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jueves, 12 de junio de 2025

MUERE BRIAN WILSON, EL LEGENDARIO VOCALISTA Y COFUNDADOR DE LA BANDA THE BEACH BOYS

BBC News Mundo, 11/06/2025

[Rest in peace, Brian.]

Brian Wilson, el legendario líder y cofundador de The Beach Boys, falleció a los 82 años, anunció su familia este miércoles.

"Nos duele el corazón anunciar el fallecimiento de nuestro querido padre, Brian Wilson", declaró su familia en un comunicado.

"Nos faltan las palabras", añadieron.

"Por favor, respeten nuestra privacidad en este momento de duelo familiar. Compartimos nuestro dolor con el mundo".

Nacido en 1942 y criado en Los Ángeles, California, Wilson formó un grupo junto con sus hermanos menores Carl y Dennis, su primo Mike Love y su amigo Al Jardine.

Y se convirtieron en una de las bandas de rock más importantes de Estados Unidos: The Beach Boys.

Se trata de uno de los grupos de mayor éxito comercial de todos los tiempos, habiendo vendido más de 100 millones de discos en todo el mundo, según su sitio web.

El trabajo de Brian Wilson con The Beach Boys lo convirtió en uno de los verdaderos genios de la música pop.

Sus canciones, incluidas Surfin' USA, California Girls, I Get Around, Good Vibrations y God Only Knows, se convirtieron en clásicos.

Pionero de la música

La revista musical Rolling Stone situó a The Beach Boys en el puesto 12 de su lista de los "100 Mejores Artistas de Todos los Tiempos".

Wilson era especialmente conocido por usar el estudio de grabación para crear sonidos únicos, especialmente en el álbum Pet Sounds, lo que contribuyó a su reputación como pionero de la música.

Perdió a su esposa Melinda en 2024. La pareja llevaba 24 años casada y adoptó a sus hijos: Dakota Rose, Daria Rose, Delanie Rose, Dylan y Dash.

Wilson también tuvo dos hijas, Carnie y Wendy, de su primer matrimonio.

El músico fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide en 1984, según Forbes, cuando los médicos encontraron evidencia de que su daño cerebral estaba relacionado con el consumo de drogas psicodélicas.

En febrero de 2024 se reveló que tenía demencia.

Una prisión de la que era difícil escapar

Su forma de trabajar, que incorporaba melodías complejas, armonías intrincadas y temas vanguardistas, marcó un antes y un después en la música popular, alejándola de la narrativa de "chico conoce a chica" que había dominado el género.

Pero la presión de la fama, combinada con la creciente dependencia de las drogas, creó una prisión de la que Wilson encontraba cada vez más difícil escapar.

Contra todo pronóstico, resurgió en el nuevo milenio para deleitar a sus antiguos fans y cautivar a una nueva generación de amantes de la música.

Su padre, dominante y abusivo, animó a su hijo a practicar con instrumentos musicales de juguete; a los 8 años, era un consumado pianista y miembro habitual del coro de la iglesia local.

Wilson solía animar a sus hermanos menores, Carl y Dennis, a cantar con él las complejas armonías que ya estaba creando.

Durante sus años escolares, destacó en los deportes, en la pista de atletismo y como un útil mariscal de campo de fútbol americano.

Pero fue a los 19 años cuando Wilson, sordo del oído derecho, finalmente descubrió el talento musical que definiría su vida.

Le regalaron una grabadora y pronto aprendió el arte de la sobregrabación, parte vital de lo que se convertiría en el sonido característico de los Beach Boys.

Sueños de adolescencia

En casa con sus hermanos Dennis y Carl, mientras sus padres estaban de vacaciones en México, Brian invitó a su primo Mike Love y a su íntimo amigo Al Jardine a ensayar una canción que él y Mike habían escrito.

Los US$250 sus padres dejaron para que los chicos compraran comida se utilizaron para alquilar equipo musical. Así, con la canción Surfin', nacieron los Beach Boys.

Al año siguiente, tras el popular debut de Surfin', el grupo firmó con Capitol Records. Aprovechando el "boom del surf" que entonces cautivaba a EE.UU., los Beach Boys pronto disfrutaron de un éxito espectacular en las listas de éxitos.

Canciones como Surfin' Safari, Surfin' USA, Fun, Fun, Fun, I Get Around y Help Me, Rhonda celebraban los sueños adolescentes de surfear, las carreras de autos y el primer romance.

Si bien la banda operaba con fuerza en la escena surfera californiana, posando con tablas en la playa, solo Dennis Wilson era un verdadero apasionado de este deporte.

Muchos de estos primeros éxitos fueron escritos y arreglados por Brian Wilson, quien también mostró una faceta más madura e introspectiva en temas como In My Room.

Como la única banda estadounidense que rivalizaba con los Beatles, los Beach Boys soportaron una agenda frenética de grabaciones, giras y trabajo promocional, algo que Wilson pronto llegó a despreciar y temer.


Sublime

"Siento pánico escénico en todos los conciertos que he dado", recordó más tarde.

El primer indicio de su frágil estado llegó en 1964, cuando sufrió una crisis nerviosa durante un vuelo. Con tan solo 22 años, decidió dejar de girar con la banda para concentrarse en la composición y la producción.

Tras escuchar fascinado el álbum Rubber Soul de los Beatles, Wilson respondió con su propia obra maestra, Pet Sounds.

El álbum, que incluía los sublimes God Only Knows, Wouldn't It Be Nice y Sloop John B, fue un rotundo éxito de crítica.

Pero el cambio de rumbo artístico que representó y la naturaleza angustiosa de algunos de sus temas desconcertaron a muchos oyentes.

Cuando los Beatles respondieron con Revolver en 1966, Brian Wilson se embarcó en la composición de lo que él llamó su "sinfonía adolescente a Dios".

Pero el álbum resultante, Smile, que tardaría 37 años en completarse, provocó un colapso mental total en Wilson y, de hecho, puso fin a su relación con los Beach Boys.

Una sesión de grabación caótica

Escrito en colaboración con el letrista Van Dyke Parks y grabado con un amplio grupo de músicos de sesión, el álbum original de Smile incluía canciones innovadoras como Good Vibrations, Heroes and Villains y Surf's Up.

Wilson, cada vez más paranoico, instaló un gran arenal en su sala y trabajó en el álbum con la ayuda de un piano en la arena.

Las caóticas sesiones de grabación incluyeron un cubo de fuego y músicos comiendo verduras.

Los demás Beach Boys descartaron el trabajo por ser demasiado experimental.

Lo más mordaz de todo es que Mike Love, coautor de Wilson en muchos de los grandes éxitos de los Beach Boys, calificó a Smile como "un álbum lleno de locura de Brian".

Desanimado por la acogida de Smile y aquejado por una enfermedad mental, Brian Wilson abandonó este proyecto en curso en 1967.

A pesar de una participación limitada con The Beach Boys, incluyendo su exitoso sencillo de 1968 Do It Again, Wilson se recluyó en casa, en la cama, con sus pensamientos y su cocaína.

El regreso

En 1976, cada vez más preocupados por su hermano, Carl y Dennis contrataron a Eugene Landy, un controvertido terapeuta psiquiátrico.

Al mudarse a casa de Wilson, Landy implementó un programa de vigilancia antidrogas las 24 horas, supervisado por un grupo de fornidos cuidadores.

Al principio, los resultados fueron alentadores: Wilson perdió gran parte de su exceso de peso y se recuperó parcialmente de su adicción a las drogas.

ero, tras establecerse como socio comercial de Wilson y actuar como productor ejecutivo de sus álbumes, Landy fue declarado culpable de romper la relación médico-paciente y abandonó rápidamente el mundo del espectáculo.

Sin embargo, durante la década de 1990, las cosas empezaron a mejorar.

Wilson se casó por segunda vez (su primera esposa, Marilyn, lo había abandonado en 1978), regresó al estudio con poco éxito al principio y se reconcilió con sus hijas Carnie y Wendy.

Pero fue su descubrimiento de una joven banda californiana, The Wondermints, lo que finalmente le daría a Wilson un nuevo reconocimiento, tras inspirarlo a revisitar tanto Pet Sounds como Smile.

Tras 30 años de lucha contra sus demonios personales, tuvo un regreso espectacular con versiones de sus clásicos de los Beach Boys y el resurgimiento del legendario y perdido álbum Smile.

Complejo

Wilson ofreció el primer concierto en vivo de Smile, sustancialmente reelaborado, en el Royal Festival Hall de Londres en 2004 y deleitó al público de todo el mundo.

Lo que impresionó a la crítica y a los fans fue la evidente alegría en el rostro de Wilson mientras actuaba.

El hombre que había dejado de girar a los 22 años por su incapacidad para afrontar las presentaciones en vivo finalmente había superado sus miedos.

Esto marcó un regreso a la forma creativa, ya que, en los años siguientes, se embarcó en una serie de grabaciones, incluyendo una interpretación de clásicos de Gershwin que alcanzó el número uno en la lista de jazz de Billboard.

"Gershwin me inspiró mucho. El concepto de That Lucky Old Sun se inspiró en Rhapsody in Blue", dijo Wilson.

En 2012, se reunió oficialmente con los miembros sobrevivientes de los Beach Boys, tanto para una gira como para un álbum, That's Why God Made The Radio, que representó sus primeras grabaciones originales con la banda en más de 15 años.

La reunión también estuvo acompañada por el lanzamiento de The Smile Sessions, una caja de cinco CD que incluía una colección completa de grabaciones y tomas descartadas del legendario álbum "perdido", dando por fin a los fans la oportunidad de imaginar cómo podría haber sido el disco.

La compilación fue un éxito de crítica, ganándose un lugar en la lista de los 500 Mejores Álbumes de Todos los Tiempos de la revista Rolling Stone de 2012 y ganando el premio al mejor álbum histórico en los Grammy de 2013.

Sin embargo, la reunión duró poco, y para 2014 Wilson ya grababa las canciones que había compuesto para el siguiente disco de los Beach Boys como solista, con la ayuda de estrellas invitadas como la actriz Zooey Deschanel y la estrella country Kacey Musgraves.

Una película biográfica sobre su vida y carrera, protagonizada por John Cusack y Paul Dano interpretando a Wilson en diferentes etapas, se estrenó con gran éxito de crítica ese mismo año.

Continuó de gira hasta bien entrados sus 70 años, pero sufrió un duro golpe en 2024 cuando su esposa, Melinda, falleció a los 77 años.

Poco después, el músico fue puesto bajo tutela, y su familia declaró que era "incapaz de cubrir adecuadamente sus propias necesidades personales de salud física, alimentación, ropa o vivienda".

Este hecho reforzó la imagen del músico como una figura frágil, casi infantil, que, sin embargo, inspiró a miles de músicos a seguir sus pasos.

La combinación de su creatividad como escritor y sus habilidades técnicas en el estudio lo convirtieron en una de las grandes figuras de la música popular del siglo XX.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

BEACH BOYS: LA HISTORIA DEL GRUPO MÁS TURBULENTO DE LOS AÑOS 60

Ivar Muñoz-Rojas
Rolling Stone, 21/06/2014


Crearon el sueño californiano, se adelantaron a los Beatles y vendieron millones. Pero detrás de sus sonrisas y armonías, había drogas, desequilibrios psíquicos y abusos familiares. “Soy afortunado pero he tenido malos tragos”, cuenta a Rolling Stone Mike Love, superviviente del grupo más longevo y turbulento de los 60.

Los Beach Boys reinaban en EE UU en el verano de 1964. Estaban en lo más alto de las listas, nadie innovaba musicalmente como ellos y ni siquiera los Beatles eran una amenaza para estos adolescentes blancos, talentosos y trabajadores. Eran el gran sueño americano. “Fue una etapa con mucha creatividad, energía y excitación”, cuenta a Rolling Stone sobre aquella época Mike Love (EE UU, 73 años), cantante de la banda. Ahora, con la actual gira del grupo, celebra los 50 años de Fun, fun, fun, el exitoso single sobre una chica que le roba el coche a su papá para impresionar a los chicos. Pero detrás de sus armonías celestiales, las sonrisas Profidén y los conjuntados trajes, la vida era menos divertida y despreocupada para estos populares chicos: las drogas, los desequilibrios mentales o los rifirrafes internos mermaron a este grupo, cuando había llegado a lo más alto. “Soy afortunado por lo que he vivido, pero, como todo el mundo, he tenido mis malos tragos”, se sincera Love. Responde por teléfono, en Detroit (EE UU), donde actúa por la noche con una nueva formación de los Beach Boys, en la que únicamente está él de los miembros fundadores.

Este señor, de mirada firme y que viste camisas de dudoso gusto, sigue recorriendo el mundo, cantando los súper éxitos playeros de los Beach Boys. Los próximos 21 y 23 de julio lo hará en nuestro país, en Madrid (en el festival Madgarden) y Marbella (festival Starlite). “Me gusta tener las cosas en orden. Saber qué vamos a hacer y cuándo lo haremos”, recalca el vocalista prodigioso. Quizás por ello haya sobrevivido, como ningún otro beach boy, a las giras extenuantes, los mánagers abusivos o, lo más doloroso, la muerte de varios familiares con los que formó la banda que dio el pistoletazo de salida a los 60.

“No éramos buenos surfistas”

Un monumento conmemorativo, grande y hortera, se encuentra donde estaba la casa en la que se formaron los Beach Boys, en Hawthorne, pequeña ciudad en el sudeste del condado de Los Ángeles. Donde ahora hay una ladera colindante a una autopista, estaba la vivienda de los Wilson. La estampa en este suburbio era de película de los años 50: los niños correteaban de un jardín a otro, cuando no estaban jugando al béisbol. Pero dentro de este hogar, la vida era todo menos apaciguada. Ahí mandaba Murry Wilson, quien tenía atemorizados a sus tres hijos: Brian, Dennis y Carl.

Este padre con gafas de culo de botella podía llegar a los puños en sus broncas y, según la leyenda, incluso obligó a sus pequeños, como castigo, a defecar sobre platos o a mirar fijamente su cuenca ocular, tras quitarse el ojo de cristal.  Mientras, su mujer, la dulce Audree, trataba de gestionar la ley del silencio como podía. “Era un hombre repulsivo”, recuerda un vecino en el documental The real Beach Boy.

Sólo la música parecía calmar a Murry. Este currito de una compañía de neumáticos pasaba sus ratos libres al piano, componiendo canciones que intentaba vender, sin demasiado éxito, a las editoriales de Hollywood. Por eso, cuando escuchó a Brian tararear una melodía, con un año, sintió que había plantado bien su semilla. Se preocupó por que el mayor de sus hijos desarrollara su talento, regalándole instrumentos y rudimentarios aparatos para grabar. “No puedo recordar un solo momento en el que no hubiera música en mi familia”, cuenta Mike, primo de estos hermanos. Cuando llegaban las navidades, los Love se juntaban con los Wilson para cantar los éxitos de la radio.

Si Brian era el adolescente sensible y musical, Dennis, como pasa con los hermanos de en medio, fue el rebelde. Mientras el primero pasaba las tardes encerrado, componiendo canciones parecidas a las de sus queridos Chuck Berry y The Four Freshmen, el segundo se metía en líos por pequeños hurtos, alguna bronca o la trastada que tocara. Pero también quiso estar, cuando sus hermanos se juntaron con Mike y un colega del instituto, Al Jardine, para formar una banda. Carl, el pequeño de los Wilson, sólo tenía 14 años cuando se juntaron los Beach Boys.

Lo de componer canciones sobre surf fue cosa de Dennis, quien sugirió a su hermano mayor que se inspirara en el deporte que estaba de moda en las playas angelinas. Solía pasar las tardes cogiendo olas. Para el resto, en cambio, el mundo de los surferos era ajeno: “Surfeé algo en el instituto pero es muy difícil, tienes que practicar mucho para aguantar. No éramos buenos surfistas, pero cantábamos bien sobre ello”, revela Love. Brian, algo fondón, jamás se subió a una tabla, pero se puso manos a la obra para crear un mundo de fiestas playeras, chicas en bikini y puestas de sol que en realidad nunca había visto. Y así, de la mente de un adolescente tímido, genial y asfixiado por su padre, nació el sueño californiano.


Antes que los Beatles
  
Surfin’, el primer single de los Beach Boys, suena primitivo y extrañamente pegajoso. Unos escuetos golpes de caja marcan el ritmo, las guitarras apenas se escuchan y las armonías vocales rozan lo tosco, al cantar que “el surf es la única manera de vivir”. Pero tiene el descaro, la inocencia y la sencillez de los primeros grupos que arrasaron en los 60. Es un disco pionero: cuando se publicó, en diciembre de 1961, el rock and roll estaba pasado de moda y los Beatles aún eran unos muertos de hambre que se curtían en Hamburgo. “Fuimos la primera banda que hizo sus canciones”, recalca Love.

De manera inesperada, se abrió paso entre las posiciones más discretas de la lista de ventas en EE UU, se convirtió en un fenómeno en las radios de Los Ángeles y, más determinante, encendió la ambición de Murry, que quiso realizar su sueños frustrados mediante sus hijos. Rápido encarnó, como suele suceder en estos casos, el papel de padre explotador, manipulador y omnipresente, al autoproclamarse mánager. Años después, su figura le costaría horas de terapia a Brian, que, sin embargo, no le desacredita: “Fue determinante para que nos pusiésemos las pilas”, ha contado este músico de 72 años, que –dicen las malas lenguas–, de niño perdió la audición en el oído derecho por una bofetada de su progenitor.

Las reglas del exigente papá eran duras: a estos jovenzuelos playeros les tocaba pagar 100 dólares de multa si decían un taco, se quedaban dormidos o llegaban tarde a un ensayo (lo que a día de hoy equivaldría a unos 540 euros). De juergas por supuesto ni se hablaba y hubo poco margen para despendolar cuando las cosas empezaron a rodar rápido, en la primavera de 1962, tras la publicación de Surfin’ safari, el primer álbum de la banda. En pocos meses, el grupo había alicatado su sonido: en la canción que le da título, la intuitiva batería de Dennis empuja enérgicamente las celestiales voces, y las guitarras suenan cristalinas y precisas. Por sus pintas podían parecer inocentes, pero la cosa iba en serio.

El éxito de los Beach Boys se expandió por su país y, para celebrarlo, se sacaron de la manga  Surfin’ USA (1963), un auténtico himno nacional surfero. “Si todos en EE UU tuviesen un océano, harían surf como en California”, dice el arranque de este single, con el que el grupo se colocó por primera vez en la parte alta de la listas, no sólo en su país, también en algunos lejanos, y poco dados al surf, como Gran Bretaña o Suecia. “Cuando conduzco me fijo en si ponen nuestras canciones en la radio. No es complicado pillar alguna: suenan siempre, en cualquier radio dedicada a los 60”, bromea Mike. La etapa dorada del grupo había comenzado.



Y llegó el LSD

Fun, fun, fun y I get around pusieron banda sonora al verano de 1964. Este último single tiene melodías y armonías muchos más complejas que las de los Beatles, los Rolling Stones u otras bandas británicas que conquistaron EE UU entonces. Los Beach Boys iban por delante. Arrasaron cuando lo tocaron en The Ed Sullivan show, el programa de televisión donde sólo salían los verdaderamente grandes. El éxito empezó a pasar factura pronto.

Hartos de sus represalias, despidieron a Murry. Quitarse al invasivo padre y mánager fue una liberación, pero coincidió con el primer gran revés para la banda: en diciembre de aquel año, Brian sufrió un ataque de ansiedad, en pleno vuelo. Se tomó una decisión determinante: no volvería a la carretera. “Llegó un punto en el que no asumía la carga de la popularidad. Cuando estuvimos en Australia, gastó miles de dólares en hablar por teléfono con su novia”, recuerda Mike.

Mientras el resto del grupo continuaba con sus compromisos en directo, el mayor de los Wilson pudo dedicarse a lo que le gustaba, que era componer y grabar. De nuevo, pasaba las tardes hurgando entre las melodías en su cabeza, sólo que ahora vivía en una mansión en Beverly Hills, y se codeaba con los niños bien y bohemios de Los Ángeles. Las drogas no tardaron en llegar.

Cabe preguntarse qué fue más revelador para Brian: ¿el sonido de Phil Spector –el productor que con su eco revolucionó las grabaciones en los sesenta–, o el LSD, el ácido alucinógeno que cambió el pensamiento de la década? La influencia de ambos es más que palpable en sus composiciones de entonces. Empezó a experimentar con nuevos instrumentos y sonidos: flautas, arpas, latas de Coca Cola… Había sitio para todo. Cuando sus compañeros se reunieron para cantar sus nuevas canciones, alucinaron. ¿Qué había pasado con el surf? ¿De dónde venían todas esas letras introspectivas?



El single más caro de los 60

Tras diez meses en diferentes estudios –un tiempo extraordinariamente largo por entonces para grabar–, llegó Pet sounds (1966), disco pilar en la historia del rock. “Es un mordaz ciclo de canciones de amor que impactan como una evocadora y destructiva novela”, lo definió Rolling Stone, pocos años después de su publicación. Para Paul McCartney fue una revelación: tras escucharlo en las oficinas de su discográfica, salió corriendo para componer Here, there and everywhere –incluido en Revolver (1966), de los Beatles. “Cualquiera que sepa un poco de música entiende su relevancia”, recalca Love por su parte.

Pero el mayor éxito de los Beach Boys se quedó fuera de Pet sounds. Tras muchas discusiones, se decidió lanzar por separado el tema Good vibrations (1966), la obra faraónica de Brian Wilson. Costó 50.000 dólares grabarlo (el disco más caro hasta entonces, unos 37.000 euros) y supuso siete meses de obsesivo trabajo, hasta que sus tres minutos y medio sonaron como su creador quería. El esfuerzo dio beneficios: fue número en EE UU y Gran Bretaña, y se vendieron seis millones de ejemplares del single. Pero, más que eso, abrió una nueva era en el pop: su influencia es clave en Sgt. Pepper’s lonely hearts club band (1967), el icónico álbum de los Beatles, publicado nueve meses después. Rolling Stone colocó Good vibrations en la sexta posición en el ranking con las 500 mejores canciones de la historia.

Para Mike Love, sin embargo, recordarlo es agrio: “Estábamos evolucionando, pero nuestra discográfica no nos promocionó bien. Los Beatles sí supieron transmitir ese cambio. No tenía ningún sentido que en 1966 nos vendiesen como el mejor grupo de surf de EE UU. Entonces no era relevante”, explica.

¿Eso os cabreó?
Estábamos frustrados, pero no llegamos a enfadarnos.

¿Ha sido el mayor revés en la carrera de los Beach Boys?

Lo más triste en todos estos años ha tenido que ver con las drogas. Mi primos estuvieron muy metidos y eso les hizo mucho daño.



El encontronazo con Charles Manson

Los Beach Boys, de la noche a la mañana, eran algo del pasado. No fueron bien recibidos por los fans de la psicodelia que, paradojas, habían impulsado en gran parte con sus atrevidas producciones. Y en sus conciertos, el público hippie se reía de sus trajes conjuntados. El mundo giraba rápido en los últimos 60.

Aunque el verdadero problema estaba dentro del grupo: su motor creativo, Brian, comenzó a desvariar. Demasiadas drogas y ambiciones: “Quiero componer una sinfonía adolescente para Dios”, dijo en más de una ocasión sobre Smile, la continuación de Pet sounds, álbum que fue anunciado a bombo y platillo, pero que los Beach Boys nunca terminaron.  El mayor de los Wilson se perdió en una espiral de drogas, comida basura y días enteros en la cama, como cuenta la biografía no oficial Catch a wave: The rise, fall and redemption of the Beach Boy’s Brian Wilson (no está en castellano). El quinteto pronto lidió con sus primeros batacazos de ventas.

Para Dennis, la psicodelia en Los Ángeles fue más divertida, pero también vivió turbulencias. En su casa en Sunset Boulevard los desparrames eran habituales. Hasta que llegó Charles Manson, el asesino de Sharon Tate. Junto con su séquito, este psicópata vivió una temporada bajo su techo. Las malas casualidades llevaron al músico a recoger a dos seguidoras del barbudo líder, que hacían autostop. Fue el primer paso para que estos lunáticos se metiesen en su cocina.

Manson llegó a componer una canción con Dennis, que salió como cara b de los Beach Boys (Never learn not to love). Cuando descubrió su naturaleza retorcida, no fue capaz de echarlo. Optó por irse de la casa, dejando ahí a sus peligrosos invitados, lo que le costó una amenaza de muerte de Charles Manson.

El secreto mejor guardado

Mike Love, en cambió, vivió sus últimos 60 con serenidad. Encontró otra manera de alterar su mente: “Aprendí meditación trascendental con Maharishi Mahesh Yogi y eso me apartó de las drogas. Fui a la India para aprender”, recuerda. En aquel viaje coincidió con los Beatles, la gran competencia de los Beach Boys entonces. Echa la vista atrás: “Una mañana, desayunando, Paul McCartney canturreó Back in the USSR, con una guitarra acústica. La acababa de componer. Le sugerí que cantase sobre las chicas rusas”. Y recalca: “Nos conocíamos pero no éramos grandes amigos. Veníamos de mundos muy diferentes”, dice sobre el grupo que copió más de una idea de su banda.

Desde entonces, Mike practica meditación a diario. “Me ha dado claridad y optimismo”, explica. Le ha ayudado a sobrellevar la montaña rusa de los Beach Boys: el bajón de popularidad en los 70, la repentina muerte de Murry por un ataque al corazón (en 1973), los desequilibrios psíquicos de Brian (y las consecuentes manipulaciones de su terapeuta, el polémico Eugene Landy), el inesperado éxito en los 80 con el millonario single Kokomo (de la banda sonora de Cocktail), las disputas legales entre los miembros por los derechos…

Aunque dos momentos son especialmente turbulentos en su memoria: la muerte de sus primos Dennis y Carl, en 1983 y 1998. El primero se ahogó, tras lanzarse a nadar desde su barco, borracho y puesto de cocaína; el segundo falleció por una cáncer de pulmón. “Son tragedias que hay que pasar. Todo el mundo sufre por pérdidas. Es la vida”, reflexiona el curtido músico.

No falta quien le critica por usar el nombre de Beach Boys para dar conciertos sin los otros fundadores vivos, Brian y Al Jardine (con quienes se reunió en 2012 para celebrar el 50 cumpleaños del grupo). Mike rebate: “Durante más de cinco décadas me he dedicado a crear y tocar la música de este grupo. Al ser el cantante principal, me he preocupado de mantener nuestra música viva, llevándola a todo el mundo. Y aún nos quedan sitios por conocer”, dice este superviviente de 73 años, que en su vida no sólo ha vendido más de cien millones de discos: también es padre de nueve hijos. El secreto del éxito no era el surf: es el yoga.

domingo, 2 de junio de 2013

DENNIS WILSON, CANCIONES DESDE EL FONDO DEL OCÉANO

Más Truenos Magazine, 25/08/2012




Dennis Wilson representaba mejor que nadie el espíritu de los Beach Boys, de hecho era el único que realmente sabía surfear (fue quien propuso a Brian escribir sobre el tema en su primer éxito, “Surfin’ “), era un enamorado de los coches y un sex symbol (más de una actuación tuvo que ser interrumpida por la invasión a escena de quinceañeras que se dirigían a abrazar a su adorado percusionista) pero rara vez tenía sitio en las composiciones corales de los chicos.

También cumplía con todos los desvíos achacables a la banda, aquellos que solo hacían aparición cuando los focos se apagaban: era violento, machista, promiscuo, drogadicto, mal padre, desprendido…

Lo que no tenía Dennis era el ego de su primo Mike Love (tito del olímpico Kevin, forward de la NBA), ni el falsete de Carl, tampoco el espíritu ecologista de Al Jardine o la ingenuidad de Brian; por otra parte, confiaba en su hermano mayor cuando nadie lo hacía (“Smile es tan bueno que hará que Pet Sounds apeste…”), era generoso hasta niveles irresponsables y siempre respetó el papel que tenía asignado en el grupo. De hecho, no fue hasta 1965 cuando tuvo su primera oportunidad como cantante protagonista en la maravillosa “In the back of my mind“, una compleja balada de arreglos jazzísticos con el inconfundible estilo de Brian, con una letra que hacia prever su oscuro mundo interior y una turbadora coda disonante, digna de compositores mucho más maduros, a años luz del ryhthm ‘n’ blues de Chuck Berry y el surf de los Ventures.

Tendrían que pasar sin embargo muchas cosas para que la banda hiciera uso de una composición suya, en el album Friends de 1968.

In The Back Of My Mind


“Yo estaba sentado en las gradas durante una prueba de sonido cuando escuché esos increíbles acordes de piano procedentes del escenario. Alcé la vista y allí estaba Dennis, lo cual me sorprendió sobremanera. Al igual que un montón de gente, yo sólo lo conocía como el salvaje batería, ni siquiera imaginaba que supiera tocar el piano! Cuando le pregunté por quién había compuesto la hermosa música que estaba tocando dijo: ”yo lo hice.“ Me quedé anonadado. Dennis, al contrario que yo, no tenía ninguna formación musical, pero esas eran secuencias de acordes por los que mis instructores habrían matado. Él no conocía los nombres de las notas, nada. Sólo tocaba alrededor hasta encontrar aquellas que coincidían con lo que escuchaba en su cabeza. La riqueza y la innovación instintiva de sus acordes me recordó al compositor Richard Wagner, de quien Dennis nunca había oído hablar… ”

Estas palabras pertenecen a Daryl Dragon, teclista, compositor y arreglista del dueto Captain & Tennille, popular en los 70, y habitual colaborador por entonces de los Beach Boys. Una opinión quizás condicionada por la amistad que les unía y, quién sabe, igual también exagerada por la euforia de ciertas drogas; sin embargo, es un buen ejemplo de las reacciones que generaba el sorprendente talento del mediano de los hermanos.

Por muy morbosa que fuera su desastrosa vida personal no vamos a entrar a valorar sus hazañas amatorias, ni sus cinco matrimonios, su abuso de los narcóticos y el alcohol, tampoco su relación con “La Familia”, el séquito del repugnante Charles Manson. Nada de eso.

Lo que nos interesa de Dennis es su magnetismo como artista: su aterciopelada voz, desaprovechada por los Beach Boys hasta el colapso de Brian en 1967, y cada vez más aguardentosa y rota conforme flaqueaban las ideas en la banda; sus melancólicas composiciones, cantos dramáticos al amor (casi siempre platónico cuando no perdido) y una faceta de productor aprendida del muro de sonido de su hermano mayor, cargada de exhuberantes arreglos e imaginativas progresiones armónicas.

1966, Pet Sounds revoluciona el mundo del pop (no así el de las ventas), Brian abandona las giras un par de años antes para centrarse en la producción de canciones y se prepara para orquestar su obra cumbre, el inigualable número 1 “Good Vibrations“. La canción formará parte de Smile, que pasa de ser el álbum más esperado del ’67 a la decepción musical de la década. Meses después, con Brian fuera de juego y el resto del equipo arrimando el hombro, editarían los menores Smiley Smile y Wild Honey.

No es hasta entonces cuando la banda decide confiar en la música de Dennis.

Aporta su ayuda en el tema que da titulo al siguiente Lp, Friends, pero además sostiene el álbum con 4 de las 12 composiciones, que también llevan su firma: “Be Here in the Morning“, “When a Man Needs a Woman“, “Be Still” y “Little Bird“. Además canta estas dos últimas, la primera una breve nana interpretada con dulzura, de una pureza y simplicidad lírica que contrasta con la fiereza de sus propias existencias y “Little Bird“, un canto sospechosamente inocente hacia el pajarillo que desapareció y debe volver para seguir cantando, destacada composición con distintos pasajes cuya producción es fiel reflejo del estilo de Brian, si bien el estribillo es cosa suya ya que procede directamente de la canción “Child is the father of The Man” del abortado Smile.  El Lp aún está lejos de Pet Sounds o Today, pero ha ganado puntos y simpatía con la perspectiva de los años.

Little Bird



“Brian no es mi influencia, es mi inspiración.”

Está claro que el mérito de Dennis es relativo, como bien me apunta un amigo músico, pasar años junto a un gran talento influiye en la manera en la que uno enfoca su trabajo, aunque en el caso de ambos lo interesante era que no estudiaron música ni sabían leer partitura alguna. Dennis buscaba directamente en los ojos de su hermano, trataba de perseguir el feel perdido (era como Brian llamaba al origen metafísico de cada pieza), buscaba su rastro hasta reconvertirlo en canción, o mejor dicho, en reversos de lo que la canción pudo un día ser en manos de su hermano.

El siguiente disco, titulado desinteresadamente 20/20 como símbolo del carpetazo contractual que los ataba a la sobreexplotadora Capitol Records, apenas se sustenta en manos de Carl y Dennis, salvo un par de excepciones recuperadas del originario Smile de Brian (“Our Prayer” y “Cabinessence“). La aportación del guaperas en este caso es determinante, obviando el pasable rocanrol “All I want to do” en el que cede el micro a Mike Love, “Be With Me” y “Never Learn Not to Love” son dos de los highlights no solo del Lp sino también de su carrera.

“Be With Me” es una declaración interior, “Ella debería estar conmigo, eso la haría libre, ven conmigo, estáte conmigo, sé una parte de mí“, dan ganas de acompañar el “dadadada” en mantra dejándose embaucar con el fondo musical, ya que la instrumentación del corte es espectacular, arrebatadoramente bella, con cierta épica marca personal de fábrica y una elegante oscuridad en los arreglos que parece presagiar la sombra oculta bajo tan encantadora apariencia.

Ahora sí, el alumno está a la altura de su inspirador y maestro Brian. Puro Wall of sound.

Be With Me



“Never Learn Not to Love” es la canción de la discordia, robada directamente de la colección particular del “Mago” Charles Manson, el cual grabó varias maquetas en el estudio que Brian Wilson tenía en su sótano para un futuro disco que Dennis prometió producir. Según Charlie, Dennis murió como consecuencia de la maldición merecida por firmar como propia esta canción, originalmente “Cease to Exit“. Pero eso no exime al rebelde Wilson (cuyo interés no residía tanto en Manson, sino en las mujeres y orgías que lo rodeaban) del enorme trabajo que hace con esta misteriosa canción. Además de cambiar el título y sustituir la frase en la letra por “cease to resist“, el original folk está aquí decorado con todo tipo de detalles, flautas, cascabeles, unos coros angelicales, curiosamente parece producido como un macabro villancico, que iba a ser, por desgracia, estigmatizado de por vida por la sangrante marca del terror.

Never Learn Not To Love



Obviando los sucesos relacionados con Manson, a partir de aquí todo son elogios hacia el nuevo talento, por lo tanto nadie negará en adelante su participación activa en la banda debido al retiro y encierro de Brian en sí mismo y a las constantes amenazas de naufragio derivadas de la falta de ideas del resto.  En 1969 Dennis Wilson & Rumbo (a dúo con el citado Daryl Dragon) se desmarcan editando un single, “Sound of Free“, cuya cara B “Fallin’ in love” es otra joya de nuestro hombre. Como respuesta, los Beach Boys publican el discreto sencillo “Breakaway“ (escrita por Brian y su padre Murry) con “Celebrate the News” como psicodélica cara B, de nuevo obra de Dennis.

Con el primer disco de los Beach Boys para Reprise Rds. parece haber lugar para la esperanza, Sunflower (1970) desprende buenas vibraciones desde la portada. Milagrosamente tocado por la gracia, todos colaboran con alguna pieza. En particular, Dennis despliega otra tanda de poderío y saber hacer como autor o co-autor: “Got to Know the Woman” es un negroide rocanrol con solera, “Slip on Through” tiene ya su inconfundible sello, marcado de nuevo por el amor incondicional, con una extraña pero adictiva cadencia; incluye también su balada más famosa, “Forever“, que se mantiene imperecedera como en la primera escucha por mucho que el resto de la banda la utilizara de manera ultrajante (Disney mediante…) para sacar tajada de sus réditos. Es la última canción en la que su voz suena pura, una auténtica delicia que convenció y extremeció hasta a su dictatorial padre.

Forever



Los siguientes trabajos de los Chicos, Carl & The Passions y Holland contarían con nuevas gemas del mediano Wilson, “Cuddle up“, “Make it good“, “Only with you“, “Streamboat“, ahora despojado del papel de batería por un corte accidental en un tendón de su brazo (se autodescartó en Surf’s Up, por descontento con el orden de las canciones).

El siguiente golpe de timón de Dennis vendría sin embargo en 1977, cuando abandona temporalmente la banda decepcionado por su exclusión como compositor y por el nulo potencial de 15 Big Ones, maniobra orquestada por Warner Rds y Mike Love para recuperar desesperadamente a un Brian que parece que se haya comido la franquicia entera de McDonalds y que es un mero títere en manos de sus compadres. Tras un par de intentos previos, se decide por fin a publicar en solitario su primer disco, el clásico y a la postre definitivo Pacific Ocean Blue.




“Su música es una de las más personales y desgarradoras que he escuchado jamás. Pero él tocaba sus cosas y luego nunca volvías a oírlas, así que un día le dije: Dennis, tienes que compartir esto. Consigue un lienzo en blanco y llénalo con tus canciones. Yo sólo le di la oportunidad, Pacific Ocean Blue es su momento y su obra maestra”  J. Guercio

Guercio, descubridor del grupo Chicago y dueño de los estudios Caribou, fue el impulsor del proyecto, el encargado de convencer por fin al vividor de los Wilson.

Pese a tener la voz seriamente dañada por el consumo de tabaco y estupefacientes, Dennis reunió una colección de canciones espectacular, cantadas con un pasión y profundidad casi negras. Previamente ya había dado suficientes pruebas de su calidad y aun así deslumbró a todos (incluído Brian) por su madurez, imaginación y melancolía.

El Lp se abre con el single “River Song“, coescrita con su hermano pequeño Carl, una tremenda oda a la libertad con coro gospel incluído. “What’s wrong” es un boogie al estilo que tanto adoraba Brian, “Friday Night” o “Dreamer” lo ratifican como especialista en los medios tiempos, densos y souleros como una pista de baile tras el cierre de la discoteca, vacía de gente y cargada de humo. Sin embargo, lo que mejor define a nuestro protagonista, donde realmente marca la diferencia, son sus baladas: “Moonshine“, “Farewell my friend” y sobretodo en las crepusculares, acuosas, escalofriantes “Thoughts of you” y “Time“, donde se nos muestra como el salvaje arrepentido, en sus horas más bajas, incapaz de ser feliz, de unificar una especial sensibilidad con su estilo de vida autodestructivo. Un estilo que además hacía trizas a quienes le rodeaban, sobretodo al gran amor de su vida Karen Lann.

Thoughts of You


El peor enemigo de Dennis es él mismo, o la versión adulterada y violenta de él mismo, y ya es demasiado tarde para reparar el daño causado. Un par de botones como ejemplo del desesperado estado del californiano, a años luz físicamente del sex symbol que fue, y sin rastro de su encantadora sonrisa entre la poblada barba que presenta en estos días:

“Fuiste tú quien dijo que no habría mañana,
dijiste que ahora me querías de otra manera,
Oh! de otra manera”
Moonshine

“La soledad es un lugar muy especial,
Olvidar es algo que nunca he hecho,
En silencio, en silencio tocas mi cara”
Thoughts of You 

“No más noches solitarias…”
You and I

El disco fue recibido con entusiasmo por la crítica, pese a nadar a contracorriente con las tendencias de la época, y las ventas fueron más que aceptables. Después de todo, su banda madre llevaba sin editar material de tal calibre más de un lustro.

Por desgracia, paralelamente su vida recorría otros derroteros más lamentables, segundo divorcio con Karen y en quiebra económica, es expulsado definitivamente de los Beach Boys por Mike Love, tiene un affaire con una de las hijas ilegítimas de este, del cual nace su cuarto hijo Cage, deambula como un zombie por LA mendigando alcohol, cocaína, heroína, quaaludes o lo que haga falta con tal de no sentir, como tratando de arder en lugar de apagarse que diría su amigo Neil Young. Tampoco tuvo oportunidad de dar continuidad a su debut con el proyecto Bamboo, abortado por su triste muerte.

Bamboo, editado como extra en la edición especial que Legacy hizo de POB en 2008, contiene retazos de otra obra magna, perfecta secuela con más rocanroles, soul, baladas; incluye joyas tipo “Are You Real” (casi parece compuesta por el Pete Townshend de Quadrophenia) , “Love remenber me“, “Love surrounds me” o la inacabada “Holy Man“, que desprende una nostalgia extremecedora (incluída también como bonus con letra y voz de Taylor Hawkins, admirador y también batera de Foo Fighters).

Time



“No tengo un método para expresarme, sólo sé que si eres honesto escribiendo e interpretando, tu música cobra una dimensión extra”

El 28 de diciembre del 1983, poco después de su 39 cumpleaños, Dennis Wilson se ahogó en Marina Del Rey (Los Ángeles), en un intento por recuperar pertenencias que él mismo había arrojado tiempo atrás desde su embarcación, el Harmony. El día de su muerte en 1983, se escuchó decir a Wilson: “Estoy solo. Estoy solo todo el tiempo“.

Cruel paradoja morir ahogado en el océano que tanto amó. Aquel que tantas tardes de surf le regaló, reconfortantes, alegres y duras como las olas, el amigo que jamás le fallaría y el único al que siempre fue fiel. El mismo que inspiró tantos éxitos a sus chicos, ese iba a ser quien le arrebatara la vida y, gracias a un permiso especial concedido normalmente a militares, el lugar donde descansa su cadáver desde el 4 de enero de 1984. “Farewell my friend”  sonó en la ceremonia de despedida.



Trágica muerte la suya pero también esperado final, sabido el riesgo que entraña llevar el rock’n'roll way of life hasta sus últimas consecuencias.

Como quiero cerrar este reportaje con una imagen positiva, me gusta pensar que si Dennis era el alma de los Beach Boys tiene hasta sentido saber que su cuerpo sigue en el mar, así su espíritu permanece tranquilo en las profundidades del Pacífico sabiendo que las nuevas California Girls se bañan en las aguas que tantas veces le hicieron feliz, aunque solo fuera momentáneamente.