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martes, 25 de enero de 2022

RONNIE SPECTOR, LA REINA DEL ROCK AND ROLL (Y DEL EYELINER)

Mar Padilla

Jot Down, enero 2022



Primero te atravesaba la voz de Ronnie Spector, un vibrato salvaje y dulce a la vez, como un rayo de luz oscuro, eléctrico, que interrumpía las charlas, las risas y besos en cualquier bar lleno de humo, en cualquier casa donde sonaran las Ronettes. Carnosa y extraña, esa voz conseguía el milagro del instante suspendido, un efecto que, ahora escuchando algunos de sus primeros discos, aún perdura en el tiempo. 

Enredada entre las notas de la canción, inmediatamente después, se intuía la presencia de Ronnie: menuda, bellísima, una chica de barrio orgullosa de serlo, una mujer que consiguió inundar el mundo de chicas con eye liner y pelo cardado. En Ronnie fueron muchas las que encontraron una hermana lejana, la amiga más cool que puedas tener, una tipa entera, terrenal, que mira la realidad de frente. Y han sido legión las que han querido ser como ella. También Amy Winehouse quien, además de adorar la música de las Ronettes, consiguió clavar su peinado de dos palmos y esas líneas negras, dos signos de interrogación que te interpelan desde sus parpados tristes.

A la hora de su muerte, la familia de Ronnie habla de su presencia mágica, de su actitud valiente, del brillo de sus ojos y de su sentido del humor malvado. Ella y toda su extensa familia eran de Spanish Harlem, de Nueva York. Fue en el suelo del comedor de la casa de sus padres en Harlem donde durmieron los Rolling Stones en su primera gira por Estados Unidos. Entonces casi unos pardillos londinenses, alguna de esas noches Ronnie se llevó a Keith y a Mick al Apollo Theatre, donde ella había actuado por primera vez con catorce años. Allí vieron a muchas de las estrellas del rhythm & blues, entre ellas a James Brown, a cuya sombra —cómo cantaba, cómo bailaba, cómo mandaba— tanto se arrimó Jagger después. Ronnie y las Ronettes también fueron amigas de los Beatles, pero en la gira de 1966 de los de Liverpool en tierras americanas, su novio, el productor Phil Spector y artífice de sus primeros éxitos, enfermo de celos, decidió sustituir a Ronnie por su prima. Así evitaba imaginarse noches de tentaciones de jovenzuelos inmortales.

Ahora Ronnie ya no está viva, y Brian Wilson, de los Beach Boys, ha declarado: «Acabo de escuchar la noticia sobre Ronnie Spector y no sé qué decir». Una repetición cruel, medio siglo después, de una de las muchas leyendas de la escena del rock, esa que cuenta que Brian iba una tarde de verano conduciendo y oyendo la radio y que cuando sonaron los primeros compases de «Be My Baby» y escuchó la voz de Ronnie tuvo que parar el coche porque temió estrellarse. Aquel meteorito musical lo dejó mudo, sin habla. 

«Be My Baby», escrita por la compositora Ellie Greenwich, Jeff Barry y producida por Phil Spector, es considerada una de las mejores canciones de la historia de la música popular. Su publicación en agosto de 1963 llevó a tres chicas de barrio —a Veronica Bennet (Ronnie Spector), a su hermana Estelle Bennett y su prima Nedra Talley— a un estrellato planetario instantáneo.

Terror en Beverly Hills

El hilo invisible entre canciones, músicos y sueños húmedos es un rompecabezas entretenido, casi una paranoia digna del productor Spector. Por ejemplo, poco después del shock de «Be My Baby», Brian Wilson escribió «Don’t Worry, Baby» —interpretada por los Beach Boys en 1964— pensando en Ronnie. El título de la canción parece recoger las palabras de Marilyn Rovell, la novia de Wilson cuando, aquella tarde de verano de 1963, este le dijo a Marilyn que jamás podría superar una canción como «Be My Baby». Yendo un poco más allá, «Don’t Worry, Baby» parece la inspiración de «(Just Like) Starting Over», de John Lennon, que en su juventud intentó ligarse a Ronnie, sin éxito alguno, siendo Lennon y The Beatles otra de las obsesiones musicales de Brian Wilson —junto con Spector—, y Lennon un gran amigo de Phil. 

En cualquier caso, «Don’t Worry, Baby» canta a esa sensación de que algo va a ir mal en el futuro. Es como si Wilson hubiera anticipado las palabras de Ronnie tras su terrorífica experiencia de matrimonio con Phil Spector: «Soy una superviviente». Esa frase no era una metáfora, era una realidad, porque Ronnie vivió en sus carnes una película de terror. Su novio y después marido le prohibía hablar ni relacionarse con nadie y la mantuvo encerrada en su casa de Beverly Hills durante mucho tiempo. Una vez la llevó hasta el sótano para enseñarle un ataúd de oro con tapa de cristal y fue allí, ante ese artefacto mortuorio, donde le advirtió que ese era su destino último si no obedecía sus órdenes. 

Ronnie sobrevivió a la violencia y las amenazas de Phil Spector, y se las arregló para zafarse de esa vida de miedo y paranoia. Entre otras cosas, empezó beber compulsivamente para ir a las reuniones de alcohólicos anónimos y salir de aquella mansión infernal de veintitrés habitaciones. Acabó huyendo de allí descalza, con lo puesto. 

Consiguió volver al mundo de los cuerdos, pero limpiando casas para sobrevivir, porque apenas vio un dólar de su fulgurante carrera al lado de Spector. Como explica su familia, era una mujer valiente, sin miedo. Cuenta Keith Richards que Ronnie le gritó a Phil un día en los estudios Gold Star de Los Ángeles, en plena sesión de grabación: «¡Cierra el pico ya, sé perfectamente como tiene que sonar!».

De Karina a Johnny Thunders

Pocos años después de su huida de Bevery Hills, Ronnie escuchó su propia voz por la radio. Resolvió volver a cantar, y ya no paró. En ese tiempo, publicó discos —algunos malos—, viajó y fue muy querida y reconocida por los jóvenes punks, algunos tan significados como Joey Ramone. Consiguió parecerse a sí misma, y a nadie más, en sucesivas versiones de Ronnie Spector a lo largo de las décadas. Y ganó la partida. Desde su meteórico hit de 1963 fueron muchos los solistas y bandas que versionaron temas de las Ronettes: de Karina a los Devil Dogs, de Johnny Thunders a The Spice Girls, de Travis a Yo la Tengo. Incluso los Monty Python tienen un sketch en el que el que se supone que las de Nueva York tienen un elepé ficticio titulado The Ronettes Sing Medieval Agrarian History.

Dicen que Ronnie Spector fue una diva, de esas que sea rodean de guardaespaldas y piden cosas absurdas en el camerino. Seguro que es verdad. Al fin y al cabo, ostentaba el título de reina del rock n roll —un poco underground, lo que es aún mucho más rock n roll— desde que las Ronettes se convirtieron en el grupo de chicas más famoso del mundo.   

Sumado a todo esto, Ronnie tenía un don especial más. Era también la chica que cantó como nadie ese espeso deseo por los chicos, ese anhelo sexual. En el imaginario popular Ronnie vive casi atrapada en el deseo de hornadas de chicos —y chicas— en el mundo. Pero en los quiebros de su voz, en canciones como «So Young» o «When I Saw You», sabemos reconocer esa presencia encendida, activa. No nos equivoquemos: ella era un sujeto deseante. 

De uno y otro lado, desde cualquier ángulo, Ronnie Spector sobrevivirá. Ella, que venció a la juventud, ha muerto algo mayor, de una enfermedad. Un final común para una chica extraordinaria. 

jueves, 13 de enero de 2022

MUERE RONNIE SPECTOR, LA LEYENDA DEL SOUL QUE LIDERÓ THE RONETTES

Luis Pablo Beauregard

El País, 13/01/2022 

Originaria de Nueva York, la cantante alcanzó la fama mundial a inicio de los sesenta con el éxito ‘Be my baby’ junto a su hermana y su prima



“Cuando cantábamos siempre dije que no éramos mejores, éramos diferentes”. Así describió Ronnie Spector en 2007 a Las Ronettes, el fenómeno que ella lideró en los sesenta, un grupo que cambió para siempre el sonido de la época. Amiga de los Beatles, los Stones, corista de Bruce Springsteen, superviviente de un matrimonio infernal, Spector falleció el miércoles tras una “breve batalla contra el cáncer”, según sus familiares. Tenía 78 años.

Nacida en Nueva York como Veronica Bennett, comenzó a actuar en 1959 junto a su hermana, Estelle Bennet y a su prima, Nedra Talley, antes de terminar el instituto. El trío llamado entonces The Dolly Sisters creció cerca del Spanish Harlem, un barrio en el que conocieron de primera mano la exuberante estética y soltura de las puertorriqueñas, y escucharon al niño soprano originario de Harlem, Frankie Lymon, que inspiró para ponerse a cantar a Ronnie, como era conocida.

Cuando tenía 13 años actuó con su hermana y su prima en el famoso teatro Apollo de Harlem, en lo que se conocía como “la hora amateur”. En 1961, lograron ser invitadas a participar en la película Twist Around the Clock. La coreografía de las chicas llamó la atención de Murray K, un popular pinchadiscos, quien les consiguió trabajo en algunas discotecas de la ciudad, entre ellas el famoso Peppermint Lounge, meca del twist y el go-go y que contaba entre sus clientes con Marilyn Monroe, Frank Sinatra, Truman Capote, Audrey Hepburn o Jackie Kennedy.

“Los sesenta fueron tan maravillosos como parecen”, resumió Ronnie. Entre 1963 y 1966 llegaron “los mejores tiempos”, pues fue cuando tuvieron más éxito. En octubre de 1963 salió Be My Baby, un sencillo que cambió la historia de la música esa década. El grupo se había topado con el productor Phil Spector, clave para colocar a The Ronettes en una categoría diferente frente al resto de agrupaciones femeninas de pop vocal de la época.

La llegada de Spector, un loco brillante enfermo de celos, a la vida de Bennet significó también muchos problemas. El productor intentó fichar a Ronnie como solista para su sello, Philles. La cantante se opuso férreamente a disolver la sociedad con su hermana y su prima. El trío puso los coros a otros artistas de la discográfica hasta que el sencillo de 1963 las convirtió en un fenómeno mundial. Luciendo vestidos muy cortos y peinados cardados muy altos las Ronettes eran un acontecimiento en concierto. “Cuando entrábamos al escenario, una de dos o causábamos un alboroto o había chicos revolcándose en el suelo teniendo orgasmos”, contaba Ronnie.

El impacto no se limitó a Estados Unidos. Cuando llegaron a Inglaterra en 1964, en su primera gira en Europa, John Lennon y George Harrison, de los Beatles, pidieron conocerlas. Lennon, según Ronnie, intentó seducirla en una fiesta, pero ella lo rechazó pues había iniciado una relación con Phil Spector, quien se convertiría en su esposo cuatro años después, en 1968.

El matrimonio fue el infierno. Así es como lo describe Ronnie en sus memorias publicadas en 1990, Be My Baby: How I survived Mascara, Miniskirts and Madness. Spector abusaba de ella psicológicamente y controlaba todos los aspectos de su vida, tanto personales como profesionales. No le permitía abandonar la mansión de la pareja en Los Ángeles. “Lloraba todas las noches”, dijo a este periódico hace algunos años. La situación la llevó a beber solo para poder salir de casa a las reuniones de alcohólicos.

La relación con Spector hundió la carrera de Ronnie. En 1971, George Harrison, después de All Things Must Pass, le regaló varias canciones para un álbum que sería lanzado en Apple, la disquera de los Beatles. En las sesiones de grabación, en Abbey Road, estuvieron músicos de Derek and the Dominoes y Badfinger, además de Leon Russell. John Lennon también tocó el piano. Pero todo fue un fiasco. El grupo trabajó en cuatro canciones hasta que un supuesto episodio de salud de Phil Spector forzó a todos a parar. De aquellas grabaciones salieron Try Some, Buy Some y Tandoori Chicken. Ronnie Spector no se sintió cómoda con el primer tema, compuesto por Harrison, pues no entendió de qué trataba. “¿Era sobre religión? ¿Sexo? ¿Drogas? Era desconcertante. Mientras más cantaba George, más me desconcertaba”, escribió. La canción estuvo enlatada 40 años. La experiencia, sin embargo, no eclipsó una amistad de varias décadas que inició cuando los Beatles invitaron a The Ronnettes en 1966 a acompañarlos de gira.

Ronnie, quien finalmente tuvo su primer disco sola en 1981, también fue gran amiga de Keith Richards, el guitarrista de The Rolling Stones, quien apadrinó al grupo cuando entró en el Salón de la Fama en 2007. “Keith, siempre que te veo siento que es 1964. Como tú me has dicho: nunca pensaron que viviríamos para ver esto. ¡Ja, los engañamos!”, dijo. En 2016, en un guiño al pasado, sacó un disco de homenaje a la música de la invasión británica.

Parte del incomprensible retraso de la llegada de las Ronettes al Salón de la fama se debió a Phil Spector. El influyente productor, quien recibió los mismos honores en 1989, operó para evitar el nombramiento de su exesposa, de quien se divorció en 1973. Años después, en 1980, Ronnie llevó a Spector a los tribunales exigiendo años de impagos. El productor les había pagado 15.000 dólares cuando fichó a The Ronettes. Nunca más vieron un dólar más a pesar de los éxitos. El juicio para recibir los royalties duró 15 años. En 2000 un juez les otorgó más de dos millones de dólares, pero la decisión fue revertida en una apelación.

En la ceremonia de 2007 Ronnie se dio el lujo de no mencionar ni una sola vez a su exmarido. “Gracias a Stu Phillips, nuestro primer productor”, subrayó y dejó en el aire un sarcástico silencio dramático. Las palabras llegaban una semana antes de que iniciara el juicio contra Phil Spector por el asesinato de la modelo y actriz Lana Clarkson, en el que fue declarado culpable.