miércoles, 20 de octubre de 2021

LOS MIL HIJOS DE THE VELVET UNDERGROUND

Quim Casas

La Provincia, 19/10/21




Parece ser que fue Brian Eno quien dijo que todos los que compraron 'The Velvet Underground and Nico' (1967) en su momento acabaron formando un grupo. Sir ir más lejos, Eno creó Roxy Music en 1971 con Bryan Ferry. Inicialmente, solo se vendieron unas 10.000 copias del primer disco de la banda formada por Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Moe Tucker, con la incorporación de Nico a instancias de Andy Warhol. Con el paso del tiempo se convirtió en obra de culto y piedra angular del rock. Y la Velvet pasó a ser una de las bandas más influyentes: está detrás del rock alternativo, el punk, la new wave, el grunge, el s'hoegaze' y el 'noise'. Entre 1990 y 1992, en plena fiebre de los discos de tributo, se publicaron los tres volúmenes de 'Heaven and hell. A Tribute to The Velver Underground', con versiones de James, Ride, Echo and the Bunnymen y Fatima Mansions, entre muchos más. Con motivo del estreno en Apple TV+ de 'The Velvet Underground', el documental de Todd Haynes, repasamos la influencia del subterráneo grupo neoyorquino en 15 bandas.

1. The Modern Lovers

En 1969, el espitoso Jonathan Richman tenía 18 años y se desplazó de Boston a Nueva York tras escuchar los dos primeros discos de Velvet Underground. De regreso a casa, formó una banda al instante, The Modern Lovers, y además consiguió que John Cale les grabara unas maquetas en 1972. Luego se separaron, reformaron y sacaron su primer disco en 1976, con parte del material con Cale. A Richman le influyó la Velvet y él acabó influenciando a la new wave y el punk. Modélica correa de transmisión.

2. Sonic Youth

El sonido de la escena ‘noise’ guarda mucha relación con los experimentos sonoros de Reed, Cale y compañía. Sonic Youth, la banda más ‘noise’ de los 80, creó un estilo muy personal, pero no es difícil rastrear, en cuanto a las capas de instrumentos y tratamientos melódicos, el trazado de la Velvet. Además, versionaron ‘European son’; Lee Ranaldo ofreció su visión de ‘Stephanie says’ en el tercer volumen de ‘Heaven and hell’ y, en el disco de homenaje aparecido recientemente, ‘I’ll be your mirror. A tribute to The Velvet Underground & Nico’, Thurston Moore interpreta ‘Heroin’ con la colaboración de Bobby Gillespie, de Primal Scream.

3. The Feelies

La banda de Nueva Jersey ha versionado a lo largo de su larga historia –debutaron en 1980, desaparecen, se reúnen, vuelven a desaparecer, han tenido grupos paralelos como The Trypes, Yung Wu y Wake Ooloo– a Neil Young, Beatles, Rolling Stones, The Stooges y Jonathan Richman, pero sus héroes confesos son la Velvet. En uno de sus maxis realizaron una versión juguetona de ‘White Light/White heat’, pero su mejor tributo a la banda está en la lectura de ‘What goes on’ aparecida en su tercer disco, ‘Only life’ (1988). El segundo batería de The Feelies, Stan Demeski, se fue después a Luna.

4. Luna

Generacionalmente, cada nueva banda neoyorquina tiene algo que ver con la Velvet. Luna, liderados por Dean Wareham (ex Galaxie 500), se basó en un juego de guitarras cercano al de The Feelies e inspirado en Television, pero la influencia del grupo de Reed es palpable en sus temas más desbocados y en sus filigranas pop. El grupo fue telonero de la Velvet cuando estos volvieron a escena en 1993. Sterling Morrison participó en ‘Bewitched’, segundo disco de Luna. Otro detalle revelador de la devoción: Wareham y su esposa, Britta Phillips (bajista de Luna), hicieron un precioso disco, ’13 most beatiful’ (2010), en el que pusieron música a los ‘screening tests’ rodados por Warhol con Reed, Nico o Edie Sedgwick.

5. The Dream Syndicate

Participaron del llamado nuevo rock americano y de la neopsicodelia de la primera mitad de los 80, e incluso practicaron citas jazzísticas, como el tema ‘John Coltrane stereo blues’, pero en la dialéctica entre las guitarras de Steve Wynn y Karl Precoda y los temas más relajados cantados por la bajista Kendra Smith, se detecta el ascendente ‘velvetiano’. Además, eligieron el nombre de The Dream Syndicate en recuerdo de la banda homónima y experimental de Tony Conrad en la que militó John Cale. 

6. Patti Smith

Vio en la trayectoria de Reed aquello que ella quería conseguir: escribir poesía y ponerle música. Reed venció esta batalla, la del conservadurismo que decía que en las letras de rock no hay literatura. Smith fue una de sus alumnas más aventajadas. Para estrechar mejor los lazos, la producción de ‘Horses’ (1975) corrió a cargo de Cale.

7. My Bloody Valentine

¿Serían lo mismo las brutales capas de sonido del grupo de Kevin Shields sin lo que ya habían probado y desarrollado con éxito Reed, Cale y Morrison, entretejiendo de forma abismal guitarras, bajos, teclados y violas al monocorde ritmo de los tambores de Tucker hasta crear una sicótica muralla de sonido? Posiblemente, no.

8. The Jesus and Mary Chain

Los hermanos Reid debieron de escuchar muchas veces los dos primeros discos de la Velvet. Aquellos sonidos hieráticos y oscuros serían fundamentales para lo que desarrollaron en el primer y fundamental álbum de The Jesus and Mary Chain, ‘Psychocandy’ (1985): melodías y estribillos pop empapados de parásitos eléctricos y sucias reverberaciones.


9. R.E.M.

Si Velvet Underground marcó el tránsito del pop al rock urbano, R.E.M. fueron cruciales para que el post punk se convirtiera en rock alternativo. En ‘Dead letter office’ (1987), su disco de rarezas, incluyeron hasta tres versiones de la Velvet: ‘Pale blue eyes’, ‘Femme fatale’ y ‘There she goes again’. En el tributo ‘I’ll be your mirror’, Stipe se descuelga con una lectura de ‘Sunday morning’ tan bella como el original.

10. Cowboy Junkies

Son canadienses y autores de un country folk alternativo y delicado. Pero solo por la versión de ‘Sweet Jane’ aparecida en ‘The Trinity sessions’ (1988), deben figurar en esta lista. Margo Timmins, la cantante, estableció una conexión espiritual con el tema original. Lo registraron, como el resto del álbum, en una iglesia de Toronto y con micrófonos Ambisonic (diseñados para sonido envolvente de 360 grados). 

11. The Dandy Warhols

David Bowie le produjo a Lou Reed su primer disco en solitario, ‘Transformer’ (1972), llevándolo del terciopelo subterráneo al ‘glam queer’. Saldaba así la deuda contraída con Velvet Underground, cuando tras escuchar la banda decidió pasar del folk al rock. A Bowie, años después, le gustaron mucho Dandy Warhols. Estos habían homenajeado en su nombre a Andy Warhol, primer mentor de la Velvet y a quien Bowie ya había dedicado una canción (además de darle vida en el filme ‘Basquiat’). La cuadratura del círculo llegó cuando Bowie invitó a los Dandy Warhols a tocar con él una versión de ‘White light/White heat’, del segundo disco de la Velvet, en el festival Meltdown de 2002.

12. The Brian Jonestown Massacre

Aunque en su nombre citan a Brian Jones, el primer guitarrista de The Rolling Stones, y a los 918 integrantes de una secta que murieron –asesinados o en suicidio colectivo– en Jonestown en 1978, el grupo formado por Anton Newcombe a principios de los 90 destila la clásica influencia velvetiana en sus capas de sonido y una renovada sicodelia. Han hecho de todo, pero Reed y Cale son dos de sus oráculos.

13. Nick Cave

No hace mucho, Cave recordaba el día en que conoció a Nico, en Londres, a principios de los 80, y la foto que le hicieron, en la que ella aparecía reflejada en un espejo al fondo del encuadre. Aunque proto-punk, punk y postpunk, el inquieto australiano siempre tuvo en mente la música visionaría de Velvet Underground. En el disco de versiones grabado con Bad Seeds, ‘Kicking against the prist’ (1986), no se olvidó de colocar ‘All tomorrow’s parties’.

14. The Stooges

Aunque el grupo liderado por Iggy Pop es coetáneo de la Velvet y su rock es más crudo y garajístico, anidaba en el ideario de la banda de Detroit la misma subversión que en el grupo de Nueva York. Cale les produjo su primer álbum. De nuevo Reed era el referente y Cale, el alquimista del sonido.


15. The Pantano Boas

Alguien escribió que The Pantano Boas eran un cruce entre Detroit y la Velvet. Varios grupos españoles podrían estar en esta lista, pero los barceloneses Pantano Boas se lo curraron para, en la recta final de los 80, convertirse en los hijos ‘velvetianos’. En su primer álbum hicieron un ‘medley’ con ‘Im waiting for the man’ y ‘Sister Ray’.

domingo, 17 de octubre de 2021

A BROWN SUGAR LE CABE LA LEY DE ETIQUETADO

Santiago Gallo Bluguermann

Diario Con Vos, 16/10/2021




Los Stones esconden uno de sus grandes clásicos de los ojos de las patrullas de la moral y las buenas costumbres tal vez para siempre.

Mil ciento treinta y seis. Son las veces que los Rolling Stones tocaron Brown Sugar. A 50 años y algunos meses de su edición original en el glorioso Sticky Fingers, la canción, la segunda en la lista de las más interpretadas por la banda detrás de Jumpin´Jack Flash (1173 veces), quedará enterrada en un cajón hasta quién sabe cuando.

La banda decidió esconder uno de sus hits marca registrada porque su letra provocadora al mejor estilo Stone pide VAR según el reglamento con el que juega la música actual. Para algunos una decisión oprobiosa para una banda acostumbrada a escribir sus propias reglas. Para otros una decisión que les evita comprarse un problema cuando todavía intentan reponerse de la muerte de Charlie Watts. O tal vez el temor a que los cada vez más persistentes (y pestilentes) aires de cancelación que escrutan, analizan y sentencian obras artísticas de toda índole les clavaran un hexágono negro con la leyenda “alto contenido de incorrección política”.

“Justo esa tenías que mencionar, eh?”, empezó a enhebrar una respuesta Keith Richards cuando fue consultado la semana pasada por el diario Los Angeles Times. “La verdad que no entiendo. Intento comprender dónde las hermanas ven el problema. Creo que no entendieron que la canción arranca hablando de los horrores de la esclavitud. Pero aún así la quieren enterrar y en este momento no tengo ganas de tener un conflicto por esta mierda. Espero que en algún momento de la gira podamos resucitar a nuestro bebé en toda su gloria” remató con una risa áspera. Jagger eligió salir del laberinto por arriba: “tocamos Brown Sugar todas las noches desde 1970, así que alguna vez pensé que deberíamos sacarla y ver qué onda. Quizás la volvamos a poner en la lista. Armar un setlist para un estadio no es fácil, hay que mantener la atención de miles de personas mientras uno intenta meterse de lleno en la música”.

Creada en Diciembre de 1969 en un sesión de grabación de tres días en los Muscle Shoals Studios de Alabama, la letra serpentea por el filo de la navaja entre juegos de palabras, metáforas y oraciones directas que hablan de venta de esclavos, latigazos, sexo interracial, chicas negras y heroína. Los Stones, por entonces una banda escribiendo su propia leyenda a cada paso corrían el límite una vez más. Por supuesto, no es la primera vez que la canción es catalogada de misógina, racista y sexista y Jagger ha surfeado la ola de las críticas entre la condescendencia y la resignación.

En 1993, en el compilado Jump Back el cantante explicaba que la canción era “definitivamente uno de los puntos altos de la banda. Una canción escrita de manera instantánea que combina doblemente chicas y drogas”. Sin embargo, dos años después en una entrevista con la revista Rolling Stone Mick ensayó una disculpa: “es medio repugnante. Sólo Dios sabe qué quise decir en la canción. Es todo una gran mezcla de cosas. Creo que metí todos los tópicos desagradables de un tirón. Fue una composición instantánea”. Ponía énfasis una vez más en la velocidad con la que fue escrita la letra sin pensar en si ofendía a alguien o no.

En rigor de la verdad, al menos lo de la velocidad es cierto. Los Stones de fines de los 60 y principios de los 70 vivían en el vértigo mismo de una banda gigante a la que casi nadie les marcaba el paso y que estaban en el pico creativo de su carrera. Cuando entraron a los estudios Muscle Shoals el 2 de Diciembre de 1969 tiempo no sobraba. Acababan de terminar una gira por Estados Unidos y sólo 4 días los separaban del concierto despedida: el infame show en el autódromo de Altamont, el festival ideado por la propia banda que terminaría en un caos de proporciones bíblicas con un muerto a mano de los Hell´s Angels y un desborde como pocas veces se había visto. Los Stones habían llevado su propia vorágine hasta el extremo.

Y fue en esa vorágine donde Brown Sugar cobró forma. El estudio, que estaba más cerca de ser un aguantadero que un sitio de lujo, vio a los Stones arremeter primero con You Gotta Move, el clásico del bluesman Mississippi Fred McDowell y luego Jagger y Richards se sentaron en dos sillas plegables en medio de la sala para redondear Brown Sugar, una letra que Jagger había garabateado mientras estaba en Australia actuando en la película Ned Kelly el verano anterior y cuyo origen es materia de análisis.

Aunque luego sería firmada por ambos músicos tal como era la norma de la banda, Brown Sugar es obra de Mick. Originalmente titulada con el poco metafórico título de Black Pussy, la canción fue cobrando su forma definitiva con el correr de las horas. Posteriormente, las interpretaciones de la letra no se harían esperar. Según Claudia Lennear, cantante negra de soul (coros en la banda de Ike & Tina Turner) con la que Jagger mantuvo una relación en aquél entonces, la canción está inspirada en ella. El bajista Bill Wyman en su libro Rolling With The Stones sostiene que parte de la letra tiene a Lennear como musa. Marsha Hunt, también cantante, también pareja oficial de Jagger en ese entonces y madre de su hija Karis, reclama ser la musa inspiradora. Por su parte Jim Dickinson, músico oriundo de Memphis y el encargado de haberles sugerido aquéllos legendarios estudios fue testigo del momento creativo: “he visto a muchos compositores de los buenos pero nunca vi a alguien hacer lo que Jagger estaba haciendo ahí”.

Lo que más llamaba la atención de Dickinson era la habilidad de Mick para tomar los modismos y pronunciaciones sureñas, imbuirse de la atmósfera que lo rodeaba y acomodar todo en la letra. Según cuenta Dickinson el Skydog que aparece mencionado al comienzo de la letra es una referencia directa al sobrenombre del legendario Duane Allman, de por entonces 22 años y aún empleado del estudio, que llevaba el mote por vivir de la nuca todo el día. En su biografía Life Richards ensaya una teoría particular: al transcribir la letra para la edición del disco, el encargado de la compañía mandó fruta y escribió “Scarred old slaver“ en lugar del “Skydog Slaver“ que canta Mick, condenando a millones de fans a repetirla mal y a acrecentar la polémica racial. En el libro Up And Down With The Rolling Stones, el autor Tony Sánchez apuntala la teoría de Keef. Escribe que toda esa primera parte de la canción que habla de esclavitud y latigazos no es más que una alegoría sobre los peligros de ser domado y sometido por la heroína, conocida en la jerga justamente como Brown Sugar, por el color que toma la sustancia al ser calentada en una cuchara antes de ser inyectada. De cualquiera manera, los Stones de 1969 no andaban con tiempo de ponerse a explicar y tampoco nadie andaba pidiendo una.

El primer intento por grabar las voces no fue satisfactorio, por lo que Jagger tuvo que volver al día siguiente para completar la tarea ya cuando al reloj le quedaban pocas vueltas. Keith acompañó a su socio con una botella de bourbon. La energía fluía pese a las intensas jornadas y entre la banda y los presentes estaba claro que Brown Sugar y Wild Horses (otro de los temas grabados en Muscle Shoals) deberían ser editados como singles cuánto antes. Pero pasaría bastante tiempo hasta que las canciones vieran la luz en un vinilo por problemas legales por regalías impagas que los Stones tenían con su antiguo manager Allen Klein.

La banda dejó los estudios y voló para internarse en la pesadilla de Altamont (donde estrenaron Brown Sugar por insistencia de Mick Taylor) mientras en Inglaterra se editaba Let it Bleed, el disco anterior a Sticky Fingers.

Diecisiete meses después, ya en 1971, Brown Sugar fue finalmente lanzada y aterrizaría directamente en el número 1 del ranking americano, lugar que conservaría por dos semanas. Si bien hubo otras mezclas y versiones refaccionadas en Inglaterra, la que quedó plasmada en Sticky Fingers es la original de 1969.

A lo largo de sus más de mil apariciones en vivo, Jagger le ha ido podando la letra, sobre todo en la parte que habla de “black girls” cambiada por un más aséptico “Young girls” y los escándalos y cuestionamientos parecían tema del pasado. Pero 50 años después, los Stones deciden retirarla acaso por prudencia. Cuando el futuro de la banda es incierto, sobrevuela la incógnita si los célebres acordes del comienzo y la picante letra de Mick verán la luz una vez más o quedarán sepultados para siempre.