jueves, 25 de abril de 2024

JOHN PEEL, LA VOZ QUE HIZO SONAR LA MÚSICA INDEPENDIENTE EN LAS ONDAS

Rafa Cervera

Culturplaza, 14/01/2024


Para Brian Eno fue la persona más importante en la industria musical británica durante casi medio siglo. Feargal Sharkey, excantante de The Undertones. dijo de él que era el locutor más importante que habíamos conocido. El día de la muerte de John Peel en muchos sitios sonó a modo de despedida “Teenage Kicks”, la canción más popular de dicha banda. Peel había expresado en reiteradas ocasiones que era su canción favorita de todos los tiempos. Casi todo lo que Peel decía solía ir a misa. Su voz y su olfato para descubrir nuevos talentos fueron decisivos en la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XX. 

El infarto que acabó con su vida el 26 de octubre de 2004 impidió también que siguiera ejerciendo como inagotable detector de nuevos artistas, con posibilidades de dejar huella  en la historia de la música. Inglaterra lloró la muerte de John Peel y Jarvis Cocker, que entonces lideraba Pulp, uno de los grupos a los que el locutor había apoyado sin dudar, declaró: “En un mundo cada vez más estandarizado y previsible, Peel hizo una labor insuperable, tanto que no sé quién podrá sustituirle ahora que ya no está”. Veinte años después, ya sabemos la respuesta a esa duda. Nadie ha podido porque sustituir a John Peel porque su desaparición formó parte del fin de una era. Una época en la que un disco podía provocar ,iles de diminutas revoluciones. Quizá no llegaran a cambiar el mundo, pero sí a miles de personas que quedaban contagiadas al mismo tiempo por unas canciones. Ocurrió con Bowie, ocurrió con The Smiths, con Pixies, con Nirvana, con The White Stripes... Todo habían sonado antes en el programa de John Peel.

Elvis Presley fue el primer músico que le hizo sentir que un cambio importante se había producido en la música popular. Por aquel entonces tenía quince años y estaba en un colegio que detestaba. “Todo cambió cuando escuché a Elvis”, declaró en una ocasión. “De repente había algo justo allí donde hasta entonces no había nada”. En 1959 abandonó su Liverpool natal y se instaló en Estados Unidos para trabajar como locutor en una emisora de Dallas. Fue cuando descubrió que su marcado acento británico le abría puertas, algo que se acentuó cuando la beatlemanía cruzó el Atlántico. A partir de ese momento, América soñaba con todo aquellos que fuera inglés, y Peel empezó a ser tratado como si fuese miembro de la realeza. 

Cuando asesinaron a John Fitzgerald Kennedy, pudo entrar en la habitación donde estaba retenido Lee Harvey Oswald, y eso ocurrió solo por su acento. En 1967 regresó a Inglaterra y fundó lo que entonces se denominaba una emisora pirata. Eran radios libres que emitían desde lugares en los que las autoridades no pudieran cerrarlas y que ofrecían una programación musical alternativa a la que imponían las listas de éxitos. Allí, después de la medianoche, Peel presentaba The Perfumed Garden, el primer programa con el que se convirtió en un faro para los aficionados ávidos de información en un momento en el que las novedades musicales eran muchas y muy sugerentes. Su espacio era el único de las ondas británicas en el que sonaban bandas como Jefferson Airplane, Tyrannosaurus Rex –que unos años después mutarían en T. Rex- y Captain Beefheart, autor de Trout Mask Replica, el álbum que siempre estuvo en el primer puesto en las listas de sus álbumes predilectos.

El salto a la BBC no tardó en llegar. Allí puso en marcha el programa que hizo de él una institución. La principal característica del John Peel Show consistía en que su conductor dejaba que las canciones sonaran completas, algo que los oyentes que grababan los programas agradecían infinitamente. Por aquel entonces, Peel tenía un ascendente hippie que marcaba sus gustos. Su amigo Rod Stewart fue el responsable de que comenzara a fijarse más en el rock. Dicen que después de verlo asistiendo a uno de sus conciertos se lo llevó a la barra y lo invitó a cerveza hasta emborracharlo y lograr así que su aura mística desapareciera un rato. Eso fue a principios de los setenta. Peel ya había apostado por la nueva encarnación musical de Marc Bolan y también por la enésima reinvención de David Bowie, que en 1971 se había teñido el pelo de color zanahoria y, al igual que Peel, había abandonado las tonalidades hippies para centrarse en el rock & roll. Personajes malditos como Nico y Syd Barrett pasaron por su estudio para grabar sus célebres sesiones –pequeños conciertos en el estudio- cuando eran más unos incomprendidos que unas leyendas. También lo hicieron Nick Drake y la Incredible String Band, Can y Kevin Ayers.

Pero fue a partir del punk que Peel comenzó a convertirse en una brújula imprescindible. Supo ver hacia dónde se encaminaba el futuro y programó a grupos como Sex Pistols, The Clash o Ramones, nombres que espantaban a otros programadores. Y fue entonces cuando sus Peel Sessions se convirtieron en una herramienta imprescindible para dar a conocer a muchos de los nombres que no empezaban a dar que hablar. Siouxsie & the Banshees sonaban en el programa de Peel antes de que ninguna discográfica los hubiese contratado. Su programa ofrecía un servicio público: difundía nuevos brotes creativos y funcionaba como reclamo para que público e industria se acercaran al artista o la banda en cuestión. Lo habitual es que el proceso sea el contrario: la industria le da a la emisora el disco ya hecho y el locutor lo pone para captar público. “Si no hubiese sido por John no habrían existido ni Joy Division ni New Order habrían existido”, declaró Bernard Sumner, miembro fundador de ambos grupos. “Fue una de las pocas personas que dio a los grupos que tocábamos música alternativa la oportunidad de ser escuchados. Y durante el resto de su vida siguió apoyando ese tipo de música innovadora”. 

Peel era un observador abierto. Su apoyo incondicional a The Smiths hizo que el festival de Glastonbury los incluyera como cabezas de cartel, lo cual supuso un cambio esencial para el festival. Su curiosidad no terminaba con las canciones hechas en lengua inglesa. Consideraba la música pop como manifestaciones culturales globales porque la música es un lenguaje universal. Gruff Rhys recordaba cómo apoyó también la música cantada en galés. “Fue el único locutor inglés que la programó durante años -dijo tras su muerte-. No hacía demasiado caso de asuntos como el britpop pero apostaba por corrientes como el drum ‘n’ bass y el techno, corrientes que se desarrollaban al margen de los medios de comunicación”. Incluso Elton John tuvo palabras de gratitud para él tras su muerte: “Hay una infinidad de artistas que están en deuda con él debido a su entusiasmo, y yo soy uno de ellos. Me ayudó en milos años formativos de mi carrera y jamás olvidaré su bondad y su humor”.

miércoles, 24 de abril de 2024

ROKY ERICKSON: EL ROCK PSICODÉLICO LO INVENTÓ ÉL

Rafa Cervera

Culturplaza, 21/04/2024


El invento del rock psicodélico se le suele atribuir a Roky Erickson, músico tejano que falleció hace casi cinco años, por causas que su familia nunca aclaró. Erickson es también uno de los genuinos artistas de culto del siglo xx, alguien tan singular que podemos calificarlo de legendario sin riesgo de sonar ridículos. Su trayectoria artística halló una dirección definitiva en 1965, cuando conoció al estudiante de psicología Tommy Hall, cuyo objetivo era crear una música que ayudara a expandir los límites de la mente. Montaron el quinteto llamado 13th Floor Elevators y se dedicaron a perseguir esa meta bebiendo, ellos y su música, de la fuente mágica del LSD, por entonces una sustancia todavía legal. El sonido del grupo nació empapado de aquel compuesto químico; rock primitivo y alucinógeno, pero con canciones tan arrebatadoras como “You’re Gonna Miss Me”. The Psychedelic Sounds Of The 13th Floor Elevators, aparecido en 1966, fue el primer álbum que hizo referencia a la psicodelia en el título. En la funda interior del disco el grupo firmaba un alegato a favor del consumo de LSD para favorecer “una nueva manera de relacionarse con la vida y sus problemas de una forma más cuerda”.  Los Elevators tuvieron éxito en su ciudad natal, Austin, estado de Texas y también en San Francisco, donde los hippies desarrollarían a conciencia las posibilidades del ácido. El mánager de Jimi Hendrix quiso que los Elevators lo telonearan en una gira, pero quedarse en casa les facilitaba ponerse ciegos, por lo que declinaron la oferta. Hubo pocos conciertos en los que el grupo no saliera a escena colocado de ácido. Sacaron dos álbumes más, Easter Everywhere (1967) y Bull Out Of The Woods (1968) antes de implosionar. Cuando eso ocurrió, Erickson ya estaba internado en un penal de máxima seguridad para criminales con problemas mentales.

Roger Eynard Erickson nació el 15 de julio de 1947 en Austin y fue el hijo mayor de cinco hermanos. Su padre era un arquitecto alcohólico que maltrató a su madre y, posiblemente, también a sus hijos. Roky comenzó a tocar el piano a los cuatro años. Creció leyendo tebeos, viendo películas de terror y escuchando rock & roll, especialmente el del también tejano Buddy Holly. La música le permitió exorcizar sus miedos y luchar contra los demonios a los que había estado enfrentándose desde niño. Unos meses antes de graduarse abandonó la universidad para tocar rock & roll con The Spades. En 1965 tuvieron un éxito local con “We Sell Soul” y luego Erikson se fue con Hall para montar los Elevators. La reputación drogadicta de la banda hizo que estuvieran constantemente en el radar de la policía de Texas. En 1968, Erikson fue víctima de un ataque nervioso durante un concierto. Fue internado y sometido a terapia electroconvulsiva. Poco después la policía lo detuvo. Le encontraron un porro y fue juzgado por posesión de drogas. Lo condenaron a diez años de prisión. Su abogado le recomendó que alegara locura para evitar la cárcel y cumplió la pena en un centro psiquiátrico del cual intentó escapar varias veces. Acabó recluido en la unidad de máxima seguridad del Hospital Rusk de Texas. Allí estuvo confinado con asesinos y violadores, y también tuvo la oportunidad de conocer a un admirador de los Elevators que había asesinado a su familia bajo los efectos de un colocón de pegamento. Hasta que recobró la libertad en 1972, estuvo sometido a tratamientos experimentales y a más sesiones de electrochoque.

En 1975 se declaró, por medio de un documento legal, como un ser de otro planeta. La ciencia ficción y el terror se convirtieron en inspiración para sus letras y para todo en general, porque bautizó a su nuevo grupo de acompañamiento como The Aliens.  Fue otro tejano ilustre, Doug Sahm, uno de los primeros colegas en acudir a su rescate. Produjo el primer disco de Erikson en solitario, un sencillo con dos de sus temas clásicos, “Two Headed Dog” y “Starry Night”, que publicó en su propio sello, Mars Records. A lo largo de los años venideros y hasta su muerte, Erikson obtuvo el apoyo de otros músicos que le ayudaron a seguir trabajando o le ayudaron económicamente. Stu Cook, de Creedence Ckearwater Revival le produjo un disco. Henry Rollins le pagó una dentadura nueva y le publicó el libro de letras Openers II. The Black Angels fueron su grupo cuando volvió a los escenarios en 2007 y Okkervil River le acompañaron en el que fue su último disco, True Love Cast Out All Evil (2010). En 1990 se organizó un disco de homenaje que buscaba recaudar fondos para ayudarlo y también dar a conocer su obra a nuevas generaciones. Primal Scream, Julian Cope, REM, The Jesus & Mary Chain, sus paisanos y fans ZZ Top y The Butthole Surfers participaron en el disco. Su título era Where The Pyramid Meets The Eye, donde el ojo se encuentra con la pirámide, la frase con la cual Erikson solía contestar si le preguntaban qué era la psicodelia. Los años en los que estuvo bajo la tutela legal de su madre era fácil verlo caminar sin rumbo por los aledaños de su casa. La gente lo tomaba por un vagabundo, pero su espíritu errante supo cómo transformar todo aquel caos interior en canciones arrebatadoras o en soberbias piezas de rock & roll: “You Don’t Love Me Yet”, “Burn The Flames”, “I Walked With A Zombie”, “Don’t Slander Me”...



En 2001 su hermano Sumner puso orden en el caos legal que había impedido que a Roky le llegara dinero de sus discos; a continuación, le cedió el control sobre todo ello. En un reportaje aparecido en 2009 en la revista Uncut, Sumner declaró: “Roky tiene mucha paciencia con el mundo que le rodea. No cae en la trampa de intentar explicarse a sí mismo. Es como si estuviera dispuesto a esperar a que llegue el día en que será comprendido porque sabe que ese día llegará”. En aquel mismo artículo, Jaan Uhelzski contaba que el Volvo de Erikson lucía una pegatina donde podía leerse: “No todos los que deambulan quieren ser encontrados”. En aquel momento, su regreso a los escenarios parecía garantizado. Había hecho una gira que lo había llevado a tocar en Coachella y  Londres, donde había sido invitado a participar en el Meltdown Festival que se año organizaba Jarvis Cocker. Su leyenda empezaba a dejar paso a la realidad. Era cierto que Erikson dormía con varias televisiones y una radio conectadas para intentar acallar las voces que oía en su cabeza. Pero también era cierto que el tópico del músico enajenado por las drogas no se ajustaba a su caso. En aquellos tiempos se tendía a meter a Erikson, Syd Barrett, Peter Green o Skip Spence en el compartimento de los genios que un día se fueron de viaje psicodélico y no pudieron encontrar el camino de regreso a casa. Su problema era una esquizofrenia que seguramente se fraguó al filo de las experiencias traumáticas de su infancia. Las canciones que surgieron como causa de aquel conflicto han inspirado a varias generaciones de músicos. Una de las más conmovedoras dice esto: “Ya no caen rayos, pero no puedo hacer que llueva / porque eso sólo me causaría dolor / porque todavía no me amas”. Eso hace tiempo que cambió. Hoy somos muchos los que amamos a Roky Erickson.

domingo, 21 de abril de 2024

¿POR QUÉ NO FUERON A WOODSTOCK LOS BEATLES, ROLLING STONES, THE DOORS Y LED ZEPPELIN?

Clarín, 21/04/2024


¿Por qué no tocaron en Woodstock The Beatles? ¿Fueron invitados The Doors? ¿Por qué Iron Butterfly no pudo interpretar sus más de 17 minutos de la lisérgica In-A-Gadda-Da-Vida? ¿Por qué no volaron The Byrds hasta Nueva York? ¿Qué pasó con Led Zeppelin? ¿Y Bob Dylan? ¿Dónde estaban The Rolling Stones? Sin ellos, el festival hizo historia. Con ellos, justo ahora 50 años, habría sido descomunal.

Estas son las razones de sus ausencias.

The Rolling Stones y una película olvidada

En agosto de 1969, The Rolling Stones estaba en proceso de reestructuración. En junio, durante la grabación de "Let it Bleed", Brian Jones fue despedido. Un mes después, falleció ahogado en su piscina. Fue sustituido por Mick Taylor, quien debutó en un concierto en Hyde Park, que se convirtió en homenaje a Jones tan sólo dos días después de su muerte. No volverían a dar un concierto hasta el mes de noviembre, en Colorado.

En ese tiempo, recibieron la oferta para tocar en Woodstock, pero fue rechazada porque Mick Jagger, en un paréntesis entre el concierto de Hyde Park y la grabación de "Let it Bleed", viajó a Australia para rodar la película "Ned Kelly" sobre el famoso ladrón de los bosques australianos. Fue un fracaso de 1970 que casi nadie recuerda y una de las razones por las que The Rolling Stones no apareció en Woodstock.

The Doors: una mala repetición del Monterrey Pop Festival

Si hubo un antecedente del Woodstock, ese fue el Monterrey Pop Festival de 1967. Allí tocaron The Who, Otis Redding, Janis Joplin, Jefferson Airplane, The Byrds, Simon & Garfunkel o Jimi Hendrix para crear un modelo de festival que después se repetiría a lo largo de las décadas. Allí no estuvieron The Doors, que tampoco aparecerían por Woodstock. En agosto de 1969, se encontraban en un momento convulso. Acababan de publicar The Soft Parade, seguramente su trabajo más flojo y, además, Jim Morrison estaba envuelto en plena polémica por su escandaloso concierto en Miami, por el que sería juzgado y que provocó la cancelación de muchos conciertos del grupo.

La explicación la dio el teclista Ray Manzarek en una charla en la web oficial del grupo: "Nunca tocamos en Woodstock porque fuimos estúpidos y lo rechazamos. Pensamos que sería una repetición de segunda clase del Monterrey Pop Festival". El guitarrista Robbie Krieger añadió algún detalle más: "Pensamos que en un lugar a 300 kilómetros de Nueva York no iría nadie a tocar. Nos equivocamos". Como curiosidad, hubo un miembro de The Doors que sí estuvo en Woodstock: John Densmore. En uno de los planos de la actuación de Joe Cocker se puede ver al batería de The Doors entre el público.

Jeff Beck Group y la infidelidad de un jardinero

Después de abandonar The Yardbirds, uno de los grupos más influyentes de Inglaterra en los años 60, el guitarrista Jeff Beck se unió al cantante Rod Stewart, al bajista Ron Wood, al batería Mickey Waller y al teclista Nicky Hopkins para formar Jeff Beck Group. En junio de 1969 acababan de sacar Beck-Ola, su segundo álbum, y fueron invitados a Woodstock. De hecho, aparecieron en el cartel para tocar el 17 de agosto, pero no lo hicieron.

Siempre se dijo que no acudieron a la cita porque la banda se había disuelto. Sin embargo, hay otra versión. La dio Rod Stewart en su autobiografía Rod: The autobiography: "Nos alojamos en un hotel en el aeropuerto JFK con el plan de saltar al evento y regresar a Londres la misma noche. Pero llegó una llamada. Jeff perdió la cabeza. Se había enterado de un rumor, que resultó ser falso: su mujer tenía una aventura con el jardinero. Decidió irse a casa y todo se acabó". Al final, un miembro del grupo sí estuvo en Woodstock: Nicky Hopkins, que tocó con Jefferson Airplane.

Jethro Tull y una visión de futuro

El grupo de Ian Anderson aún no había pegado el pelotazo. Antes del festival, había sacado su segundo trabajo, "Stand Up", y quedaban dos años para la salida del reconocido "Aqualung". Aún así, fueron invitados a tocar en Woodstock, pero Anderson prefirió mantenerse en la sombra para asentar musicalmente la formación británica.

En una entrevista con The Philadelphia Inquirer, explicó que la banda estaba buscando sus señas de identidad. Consideró que era "pronto" para tocar en un festival que sabía que se iba a convertir en algo inmenso. En su casa discográfica, Chrysalis Records, estaba Ten Years After, que sí tocó en Woodstock y obtuvo el impulso mundial que necesitaba.

Décadas después, Anderson se encontró con el grupo en un festival y preguntó al bajista Leo Lyons qué iban a tocar."Me respondió: 'Las mismas que en Woodstock'. Seguían haciendo lo mismo 40 años después. Para mí, habría sido ponerle límites a nuestra música ser conocidos solo por las canciones que hubiéramos tocado en el festival. Para ellos fue como una maldición porque nunca dejaron de estar asociados a Woodstock. Mi decisión de no tocar en el festival ha sido una de las mejores de mi carrera".

The Moody Blues: del cartel original a París

El nombre de la banda británica aparecía en el primer cartel original del festival, pero finalmente no tocaron en Woodstock. En 1969 tenían cinco álbumes en el mercado, incluidos los aclamados "Days of Future Passed" y "On the Threshold of a Dream".

La causa por la que no culminaron su presencia en el festival, la explicó en 2016 Justin Hayward, guitarrista de la banda, en una entrevista concedida a la publicación estadounidense OnMilwaukee. "A veces me pregunto si fue una buena decisión. Estábamos en la lista de algunos de los carteles. Finalmente, decidimos no tocar en Woodstock porque habíamos construido una base sólida de fans en Europa. Tocamos en París el fin de semana de Woodstock y luego en el festival de la Isla de Wight. Irónicamente, a Bob Dylan también le propusieron tocar en Woodstock, no fue y también apareció en la Isla de Wight".

Iron Butterfly y un helicóptero que no llegó

Otro de los grupos que aparecía en el cartel primigenio y que finalmente no tocó fue Iron Butterfly. Los miles de asistentes al festival se quedaron sin escuchar "In-A-Gadda-Da-Vida", tema icónico de la década de casi 18 minutos. La causa, un helicóptero que nunca llegó. Michael Lang, principal promotor del festival, escribió las razones de la ausencia de Iron Butterfly en el libro "The Road to Woodstock": "Fueron contratados para el domingo por la tarde, pero John Morris (coordinador de producción) me dijo que su agente había llamado en el último minuto demandando un helicóptero. Estábamos hasta las narices de problemas y le dije que se olvidara. Teníamos cosas más importantes con las que lidiar".

Luego, Morris, ante las exigencias de Iron Butterfly, contestó con un telegrama que contenía un mensaje oculto descifrable. Cada letra mayúscula del principio de cada frase reunía otra contundente: "For reasons I can't go into Until you are here Clarifying your situation Knowing you are having problems You will have to find Other transportation Unless you plan not to come" ("Por razones que no puedo decir hasta que estés aquí Aclarando tu situación Sabiendo que estás teniendo problemas Tendrás que encontrar Otro transporte A menos que planees no venir").

Bob Dylan, tan cerca y tan lejos

Después de un accidente de moto, Bob Dylan se refugió en su casa, que precisamente estaba muy cerca de donde se celebraría Woodstock. Desde julio de 1966 vivía recluido y apenas se dejó ver en público. En su sótano grabó con The Band y alumbró "John Wesley Harding" y "Nashville Skyline". Salvo una aparición en 1968 en un concierto en honor a Woody Guthrie en el Carnegie Hall de Nueva York, Dylan no sumó más en tres años. La organización no dudó en invitar a Dylan, que declinó la invitación.

Las causas aún no se saben con certeza. Hay dos teorías: la enfermedad de uno de sus hijos o que no soportó que su casa estuviera rodeada de hippies. Al final, reapareció el 31 de agosto en el Festival de la Isla de Wight, sólo dos semanas después de Woodstock. De todos los ausentes, fue el que más cerca estaba.

Led Zeppelin: la ambición de Peter Grant

Peter Grant, el manager de Led Zeppelin, recibió la invitación para tocar en Woodstock. En pleno despegue del grupo, con su primer álbum en el mercado, quería impulsar el nombre de sus representados y que no fueran eclipsados por nadie. Por tanto, decidió que Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y John Bonham tocaran en el Asbury Park de Nueva Jersey el 16 de agosto. En concreto, dieron dos pases, a las 19.30 y a las 22.00 horas.

Curiosamente, Joe Cocker compartió escenario con Led Zeppelin, que fue cabeza de cartel. Cuando terminó su concierto, se marchó directamente al Festival de Woodstock. Grant declinó la invitación y Joe Cocker triunfó con una actuación inolvidable.

The Beatles: John Lennon, Yoko Ono y un visado

En plena descomposición de la banda, The Beatles fueron invitados al festival. Woodstock llegó en un mal momento para los "Fab Four", que estaban inmersos en el que sería su canto del cisne, "Abbey Road", que saldría a la luz en septiembre de 1969 y cuya grabación culminó el 20 de agosto. Antes, en enero, ofrecieron el que sería su último concierto de la historia, la conocida aparición en la azotea de los Apple Corps en Londres. Nunca más tocarían juntos en público.

Pero, la razón por la que no acudieron a Woodstock, siempre fue una incógnita y hay varias teorías al respecto. La primera, que John Lennon exigió tocar con Plastic Ono Band junto a Yoko Ono. La segunda, que John Lennon no podía entrar en Estados Unidos por problemas con el visado por sus críticas a Richard Nixon y por un arresto por tenencia de drogas en 1968. Al final, la causa más probable era, simplemente, que ya no se soportaban y sus días como The Beatles estaban contados.

The Byrds y el miedo a no cobrar

Hacía tiempo que The Byrds había dado una vuelta a su formación. Primero, abandonaron David Crosby, Michael Clarke y Gene Clarke. En medio, con Chris Hilmann y Gram Parsons, dieron un giro a su estilo y cambiaron el pop psicodélico por el country-rock que alcanzaría su cenit "Sweetheart of the Rodeo". Antes de Woodstock, Hillman y Parsons ya habían dejado el grupo, y, en agosto de 1969, lo formaban el mismo McGuinn, Clarence White, Gene Parsons y John York.

En plena gira por Estados Unidos, durante un vuelo, Roger Mcguinn fue informado por su manager de la posibilidad de tocar en un festival que se estaba montando en Nueva York. Sin embargo, corría el rumor de que no estaban pagando a todas las bandas y finalmente decidieron que no acudirían. "Nos perdimos el mejor festival", diría años después York. The Byrds tocaron el 11 de agosto en Boston y no volvieron a hacerlo hasta el día 31 en Nueva Orleans. Entre medias, se perdieron Woodstock.

miércoles, 10 de abril de 2024

WARREN ZEVON, MR. BAD EXAMPLE

Miquel Botella Armengou

Ciudad Criolla,  07/09/2020


Fue el autor de éxitos como Werewolves Of London y estaba considerado uno de los cantautores más originales, satíricos e ingeniosos surgidos en Los Ángeles en la década de los setenta. Hoy hace diecisiete años desde que nos dejó mientras dormía, víctima de un cáncer de pulmón que le habían diagnosticado pocos meses antes.

Parece como si Warren Zevon hubiera esperado a la publicación de The Wind para irse al otro barrio a los 56 años. Fumador empedernido hasta que lo dejó tiempo antes de morir, Zevon anunció en septiembre de 2002 que le habían diagnosticado un cáncer terminal de pulmón y que solo le quedaban unos pocos meses de vida. El cantante los aprovechó para estar junto a sus hijos y para trabajar en ese último álbum, publicado el 26 de agosto de 2003; la muerte le llegó el 7 de septiembre.

A pesar de la gravedad de su salud, Warren afrontó la situación con el mismo sentido del humor presente en su música, en canciones como I’ll Sleep When I’m Dead o Life’ll Kill Ya. En una ocasión declaró que “escogí un determinado camino y viví como Jim Morrison, y he durado treinta años más que él. En la vida tomas decisiones y has de apechugar con las consecuencias”.

Nacido en Chicago en 1947 y de progenitores inmigrantes rusos (como Barry Gifford, su padre era una especie de gánster), durante los sesenta se trasladó a Los Ángeles, donde se ganaba la vida grabando cancioncillas para anuncios de la televisión.

También compuso el tema She Quit Me para la película Cowboy de medianoche (John Schlesinger, 1969), regrabada por Leslie Miller como He Quit Me. Acababa de salir de la adolescencia cuando empezó a trabajar con The Everly Brothers, primero como pianista y después como el líder de su banda de acompañamiento.

Su debut fue Wanted Dead Or Alive (1969), sin mucha repercusión, pero en la década de los setenta logró llamar la atención al escribir un puñado de canciones que popularizó Linda Ronstadt, entre ellas Carmelita, Hasten Down The Wind y Poor Poor Pitiful Me.

Después de un año sabático en Sitges, sus dos álbumes siguientes, Warren Zevon (1976) y Excitable Boy (1978), reincidieron en los cuentos de humor negro sobre violadores, soldados de fortuna y hombres lobo que bebían piña colada en bares de solteros.

Víctima del alcohol, sus dos trabajos posteriores estuvieron marcados por sus demonios personales: Bad Luck Streak In Dancing School (1980) y el directo Stand In The Fire (1980), mientras que con The Envoy (1982) recuperó las esperanzas de sus inicios. Pero el álbum fracasó en las listas y Zevon recayó.

Tras un largo período de terapia, volvió sobrio y recuperado con Sentimental Hygiene (1987), con la ayuda de Peter Buck, Bill Berry y Mike Mills, componentes de R.E.M. En 1990, vio la luz material inédito grabado durante aquellas sesiones bajo el seudónimo de Hindu Love Gods en un LP homónimo sorprendente, una colección de versiones de Robert Johnson, Muddy Waters, Willie Dixon, Woody Guthrie y Prince, entre otros.

Warren continuó su retorno con Transverse City (1989), un álbum conceptual inspirado por el movimiento ciberpunk, y Mr. Bad Example (1991). En 1993 lanzó su segundo disco en directo, Learning To Flinch, seguido en 1995 por Mutineer. Hasta el 2000 no editaría su siguiente trabajo, Life’ll Kill Ya. Su éxito fue modesto, pero suficiente para animarlo a volver al estudio. El resultado fue My Ride’s Here (2002).

Su estilo reflejaba muchos géneros, del hard rock al folk, así como la música clásica, la polka y otras influencias. Con sus canciones de humor negro, Zevon cimentó su reputación como uno de los letristas de rock más políticamente incorrectos, y se convirtió en una figura de culto, admirado por el periodista y escritor Hunter S. Thompson, por el presentador David Letterman y por compañeros de profesión como Bob Dylan y Bruce Springsteen.

Zevon se despidió a lo grande con The Wind, donde contó con la colaboración de compañeros como Ry Cooder, Dwight Yoakam, T Bone Burnett, Emmylou Harris, Billy Bob Thornton, Jim Keltner, Don Henley, Bruce Springsteen, Jackson Browne y Tom Petty, entre otros. Con él ganó dos Grammy: al mejor álbum de folk contemporáneo y a la mejor interpretación vocal de un dúo rock por la canción Disorder In The House, con Springsteen.

La publicación de The Wind coincidió con la emisión de un documental del canal VH1 para el programa (Inside) Out sobre la grabación de este álbum. En la entrevista incluida, Warren aseguraba que la forma de afrontar su enfermedad fue “comenzar a grabar casi inmediatamente”.

Más adelante, afirmaba que “una de las razones por las que no me puedo quejar sobre mis presentes circunstancias es que siempre he escrito sobre la muerte. Hemingway decía que todas las buenas historias acaban con muerte. Vivimos en una cultura donde la violencia nos rodea y me he encontrado escribiendo más canciones sobre ella que sobre temas románticos”.

En la misma entrevista, cuando se le preguntaba si tenía un mensaje final para sus seguidores, confesó: “No tengo nada que decirles que no les haya dicho ya. Escribir canciones es un acto de amor. Lo haces porque te gusta el tema y quieres transmitir este sentimiento … Así que no tengo un gran discurso de despedida”.

sábado, 30 de marzo de 2024

BILL KIRCHEN, EL TITÁN DE LA TELECASTER

Ciudad  Criolla, 29/06/2021

Que no os engañe su aspecto: tras esa cara de atribulado profesor universitario, se esconde uno de los guitarristas más incendiarios del country, el rockabilly y el blues. Con motivo de su cumpleaños, recordamos uno de sus discos más representativos y al grupo que lo encumbró.

Bill Kirchen –nacido el 29 de junio de 1948 en Bridgeport (Connecticut)– fue uno de los artífices del sonido de Commander Cody And His Lost Planet Airmen, como guitarrista líder y coautor de temas del calibre de Too Much Fun y el himno camionero Semi-Truck.

Después de la disolución de Commander Cody, aportó la elegancia twang de su Fender Telecaster a discos de Link Wray, Tom Russell, Nick Lowe y Elvis Costello, entre otros.

Su sonido característico, conocido como dieselbilly, era un cúmulo de influencias del country, el blues, el rockabilly, el western swing, el boogie woogie y la música de camioneros.

Asimismo, se le considera uno de los artistas pioneros de la americana en los ochenta, y fundador del twangcore junto con Dave Alvin y Big Sandy & His Fly-Rite Boys.

En 1993, con su debut Tombstone Every Mile, se ganó los elogios de revistas como Rolling Stone y Guitar Player, acrecentados por su colaboración con Nick Lowe –con quien había empezado a trabajar años antes– en el disco The Impossible Bird (1994) y en su correspondiente gira.

En su segundo álbum, Have Love, Will Travel (1996), un título que parece un homenaje a la serie del oeste Have Gun–Will Travel, Kirchen volvió a demostrar su versatilidad como guitarrista y compositor y, seamos francos, su pasable condición de cantante, junto a su grupo Too Much Fun.

Como en los discos de Commander Cody, aquí encontrábamos muestras de las diferentes raíces norteamericanas: himnos camioneros, exponentes del género rig rock, como Womb To The Tomb, el Nitro Express de Red Simpson y I Heard The Highway, y honky tonk rompecorazones como Which Came First («qué vino antes, el dolor o la canción triste»).

También western swing ortodoxo (Swing Fever) o filtrado por el soul a lo Jackie Wilson (Swingin’ Teardrops); vals cajun de lo más lírico (Red Cajun Girl); lamentos tabernarios (I Don’t Like To Work, con el protagonismo del piano), e incursiones en los pantanos (High Snakes In Deep Water).

No faltaba electrizante rock’n’roll (Don’t Be True, What’s The Matter With The Mill); evocaciones doo wop (Have Love, Will Travel, con malabarismos vocales), y experimentos que iban de los toques de calipso de The Heart Is A Muscle al exposivo Who’s That Who, o cómo sonaría Cab Calloway de haberse dedicado al western swing.

Y lo mejor de todo, Kirchen conseguía salir airoso en todas las circunstancias, desde la brutalidad rockabilly hasta la elegancia jazzística. Una mina, vamos.

Hasta el momento, sus últimos álbumes son Seeds And Stems (2013) y Transatlanticana (2016), grabado junto con Austin De Lone. En 2019 se reeditó su debut y en 2020 aparecieron dos recopilatorios, el doble The Proper Years y Waxworks. The Best Of The Proper Years. En tiempos recientes, ha actuado con Jimmie Dale Gilmore y Redd Volkaert.

El comandante hippy y sus locos aviadores

A mediados de los setenta, un grupo de hippies sorprendió al mundo al demostrar que podía tocar country y darle un giro de 180 grados. Su nombre: Commander Cody And His Lost Planet Airmen. Su objetivo: «Nos gustaría hacer con el country lo que Paul Butterfield hizo con el blues».

Surgido en la zona de Detroit, más conocida por haber originado bandas de rock como MC5, Commander Cody fue una creación del pianista George Frayne. En su época de estudiante en la Universidad de Michigan en 1967, formó un grupo con John Tichy, Billy C. Farlow, Bill Kirchen, Andy Stein, Bruce Barlow, Lance Dickerson y Steve Davis.

Esta primera aventura se concibió como un happenning más que otra cosa, con una nómina de estrafalarios personajes como el propio Commander Cody (Frayne), basado en Commando Cody, uno de los protagonistas del filme de serie B Lost Planet Airmen (1951).

En 1968, el grupo se trasladó a California. El debut de Commander Cody, Lost In The Ozone (1971), ya perfiló lo que sería su sello característico: una mezcla divertida y explosiva de western swing, rockabilly, country, boogie, tex-mex, zydeco y rhythm’n’blues.

A pesar del éxito del single Hot Rod Lincoln (1972) –en directo se convierte en un repaso a la historia del country, el blues, el rock’n’roll, el pop y mucho más–, la estrella del combo empezó a decaer al ser incapaces de reproducir en disco sus fabulosos conciertos.

Ni la publicación de álbumes en directo como Live From Deep In The Heart Of Texas (1974) evitó el desmembramiento de la banda en 1976. Un año después, Cody editó su primer trabajo en solitario, Rock ‘n Roll Again, esta vez como Commander Cody Band.

En la década de los noventa, junto a Dickerson y Farlow, reformó The Lost Planet Airmen, que reaparecieron en 1990 con Aces High, al que seguiría Worst Case Scenario (1994). Después han publicado sobre todo álbumes grabados en directo en diferentes épocas.

Commander Cody And His Lost Planet Airmen fue uno de los grupos más eclécticos y virtuosos de los setenta, y consiguió un gran éxito en Texas.

El mérito de esta banda de country renegado, aparte de contar con reputados multinstrumentistas entre sus filas, consistió en dar a conocer a una generación entera de fans del rock los placeres de los distintos estilos con raíces de la música norteamericana.

Así, pasaron por su tamiz lúdico todo tipo de canciones, desde las locuras de Cab Calloway hasta los himnos honky tonk de Billy Joe Shaver.

domingo, 24 de marzo de 2024

MUERE STEVE HARLEY, LÍDER DE LOS COCKNEY REBEL

Sofía Campos

La Razón, 18/03/2024


Fueron número uno por la canción "Make Me Smile (Come Up and See Me)"

El líder del grupo de rock británico Cockney Rebel, Steve Harley, conocido sobre todo por la canción "Make Me Smile (Come Up and See Me)" ha fallecido a los 73 años tras haber sido sometido a un tratamiento por cáncer, para cuyo tratamiento había tenido que cancelar los conciertos de la última gira en la que se había embarcado.

Su hija Greta señaló que su padre "falleció tranquilamente en casa". "Sabemos que se le echará de menos desesperadamente por personas de todo el mundo", agregó. El músico, natural de Londres aunque vivía en el condado de Essex junto con su esposa, Dorothy, con la que compartía dos hijos, estuvo rodeado de sus familiares cuando murió. Su hija Greta destacó que el corazón del artista emanaba elementos como "pasión, amabilidad, generosidad y mucho más, en abundancia".

El grupo Cockney Rebel surgió a principios de la década de los 70 en Londres. Un mensaje colgado el pasado mes en la web oficial del cantante decía que "debido a un tratamiento por cáncer, Steve no puede comprometerse con ningún concierto en 2024". Su mayor éxito fue "Make Me Smile (Come Up and See Me)", un conocidísimo tema, que todavía hoy se escucha, y que alcanzó el número uno de las listas de éxitos en 1975.



viernes, 15 de marzo de 2024

DR. FEELGOOD: MÉDICOS INESCRUPULOSOS Y ANTECEDENTE DEL PUNK

César Pradines

Clarín, 18/10/2021

[Gran artículo aparecido en la prensa argentina que, al parecer, tiene bastante mejor gusto musical que la española. Solo habría que añadir que Wilko Johnson, lamentablemente, murió en 2022.]



La banda británica, nombrada así por los doctores que vendían recetas, fue fundada hace 50 años. Su breve e intensa carrera.

Se cumplen 50 años del nacimiento de una de las bandas de culto del rock inglés, Dr. Feelgood, uno de los primeros grupos que reaccionaron como contraofensiva al rock progresivo y al glam rock. Por cierto, aunque el punk reconoce varias influencias, sin duda, este cuarteto de rock duro fue inicialmente una fuente de inspiración para ellos.

Con su álbum Stupidity, Dr. Feelgood llegó al top de las listas de octubre de 1976 y se convirtió por nueve semanas en la banda más importante del Reino Unido.

Surgido de los alrededores de Canvey Island, en Essex, el grupo fue fundado por Lee Brilleaux (1952-1994) en voz y armónica y Wilko Johnson (1947) en guitarra y con John B. Sparks en bajo y The Big Figure (John Martin) en batería en su sección rítmica.

Hacían un Rhythm & Blues descarnado en el que el tono áspero, casi cruel de Brilleuax y la punzante guitarra de Wilko (tocaba sin púa) con sus movimientos espasmódicos y usando la guitarra como ametralladora se convirtieron en un sello distinguible en el rock inglés, por cierto, un mundo tan variado como creativo.

Hey, doctor

El nombre de la banda surgió de como se los llama a esos médicos de una "generosidad" inescrupulosa dados a vender recetas con medicación prohibida a los adictos. También es el nombre de un tema del pianista y cantante de blues Willie Perryman Dr. Feel-Good, popularizado por Aretha Franklin.

En aquellos años de los tempranos setenta, la música del grupo se llamaba Pub Rock, una etiqueta que señalaba una ética de tono igualitario con la audiencia y que se oponía a la lejanía de los estadios y ese progresismo muchas veces alejado de las raíces del rock.

En los alrededores de Londres se tejió una red de lugares que posibilitó que el Pub Rock no sólo tuviese su espacio sino que creciera a su sombra; bares como Hope and Anchor, Dingwalls y Nashville fueron centrales en esta expansión que terminó siendo aprovechada por el punk.

“Nuestra energía fue nuestro legado para los punks. Fue la violencia de nuestra actuación y la mirada desafiante lo que les llegó. No tenían ni el conocimiento, ni la técnica, pero tenían la actitud”, señaló Wilko Johnson a Will Birch en la historia del Pub Rock, No Sleep Till Canvey Island.

Un grupo con un escenario potente, shows enérgicos y una fórmula arrasadora entre voz y guitarra; músicos de modales agresivos y vestidos de una manera que chocaba contra la moda de arreglo y maquillaje del rock.

Mientras que Brilleaux y Wilko usaban trajes con sacos de solapas angostas y corbata; Sparks y The Big Figure subían a tocar más a la moda y se permitían un saco de solapas anchas. Frente a tantas cuidadas melenas, los miembros de Dr. Feelgood usaban pelo corto, un aspecto por demás llamativo a comienzos de los años setenta. Despedían un aire de descuidada delincuencia sobre el escenario.

La fuerza escénica

Esa fuerza escénica era motivo de dudas si podía ser reflejada o no en sus grabaciones de estudio. Cuestiones puramente anecdóticas ya que Dr. Feelgood era una banda que podía sonar tan bien en estudio como en vivo; aunque convengamos que estamos hablando de un cuarteto de sonido sin producir y una energía discursiva intensa que podía plasmarse también en una sala de grabación.

Sus dos primeros discos Down by the Jetty y Malpractice, ambos lanzados en 1975, vendieron bien y le dieron a la banda la posibilidad de cruzar el Canal de la Mancha.

Y llegaría Stupidity (1976), su esperado álbum en vivo, que causó esa impresión ya adelantada por todos sus seguidores de que la banda en vivo daba mucho más que en un estudio rodeado de bastidores. Un primer puesto rápido que se mantuvo durante toda una semana y que logró sostenerse entre los primeros durante otras ocho semanas.

El vinilo original contenía 13 canciones grabadas en el Sheffield City Hall, el 23 de mayo de 1975; posteriormente, se incluyeron diez temas, grabados en Southen Kursaal, el 8 de noviembre de ese año y el material nos espera en Spotify.

Una carrera breve, pero intensa

El último disco del grupo original fue Sneakin’ Suspicion (1977), de tono similar a los trabajos anteriores y con la fama que les dio Stupidity tuvo también excelentes ventas hasta trepar al puesto 10 en las listas inglesas.

Hasta ese momento la banda se sostenía a través de un delicado equilibrio entre Brilleaux y Wilko, ambos de personalidades y con alguna tendencia a los abusos de sustancia y alcohol.

La partida del guitarrista por motivos de elección de repertorio, según las fuentes oficiales de la banda, tuvo un fuerte trasfondo de pelea de egos. Infaltables en casi todos los grupos humanos, mucho más cuando se alcanza cierto reconocimiento.

Se separaron, Brilleaux quedó con el nombre y la responsabilidad de reemplazar al irremplazable Wilko Jonhson. Tuvo suerte diversa hasta su fallecimiento, el 7 de abril de 1994 a causa de un linfoma; padecía además de cirrosis debido a su prolongado alcoholismo.

Por su parte, Wilko no logró a través de distintas bandas retener el prestigio que le había dado Dr. Feelgood y que en los últimos años lo sacó del escenario al tener que recuperarse de un cáncer.

La fotógrafa Scarlet Page, hija de Jimmy, lo retrató con su eterna Fender Telecaster a los pocos días de haber salido del hospital para su muestra de guitarristas Resonators, exhibida en Buenos Aires, en marzo de 2019, en FOLA.

Lo curioso de este encuentro, en 2018, con Johnson en la zona de Canvey Island es que el guitarrista le contó a Page que tras su internación le dieron 90 días de sobrevida que, evidentemente, no se cumplieron.

En la actualidad, vive en Essex, cerca de donde comenzó la banda a ensayar. “Tuve una vida muy plena y está bien saber que voy a cerrar este círculo. Voy a usar estos 90 días para tocar y abrazar la vida'. Fue tan fuerte ese abrazo que aún sigue bien vivo”, recordó en aquel momento la fotógrafa en diálogo con Clarín.



VIOLENT FENMES: GIRA USA INTERPRETANDO SUS 2 PRIMEROS LPS ÍNTEGROS

Jesús Sanz Morales

Plásticos y decibelios, 13/03/2024

Violent Femmes ha anunciado una gira por Norteamérica para la primavera de 2024 en la que las leyendas del folk-punk tocarán sus dos primeros álbumes completos en cada show.

El año pasado, las Femmes tocaron su clásico LP de debut homónimo de 1983 en su totalidad en una gira del 40 aniversario. Este año van a duplicar esa oferta. Los espectáculos comenzarán con una presentación completa de “Hallowed Ground” de 1984 en celebración de su 40 aniversario, seguida de un breve intermedio. Luego, la banda volverá a tocar el trabajo homónimo íntegro, seguido de algunos temas favoritos de otros álbumes.

La gira comenzará el 1 de mayo en San Francisco y finalizará el 18 de mayo en Detroit. La preventa ha comenzado hoy miércoles a las 10 a. m. hora local a través de Ticketmaster usando el código ADDITUP, mientras que la preventa de Live Nation se iniciará mañana jueves a las 10 a. m. hora local con el código KEY, seguida de una venta general el viernes 15 de marzo.

Como ha señalado un comunicado de prensa, el líder Gordon Gano escribió las canciones que terminaron tanto en el LP debut como en “Hallowed Ground” mientras estaba en la escuela secundaria, y agregó:

“De hecho, las canciones de ‘Hallowed Ground’ se escribieron mucho antes del lanzamiento de ‘Violent Femmes’, pero la banda quería centrarse en canciones alegres para el álbum debut y quería ‘confundir a la gente’ con las canciones más experimentales que terminaron en ‘Hallowed Ground’”.

Una oportunidad fantástica de poder escuchar en directo canciones de su espectacular álbum debut como “Blister in the Sun”, “Kiss Off”, “Add It Up”, “Gone Daddy Gone”, “Prove My Love” o “Good Feeling”.

Fechas de la gira de Violent Fenmes:

05/01 – San Francisco, CA @ The Warfield

05/03 – Eugene, OR @ The Cuthbert Amphitheater

05/04 – Vancouver, BC @ Commodore Ballroom

05/05 – Vancouver, BC @ Commodore Ballroom

05/07 – Calgary, AB @ MacEwan Hall

05/08 – Edmonton, AB @ Winspear Centre

05/10 – Winnipeg, MB @ Burton Cummings Theatre

05/11 – Fargo, ND @ Outdoors @ Fargo Brewing

05/12 – St. Paul, MN @ The Palace

05/14 – Des Moines, IA @ Val Air Ballroom

05/15 – Peoria, IL @ Peoria Civic Center

05/16 – Indianapolis, IN @ Murat Theatre at Old National Centre

05/17 – Cincinnati, OH @ Riverfront Live

05/18 – Detroit, MI @ Masonic Cathedral Theatre

miércoles, 13 de marzo de 2024

MUERE ERIC CARMEN, LÍDER DE LOS RASPBERRIES Y VOZ DE 'ALL BY MYSELF' Y 'HUNGRY EYES'

David Morán

ABC, 12/03/2024


El cantante estadounidense, de 74 años, falleció el pasado fin de semana mientras dormía, según ha confirmado su esposa

Primero fue 'Go All The Way', himno que puso a los Raspberries en el mapa y, en una época de experimentos progresivos y grupos tirando a pelmazos, les abrió de par en par las puertas del power pop. Beatles, Who, Hollies, Small Faces y Beach Boys. ¿Para qué más? Ahí estaba ya, manejando el timón y liderando la primera línea, un veinteañero de pelambrera deslumbrante y voz rasgada.

Cuando atacaba los agudos recordaba al McCartney más despendolado, pero era Eric Carmen, antiguo líder de los ignotos Cyrus Eyrie y futuro rey de la turbobalada AOR gracias a 'All By Myself' y 'Hungry Eyes', canciones que, de existir aún M80, sonarían hoy en bucle para despedir al cantante y compositor de Cleveland. Porque Carmen, nacido en 1949 y en barbecho discográfico desde finales de los noventa, falleció el pasado fin de semana a los 74 años, según ha confirmado este martes su esposa.

«Con tremenda tristeza compartimos la desgarradora noticia del fallecimiento de Eric Carmen», ha escrito Amy Carmen en la web oficial del artista. «Nuestro dulce, cariñoso y talentoso Eric falleció mientras dormía durante el fin de semana. Le produjo una gran alegría saber que, durante décadas, su música conmovió a tantas personas y será su legado duradero. Por favor respeten la privacidad de la familia mientras lamentamos nuestra enorme pérdida».

Como casi todas las bandas de la época, los Raspberries duraron poco, apenas un suspiro, aunque su actividad fue frenética: cuatro discos en dos años y un puñado de canciones que apelaban a la efervescencia y excitación juvenil del rock cincuentas. Capitol les echó el guante en 1972 y Carmen ya empezó a dar pistas de lo que estaba por venir con baladas melancólicas como 'Let's Pretend' y exhibiciones de poderío vocal como 'Esctasy'.

El éxito, sin embargo, no se entretuvo demasiado con ellos, así que cuando 'Starting Over' no acabó de cuajar, la banda se separó y Carmen emprendió una carrera en solitario que arrancó lo grande, con 'All By Myself' escalando en listas y convirtiéndose en el himno rompecorazones de 1975. Con el power pop a buen recaudo en algún cajón, Carmen mutó en mago de la balada pop y entregó discos saturados de glucosa como 'Boats Against de The Current' y 'Tonight You're Mine'.

En los ochenta llegaron las permanentes y los discos insulsos, pop esponjado y muzak de ascensor, pero también fue entonces cuando el cine le regaló una segunda vida: primero con 'Footloose' (1984), donde sonaba esa 'Almost Paradise' que había escrito junto con Dean Pitchford; y, sobre todo, con 'Dirty Dancing' y 'Hungry Eyes', canción que John DeNicola y Franke Previte compusieron en 1984 y que Partrick Swayze, Jennifer Garner y Carmen transformaron en éxito instantáneo en 1987.

A partir de ahí, poca cosa: a finales de los ochenta se sumó a la All-Starr Band de Ringo Starr; en 2004 reunió a los Raspberries para una gira de que salió un álbum en directo, 'Raspberries Pop Art Live'; y poco a poco fue desapareciendo del mapa. Sus canciones volvían una y otra vez a la vida con nuevas versiones (un saludo, Céline Dion) y apariciones estelares en series y películas, pero las nuevas no acababan de llegar: la última, de hecho, se remonta a 2013, cuando publicó 'Brand New Year', balada a voz y piano incluida una antología de grandes éxitos.



lunes, 4 de marzo de 2024

¿POR QUÉ NEIL YOUNG SE FUE DE BUFFALO SPRINGFIELD Y CSN&Y?

Jesús Sanz Morales

Plásticos y decibelios, 03/02/2024

Un 3 de marzo de 1966 Neil Young, Stephen Stills y Richie Furay formaron Buffalo Springfield en Los Angeles, una banda que supo combinar sabiamente rock, folk y country en un sonido propio. Su primer gran éxito fue ‘For What It’s Worth’, tema que hablaba sobre los disturbios que hubo por el cierre de un club de Sunset Strip en West Hollywood, California.

Desafortudamente el grupo fue efímero y dejó publicados sólo tres LPs, un debut formidable en la onda del folk rock, un segundo más rock con cierta tendencia psicodélica y el tercero, un disco de sobras que ya apareció a título póstumo.

Hace unos años Neil Young explicó en una entrevista la razón por la cual dejó Buffalo Springfield y más tarde el supergrupo Crosby, Stills, Nash & Young: sintió que “los grupos comenzaban a alejarse de la razón por la cual era miembro”.

Young, que co-fundó Buffalo Springfield en 1966 para irse dos años más tarde y unirse a CS&N en 1969 y comenzar una carrera en solitario en 1970. fue incluido en el Salón de la Fama del Rock & Roll como solista y miembro de Buffalo Springfield, pero no como parte de CSNY.

Howard Stern le preguntó en SiriusXM por su negativa a tocar en el Monterey Pop Festival con Buffalo Springfield en 1967. El canadiense respondió que a él solo le interesaba lo concerniente a su grupo, no ser parte de una especie de “comunidad”.

“Realmente nunca pensé mucho en otra cosa que no fueran las personas para las que escribíamos nuestras canciones y las multitudes para las que tocábamos en vivo, cuando venían a ver a Buffalo Springfield, no a otras 100 bandas, sino a Buffalo Springfield ”, afirmó.

“Teníamos lo nuestro. Entonces yo pensaba: ‘No necesitamos diluirlo con todo eso y convertirnos en parte de todo eso’. Solo pensé que sería bueno si nos mantuviéramos enfocados en nuestro mensaje y en lo que trataban nuestras canciones. y cantar nuestras canciones directamente a nuestros fans, quienes nos amaban por lo que hacíamos”.

“Es justo lo que quería hacer: centrarme en el tema de las canciones y en la expresión de los rostros de las personas que venían a vernos y cómo conectamos con ellos. Para mí, ese era el Santo Grial… eso era todo. Me importaba. Y una vez que empezamos a alejarnos de eso, me fui. No pensé en eso desde el punto de vista de nadie más… No puedo hacer lo que hago si no actúo como creo”.

Cuando se le preguntó cómo se sintió al dejar dos grupos exitosos, Young respondió a Stern:

“No rompí con la música; No rompí con el amor… Solo quería que la música se nutriera. Quería encargarme de eso. Si el amor estaba sufriendo porque la situación no estaba bien, quería llevar el amor a otro lugar donde le iría mejor”.

Luego, Stern preguntó acerca de los sentimientos de Young al no ser incluido junto con CSN en 1997, y contestó que no entendía la política de esa decisión:

“Yo tampoco lo entiendo, pero está bien. Crosby, Stills y Nash son como el núcleo de Crosby, Stills, Nash & Young. Yo era como un satélite flotante. Las voces de esos chicos hicieron que sucediera. Todos esos tipos son grandes compositores, son grandes cantantes, son grandes músicos. Pero lo que quiero saber es, ¿dónde diablos está Crazy Horse? Eso es rock ‘n’ roll”.

miércoles, 28 de febrero de 2024

CALIFATO 3/4: "A LOS ANDALUCES NOS HAN MACHACADO Y HOY SEGUIMOS SIENDO UNA COLONIA"

Silvia Moreno

El Mundo, 26/02/2024

La banda de "folclore futurista" afincada en Sevilla publica nuevo trabajo el 29 de febrero, el día de la "nueva Andalucía" que ellos reivindican

Hace casi mil años, ya había un fabuloso vergel en lo que hoy en día son los jardines de la Buhaira de Sevilla. Fue durante el reinado de Al-Mutamid, el monarca poeta del reino taifa sevillano. A partir del siglo XII, bajo el califato de Abu Yacub Yusuf, los espacios verdes de esta zona se ampliaron y se construyó un palacio. Nueve siglos después de que se levantara esta imponente edificación, los integrantes del grupo Califato 3/4 -léase tres por cuatro, como el compás, y no tres cuartos- posan a la entrada del palacio de la Buhaira. Es el lugar elegido por la banda formada por dos sevillanos -Manuel Chaparro (voz) y Lorenzo Soria (programación y percusión)- y dos malagueños -Esteban Espada (bajo) y Sergio Ruiz (teclados)- para hablar de su nuevo disco Êcclabô de Libertá, que se lanza este 29 de febrero.

La elección de este enclave no es casual. Conecta con la reivindicación del pasado y el orgullo de sentirse andaluz que Califato 3/4 lleva en su ADN desde su irrupción en 2018. «El que conozca la historia de Andalucía sabe que nunca, en ningún lugar del mundo, ni en ninguna civilización, ni con los Medici en Italia, hubo una congregación de tantos sabios, tantos científicos, tantos médicos y tantos librepensadores como en el Califato», lanza Chaparro. El Califato es la etapa de mayor esplendor de Al Ándalus.

Tampoco se ha elegido al azar la fecha de publicación del nuevo disco. Es el 29 de febrero, que ellos han designado como el día de la «nueva Andalucía», después del 28-F, día oficial de la comunidad andaluza.

¿Y cómo es esa nueva Andalucía? ¿Es una nación?

Esteban Espada. Es un mundo, un sueño y un lugar mental. Es una Andalucía con orgullo, no porque creamos que nuestra tierra es mejor que otras, sino porque reconocemos su historia, su cultura, su identidad y su lucha. Rebelde, no por oposición a todo, sino por resistencia a la injusticia, a la opresión, a la marginación y al olvido. Con memoria, no por estar anclada en el pasado, sino porque de él se aprende, y lo reivindicamos como fuente de inspiración y de dignidad. También es solidaria.

R.Manuel Chaparro. A los andaluces nos han machacado y hoy seguimos siendo una colonia. No queremos eso. Con nuestra música, intentamos descolonizar la cultura andaluza para que el dinero se quede en Andalucía y no vengan a robarnos la cultura para que luego cotice en Madrid, Barcelona o Bilbao.

Todos esas claves de la «nueva Andalucía» están en Êcclabô de Libertá -esclavo de libertad, escrito con los fonemas del habla andaluza-. Con él, Califato 3/4 sigue con el «folclore futurista» de sus anteriores trabajos, que se nutre ahora de «electrónica, flamenco, guasa, latineo, cosas morunas, otras muy frescas de baile y hasta barroquismo», enumera Soria.

Semejante «revoltillo» es algo natural para la banda. «A ver, en todos los continentes, la gente ha mezclado su folclore con electrónica. ¿Por qué no con el flamenco? ¿Tú crees que el flamenco, que es lo más grande que hay en el mundo, no tiene un potencial más increíble que el tango, el fado o la cumbia?», apunta Chaparro, mientras los demás asienten.

Espada, bajo de Califato 3/4, es graduado en Arquitectura Técnica, pero lleva «desde siempre» vinculado a la literatura y cuenta con un sinfín de premios literarios. El grupo no se conoció ni en la universidad ni en los certámenes literarios, sino en la noche sevillana, en la escena más underground y haciendo de DJ en salas. «Hace años, Chaparro estaba pinchando electrónica y, a mitad de la sesión, lo paraba todo y metía a Rocío Jurado. Y, claro, la gente se volvía muy loca», recuerda.

VIDA CASI MONACAL

Los Califato 3/4 han pasado un año encerrados en el estudio con su nuevo trabajo, haciendo una vida casi monacal, con natación por las mañanas en el polideportivo del Polígono San Pablo de Sevilla, donde comparten las calles de la piscina con los abuelos que van a los cursillos. «Soy especialista en madres, abuelas, tíos y abuelos», dice con guasa Chaparro, haciendo referencia al público tan heterogéneo que los sigue. En un teatro de Vigo se encontraron que la media de edad era «la de nuestros padres», pero en los festivales hay «chavales superjóvenes», que son los que se les acercan a pedirles selfis cuando están en la piscina. «Sí, de todas las edades y de todos los credos», dicen con orgullo los cuatro.

El local donde han desarrollado su nuevo trabajo simboliza el título del disco. «Ha sido nuestra cárcel, porque para ser libres hay que ser esclavos antes. Y nosotros mismos nos hemos esclavizado porque la libertad cuesta», afirma Chaparro.

Los integrantes del grupo se consideran «jornaleros» de la música. «Cuando paras un año para preparar el disco, tienes problemas económicos porque nosotros somos jornaleros de la cultura: sólo cobramos cuando trabajamos. Y sacar un disco, con los vídeos y todo el tiempo que se le dedica, cuesta bastante».

«La subsistencia es por los bolos porque ahora ya no se venden discos como antes», tercia Soria.

¿Y Spotify?

E.E. Son 0,000002 céntimos por escucha. No se puede vivir de las escuchas digitales. En la música, no hay clase media. Está el que gana mucho y para el resto parece que es un hobby. Con este sistema sufren los jóvenes porque las grandes bandas del pasado ya han recuperado su dinero.

R. M.C. Sí, se acabó con el engaño de las compañías discográficas abusivas, pero llegó la injusticia de Spotify.

Tras el encierro de un año, Califato 3/4 llega en plena forma a la gira que comienza en Sevilla, en el Cartuja Center, el 2 de marzo. La siguiente cita confirmada es en la sala Apolo de Barcelona, el 15 de marzo, y Live Las Ventas de Madrid, el 16. Y habrá más conciertos que se están cerrando estos días.

LAS COLABORACIONES MÁS VARIOPINTAS: JUGADORES DE FÚTBOL, ACTORES Y UN CANTAOR FLAMENCO

El nuevo trabajo de Califato 3/4 incluye colaboraciones de lo más variopintas: desde jugadores de fútbol que han colaborado en un videoclip sin cobrar nada, hasta actores, pasando por un cantaor flamenco. Mestizaje llevado hasta las últimas consecuencias.

El primer vídeo Êcclabô de Libertá, single que da nombre al nuevo disco de Califato 3/4, narra cómo la Tierra se ha destruido y los músicos, con la ayuda de los actores Paco Léon y Almudena Amor, el rapero Foyone y los futbolistas Borja Iglesias y Héctor Bellerín, buscan una "nueva Andalucía" lejos del planeta tierra. "Los dos futbolistas y los dos actores vinieron encantados y quisieron colaborar con nosotros sin cobrar nada. Hay que agradecérselo porque sabemos que su trabajo cuesta mucho dinero", afirma Manuel Chaparro.

El single Andalucê Yorá une flamenco y música de vanguardia. En él, el cantaor flamenco Andrés de Jerez interpreta unos versos del poeta y dramaturgo Miguel Romero Esteo (1930-2018), hijo adoptivo de la ciudad de Málaga.

El videoclip, escrito y dirigido por Juan Escribano Tamayo, hace un alegato al exilio andaluz a través de un homenaje a Pepa Flores, más conocida como Marisol, y a los trabajadores andaluces expropiados lejos de su propia tierra. La letra simboliza "todos los expolios que ha sufrido Andalucía", resume Chaparro.

En el single Çegaorâ unen sus voces Ángeles Rusó, Paula Margo, Anaisa García y Andrea Santalusía. Se trata de un homenaje "retrofuturista" a la esclavitud del campo andaluz y al tema Segaores del dramaturgo Salvador Távora.

El cantante de No Me Pises Que Llevo Chanclas, Pepe Begines, colabora y canta en el tema Xancla Lebantá. El single se fraguó en un viaje a Asilah (Marruecos) donde Chaparro, Esteban Espada y Lorenzo Soria pasaron el fin de año de 2022. El videoclip está dirigido por Diego Caro y David Alonso.

miércoles, 21 de febrero de 2024

PHIL OCHS, LA HISTORIA TRISTE DEL FOLK

Kepa Arbizu 

El giradiscos, 06/05/2021

El “antihéroe” es un tipo de personaje que habita de forma habitual en la ficción. Evidentemente no se trata de otra cosa que de la representación de aquello tantas veces ofrecido por la vida real, y en ese sentido, el mundo de la música, tan aleatorio en lo referente a la fama y el éxito, es un campo de cultivo idóneo para su nacimiento. De sus entrañas surge precisamente alguien como Phil Ochs, quien tanto en su travesía artística como personal tropezó con multitud de escollos, unos más ligados a su propio perfil humano y otros al contexto -ya sea social, cultural o generacional- en el que le tocó desenvolverse. En todos esos frentes, su talento y sensibilidad tendría que enfrentarse a un demasiado elevado número de reveses como para poder doblegarlos.

No es por lo tanto ni una historia fácil ni mucho menos alegre la de este músico nacido en 1940 en El Paso, Texas. Una época marcada por el estallido de la II Guerra Mundial y más sobre todo en una zona como Estados Unidos, todavía golpeada por las consecuencias de la Gran Depresión. Un entorno desestabilizador que toma incluso cotas más reseñables si nos referimos en concreto a su propio entorno, donde aparece la figura de una padre afectado de desequilibrios psíquicos tras su participación en dicha contienda bélica. Primeros detalles que marcan el futuro.

Será con su entrada en la universidad de Ohio para cursar los estudios de periodismo cuando sus gustos e influencias reciban una sacudida determinante. Si hasta ese momento era principalmente el cine e ídolos populares como John Wayne su principal alimento cultural, rápidamente la poesía, la literatura de los beatniks y especialmente el country comienzan a formar parte de su engranaje intelectual. Un proceso en el que tendrá un papel determinante Jim Glover, convertido en una suerte de mentor con el que descubrir de su mano las canciones escritas por Woody Guthrie o Pete Seeger y las soflamas que se esconden tras ellas.

Estamos por lo tanto ante un momento decisivo, cuando su personalidad artística está en un claro proceso de creación, sumando a sus nuevos descubrimientos, que se inscriben mayoritariamente en el folk tradicional, su pasión juvenil por el el rock and roll y alguno de sus más destacados mitos, especialmente Elvis Presley o Buddy Holly. Añadamos a todo esto las preocupaciones políticas que empiezan a aflorar en su mente y vamos a ser capaces de ir construyendo un “retrato robot” bastante fidedigno del músico y la persona en la que poco a poco se irá convirtiendo. Trayecto que con toda lógica le lleva a congraciar, y a ser aceptado, en el movimiento de la Greenwich Village, del que muy pronto será parte integrante formando camaradería con nombres ilustres como Joan Baez o Bob Dylan, y dirigiendo sus pasos hacia el prestigioso Festival de Newport, en el que participará en diferentes ediciones. Todo indica que la carrera de Ochs comienza con buen pie, pero pronto aprenderá que su camino está marcado por una estrella errática.

Entre tanto, su disco de debut ve la luz en 1964, un trabajo perteneciente a esa primera época (que englobará sus tres publicaciones editados por Elektra) en la que sigue a rajatabla la ortodoxia de un sonido folk sobrio y acústico, compuesto principalmente por su voz y guitarra lanzadas a denunciar la realidad social de su época. Su álbum, “All the News That´s Fit to Sing”, delata ya desde el título ciertas constantes, como un espíritu irónico, visible en el juego de palabras efectuado con el eslogan del New York Times, pero sobre todo revelando su vocación periodística, un deje del que sus primeras composiciones estarán totalmente empapadas. Tanto es así que es fácil reconocer en ellas un sentido por fotografiar la situación de aquel momento, intercalando referencias a personajes de la época (“Lou Marsh”, “Ballad of William Worthy” o “Too Many Martyrs”) como relatando episodios que suscitaban polémica por aquel entonces (“Talkin’ Vietnam”, “Talkin’ Cuban Crisis”, “Bullets of México”). Pero por encima de todo lo que se vislumbra con nitidez en la grabación es un cantautor que, dotado de un distintivo modo interpretativo,derrocha sentimiento y profundidad, tal y como se desprende de temas del poderío de “Power and the Glory” o “Bound for Glory”.

Solo un año después aparecerá “I Ain’t Marching Anymore”, un disco envuelto en esa misma senda clasicista pero en el que es imposible no advertir una cierta evolución y dedicación por pulir su sonido. Continúan las arengas políticas, teñidas de un talante claramente pacifista o antibélico, como se refleja en la espectacular canción que da nombre al disco, en “Draft Dodger Rag” o “Here’s to the State of Mississippi”. Igualmente persisten las menciones a hechos históricos, como la dedicatoria a la muerte de su admirado J.F. Kenendy (“That Was the President”), pero al mismo tiempo somos espectadores de cómo florece el ánimo por acentuar un lado poético e íntimo en piezas como “Iron Lady” o “In the Heat of the Summer”.

1965 va a ser un año determinante para la música folk y también con consecuencias trascendentales para nuestro “antihéroe”. Estamos ante la fecha en que, durante el festival de Newport, del que fue excluido el texano, Bob Dylan decide electrificar su sonido y de paso poner patas arriba una escena musical que por una parte reacciona “lapidándole” y por otra reconociendo que se acaban de poner los mimbres de un nuevo tiempo. Son momentos convulsos, y a pesar de la defensa que Phil Ochs hizo de la decisión tomada por Zimmerman -aunque él de momento seguiría adscrito al lado tradicional- la relación entre ambos va a entrar en crisis. Ya sea por el endiosamiento de uno, las ganas de alcanzar cierto reconocimiento del otro e incluso los celos en cuanto a la figura de Joan Baez, la situación se precipitó y Dylan atacó donde más dolía, zarandeando la autoestima de Ochs al considerarle solo un periodista y no un “folksinger”. Algo que no pasará por ser solo una pelea puntual sino una alteración en la relación con buena parte de su entorno.

El último capítulo de ese tríptico tradicionalista llega con “Phil Ochs in Concert”, un disco que a pesar de lo que expresa su título contiene cortes grabados en vivo y en estudio. En ese camino ya acometido a la hora de expandir su propuesta nos encontraremos con composiciones de colorido romántico (“Changes”) e incluso de carácter simbólico, como “There But For Fortune”, que Joan Baez popularizaría bajo su voz. Evidentemente todavía continúan sus directas letras de calado político, ya sea en su versión más incisiva (“Ringing of Revolution”, “Cops of the World”) o, y quizás aquí resida una de las grandes novedades, con el tono abiertamente irónico y casi humorístico, el que domina en la genial “Love Me, I’m a Liberal”. Son elementos que dejan claro que el mundo artístico de Phil Ochs va a erupcionar y lo va a tener que hacer fuera del sello Elektra, del que se despedirá con un trabajo encuadrado en líneas generales dentro de lo cánones ortodoxos.

Fin de una época que conlleva también el traslado de ciudad, dejando atrás un Nueva York del que se siente cansado y partiendo hacia Los Ángeles. Allí grabará “Pleasures of the Harbor”, pieza que supone un cambio radical en su estilo y todo un “shock” para un artista que hasta ese momento había hecho del folk tradicional su seña de identidad . Para esta nueva apuesta se hará acompañar de un equipo que le ayude y sepa sacar todo el jugo a sus novedosas ideas. Entre ellos estará el productor Larry Marks (The Flying Burritos Brothers, Lee Hazlewood, Randy Newman...), los arreglistas Joseph Byrd e Ian Freebairn-Smith además del pianista Lincoln Mayorga, un instrumento que ejercerá de guía en buena parte de las composiciones.

Dicho trabajo va a beber de muy diversas influencias, abarcando desde el jazz hasta el rock and roll, tratadas todas ellas a través de una instrumentación copiosa en busca de muy diferentes sensibilidades y dando vida, incluso, a canciones de una extensa duración. En cuanto a las temáticas tratadas igualmente sufren una alteración sustancial. Su incisiva mirada social se alambica mucho más, y aunque sigue latente, se diluye en un discurso más sofisticado y por momentos angustioso. Eso no impide que uno de los momentos estelares recaiga en “Outside of a Small Circle of Friends” , ácida mirada contra ese pasotismo burgués siempre ajeno a todo lo que suceda lejos de su esfera que se materializa a partir de una particular cadencia entre el jazz y el swing, recurso al que también se acercará para dar contenido a “Miranda”.

Pero lo que llama la atención sobre todo en este nuevo registro son un tipo de piezas que ostentan un calado romántico bañado en una profusión de instrumentos. Elementos de los que se puede disfrutar en “Flower Lady” o “I’ve Had Her”. Mención especial se necesita hacer respecto al tema que cierra el disco, “The Crucifixion”, una densa narración, aderezada con todo tipo de sonidos aparentemente deslavazados que sin embargo convergen en un asfixiante tono, sobre el auge y caída del ídolo, coordenadas en las que es muy fácil ver sobrevolar la figura otra vez de John F. Kennedy.

Enero de 1968 quedará marcado por otro de esos sucesos, uno más de los pequeños varapalos que iba ya acumulando, que afectó de manera importante al devenir del cantautor. Se trata de su exclusión del concierto celebrado en el Carnegie Hall como homenaje a Woody Guthrie, al que no es invitado, al contrario que otros muchos compañeros que sí estarán (Bob Dylan y The Band, Peter Seeger, Judy Collins..). Un hecho que resulta todavía más sangrante si tenemos en cuenta que probablemente nadie como él había cogido el testigo con tanta fidelidad y calidad del mítico compositor. Tener que asistir como público a un evento así le apenó de forma muy profunda. Algo que sin embargo no le impide publicar ese mismo año “Tape from California”, que como suele suceder en estos casos en los que se ha evidenciado un alejamiento respecto al sonido matriz, intentará lidiar entre ambos terrenos (pasado y presente) para alcanzar el difícil reto de obtener de cada una de las orillas caracterisiticas útiles de las que nutrirse, un envite para el que rodeará de prácticamente los mismos acompañantes que tomaron parte en su predecesor.

Las menciones y homenajes a personajes clásicos de la luchas sociales (“Joe Hill”) siguen habitando entre sus surcos, al igual que las proclamas pacifistas, presentes principalmente en la soberbia “The War Is Over”, que aparece presentada por una melodía de reminiscencias claramente bélicas. Lo que a estas alturas no se puede obviar es el declive moral que empieza a acusar su conciencia y la propia manera de plasmar sus ideas. Un tono que acaba por permear en canciones como “White Boots Marching in a Yellow Land” y que terminará por tomar cotas realmente apocalípticas en las figuras que maneja en la larguísima, más de trece minutos, “When In Rome”.

Mientras tanto en el mundo se está viviendo una época revuelta políticamente hablando, plagada de acontecimientos y respuestas ciudadanas. Un contexto idóneo para que Phil Ochs saque su lado más militante. Lo hará, por ejemplo, tomando parte de una nómina de intelectuales y artistas que se adscriben al recién formado Youth International Party, más conocidos como “yippies”, que pretendía aglutinar ese descontento y creciente sentimiento antiautoritario. En un contexto más cercano a la “Realpolitik”, el músico también participará en la importantísima celebración de la Convención Nacional Demócrata de ese año, en el que al margen de una lucha de candidatos se escondía la pugna por marcar la línea ideológica futura del partido. Dos alternativas personalizadas en Eugene McCarthy y Hubert Humphrey, siendo la de este segundo, representante del sector continuista y belicista, la triunfadora, resolución que como es lógico decepciona profundamente al texano. Una sensación de descreimiento que se refuerza al sufrir en sus propias carnes la represión policial que se produce en las concentraciones contra la guerra de Vietnam que tienen lugar durante el mencionado congreso.

Para darse cuenta hasta qué punto estos acontecimientos influyeron en su música basta con ver la portada de su nuevo disco, “Rehearsals for Retirement” (otra vez acompañado del mismo equipo de colaboradores), donde se observa su nombre en una lápida fechada en el lugar y el día del famoso acontecimiento citado. La ironía e incluso el cinismo se apodera de manera definitiva de un álbum en el que domina un contexto tendente a la desesperación, visible en temas como el homónimo, “My Life” o “World Began in Eden and Ended in Los Angeles”. Una pieza por la que asoman ya unos ritmos rockeros que se van ir estableciendo en el hacer de Ochs, dejando visibles muestras de ello en “I Kill Therefore I Am”, en la que arremete contra la violencia policial. Hechos traumáticos que todavía seguirán rondando en piezas como “William Butler Yeats Visits Lincoln Park and Escapes Unscathed” .

Sin que hayan transcurrido 365 días, ya está editado un nuevo álbum, que a la postre será el último con material inédito de su discografía. Esta vez aparece con el sugerente nombre de “Greatest Hits”. Algo más que un indicio para adivinar que se mantiene esa mirada cínica ante su realidad, en este caso orientado al aspecto artístico. Para acentuar todavía más ese tono incorpora en la contraportada la frase “50 fans de Phil Ochs no pueden estar equivocados”, en clara referencia a Elvis Presey, del que por si fuera poco se viste en portada con un traje dorado y guitarra eléctrica en mano. Sus intenciones, declaradas por él mismo, tras ver una actuación del propio “rey del rock and roll”, son las de convertirse en una mezcla entre Elvis Presley y el “Che” Guevara. Una afirmación que a pesar de que pueda sonar impactante y hasta extravagante no está nada alejada de lo que siempre ha pretendido obtener, lograr aunar en un mismo espacio la música y un discurso en busca de concienciar a la gente. Y qué mejor manera para llevar a cabo ese propósito que rodearse de nombres procedentes del mundo del rock, incluyendo los de Ry Cooder o acompañantes del propio Presley o de The Flying Burrito Brothers. Todo ello bajo la dirección del productor Van Dyke Sparks.

Con esos mimbres, el trabajo, al margen de no separarse jamás de su estilo personal, se acerca en muchos momentos a sonoridades country-rock and droll, como demuestran a las claras “My Kingdom for a Car”, “Gas Station Women” o “Chords of Fame”. Si bien esta última, al igual que pasará con “Bach, Beethoven, Mozart and Me”, ironizan sobre la fama y el éxito (algo que nunca llegó a tener), “One Way Ticket Home”, “Jim Dean of Indiana” o la premonitoria “No More Songs”, en la que deja entrever su hartazgo y falta de interés por el poder de la música, derrochan una gran dosis de melancolía y nostalgia.

El declive del músico ha tomado un camino irrevocable. En la gira de este último disco, en la que se presenta bajo una formación púramente rockera, a la depresión en la que está inmerso añade una serie de adicciones que tienen por menú una mezcolanza de valiums y alcohol, con las consecuencias lógicas en su cuerpo. Desde este momento, salvo alguna grabación muy esporádica, su trabajo se va a limitar a realizar ciertos conciertos. Entre los más destacados está el que organiza como homenaje a Víctor Jara y Salvador Allende a raíz del golpe de estado de Pinochet. Entre las tablas de este evento estará Bob Dylan, escenificando algo parecido a un reencuentro entre ellos.

La situación personal del compositor no mejora, muy al contrario, sigue en caída libre y se le ve vagabundeando por las calles, enloquecido (diagnosticado más tarde con trastorno bipolar) y metido en problemas con facilidad. A pesar de ese acercamiento aparente con el mítico autor de “Blowin’ in the Wind”, se va a truncar la oportunidad de formar parte de la pantagruélica gira de éste, bautizada como Rolling Thunder Revue y adornada con un descomunal elenco de invitados. Una lógica decisión, la de dejarle fuera, en buena medida adoptada por el estado físico en el que se encuentra Ochs, motivo que sin embargo no aplaca su decepción. 

Su última actuación en directo servirá como lamentable resumen de su turbulenta carrera, con grandes dosis de grandeza pero desembocando en lo patético. En una fiesta en la que se reúne la plana mayor de la Greenwich Village, a finales de 1975 y recogida en el film “Renaldo and Clara”, el de Texas, pese a aparecer en un estado calamitoso es capaz de transformarse a la hora de actuar, haciéndolo de manera soberbia. Para despedirse decide hacer una versión de Bob Dylan. La canción elegida es “Lay Down Weary Tune”, en la que es inevitable no entresacar un fuerte valor simbólico, más teniendo en cuenta que su autor, según cuentan, se negó a subir a acompañarle al escenario.

A los pocos meses, en abril de 1976, el cuerpo de Phil Ochs aparecía ahorcado en la casa de su hermana, en la que se había instalado. Negar que esos últimos hechos fueron determinantes a la hora de tomar esa funesta decisión sería falso, aunque también lo sería obviar la decadencia en la que estaba inmerso y que inducía a imaginar un desenlace de ese tipo. Ponía fin así a una historia personal y musical tan apasionante como dramática. Fue un hombre al que su tremenda sensibilidad, plasmada en sus canciones, le llevó a chocar con la inviable aspiración de cambiar el mundo y con un siempre esquivo éxito, realidad para la que nunca estuvo preparado. La de Ochs es por lo tanto una historia categóricamente triste, porque ni en vida, ni incluso transcurridos 45 años desde su fatídico final, su nombre, a pesar de su magistral legado musical, ha conseguido dejar atrás todo ese silencio que siempre le ha acompañado y que le ha impedido obtener el que se merece.