jueves, 25 de abril de 2024

JOHN PEEL, LA VOZ QUE HIZO SONAR LA MÚSICA INDEPENDIENTE EN LAS ONDAS

Rafa Cervera

Culturplaza, 14/01/2024


Para Brian Eno fue la persona más importante en la industria musical británica durante casi medio siglo. Feargal Sharkey, excantante de The Undertones. dijo de él que era el locutor más importante que habíamos conocido. El día de la muerte de John Peel en muchos sitios sonó a modo de despedida “Teenage Kicks”, la canción más popular de dicha banda. Peel había expresado en reiteradas ocasiones que era su canción favorita de todos los tiempos. Casi todo lo que Peel decía solía ir a misa. Su voz y su olfato para descubrir nuevos talentos fueron decisivos en la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XX. 

El infarto que acabó con su vida el 26 de octubre de 2004 impidió también que siguiera ejerciendo como inagotable detector de nuevos artistas, con posibilidades de dejar huella  en la historia de la música. Inglaterra lloró la muerte de John Peel y Jarvis Cocker, que entonces lideraba Pulp, uno de los grupos a los que el locutor había apoyado sin dudar, declaró: “En un mundo cada vez más estandarizado y previsible, Peel hizo una labor insuperable, tanto que no sé quién podrá sustituirle ahora que ya no está”. Veinte años después, ya sabemos la respuesta a esa duda. Nadie ha podido porque sustituir a John Peel porque su desaparición formó parte del fin de una era. Una época en la que un disco podía provocar ,iles de diminutas revoluciones. Quizá no llegaran a cambiar el mundo, pero sí a miles de personas que quedaban contagiadas al mismo tiempo por unas canciones. Ocurrió con Bowie, ocurrió con The Smiths, con Pixies, con Nirvana, con The White Stripes... Todo habían sonado antes en el programa de John Peel.

Elvis Presley fue el primer músico que le hizo sentir que un cambio importante se había producido en la música popular. Por aquel entonces tenía quince años y estaba en un colegio que detestaba. “Todo cambió cuando escuché a Elvis”, declaró en una ocasión. “De repente había algo justo allí donde hasta entonces no había nada”. En 1959 abandonó su Liverpool natal y se instaló en Estados Unidos para trabajar como locutor en una emisora de Dallas. Fue cuando descubrió que su marcado acento británico le abría puertas, algo que se acentuó cuando la beatlemanía cruzó el Atlántico. A partir de ese momento, América soñaba con todo aquellos que fuera inglés, y Peel empezó a ser tratado como si fuese miembro de la realeza. 

Cuando asesinaron a John Fitzgerald Kennedy, pudo entrar en la habitación donde estaba retenido Lee Harvey Oswald, y eso ocurrió solo por su acento. En 1967 regresó a Inglaterra y fundó lo que entonces se denominaba una emisora pirata. Eran radios libres que emitían desde lugares en los que las autoridades no pudieran cerrarlas y que ofrecían una programación musical alternativa a la que imponían las listas de éxitos. Allí, después de la medianoche, Peel presentaba The Perfumed Garden, el primer programa con el que se convirtió en un faro para los aficionados ávidos de información en un momento en el que las novedades musicales eran muchas y muy sugerentes. Su espacio era el único de las ondas británicas en el que sonaban bandas como Jefferson Airplane, Tyrannosaurus Rex –que unos años después mutarían en T. Rex- y Captain Beefheart, autor de Trout Mask Replica, el álbum que siempre estuvo en el primer puesto en las listas de sus álbumes predilectos.

El salto a la BBC no tardó en llegar. Allí puso en marcha el programa que hizo de él una institución. La principal característica del John Peel Show consistía en que su conductor dejaba que las canciones sonaran completas, algo que los oyentes que grababan los programas agradecían infinitamente. Por aquel entonces, Peel tenía un ascendente hippie que marcaba sus gustos. Su amigo Rod Stewart fue el responsable de que comenzara a fijarse más en el rock. Dicen que después de verlo asistiendo a uno de sus conciertos se lo llevó a la barra y lo invitó a cerveza hasta emborracharlo y lograr así que su aura mística desapareciera un rato. Eso fue a principios de los setenta. Peel ya había apostado por la nueva encarnación musical de Marc Bolan y también por la enésima reinvención de David Bowie, que en 1971 se había teñido el pelo de color zanahoria y, al igual que Peel, había abandonado las tonalidades hippies para centrarse en el rock & roll. Personajes malditos como Nico y Syd Barrett pasaron por su estudio para grabar sus célebres sesiones –pequeños conciertos en el estudio- cuando eran más unos incomprendidos que unas leyendas. También lo hicieron Nick Drake y la Incredible String Band, Can y Kevin Ayers.

Pero fue a partir del punk que Peel comenzó a convertirse en una brújula imprescindible. Supo ver hacia dónde se encaminaba el futuro y programó a grupos como Sex Pistols, The Clash o Ramones, nombres que espantaban a otros programadores. Y fue entonces cuando sus Peel Sessions se convirtieron en una herramienta imprescindible para dar a conocer a muchos de los nombres que no empezaban a dar que hablar. Siouxsie & the Banshees sonaban en el programa de Peel antes de que ninguna discográfica los hubiese contratado. Su programa ofrecía un servicio público: difundía nuevos brotes creativos y funcionaba como reclamo para que público e industria se acercaran al artista o la banda en cuestión. Lo habitual es que el proceso sea el contrario: la industria le da a la emisora el disco ya hecho y el locutor lo pone para captar público. “Si no hubiese sido por John no habrían existido ni Joy Division ni New Order habrían existido”, declaró Bernard Sumner, miembro fundador de ambos grupos. “Fue una de las pocas personas que dio a los grupos que tocábamos música alternativa la oportunidad de ser escuchados. Y durante el resto de su vida siguió apoyando ese tipo de música innovadora”. 

Peel era un observador abierto. Su apoyo incondicional a The Smiths hizo que el festival de Glastonbury los incluyera como cabezas de cartel, lo cual supuso un cambio esencial para el festival. Su curiosidad no terminaba con las canciones hechas en lengua inglesa. Consideraba la música pop como manifestaciones culturales globales porque la música es un lenguaje universal. Gruff Rhys recordaba cómo apoyó también la música cantada en galés. “Fue el único locutor inglés que la programó durante años -dijo tras su muerte-. No hacía demasiado caso de asuntos como el britpop pero apostaba por corrientes como el drum ‘n’ bass y el techno, corrientes que se desarrollaban al margen de los medios de comunicación”. Incluso Elton John tuvo palabras de gratitud para él tras su muerte: “Hay una infinidad de artistas que están en deuda con él debido a su entusiasmo, y yo soy uno de ellos. Me ayudó en milos años formativos de mi carrera y jamás olvidaré su bondad y su humor”.