miércoles, 1 de junio de 2016

SONGS: OHIA. "MAGNOLIA ELECTRIC CO." (2003). Pieza clave del legado de Jason Molina


En la crucial figura del malogrado Jason Molina (1973-2013) los caminos del folk y del indie se entrecruzaron para dejar al primero absolutamente renovado. Por eso es un músico tan recordado.Tal hibridación alcanzó su punto culminante en el LP Magnolia Electric Co. que significó un antes y un después en la trayectoria de Songs: Ohia. Tanto fue así que Molina cambió su nombre a la banda que a partir de ese momento pasó a llamarse igual que este soberbio disco.  

La obra magna de Molina se abre con un auténtico himno: "Farewell Transmission". Traspasado por un obsesivo riff de slide guitar, el factótum de Songs: Ohia desgrana unos versos proféticos que anuncian la muerte (con versos tan surreales como "aquí viene la medianoche con una luna muerta en sus fauces") aunque también la resurrección ("nos habremos ido pero no para siempre") mientras el autor se visibiliza como un gran pájaro (o un ángel) como el que aparece en la portada. La voz aguda de Molina recuerda a la de Neil Young (es inevitable la comparación) y va in crescendo  junto con las guitarras eléctricas hasta ese contundente colofón final: "Listen!". Y de repente se hace el silencio tras más de 7 minutos de canción.



No se puede empezar de manera más contundente un álbum, pero tampoco la continuación deja respirar al oyente. "I've Been Riding With The Ghost" empieza suave pero pronto toma ritmo de blues desquiciado y fantasmal recorrido por aullidos de licántropos. Las slide guitars y el ambiente fantasmagórico recuerdan a la obra de ese otro gran músico autodestructivo americano: Jeffrey Lee Pierce. Otra grandísima pieza de Molina.



La calma llega con la luminosa "Just Be Simple". Aquí Molina echa mano de aires gospel y le insufla cierta dosis de pop setentero a lo Big Star (de hecho su voz está más cerca de la de Alex Chilton que de la de Neil Young) para crear otro tema inolvidable. Pero poco tiempo dura la dulzura y la luminosidad. Molina siempre fue un alma torturada y ello se refleja en el siguiente tema, "Almost Good Enough", tema más cercano al gótico británico (estioy pensando incluso en Joy Division) que al country, al blues o al folk al que Songs: Ohia tantas veces recurría. Los trémulos de las densas guitarras eléctricas y la voz espectral de Molina hace de esta canción una de los cortes más oscuros del álbum. El mencionado country es precisamente la fuente de inspiración del siguiente tema "Black Old Hen", uno de los más folkies, con ese violín y la voz de cowboy de Lawrence Peters y sin embargo tiene algo de tristeza no fingida que se escapa de los estereotipos folclóricos. 



Tampoco es cantada por Molina sino por la cantautora británica Scout Niblett "Peoria Lunchbox Blues".Niblett con su característica voz, bastante aguda, le da a este blues un toque sobrenatural acorde con la vertiente más oscura del álbum. Mucho más densa y pesada es "John Henry Split My Heart". Con toques progresivos que recuerdan al Neil Young de sus primeros discos en solitario, éste es el tema más sobrecargado de distorsión del disco y también es en el que Molina canta más a lo Young. Es además el tema en el que el álbum llega al clímax sonoro y en el que hay una referencia a "Farewell Transmission", ya que se repite de manera maníaca la frase "Long dark blues" que ya se había usado en el corte que abría el disco. Con ello Molina consigue un sentido de unidad y coherencia entre los cortes del LP que remite a los discos-concepto de los últimos 60s y primeros 70's. Finalmente, el broche de oro lo pone la emotiva balada "Hold On Magnolia", que hace referencia a otro símbolo que aparece en la portada del LP: la flor blanca.


Simbolismo, profundidad, unidad, poesía... No se puede pedir más a un álbum. Magnolia Electric Co. es una total obra maestra, una joya del folk-indie contemporáneo que Jason Molina dejó tras de sí tras su breve y tormentoso paso por este mundo. Y todo ello con la exquisita producción de Steve Albini.