu entre sonoridades envolventes.

OSCURIDAD

“Las sombras que están cayendo / son simples ángeles llamando / las sombras de la tarde dicen que algo tiene que cambiar / la forma en que vives / esta nube de oscuridad tiene que desaparecer” (“Down An August Path”). “Yo seré la primera persona de la historia en morir de aburrimiento” (“Declaration”). Lawrence tiene fama de ser distante, seco y un punto intratable. Sus letras reflejan frecuentemente lánguidos estados de ánimo, insatisfacciones variadas a las que el autor nunca consigue enfrentarse. Él dice que es mucho más normal y accesible de lo que parece, pero al mismo tiempo fomenta su aura de misterio y hastío, su carácter de soñador insaciable.



STAR

“No pararé hasta conseguir lo que quiero / algunos dicen que es honestidad / pero yo pienso que es solo avaricia” (“Caspian Sea”). “Yo iba a ser como la realeza / yo iba a llegar al trono / Yo iba a ser toda una personalidad / iba a ser muy conocido / No sé qué es lo que fue mal” (“How Spook Got Her Man”). Lawrence no se cansa de repetir que le gustaría ser famoso, que no tiene ningún interés en que su música quede reducida a un gueto, y sueña con convertirse en una verdadera estrella. Pero el caso de Felt es otro ejemplo, aun mucho más extremo que el de Elvis Costello o XTC, de luminarias del pop que no consiguen unas cifras de venta decentes por mucho que sus canciones sean digeribles, atractivas y sobre todo personales. Claro que el chico tampoco ha puesto mucho de su parte hasta el momento. En directo permanece absolutamente estático y es raro que dirija una palabra o una sonrisa al público.

DESAMORES

“Tú con tu sabiduría lo arruinaste todo / … / Yo no soy tu Jesús, así que bájate de mi cruz” (“A Wave Crashed On Rocks”). “No estoy impresionado por la vida que llevas / tu inocencia seguro que te hará caer / es un milagro que no seas cínica / tu mente es como un solar vacío preparado para el alquiler” (“She Lives By The Castle”). “Casi lloré cuando me mentiste / me pillaste desprevenido / la mirada de tus ojos no me enloquecerá nunca más” (“I Can’t Make Love To You Anymore”). Solo algunos ejemplos de lo hiriente que puede ser Lawrence hablando de relaciones. Con la mayor dulzura canta frases llenas de acusaciones y autocompasión.

INDEPENDENCIA

Cuatro álbumes con Cherry Red, cinco con Creation y el último con el sello él. Siempre independientes, quizá por vocación, quizá porque en otro lado no hubieran podido controlar el cuidado diseño de las portadas, con esas fotos neblinosas, ese papel de empapelar, esas caras fragmentadas, esa vacía blancura.

ASTRONAUTA

Dicen que Lawrence quería ser astronauta antes de dedicarse al pop. Después de citar el espacio en “Space Blues”, incluyó al final de “Mobile Shack” la siguiente frase: “Voy a salir de esta década en una nave espacial”. Quizá sea una clave para entender lo que va a hacer en el futuro.

COMPAÑEROS

Pocos han sido los músicos afamados que han trabajado con Felt. Robin Guthrie produjo “Ignite The Seven Cannons” mientras Elizabeth Fraser, su acompañante en Cocteau Twins, cantaba en “Primitive Painters”. Mark E. Smith se interesó por el grupo, pero no pasó de conseguirles algunas actuaciones. Tom Verlaine escuchó sin demasiadas ganas alguna cinta y se negó a producirles. En “Me And A Monkey On The Moon” toca el bajo Robert Young, el guitarrista de Primal Scream, y hace voces Pete Astor, de The Weather Prophets. Este disco está producido por el líder de The Sound, Adrian Borland. John A. Rivers y Mayo Thompson también han ejercido de productores y algunos de los músicos que han ayudado esporádicamente son Marco Thomas, Richard Left, John Mohan, Mick Bund, Neil Scott y Rose McDowall.





RECONOCIMIENTO

Queda la esperanza de que con la separación y el recuento de la década se ponga en su sitio a Felt. Al menos una docena de canciones sueltas y un par de álbumes completos son totalmente imprescindibles para valorar el pop británico de estos diez años.  

ELEPÉS

1.   “Crumbling The Antiseptic Beauty” (febrero 1982)
2.   “The Splendour Of Fear” (febrero 1984)
3.    “The Strange Idols Pattern And Other Short Stories” (octubre 1984)
4.    “Ignite The Seven Cannons” (septiembre 1985)
5.    “Let The Snakes Crinkle Their Heads To Death” (junio 1986)
6.    “Forever Breathes The Lonely Word” (septiembre 1986)
7.    “Poem Of The River” (junio 1987)
8.    “The Pictorial Jackson Review” (febrero 1988)
9.    “Train Above The City” (septiembre 1988)
10.  “Me And A Monkey On The Moon” (diciembre 1989)

* 1 y 2: publicados en España por PDI.
* 7, 8 y 9: publicados en España por GASA.