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viernes, 27 de diciembre de 2024

LOS SÍREX, EL GRUPO ESPAÑOL MÁS LONGEVO QUE LOS ROLLING STONES: "NOS HAN PEDIDO MIL VECES HACER GIRA DE DESPEDIDA"

Diario de Navarra, 16/12/2024


En 2025 darán dos conciertos especiales para celebrar su 65 aniversario

Primeros moldeadores del rocanrol español y artífices de canciones emblemáticas como 'Si yo tuviera una escoba' o 'Que se mueran los feos', los Sírex se preparan para celebrar 65 años (cifra que no han alcanzado aún ni The Rolling Stones) pese a las constantes ofertas para "precipitar" su marcha y hacer caja.

"Nos han venido mil veces promotores que saben más que nadie para decirnos: 'Vamos a hacer gira anunciando que os vais'. Hay gente que lo ha hecho y lleva ahí 5 años, que no se van nunca, actuando más ahora que antes", comenta con humor el vocalista y letrista del grupo, Antoni Miquel, alias Leslie.

Ellos prefieren ir de frente y celebrar con dos conciertos especiales en 2025 los 65 años transcurridos desde la fundación en Barcelona de los Sírex, cuando eran "cuatro bandidos de barrio con 15 añitos que se compraron una guitarra de caja para jugar".

Aquello coincidió con el momento en el que la flota americana "invadió" la ciudad condal y, con ellos, su música: Eddie Cochran, Chuch Berry, Elvis o el 'The Train Kept a Rollin'' de Johnny Burnette, disco por el que le ofreció 50 pesetas a un militar.

"Me miró así de reojo y, cuando se giró, se lo mangué. Con él hicimos la primera canción puntera de nuestra vida, 'El tren de la costa'", rememora Leslie, hijo de un pescador que siempre encontró comprensión en su familia en unos sueños tan lejanos.

Actuando en un garaje con esas canciones americanas los descubrió el productor de la película 'Superespectáculos del mundo' (1963), José Solá, que les dijo: "Quiero esto, pero en castellano", de lo que surgió otro de sus éxitos, 'Muchacha bonita', coescrita por Augusto Algueró.

"Éramos una puerta de aire fresco que se abría en una España un poco gris", afirma Leslie, antes de recordar cómo, siendo aún menores, les pedían todos los días el permiso paterno necesario para poder actuar. "Nos denunciaban los de las orquestas, porque para ellos éramos los melenudos que invadíamos la música", rememora.

En su carrera comenzaron a alternar los temas más apegados al roncarol con "pachangadas más populares" que les pedían desde la compañía, como la citada 'Si yo tuviera una escoba', un tema que inicialmente se alejaba mucho de su estilo por sus formas flamencas.

"Cuando escuché lo de 'Cuántas cosas barrería', pensé: 'Esta frase es muy buena'", cuenta sobre la razón por la que aceptaron llevársela a su terreno con versos como "Barrería yo el dinero, que es la causa y el motivo de tanto desespero".

"Viniendo de un barrio tieso, qué íbamos a decir. Hay quien dijo que fue la primera canción protesta, pero nosotros no estábamos en política ni molestábamos", apunta Leslie antes de rememorar que se les devolvió una palabra tachada por la censura, "altos mundos", y por eso la canción quedó: "Barrería bien profundo todas cuantas cosas sucias se ven por los bajos mundos".

Llegaron a ser los elegidos para telonear a los Beatles en el concierto que la banda británica ofreció en 1965 en Barcelona y cuenta Leslie que tuvo incluso un pequeño encuentro entre bambalinas con Paul McCartney. "Fue una noche mágica, la prensa nos trató fenomenal, lástima que no pudimos ver todo el concierto porque nosotros teníamos doblete y actuábamos en Cornellá", recuerda.

En 1971, tras haber conocido un gran éxito, Leslie decidió abandonar el grupo, que entró en un paréntesis. "Noté un cambio generacional, donde los solistas como Julio Iglesias o Camilo Sesto subían y los grupos bajaban. Era el momento de dejarlo antes de que nos echaran y creo que acerté, porque los que intentaron seguir se estrellaron", reflexiona.

Fue su único parón. En 1978 el promotor Gay Mercader los convenció para aprovechar el gusto por el "revival" musical y organizó dos conciertos suyos junto a otras bandas como los Relámpagos, los Pekenikes o los Bravos que fueron "un éxito", iniciando así su segunda etapa, ininterrumpida hasta nuestros días.

Aclara que no lo hacen por el dinero. "La música siempre ha sido para mí un hobby", apunta, antes de precisar: "Lo que tenía lo he repartido ya entre mis hijas; yo me he quedado con 40 duros para poder invitar a un gin tonic y soy el tío más feliz del mundo, porque a mi edad ya no necesitas nada".

"Lo de seguir es cuestión de la ilusión que tengas. Yo el día que no me salga la voz o que vaya a actuar y no haya gente, sé que tengo que dejar el micro y no volver más", sentencia, con la mirada puesta ya en su concierto especial el 10 de enero de 2025 en la sala Apolo de Barcelona y el 7 de marzo en la But de Madrid.

lunes, 16 de marzo de 2020

LA AZAROSA VIDA DEL PIONERO DEL ROCK ESPAÑOL: EN ACTIVO CON 81 AÑOS Y ACTUANDO EN BODAS

Carlos Marcos
El País, 15/03/2020



José Barranco formó Los Estudiantes, la primera banda de rock and roll de nuestro país, en 1957, luego se hizo platanero y hoy sigue ofreciendo conciertos ante audiencias que quizá ignoren que con él empezó todo

Hace tres años, cuando tenía 78, José Barranco sufrió un ataque al corazón. Se dirigía a actuar con su grupo a un local del barrio madrileño de Fuencarral. Sintió una presión en el tórax y calor por el cuello. Se lo comentó a su pareja, Amalia, y decidieron suspender el concierto y encaminarse a un hospital. Allí detectaron el infarto y le ingresaron en cirugía. Le colocaron dos stents (tubos pequeños que permiten que las arterias no se cierren). Barranco lo cuenta sin dramas. Dice que mucho peor fue cuando se enfrentó a un desprendimiento de retina hace un año. “Estuve cuatro meses boca abajo. Terrible”, dice. José Barranco tiene ahora 81 años. Nació en Madrid y es, según consensúan los estudios del tema, el pionero del rock en España. Su grupo, Los Estudiantes, fue la primera banda de rock que existió en nuestro país. Hoy, Barranco todavía está en activo. Sus exigencias no son muchas teniendo en cuenta que con él comenzó todo. Los Estudiantes tocan en bares, fiestas y hasta en bodas. Cobran entre 60 euros y 100 por cabeza. Son cinco.

La azarosa vida de este hombre alto y corpulento exhibe encuentros en Madrid con leyendas de Hollywood como John Wayne, intercambios de consejos musicales con Paul McCartney en las tripas de la plaza de toros de Las Ventas o conciertos con el influyente guitarrista estadounidense Chet Atkins. Fuera de la música, lo más llamativo es el largo periodo que trabajó en la isla de La Palma como platanero. Fueron 18 años en los que se olvidó de la música y no celebró ni un solo concierto. “Los Estudiantes es la primera y una de las mejores bandas de rock and roll que haya dado nuestro país. José Barraco es el pionero”, asegura Salvador Domínguez, autor de probablemente el estudio más completo que se ha hecho sobre los inicios del género en nuestro país, Bienvenido Mr. Rock (SGAE, 2002). “Hablar de Los Estudiantes es hablar de los orígenes del rock ’n’ roll en España; es hablar, en definitiva, del primer grupo de rock de este país”, apunta la publicación especializada La Fonoteca.

José Barranco aparenta menos años de los que tiene. Pide un café con leche en una cafetería de Madrid. Pregunta por sacarina. El camarero anda a otra cosa y no le escucha. Se echa el azúcar. Ración doble. “Terrones, ¡qué maravilla!”, exclama. No tiene pinta de rockero, como no podría ser de otra forma en una persona de su edad. Conserva su pelo, castaño, y mira desde unos ojos claros. Destila sentido del humor. Hace un par de semana coincidió con Miguel Ríos. “Nos vimos en un homenaje que hicieron a los pioneros del rock. Nos conocemos desde los inicios. Él sí que triunfó, no yo”, señala con una pequeña mueca. Ríos es cinco años menor que él. Efectivamente, no se puede decir que este precursor haya tenido una carrera de estrella: nunca llenó pabellones, nunca sonó en radiofórmulas, pocas veces salió en televisión y nunca editó un disco largo.

En 1957 formó Los Cuatro Estudiantes, luego Los Estudiantes. “Todo lo que se movía en la música en aquella época era en el ambiente universitario”, relata. Eran tiempos en los resultaba impensable tener acceso a una guitarra eléctrica o a una batería. Solo las clases medias y medias altas se lo podían permitir. Barranco no conoció a su padre. Pocos días después de nacer, su progenitor fallecía combatiendo en la Guerra Civil española. Era piloto en el bando nacional. Su madre trabaja de administrativa en el Ejército del Aire. Él, su hermana y su madre vivieron sin apreturas, con la pensión del padre, el sueldo de la madre y las ventajas que ofrecía el ejército a los familiares de militares, con economatos donde comprar a precio más barato, asistencia sanitaria exclusiva, ayudas en colegios…


Los Estudiantes en una foto promocional de finales de los cincuenta. José Barranco es el primero por la derecha.

Barranco, el niño, se juntaba con la burguesía madrileña: los Sartorius, los Abril, los Arbex… “En casa del hijo de Adolfo Abril [el llamado “ginecólogo de las famosas”] escuché por primera vez a Bill Haley and His Comets. Aquel sonido me cautivó. Desde entonces quise tocar la guitarra. Con una española empecé a improvisar lo que escuchaba en los discos. Además, tenía un vecino concertista que me enseñó mucho”. Su pasión por el rock and roll le llevó a juntarse con otros alumnos para formar Los Estudiantes. Por aquella época también se formó el Dúo Dinámico, con un perfil más melódico que rockero. Los Milos, de Bruno Lomas, comenzaron un poco más tarde en Valencia. El resto no tardaría: Los Pekenikes, Los Sonor, Mike Ríos, Micky y Los Tonys, Los Sirex...

En la batería de Los Estudiantes estaba Fernando Arbex, histórico del rock español que luego formó Los Brincos y más tarde Barrabás, una banda que consiguió un éxito internacional relevante gracias a canciones como Wild safari. Los Estudiantes consiguieron un trabajo en la base estadounidense de Torrejón. Hacían ocho pases de 45 minutos diarios, desde las 4 de la tarde. Una paliza. Interpretaban temas de Elvis Presley, Carl Perkins, Ricky Nelson… “Cobrábamos 100 pesetas diarias, una barbaridad para esa época. Era como ganar como un ministro de Franco”, apunta. Aún tenían tiempo para tocar en las matinales del Price o en locales como Pasapoga. Su mérito fue adaptar al gusto español el sonido primigenio del rock.

Gracias a sus contactos en la base estadounidense actuaron en un club madrileño llamado Nickas (junto a las llamadas Torres Blancas). Era propiedad del director de cine estadounidense Nicholas Ray (55 días en Pekín, Johnny Guitar…). “Por allí pasaban estrellas como John Wayne o David Niven, tipos simpáticos que iban a beber y a bailar con nuestra música", recuerda Barranco. Los Estudiantes dejaron una discografía escasa, tan solo 12 canciones distribuidas en tres EPs, la mayoría versiones popularizados por Elvis Presley, temas de los Shadows, La bamba… Sus piezas propias eran básicamente instrumentales, con nombres tan peculiares como La pulga, Pecosa o Poncho.

Eran impetuosos en directo, divertidos, buenos instrumentistas. En 1964 la tragedia les azota. Dos de sus componentes fallecen. Mientras Luis Arbex cumple con el servicio militar le cae encima un camión en unas maniobras y le parte el cráneo. Luis Sartorius, que ya habían abandonado el grupo pero continuaba en contacto porque trabaja en la discográfica Philips, tiene una accidente en la Puerta de Alcalá madrileña. Su Seat 600 derrapa y se estampa con la única columna que había en los alrededores.

“Esas dos muertes nos desmoralizaron. Tampoco veíamos mucha salida comercial, así que lo dejamos”, señala Barranco, que disolvió Los Estudiantes en 1964 y pasó a Los Pekenikes, donde estuvo hasta 1969. En ese periodo participa en el concierto de los Beatles en Las Ventas en 1965. Tiene la oportunidad de conocer al cuarteto: “En aquella época éramos unos paletos. No sabíamos de la trascendencia de los Beatles. Recuerdo que Lennon era bromista. Se pasó el tiempo que estuvimos con ellos en el camerino haciendo muecas. Con McCartney tuve una conversación interesante sobre instrumentos”, cuenta Barranco, que en 1965 tenía 26 años y McCartney, 23.

Comenzaba la década de los setenta y la época de los conjuntos pioneros tocaba a su fin. Barranco no ve futuro en la música. Abre una nueva etapa en su vida: se casa con una mujer canaria y se marcha a las islas. Giro de guion radical. Compra una pequeña parcela y cultiva plátanos. “No tenía ni idea del negocio, pero aprendí”, dice. Tres hijos, un divorcio, muchos plátanos vendidos y 18 años después regresa a Madrid. Es mediados de los ochenta, las bandas de la Movida y el heavy llenan pabellones. Ya no hay lugar para su música, el rock and roll clásico. Nadie se acuerda de ellos. Los Estudiantes trabajan donde pueden. Aceptan bares pequeños, bodas, fiestas de empresa…

“Yo sabía que no iba a triunfar porque no he compuesto. Solo cantaba cosas de Elvis o Ricky Nelson. He sido fiel a eso. Intentaba componer, pero lo comparaba con lo que hacían Carl Perkins o Bill Halley y lo tiraba a la basura”. Hoy, Barranco desliza quejas sobre cómo se ha tratado a los pioneros, pero sin rencores: “Es verdad que no se nos ha hecho mucho caso, pero, bueno, he disfrutado mucho”. Y añade: “Más o menos tengo para vivir. He ido empleando bien lo que he ganado, tanto cuando había actuaciones como en mi periodo con los plátanos. El objetivo era llegar a la edad que tengo ahora con cierta tranquilidad”.

Cuando estamos a punto de despedirnos llega el batería de su banda, Fernando Bermúdez, un histórico del rock argentino. “Vamos a decir a esa sala que no tocamos, que tenemos nuestra dignidad”, espeta Barranco a Bermúdez, que asiente. Hablan de un local madrileño que no les quiere pagar por actuar. Más aún: quiere cobrarles 300 euros.

lunes, 11 de junio de 2018

Y ROTA COMENZÓ A ROCANROLEAR

Paco Sánchez Múgica
La Voz del Sur, 03/06/2018


La cineasta Vanesa Benítez estrena 'Rota n' Roll', un documental que recoge la memoria personal y gráfica de la revolución social y cultural que supuso la llegada de unos 8.000 norteamericanos a la localidad tras abrir la base aeronaval


1953: Franco amarra la Dictadura gracias a dos acuerdos, el Concordato con el Vaticano y el Pacto de Madrid con Estados Unidos. 1955: España entra en las Naciones Unidas. 1956: Einsenhower, tras inaugurarse la base aeronaval de Rota, la más importante de Europa, envía un mensaje al pueblo español: “Paz, amistad y libertad”. El mensaje, que no puede ser más cínico en boca de una potencia mundial que se halla en ese momento librando la guerra de Vietnam y recabando apoyos de un país sometido a una negra represión dictatorial, se mezcla en el aire de este rincón gaditano con el Suspicious mind de Elvis o Good vibrations de los Beach Boys. La radio de la base de Rota no se inaugura hasta 1960, pero ya unos años antes “los americanos llegan dándolo todo, tirando dinero por el muelle”, recuerda un lugareño, 60 años después de aquel impacto. Es uno de las decenas de testimonios que se entremezclan en Rota n’ Roll, el documental de la realizadora sevillana Vanesa Benítez Zamora (Osuna, 1980) que retrata cómo a mediados del siglo XX, esta localidad marinera y campesina de la costa noroeste gaditana experimentó una revolución con el desembarco de más de 8.000 norteamericanos que llegaron para quedarse.

Los dólares, las pick up, los Levi’s, el Marlboro, las Harleys, los preservativos, las pizzas, el autocine… y la música, sobre todo la música, inundaban un pueblo que vivía precario y con el atraso de aquella España, con burros con serones por las calles y ausencia de casi todas esas cosas materiales que exportaba EEUU a través de la base, llena de polvorines y misiles. “La emisora de radio de la base era el gran tesoro en aire del pueblo. Los discos llegaban a la vez que llegaban a un tienda de Nueva York o de Chicago”, cuenta en el documental el escritor roteño Felipe Benítez Reyes, que publicaba El azar y viceversa, su última novela que precisamente recoge la atmósfera de esos contrastes y aquella historia de amor entre roteños y yankees, casi a la par que Benítez Zamora daba forma a su documental, cuyo estreno en salas se producirá desde este mes de junio tras poder verse en festivales de cine como el de Málaga.

A través de más de 300 entrevistas (muchas de ellas vía Skype, de madrugada, con ex militares que estuvieron destinados en Rota), la realizadora ha construido un relato documental que habla de historias de vida, de relaciones culturales y sociales, de gente como Antonio Domínguez Cisquero, un marinero de Rota que un día cambió los barcos pesqueros por los barcos de guerra, cuando una tarde de domingo de 1953 él y sus amigos fueron reclutados para iniciar la obra de lo que más tarde se convertiría en la Base Naval de Rota. “Cuando empezamos el documental —cuenta su autora a lavozdelsur.es— mucha gente en Rota no veía el interés, fíjate cómo tienen de normalizado convivir con esa cultura y con todo lo que trajeron los americanos; ellos veían raro el pueblo de al lado, no el hecho de hablar un inglés chapurreado o esos coches en las calles”.

viernes, 15 de abril de 2016

ENTREVISTA A RED BEARD. ÚLTIMO TREN A SANTA CRUZ

DeifRosa
Country Music España, 24/01/2015


Vestido como mandan los cánones (botas, jeans, camisa denim y sombrero de ala ancha) Red Beard sube a la tarima del Espacio Guimerá de la capital tinerfeña, se sienta con su acústica, cierra los ojos y comienza a interpretar un viejo espiritual popularizado por Johnny Cash. 

Así se inicia un viaje en el que una voz gruesa y profunda que arruga las palabras, transportó a los que compartimos la fría noche santacrucera con el artista canario. 

Recorrimos los parajes rurales del Medio Este estadounidense, hogar del bluegrass; conocimos la pureza del Country de Nashville; e incluso pisamos el Salvaje Oeste cuando la épica del western que impregna “The Fence” o la inédita “From The Deep” con homenaje a Ry Cooder incluido, inundó la sala.

Un viaje que comienza a aumentar la velocidad con “Hard Feelings ", ya con toda la banda sobre las tablas. “No Matter Where´s The End” aprieta al público frente al escenario y ya cuando acometen el single “Here Comes The Storm”, la audiencia aúlla literalmente. 


El rush final iniciado con la incendiaria “Folsom Prison Blues” del man in black, hace volar las copias que estaban a la venta de su adictivo EP 'Nobody´s Gonna Bring Me Down. Vol. I' (2014), fetiche de una noche de raíz profunda en la memoria de todos los allí presentes.

Tras volver a “aterrizar” en Tenerife, un exhausto y feliz Red Beard recibe a Country Music España en su camerino:

Country Music España: Antes de nada, enhorabuena por tu nuevo disco y por el gran concierto de esta noche. Comentaste que era la primera vez que actuabas en Tenerife. ¿Esperabas tan buena acogida?

Red Beard: Veníamos sin expectativas. En Las Palmas sí hemos tenido muy buena respuesta y veníamos un poco a probar qué tal nos iba por aquí. Sí nos comentaron que se habían vendido muchas entradas anticipadas y ha sido genial salir y ver la sala llena.

C.M.E: Háblanos de tus orígenes, de cómo te decides a dedicarte profesionalmente a la música. ¿Lo tuyo siempre ha sido el Country?

R.B: Yo soy productor musical y hacía música para publicidad. No obstante, desde adolescente ya componía y me gustaba este estilo de música, entre muchos otros. Tenía mis canciones guardadas en un cajón y cuando las tocaba con amigos, ellos me decían que estaban muy bien y eso me animó a darle forma a este proyecto.

C.M.E: Tras este Nobody´s Gonna Bring Me Down Vol. I (2014), próximamente, se publicará el Volumen II, y en medio una sorpresa. ¿Tienes pensado dedicarte exclusivamente a Red Beard o vas a alternarlo con otros proyectos musicales?

R.B: En principio, no. Tengo objetivo reales con este proyecto que creo que iremos alcanzado paso a paso con el esfuerzo de mi manager Juan Salan que está haciendo un trabajo fantástico. Estamos actuando a nivel local y en breve haremos el salto a Península (Sevilla, Madrid, Valencia…). Más adelante, nos gustaría actuar en algún festival europeo.

C.M.E: ¿Por qué crees que se mantienen en este país ciertos prejuicios con la música Country? ¿Por qué aún tenemos que explicar la razón de que nos guste el Country y, en tu caso, decidas formar una banda de ese estilo?



R.B: Buena pregunta. Quizás es porque es una música que no ha estado en nuestra cultura, al contrario de otras que sí lo están o que entran fácilmente a nivel global. Es verdad que siempre me lo preguntan y que lo tengo que explicar, y es algo que no pasa con otros géneros.

C.M.E: Háblame de tus canciones ¿En qué te inspiras para componer?

R.B: Me suelo inspirar en vivencias personales, en historias que me han hecho sentir mal. El hacer canciones con ello y meterle algo de esperanza me sirve de descarga. Hay gente que va al gimnasio, que sale a correr o que golpea la pared…yo hago canciones.

C.M.E: En el concierto de esta noche, aparte de “The Fence” que está en el Volumen I, se han oído otros temas, que tienen esa atmósfera de Spaguetti Western, de Banda Sonora de Ennio Morricone…

R.B: Me encanta Morricone y en el Volumen II vamos a ir más allá con esto y será donde esté la salsa, el mojo de mi proyecto.

C.M.E: ¿Qué grupos estas escuchando ahora?¿Con qué artista actual te gustaría colaborar?

R.B: Escucho Ray LaMontagne, The White Buffalo…y me tiene frito el Rock Sureño de Blackberry Smoke. A mí me da igual el estilo. Me encanta la gente que hace las cosas bien, que suenan bien y que se toman en serio sus proyectos y lo hace con ilusión. Eso es algo que dignifica a esta profesión. Yo no me creo ni más ni menos que un carpintero, soy un trabajador más. La música es lo que me gusta, lo que me apasiona y lo que sé hacer y lo estoy intentando. Es como el que abre un bar y, hasta dos años después no ve los resultados…pues yo estoy abriendo el bar ahora.

C.M.E: Con respecto a la banda ¿A todos les gustaba el Country o tú les has ido introduciendo en este género?



R.B: Con respecto a los músicos de cuerda frotada (violín, violonchelo), ellos provienen del Clásico y todavía tenemos muchas cosas que trabajar, pero llegaremos porque son unas personas fantásticas y unos currantes. Si viviéramos en Nashville, sería distinto…aquí tengo que trabajar con ellos para que entiendan el lenguaje. Pero son geniales, e incluso, he conseguido engancharlos al Country, y ya me piden material de este estilo…

Quizá esa sea la clave, promover el Country entre todos, para que llegue el día en el que no se tenga que explicar. Muchas gracias a Red Beard

Para finalizar, decir que "Nobody´s Gonna Bring Me Down" (Nadie Me Va a Hundir) no es únicamente el título del EP de Red Beard. Prácticamente es una declaración de principios basada en la convicción de alguien que enfrenta lo que hace con talento y honestidad. Del que entiende que no hace falta nacer en Kentucky, y que un pibe (como bien se dice también en las Islas Canarias) de treinta años de Gran Canaria también puede sentir el Country como algo propio:

domingo, 15 de febrero de 2015

LOS BRAVOS: EL PRIMER GRUPO ESPAÑOL QUE REALMENTE ROMPIÓ FRONTERAS

Roberto Macho
La Fonoteca, 13/08/2009


Con solo oír mencionar a Los Bravos nos viene instantáneamente a la cabeza un ritmo obsesivo marcado por el bajo y la batería y al que poco a poco se van sumando el resto de instrumentos hasta que una voz nos dice aquello de “Black is black / I want my baby back / It's grey, it's grey / since she went away”. Para bien o para mal, Los Bravos siempre serán asociados a una canción, a esta canción. Para nosotros fueron el primer grupo nacional que rompía fronteras y conseguía llegar a los puestos más altos en las, hasta esos momentos, impenetrables listas británicas y estadounidenses; para los ingleses Los Bravos no serían más que el típico grupo One Hit Wonder, ya que su fama mundial solo se debe a esta canción; pero no adelantemos acontecimientos...

Para encontrar los orígenes de Los Bravos hay que situarse en un día de 1965 cuando en la discoteca madrileña Jaima se encuentran el grupo madrileño Los Sonor y el mallorquín Mike & The Runaways. El grupo nace de la fusión de ambas formaciones, así de los antiguos Los Sonor son el guitarrita Antonio Martínez y el teclista Manolo Fernández, y del grupo balear el cantante Michael Volker Kogel, más conocido como Mike Kennedy, el bajista Miguel Vicens y el batería Pablo Sanllehí. En sus primeros bolos juntos siguen conservando el nombre de Los Sonor hasta que en uno de ellos les ve un antiguo componente del grupo; era Manolo Díaz, que en esos momentos trabajaba en el departamento de promoción del sello Columbia. Manolo piensa que con una buena campaña pueden tener posibilidades de éxito y para ello habla con el afamado productor Alain Milhaud. Este les fue a ver en un concierto y automáticamente les quiso contratar; a pesar de algunas reticencias iniciales el grupo acepta. Como Alain Milhaud no quería repetir experiencias pasadas con otros grupos, les hizo firmar un contrato en el que ejercía un poder absoluto en las decisiones del grupo, desde la actividad discográfica, a la indumentaria, pasando por las entrevistas y el empleo del tiempo libre, nada tenía que dejarse al libre albedrío. Antes de poder firmar tenían el problema de que todavía tenían contrato en vigor con el sello Philips, pero estos, al enterarse de la contratación de Mike y del abandono del grupo de los temas instrumentales, rompieron el contrato y el grupo obtuvo la carta de libertad.

La compañía les lanzó como Los Nuevos Sonor, pero sabían que con ese nombre no iban a ningún lado y pronto decidieron cambiarlo. Para ello, a raíz del lanzamiento del que sería su primer single “It’s Not Unusual / No Sé Mi Nombre” (Columbia, 1966), y aprovechando el nombre de la que sería su cara B, organizaron un concurso para que los fans les bautizaran. Hasta aquí todo parece nada más que una campaña publicitaria de lo más normal pero no era así. Antes de todo esto Milhaud había ido con un acetato -un disco que sólo se podía poner unas 4 ó 5 veces antes de que fuese inservible- a la Cadena SER para ponérselo a Tomás García Blanco, director del programa El Gran Musical. A Tomás les gustó y entre ellos decidieron organizar toda la parafernalia correspondiente para hacerles publicidad. En realidad el nombre ya estaba decidido de antemano, Manolo Díaz fue su ideólogo y a todos les gustó; Los Bravos sonaba y se escribía de igual modo en diferentes idiomas. Para que todo fuese “legal”, Manolo mandó la postal para que fuese elegida. Pero esto no era el final sino el principio de toda la operación publicitaria que tenían pensado: para su presentación oficial se decidió hacer una edición especial de El Gran Musical en el Teatro de la Zarzuela en la calle Jovellanos, siendo la primera vez que este teatro se abría a un grupo pop. Y para rematarlo la cadena SER retransmitiría en directo el recital. Fue un gran éxito e hizo que la industria musical se diese cuenta del poder de comunicación de los medios radiofónicos.


Milhaud estaba satisfecho con el impacto inicial que tuvo el grupo pero quería más, veía que el grupo podía ir más allá e intentar el triunfo internacional, pero para intentar semejante locura primero tenía que convencer a los altos directivos de Columbia España. Si bien Enrique Inurrieta era reticente, la amistad que tenía Milhaud con el otro directivo, Augusto Algueró, le valió para emprender la aventura. Así los tres viajaron a Londres para entrevistarse con los mandamases del sello Decca. Estos a su vez les recomiendan que hagan una visita a una mansión situada en Park Lane. Allí estaba situada la sede administrativa de Radio Caroline, radio pirata que transmitía desde un barco en el Canal de la Mancha. Se entrevistaron con Phil Solomon que después de escuchar un poco del acetato que llevaban les dijo que con esos temas no iban a triunfar allí pero que había algo que le convencía y llegaron a un acuerdo. Envió un arreglista a Madrid con algunos temas, se escogieron unos cuantos y viajaron a Londres para grabarlos. Si la producción era buena, nada más y nada menos que Decca los publicaba en el Reino Unido y Radio Caroline los emitía, aunque todos los gastos corrían por cuenta de Columbia.

Poco tiempo después viajó a Madrid Ivor Raymonde, el arreglista prometido con una treintena de temas de los cuales en una primera criba “Black is black” se quedaba fuera, pero Milhaud y Raymonde la incluyeron a pesar de que al grupo no le parecía nada del otro mundo. Viajaron a Londres para grabar los diferentes temas, pero solo grabaron Mike en las voces y el resto del grupo en los coros. Los instrumentos fueron tocados por músicos profesionales del sindicato inglés. Era una práctica habitual en la época, hay que recordar que los primeros en romper con esta práctica fueron Los Brincos. Además que dicho sindicato no permitía que su gente tocara con otros musicos que ellos no consideraban a la altura.


El resultado final fue un éxito total, “Black is black” fue número uno en España durante doce semanas, llegó al número dos en las listas inglesas de singles y al número cuatro en la Billboard estadounidense. Pero lo que parecía el despegue de una impresionante carrera musical internacional no fue más que un leve fogonazo: para su segundo single en el mercado inglés se presionó para que fuera el tema “I don’t care”, canción compuesta por el A&R de Decca y el arreglista Ivor Raymonde que alcanzó el puesto decimosexto más por la inercia del “Black is black” que del tema de por sí. Para Estados Unidos se eligió “Bring a little lovin’”, gran canción compuesta por The Easybeats, pero a pesar de que tuvo un relativo éxito la gira acabó por sepultar todas las esperanzas del grupo; sirva como ejemplo que en Turquía tuvieron que salir escoltados del local debido al lamentable aspecto con el que salió Mike a cantar gracias a ciertas sustancias alucinógenas proporcionadas por un taxista y que en Estados Unidos estuvieron a punto de cancelarla porque Mike no se quería vacunar -algo imprescindible para entrar en el país-. Al final aceptó, pero lo que mal empieza mal acaba, y esta no iba a ser la excepción.

Durante este tiempo en España mantuvieron su fama y popularidad, ya se encargaba Milhaud de que eso fuera así; para ello se hacía valer de cualquier arma a su disposición como para el lanzamiento del single “La Moto / La Primera Amistad” (Columbia, 1966).“La moto” era un tema compuesto por Manolo Díaz que en un principio se lo había cedido a Los Pasos, pero Milhaud presionó para evitar que lo grabaran antes que Los Bravos ya que la legislación vigente en la época permitía al autor impedir la primera publicación de una canción, si bien perdía ese derecho una vez editada por cualquier artista. Al final Los Bravos la lanzaron en primer lugar y se llevaron la batalla editorial ya que el single alcanzó el número uno de las listas de éxitos nacionales. Para completar un ajetreado año lanzaron su primer álbum, el homónimo “Los Bravos” (Columbia, 1966), con los temas que grabaron en las sesiones londinenses del grupo y que contenían la mayoría de éxitos que habían cosechado durante ese mismo año.



Al año siguiente les invitan a participar en el festival de San Remo con la cara A del single “Une Come Noi / Don't Be Left Out in the Cold” (Columbia, 1966), pero en un festival predominantemente vocal un grupo poco tiene que hacer y se quedan fuera de la final. Pero ese año, aparte de intentar ganar festivales, también se dedicaron al cine, y es que el segundo disco de Los Bravos “Los Chicos con las Chicas” (Columbia, 1967) fue ideado para ser la banda sonora de su primera película “Los Chicos con las Chicas” (Javier Aguirre, 1967) y que fue rodada en los estudios de los hermano Moro. A pesar de que la película no destacara por su calidad fílmica, la misma fue un éxito en taquilla ya que ofrecía lo que querían los seguidores del grupo; eso, sumado al lanzamiento de su tercer EP, “Los Chicos con las Chicas” (Columbia, 1967), les mantuvo en la cima de popularidad ya que la canción que daba nombre tanto al disco como a la película fue su último número uno en las listas de éxitos españolas.

Esta no sería la única incursión en el mundo del celuloide de la banda, ya que al año siguiente rodarían “Dame un Poco de Amooor...!” (José María Forqué, 1968), película de aventuras con secuestros, chinos y un malvado que quiere dominar el mundo. Las canciones de la película fueron incluidas en el tercer álbum del grupo, “Dame un Poco de Amor" (Columbia, 1968). Eran tiempos felices para el grupo pero ese año, 1968, empezaría el principio del fin. En marzo de ese mismo año el teclista Manolo Fernández se casa con Lotty Rey y pocos meses después es Miguel Vicens el que contrae matrimonio. Tras esta celebración Manolo tiene un accidente de tráfico en el que fallece su mujer. Esto hace que entre en una profunda depresión de la que no saldrá ya que poco tiempo después se suicida.

Este suceso evitó que se hiciera una tercera película que ya estaba apalabrada, e incluso se había llegado a hablar con Manuel Summers para la dirección. La causa de su no realización fue una cláusula introducida por el propio Milhaud que el contrato quedaba rescindido en caso de separación voluntaria de uno de los miembros del grupo. Fue objeto de pleito judicial que desestimó la demanda del grupo ya que consideró el suicidio como acto voluntario de separación. Pero ese no fue su único paso por los juzgados ya que con el lanzamiento del single “Just Holding On / We'll Make It Together" (Columbia, 1968) también tuvieron problemas judiciales debido al uso de las medallas para confeccionar la portada.

Para sustituir a Manolo Fernández a los teclados encuentran a Peter Shelley, joven británico que había tocado con Chris Farlowe y The Thunderbirds o Terry Reid. Para intentar desviar la atención de la prensa sobre la muerte de Manolo, a Milhaud se le ocurrió organizar un concurso para averiguar el nombre del nuevo componente del grupo al estilo del que se montó para poner nombre al grupo. Para que todo funcione en las actuaciones de la banda aparece encapuchado para que nadie lo reconociese, pero aquí la jugada no salió nada bien. La prensa empezó a especular con que era el mismo Manolo el que tocaba los teclados y que en realidad todo lo de su suicidio era un montaje del sello. Esto hizo que mucha gente de las más altas instancias se cabreara, ya que en una España donde la Iglesia Católica mandaba -y mucho- el suicidio era algo innombrable y que se banalizara con ello peor aún. Al final se mostró quién era el joven debajo de la capucha y toda la campaña no hizo más que deteriorar la imagen de un grupo que no pasaba por sus mejores momentos. Peter fue despedido pocos meses después y se contrataría a Jesús Glück para sustituirlo.

En 1969 lanzan el que sería su cuarto álbum, “Ilustrísimos Bravos” (Columbia, 1969). Poco después de su lanzamiento Mike Kennedy abandona el grupo para intentar triunfar como solista. Para sustituirlo iniciaron un casting y apostando por la vía continuista eligieron al británico Robert Wright que no fue capaz de integrarse en el grupo: apenas duró seis meses y sólo grabo el single “Individuality / Viva la Vida” (Columbia, 1969). Robert sería sustituido por Andy Anderson, hermano de Jon Anderson, cantante del grupo Yes. Con su incorporación el grupo toma un camino musical diferente, dejan de lado el pop-rock para adolescentes y abrazan otros estilos como el funky o el rock progresivo que en esos momentos estaba teniendo auge en el underground español. Graban varios sencillos pero, a pesar de la calidad de algunos de sus temas, no consiguen convencer al sello para sacar un quinto álbum. De esta etapa destaca el single “People Talking Around / Every Dog Has His Day" (Columbia, 1970), con el que consiguen el primer puesto en el festival Barbarella mallorquín.



Tras la marcha de Andy del grupo, éste fue sustituído por Pedro Chaklat con el que Los Bravos grabarían un único single, "Welcome to Mars / Better Be You, Better than Me" (Columbia, 1973). Volverían a la carga con otro nuevo cantante, esta vez el elegido fue Henry Seür. Con el grabarían dos trabajos más, siendo el más destacable "Ma Marimba / Down" (Columbia, 1974), cuya canción titular es un tema vibrante y donde consiguen sonar frescos. Pero las ventas no son muy altas y el grupo decide disolverse.

Pero esta disolución tuvo un pequeño epílogo. Ya que poco después intentan relanzar el grupo con el single “Never, Never, Never / Hey Mama" (Columbia, 1976) bajo el nombre de Mike Kennedy y Los Bravos, pero no sirvió para nada más que para certificar la defunción del grupo.

El grupo posteriormente se ha reunido en multitud de ocasiones, para realizar giras, promocionar diferentes recopilatorios, etc. Se intentaron diferentes reunificaciones pero ninguna tuvo mucho éxito. Ya en el siglo XXI, ve la luz “The Return of the Midnight Storm" (Zyx, 2004), un disco con temas nuevos más diferentes versiones de su clásico “Black is black”, porque a pesar de que pasen los años hasta ellos mismo lo saben: siempre serán conocidos, para bien o para mal, por esa canción: “What can I do? 'cause I'm feelin' blue”.



martes, 24 de septiembre de 2013

DESPERADOS: HISTORIAS DE BOURBON Y ROCK'N'ROLL

Salva Makoki


Cuando unos tíos del barrio de Salamanca conocen a otros de Carabanchel pueden pasar dos cosas. Que se den de hostias, o que se soporten, por aquello de los gustos comunes. En este caso, el rock and roll. Esta es la historia de Desperados, una de las mejores bandas de rock que ha dado este país.

Amando Cifuentes (bajo), Rafa Hernández (guitarra) y Juan Luis Vizcaya (batería) ya se conocían. Tocaban en una banda, Octubre. Además, Rafa fue miembro fundador de La Frontera. Por otra parte, del barrio de Rosendo, bajan los hermanos Martín, Guille y Fernando, tras abandonar una banda llamada Números Rojos. Dos macarras de barrio adictos a los Rolling Stones más sucios. A ellos se les une un amigo común, Javi  Encinas -El Moro-, -ex Mermelada, Mamá-, soplando lo que sea, para formar Desperados. Banda de guitarras afiladas y un profundo sabor rockero, que injustamente fue metida en el saco del sonido vaquero. Estando más cerca de los Stones que del Far West.

Póster promocional de la época

Era finales del 85 cuando comenzaba la historia discográfica de la banda. Del fichaje por Tres Cipreses, sale un primer mini-LP, "Desperados" (Tres Cipreses, 1985). En él nos encontramos guitarras aceleradas, compensadas con medios tiempos, ideales para acompañar en una noche de bajón. Como curiosidad para los seguidores, apuntar que en este disco apareció la canción "Doctor Fleming", historia sórdida de prostitutas y clubs, la cual tuvo una continuación en trabajos posteriores.

Cuando le llega la época de la mili a Rafa, lo sustituyen en directo unas veces por Juanma del Olmo (Zombies, Los Elegantes), otras por Julián Infante (Academia Parabüten, Tequila, Los Rodríguez), e incluso por Josele Santiago (Los Enemigos), para una sola ocasión.

Para el recuerdo queda la noche que, tras una loca fiesta de las de los 80, Julito decidió robar el sofá de diseño de un portal de un edificio de alto standing. Y cuando le paró la policía tras la denuncia de una vecina, convenció de la locura de la señora a los agentes de policía y siguió tan eufórico con su trofeo. Cargado por los Desperados, convertidos en porteadores.

En 1986 sale su segundo trabajo "¿Qué Hay de Nuevo Viejo?" (Tres Cipreses, 1986). Ahora ya sí, un larga duración, de catorce temas en versión cassette y doce en vinilo. Para la portada fusilan la foto del "Gloria" (Dunwich, 1966) de Shadows of Knight, y en la contraportada hacen lo propio con el "Aftermath" (Decca, 1966) de sus adorados Rolling Stones. Claro que para los directos homenajean a otro ídolo, Mr. Ray Davies, luciendo chaquetas rojas con solapas negras, inspiradas en The Kinks. Fernando ejerce de líder, quien impone un estricto código de rock ’n’ roll way of life a toda la banda: su modo de actuar, vestir y tocar.



Todos aportan canciones. Rafa rescata su versión de Boris Vian, incluso se atreve a cantarla -"Aullarla" según él- en "Escupiré sobre vuestra tumba". Pero es el tándem Fernando-Amando el que aporta las mejores composiciones. Como "Esto no es América", el hit "La llave maestra", o la extraña "Baile (Sólo parejas)", en la que cuentan la surrealista experiencia de un jovencito Fer, recién llegado de la mili, en un erotic-club teletransportado a los años 50.

Juan Luis Vizcaya abandona el grupo y ya sería para siempre. Un grupo sin bateria, como Los Rodríguez lo fueron sin bajista. Para el disco y algún bolo echan mano de Daniel Parra, que ya había prestado sus baquetas a La Frontera, a Los Nikis, y a unos cuantos más.


En este tiempo mil problemas afectan a la banda. Incluso con su compañía, DRO. Y se dedican a tocar y tocar por todo el territorio nacional. Más que fans arrastran a una parroquia fiel. Cuenta la leyenda que en un bolo, en Galicia, coincidieron en el hotel con unos Héroes del Silencio, en todo lo alto. El director del hotel creyó que lo mejor era tener un comedor para los clientes normales y abrir uno, de los dos que tenía cerrado por temporada baja, para los rockeros, “que seguro que se apañan entre ellos". Los de Madrid están cenando cuando se abre la puerta del comedor y aparecen un montón de melenas al viento, con cara de sorpresa, al ver invadido el que creían su espacio. Así que media vuelta, golpe de cabeza a las melenas y a chillarle al director por tener que compartir mantel con esos. Al pobre hombre no le quedó más remedio que abrir el tercer comedor cerrado. Años después, Enrique Bunbury fue muy amigo de Guille, incluso estuvo tanteando la posibilidad de ficharle para su banda, pero se le adelantó Loquillo.

Llega 1989 y Desperados vuelven a cambiar. Es Carlos Durante, ex-Glutamato Ye-Yé, el que se sienta ahora tras los tambores. Y además, fallece prematuramente su saxofonista, Javi. Más novedades. Vicisitudes de lo más rocambolescas les llevan hasta Pamplona, para fichar por Nola!. Sello discográfico ligado al llamado Rock Radical Vasco.

Un salto al vacío, incierto, pero ilusionante para el trabajo más maduro de la banda. Una ilustración en rosa y negro de Fernando Vicente es el envoltorio del mejor disco grabado por Desperados, "El Golpe" (Nola!, 1989). Diez golpes a la boca del estómago. Las mejores composiciones de Amando, Guille, Rafa, y Fernando, firmadas por toda la banda. Con una producción muy pausada por parte de Ángel Muñoz Alonso, más conocido como el Reverendo (Paracelso, Desmadre 75).

Las camisas con chorreras y los pantalones de campana fueron el estilismo que adelantaron unos años. Esto se refleja también en la elegancia al cantar de Fernando y en el tratamiento de las guitarras. Guille domestica su Fender con maestría y limpia su sonido.



Y por fin llega la versión de los Rolling Stones. Ramón Recio, autor de las letras de Glutamato Ye-Yé y hermano de Patacho, y su chica, Amparo Úbeda, les dan la adaptación del "Dead flowers" que se convirtió en uno de los temas más conocidos de la banda. Para el disco descartaron versiones, de las muchas que hacían en directo. De Marc Bolan, el "Who do you love" adaptada por Víctor Coyote; e incluso el "White light / white heat" de The Velvet Underground. Vuelven a acertar con la elegida.

Además incluyen en el disco, "La tormenta", historia intimista de Fernando, musicada por él en tono semi folk y cuya letra estructura Amando. Llegó a ser otro hit. Graban también "Lejos de aquí" canción de Guille. Incursión en el universo psicodélico Beatle, donde se le da continuidad al tema grabado en el primer mini-LP. Aquella historia de clubes de "Doctor Fleming", ahora con su hermana de protagonista.

Para la presentación del disco, la compañía cita a los medios en la Universal Club de Madrid. Pero en vez de concierto, los presentes se encontraron con un ring de boxeo, y claro… un combate. Nada que ver, que el día anterior Ruiz-Mateos le hubiese dado un capón al ministro Boyer.



Desperados tiene nuevo trabajo "Tan Alto Como Nos Dejen Tan Fuerte Como Podamos" (Nola!, 1990). Vuelven a grabar con Nola! y lo produce Ollie Halsall. Aunque me duela escribirlo graban el peor disco. Falto de ideas, de chispa. Como los últimos Beatles, cada uno mira para un lado. Pero aún así salen destellos de genialidad cuando cruzan las miradas. Sólo así se entiende que entre tanta mediocridad y desgana, surja una flor tan bella como la "Dulce chica triste".

Nueva abandono de las baquetas. Carlos Durante es sustituido por Tony Vázquez. Con el disco rodando en la calle, Guille colabora con unos incipientes Los Rodríguez. Graba con ellos el bajo en su disco de debut, "Buena Suerte" (Pasión, 1991). El “genio” de Calamaro pretendía darle cuatro cuerdas al maestro de las seis. Pero por suerte se impuso la cordura y Guille permaneció fiel a su hermano. Sobre todo a su banda y a sus seis cuerdas.



La formación de Desperados sufrió poderosas convulsiones. La batería cayó en manos de Alfonso Lantero (Ilegales, The Nativos). Rafa y Amando se marcharon y fueron sustituidos por Rafa Kas (Ilegales) a la guitarra y Javi Martínez (Viceversa), al bajo. Era una formación más dura y potente. Más cercana al hard rock, aunque sin perder las señas de identidad. Pero la década traía otros sonidos y el arrinconamiento del rock local como cultura juvenil. Del sonido Malasaña al grunge solo hubo un suspiro y la banda comenzó a verse relegada a un discreto segundo plano, aunque aún seguían actuando. El tiempo se llevó también a Rafa y Alfonso. En su lugar entraron Raúl Martín, a la guitarra, y Ezequiel Martínez, a la batería. Ambos excelentes músicos con apenas dieciséis años. El resultado seguía siendo arrollador. Y los conciertos, aunque más escasos, no faltaban.

En esas el estudio madrileño Trak, donde el grupo grabó sus primeros discos, se plantea, ante la falta de trabajo, producir a grupos que a ellos les gustaban para vendérselos a las grandes compañías. Escogieron a Desperados y les regalaron tres excelentes meses de grabación, sin cortarse de nada. El resultado fue el que en su momento iba a titularse “Hostal Martín”, parodiando el "Morrison Hotel" (Elektra, 1969) de The Doors. Aquel disco tenía un sonido enorme. Una madurez insultante. Y excelentes temas como “Ella tiene que ser”, “La rosa más pálida de la ciudad”, “Corazón de fuego” y una versión del “Starry Eyes” de los Records que la banda tituló “Llama cuanto antes”. Grupo y estudio quedaron enormemente satisfechos y lo ofrecieron a RCA, entonces parte de Ariola, en donde cortaba el bacalao el eximio Paco Martín. Sin embargo, éste, después que le organizaran una actuación para a él y los de su compañía en la que les forraron a copas gratis, hizo el paripé sabiendo que no los iba a fichar. El palo fue demoledor y solo sirvió para que el grupo lo intentara un año más, decidiendo tirar la toalla definitivamente a finales del 93.

En 1997 DRO lanza un CD recopilatorio de los cuatro discos de Desperados. Incluyendo las caras B de los singles del "¿Qué Hay de Nuevo Viejo?" y... nada más. Típica reedición sin información, y con portada de cowboy, como queriendo remachar aquello de grupo de sonido vaquero.



A partir de ahí, Fernando y Guille decidieron pergeñar una versión reducida del grupo que se llamó The Neverly Brothers. Tocaban canciones de los Desperados junto a otros temas y se daba la circunstancia de que en cada actuación invitaban a músicos amigos a tocar un tema propio junto al dúo. Junto a los Neverly actuaron Luis Auserón, Josele Santiago, Julián de Tequila, José María Granados de Mamá y Juanjo y Jorge de P.V.P., entre muchos otros. La sala El Sol, que estaba a punto de cumplir su vigésimo aniversario, propuso al grupo grabar un CD en el que reflejaran aquella aventura. Mil copias fueron las que se lanzaron, lo que a día de hoy hace prácticamente imposible de localizar, "Solos, o En Compañía de Otros" (El Sol, 1995). Se acompañan de Calamaro para versionarle, además de rendir homenaje a Moris, con su "Nocturno de Princesa". Granados, Luis Auserón, Cristina Lliso (Esclarecidos) y el gran Micky, fueron los acompañantes elegidos para la versión grabada de las andanzas de los Neverly. Además recuperan el "Dulce chica triste" con guitarras de Ariel Rot; y un tema de la pareja Amando-Fernando, "El gran Duque Tostado".

En 2010 el sello Trilobite, especializado en vinilos, lo reedita añadiendo la versión de "Ráfagas" de los Bólidos. El vinilo de 180 gramos, se acompaña de nuevas fotos y un texto de Fernando, en el que rememora los días de Neverly ya sin su hermano. Tampoco es fácil de encontrar. Seiscientas copias numeradas a mano.

Guille grabó con Calamaro "Alta Suciedad" (Warner, 1997), "Honestidad Brutal" (Warner, 1999) y "El Salmón" (Warner, 2000). Haciendo también las giras de acompañamiento así como la gira acústica que teloneó a Bob Dylan por España. Después se enroló como corsario de Jaime Urrutia, y finalmente perteneció a la última formación de los Trogloditas. Esto en cuanto a bandas estables. Porque su generosidad le impedía decir no a cualquiera que le pidiese sus cuerdas. Como hizo entre otros con Andy Changó, Javier Ojeda, Pereza o La Frontera.


Fernando Martín, desperado.

Por su parte, Fernando se dedicó a las teclas, pero de escribir, en la sección musical de El País durante años. Y su única incursión en lo musical, actuaciones por garitos aparte, fue el disco que publicó en 2007, titulado "Crononauta" (DRO, 2007), en el que revive, estilísticamente hablando, tiempos pasados. Y en la actualidad anda promocionando, después de haber producido, a un grupo joven y paisano, del barrio que se mueven en aguas tequileras-calamarianas-desperadas, Los Platos Rotos.

Hay intentos de lanzar una caja con la discografía completa de Desperados, incluyendo el nonato. Además de material fotográfico de la banda. Pero al desaparecer el sello Nola! dejó una herencia envenenada en forma de deudas que hacen difícil la cesión de los derechos. Los fans siguen con los dedos cruzados.

viernes, 23 de agosto de 2013

LOS NEGATIVOS: GRADUADOS EN UNDERGROUND

Fernando Fernández Rego
La Fonoteca


"Ser diferente siempre es más excitante que ser como todos"

Los Negativos fueron una pequeña isla en nuestra escena, un grupo que toma el relevo de Los Salvajes en cuanto a la manufactura de psicastenia de gran calidad. Un grupo que en el 84 en Barcelona se decantó por fusionar la música de los 60 y los 70 de la Costa Oeste norteamericana y el pop nacional de los 80 para generar un espectro sonoro único e irrepetible que podemos definir como Piknik Caleidoscópico o cóctel explosivo de psicodelia, garage y pop preciosista.

Los Negativos se encargaron siempre de reivindicar el pasado pero hoy en día es necesario reivindicarlos a ellos. Quizás el grupo más brillante que han dado estas tierras en cuanto a revivalismo sixty y pop psicodélico que no se queda en una mera repetición de clichés sino que desarrollaron un pop de vanguardia de muchos quilates. Un grupo que en la escena mod / sixty goza del calificativo de banda de culto, algo a lo que se acercaron sin lograrlo formaciones como Elephant Band, Los Flechazos o Doctor Explosion.


Desde su myspace desmontan unos cuantos mitos: “Algunos piensan que Los Negativos eran una banda de Barcelona de los 80, pero sólo dos de ellos nacieron allí / Algunos creen que hacían psicodelia, pero crecieron escuchando punk / Algunos piensan que su único disco es Piknik Caleidoscópico, pero yo que tú escucharía todas sus canciones / Algunos piensan que son una banda de culto, pero eso no es cierto, sólo son dandies entre basura / Algunos han leído sus letras, pero sólo tú podrás entenderlas... / Si estás aburrido de un mundo sin Brian Jones”.

Lo cierto es que Xavi Moreras (guitarra), Carlos Estrada (bajo), Roberto Grima (guitarra) y Valentín Morató (batería) montan Los Negativos con la firme intención de dar rienda suelta a un universo propio que bebe de los grupos clásicos de la psicodelia estadounidense y británica. Apenas un año después de despegar se producen los primeros cambios en la formación: Alfredo Calonge (voz, guitarra y farfisa) sustituye a Xavi Moreras.


Una primera maqueta con cuatro cortes -“Viaje al norte”, “Moscas y arañas”, “Graduado en underground” y “El club del cerdo violeta”- grabada con un cuatro pistas los pone en boca de todos gracias a ser radiada en Diario Pop de Radio 3, incluso la Rockdelux se hace eco publicándoles el flexidisc “Moscas y Arañas” (Rockdelux, 1986) que incluía la canción homónima. Su impacto cada vez es más grande y participan en la fiesta del Diario Pop que se realiza en la sala Universal de Madrid junto a Ana Curra,  El Último de la Fila, Siniestro Total y Loquillo y Trogloditas. El concierto es trasmitido en directo por el Diario Pop a todo el país. Además graban “Graduado en underground” en los estudios Track para el programa Auambabuluba de TVE.


Pronto entran en el estudio a grabar su primer disco “Piknik Caleidoscópico (Victoria, 1986). Aunque no lo sabían -ni siquiera se les pasaba por la cabeza- tienen entre manos uno de las joyas de la corona del underground nacional. Un disco que destila pop preciosista, psicodelia multicolor y garage enérgico salpicado de arreglos de clavicordio, vibráfono, guitarras de doce cuerdas y Love, The Seeds, The Byrds y Brian Wilson en la recámara.

Su problema -como el de muchos otros- fue adelantarse a su tiempo. Ser de los primeros en destapar el frasco de las esencias sixty  trae como principal consecuencia el malditismo y la incomprensión pero Los Negativos supieron esquivar en cierto modo tales efectos secundarios. De hecho diecinueve años después de su lanzamiento el disco sería reeditado por Mushroom Pillow en CD incluyendo cuatro cortes extra procedentes de su maqueta inicial, “Piknik Caleidoscópico (reedición)” (Mushroom Pillow, 2005), y en el 2008 haría lo propio con una edición en vinilo que se agota con celeridad.

En una entrevista concedida a Xavier Valiño comentaban que “en los 80 tener a los Love, Brian Wilson o los Seeds como referencia era una losa de cara a los periodistas musicales, no como ahora, que es moderno y culto. ¡Qué pesados!... Estábamos fuera de época en los 80 y estamos fuera de época ahora con la reedición, porque somos un grupo de los 80, pero no deja de ser gracioso que se entienda la obra diecinueve años después. Los Negativos estuvimos implicados en el movimiento garage / psicodélico de mediados de la década con grupos como Sex Museum, sin ir mas lejos.”.



Un año después entregan “18º Sábado Amarillo” (Victoria, 1987), once temas más accesibles entre los que destaca “Bagdag”, sin duda una de sus mejores composiciones. Tras este disco la banda se mantiene a flote con numerosas bajas en el frente -Alfredo Calonge y Roberto Grima abandonan para sacar a delante el proyecto pop-soul Doctor Love que ponen en marcha mientras Estrada y Morató realizan el servicio militar- y continuos cambios hasta que se estabiliza con Estrada y Morató secundados por Carlos de Ordax (voz y guitarra), David Martínez (hammond) y Dani Fontrodona (guitarra), que sería sustituido posteriormente por Ernest Barniol.


Son años oscuros en los que entregan canciones sueltas en recopilatorios pero ningún albúm nuevo -en el limbo quedaría el inconcluso “El Misterio de la Dama de Corazones”- hasta que en el 96 llega “Las Cintas de Thule” (Al.leluia, 1996), disco que recoge grabaciones en directo de la banda. Ese mismo año Estrada y Morató se asocian con Albert Ramírez (voz, guitarra y teclados) para grabar material nuevo, "Puzzle" (Al.leluia, 1996). Alfredo Calonge por su parte pone en marcha Bondage.

Cuando parecía que no volveríamos a tener noticias suyas en el 2009 vuelven para entregarnos “Dandies Entre Basura” (Bittersweet, 2009), un trabajo que aunque como es evidente se recibe con cierto recelo pronto recibe elogios gracias a composiciones como la que da título al disco, “Flash!” o “Creación instantánea”. Un trabajo realizado con libertad absoluta, un experimento sonoro con entidad propia que se encargaron de preparar a fuego lento para en el último momento buscar una discográfica que lo editase, y esa no fue otra que Bittersweet.


En la música nunca se trató de ganar o perder -aunque haya habido vencedores y vencidos- ni de vender o no vender -aunque existán los discos de oro y platino- sino de hacer lo que a uno le gustaría escuchar y trascender. En ese sentido Los Negativos han conseguido la admiración y el respeto de un público que los recuerda más de veinte años después. Eso es lo importante. 

“Por favor, juega al juego hasta el final… en verdad lo importante no es ganar”.