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martes, 28 de mayo de 2013

13 DISCOS DE BLUES PARA PASEAR POR LOS CERROS DE ÚBEDA. Escogidos por Guadalupe Plata

El Confidencial, 25/02/2012

El blues de verdad existe en España, viene de Úbeda (Jaén) y responde al nombre de Guadalupe Plata. La banda formada por Carlos Jimena (batería), Paco Luis Marto (bajo) y Perico de Dios (guitarra y voz), ha logrado ensuciar las orejas de los indies patrios gracias a las enseñanzas del folclore del Mississipi. Nunca un grupo tan visceral y monolítico había acaparado la atención de la prensa musical en conjunto. Nadie puede escapar al magnetismo que desprende sus directos. Hoy nos dejan sus 13 discos favoritos de blues -los 10 primeros escogidos por Perico de Dios, los 3 últimos a cargo de Toni Anguiano, mánager y parte inseparable de la banda- para adentrarse en un mundo difícil de explorar, en el que muchos entran pero pocos salen.

Guadalupe Plata. De izquierda a derecha: Carlos Jimena, Paco Luis Martos y Perico de Dios.

Doo Rag - Chuncked and Muddled 

Este disco lo conozco por mi amigo Alfonso desde hace poco. Hacía tiempo que no escuchaba algo tan podrido. El sonido parece que lo hubieran sacado del interior de una orza, la batería a base de lata y bidón es espeluznante,. 18 canciones de lata y taladrora delta blues, muchas versiones de personajes tan ilustres como Mississippi Fred Mc Dowell o Muddy Waters a las que le dan ese saborcillo chatarrero y sucio que me pone. Según me han informado fuentes confidenciales, el guitarra montó años mas tarde el fabuloso one man band Bog log III. 


Dock Boggs - Sugar Baby
  
Lo conocí a través de un recopilatorio de Robert Crumb (Some Cold Rainy Day). Suena a indio satanizado con banjo, es hipnótico y físicamente se parece a Buster Keaton. En canciones como Oh Dead! puede llegar a dar miedo del bueno. Acojonante



Canned Heat y John Lee Hooker - Hooker and Heat

Este disco lo conocí en mis años mozos a traves de Frank Pelaez uno de los mas iliustres personajes que he conocido en mi vida. Melómano a niveles indescriptibles, tenia cierta fijación con el grupo Canned Heat. En este disco acompañan las canciones de John Lee Hooker con maestria, sabiduría y respeto. Booguies de pata negra.



Junior Wells & Buddy Guy - Hoodoo Man Blues

Mas fino que la coral, elegante y con una contención que te lleva. Blues de Chicago como dios manda. Siempre me gusto mucho la guitarra y voz de Buddy Guy hasta que se puso la de lunares y le metió distorsión. 



John Fahey - The Dance of death & Other Plantation Favorites

Este es un predicador de la guitarra antigua, instrumental sin más grupo que él y la guitarra, toca la palabra de Mississippi John Hurt y además tiene la osadía de mezclarlo con toques clásicos y le queda de muerte. 



Mississippi Fred Mc Dowell - Mississippi Fred Mc Dowell

La primera vez que escuche a este tio me dio una emoción muy grande y me hice con este disco del que no me separo. La capacidad que tiene de mantener la tensíon sobre un bajo continuo y dos notas en slide es sublime. 


Charley Patton - Electrically Recorded: Prayer Of Death

Antes que Tom Waits, Captain Beefheart o el mismisimo Howlin Wolf usaran sus respectivas voces corruptas, aqui tenemos al cantaor que hace gargaras con lejia por excelencia. Un auténtico borracho, pendenciero, anarquista con cargos de conciencia incluidos. No es un blues para todos los publicos pero si te coje te vas al infierno o a la gloria de cabeza. Prayer of death te coje de los huevos y no los suelta. El punk no es solo cosa de los 70.



Junior Kimbrought - You Better Run, the esential Junior Kimbroght

Impresionante que un tio de estos perdido en su pueblo, le graben un disco en los noventa y resulta que tenemos un estilo único, inconfundible y que de alguna manera aporta una nueva visión al genero, de igual manera que hicieron Muddy Waters, Lighnin Hopkins y otros en su momento. Me encanta ver como se puede hacer sonar una guitarra con chorus, al que siempre le he tenido cierto repelús  de manera espectacular. Ninguna de las canciones de este disco tienen desperdicio.



Elmore James - Genius Blues

Aquí no hay remilgos, esto es pim pam pum y te la meto hasta las orejas. Sin más recursos que una guitarra acústica electrificada, unos toques distintivos y una voz poderosa. Crea un sonido de slide resumido, práctico e hiriente que me conmueve y no puedo dejar de escucharlo. Rozando el Rock & Roll.


Hound Dog Taylor and The House Rockers - Hound Dog Taylor and The House Rockers 

La primera vez que escuche a Hound Dog Taylor fue en casa de un amigo y me puso el She´s gone. Me quedé echo polvo, en el buen sentido, con el sonido de guitarra. El momento del solo fue revelador, una nota que parecia una rueca de pozo chillando. Era el slide de Elmore James satanizado, ensuciado y pervertido y ademas no habia bajo, era otra guitarra que no paraba de moverse pegado a una batería de puro swing; y nada de Gibsons, Fenders o guitarras caras, una guitarra Teisco, de esas que se hacen en Japón, haciéndola sonar como herrumbre a blues eléctrico de agárrate y no te menees. Este disco marca un antes y un después.


Garfield Adkers - Son House and other great Delta Blues

Un personaje del que sólo hay disponibles cuatro canciones que están dentro de este gran recopilatorio. Nunca había escuchado una guitarra "delta" tocada a este ritmo. Cuando empece a escucharlo pense que me había equivocado con las revoluciones del tocadiscos, pero ¡ni mucho menos! ¡¡Un autentico marciano del delta!!



Skip James - The Complete Early Recordings

Recuerdo que trabajaba en la verbena y en cualquier momento me podia volver loco. Si alguien me ayudó a llevarlo dignamente fué Skip James. Lo conocí por mi amigo Lelo a través de un documental que hizo Martin Scorserse sobre el blues. Me hizo agarrar la guitarra y no soltarla. Me conmovió, me recordó a un fantasma con cadenas cantando penas. Único en su especie.


Silvio Sacramento - Fantasia Occidental

En realidad he puesto éste pero podía ser cualquier otro. Quizás este disco no es blues en la manera mas estricta ya que toca diferentes palos, pero si hay alguien que reencarne esta actitud en lo que conozco a nivel Ibérico, ese es Silvio. La figura de Silvio es tan grande que seria difícil resumir en pocas palabras. Avanti con la Guaracha!!



Willie Dixon - Chess Box

Alguien debería viajar en el tiempo y ponerse a repartir cintas con ésto por una cara y los Nuggets por otra en la puertas de los institutos. Este país iría mucho mejor ahora. 



Mississipi John Hurt - Blessed Be The Name

El sello italiano Monk Records está reeditando en vinilo mucho material de primeros de siglo, y no hay tienda de confianza que no lo incluya en su catálogo. Cuando presté atención a la letra original de Nobody's dirty business no me podía creer de la boca de ese buen hombre salieran amenazas de muerte hacia su chica. Ese contraste entre el bien y el mal, que tanto nos obsesiona, está mucho más latente en las grabaciones de los 20 y 30. Deberíamos volver a creer en la existencia del infierno. Eso sí sería un revival como Dios manda. 



Junior Kimbrought - Sad days, lonely nights

Desde que empecé a vivir sólo en septiembre, éste debe de ser el disco que más ha sonado en mi casa, no sé por qué. Bueno, igual sí que lo sé. 


Perico de Dios y Toni Anguiano* son guitarrista y vocalista, y mánager, respectivamente, de Guadalupe Plata. 

viernes, 10 de mayo de 2013

GUADALUPE PLATA: PLATA CORROSIVA

Parecía que, en plena era digital, el blues estaba abocado a convertirse en pasto del revival y que el maridaje entre el rock más atrevido y este venerable género musical ya no daba para más. Pues no. Resulta que un trío de músicos kamikazes oriundos de Úbeda (Jaén) ha hecho que incluso el más sofisticado público indie se desgañite coreando estribillos salvajes y baile desenfrenado pogo al ritmo del blues más primitivo. ¿Cómo han conseguido semejante gesta Guadalupe Plata? Pues exhumando el blues rural más descarnado (especialmente el Hill country blues del norte de Mississippi, el más africano y rítmico) e inyectándole una potente dosis de punk (en el sentido más lato del término, por supuesto). Algo así como lo que hicieron, salvando las distancias, Gun Club en los 80 y Jon Spencer Blues Explosion en los 90. El resto del secreto del éxito de los Guadalupe es cosa de Radio 3 y su decidida promoción de estas tres bestias pardas.


Pedro (“Perico”) de Dios, Paco Luis Martos y Carlos Jimena perpetraron su primera grabación en 2008, un mini LP en el que se incluyen algunos temas que luego serían retomados en su segundo LP y algún clásico (como “The Devil Got My Woman” de Skip James), temas que, sorprendentemente, tienen un sonido mucho más limpio que sus grabaciones posteriores. Aun así, aquí ya están las líneas básicas del sonido de Guadalupe Plata: blues desenfrenado tocado a 1000 por hora mayormente con slide guitar y letras breves pero intensas. Un año después, en 2009, la banda andaluza graba un LP a medias con los granadinos Chin Yi que muy convenientemente es titulado Split. En el disco tenemos un anticipo de lo que será su primer gran LP y así nos encontramos con cañonazos como “Lorena”, “Como una serpiente”,  “Gatito” o “Estoy roto”.



¿Qué se siente al matar una guitarra?

Y por fin, en 2011, llega el esperado primer LP, que no decepciona. Muy al contrario, el sonido se vuelve mucho más salvaje y primitivo de tal manera que no deja a ningún oyente (le guste o no el blues) indiferente. Garajera 100%, la grabación recuerda a la crudeza de los primeros discos de los Cramps o los Gun Club, no en vano una de las influencias más palpables de los Guadalupe, aparte del blues pantanoso, es el psychobilly. Ya desde su portada el LP advierte de su carácter maligno, con ese dibujo que parece sacado del show de Rasca y Pica. Abre el disco, un instrumental, “Serpiente negra”, que va ganando velocidad hasta desembocar en una atronadora orgía de slides. Además, no va a ser la primera vez que en el disco se invoque este símbolo sexual-fálico. Le sigue, "Lorena", una de las canciones más emblemáticas de Guadalupe Plata y también de las más originales, me explico: partiendo de las raíces blues de su música la banda se adentra en un territorio dominado por los acoples y la distorsión limítrofe con ese arriesgado noise-blues que practicaban Jon Spencer Blues Explosion en la década de lo 90. “Estoy roto”, es algo más clásico, con un riff típicamente blusero pero con un estribillo en el que Perico se desgañita en la más pura tradición garajera de los 60 y también tiene un final apoteósico repleto de punteos incandescentes. En cuanto a “Pollo Podrío” (curioso título para una canción cantada en inglés), los Guadalupe optan por el psychobilly de la vena Cramps/Gun Club. Con "Gatito" vuelven al blues a todo trapo que tan solo hace una pausa para que Pedro de Dios nos sobrecoja con una pregunta tan cruel como sus guitarrazos: “¿Qué se siente al matar un gatito?”. Algo más extraña es la canción que le sigue, “El tigre y la Yedra”, un inquietante instrumental en el que la guitarra acústica se mezcla con un siniestro teclado que al autor de este texto le recuerdan al Tom Waits más expresionista. También es un tema harto curioso “Esqueleto” porque en él el blues de los Guadalupe Plata no bebe de EE.UU. sino del Rhythm’n’Blues británico de los 60, en especial de los Yardbirds, con esa base rítmica que remite claramente a temas como “I’m A Man” o “Shapes of Things”. Por su parte, “Como una serpiente” invoca el espíritu de John Lee Hooker y su sinuoso boogie y además redunda en el símbolo sexual de la serpiente (de hecho, hay un vídeo del combo andaluz con una stripper que da un uso insólito a un collar de perlas). También en la línea del boogie a lo John Lee Hooker, están “Veneno” y “El boogie de la muerte”. “Rai” es un instrumental cercano a la slide guitar de Ry Cooder y “Satánica” es más psychobilly/cow punk pasado de revoluciones. Para terminar, “Habichuelas del Oeste” es un pausado instrumental de aires spaghetti western morriconiano que deja muy buen sabor de boca en el oyente.




Úbeda Blues Again

En 2012, el trío de músicos jiennenses tuvieron la buena idea de grabar un EP con el armonicista norteamericano Walter Daniels con el que hacen cuatro apocalípticas versiones: el “Ghost Rider” de (¡ahí es nada!) Suicide, el explosivo “Black Train” de los Gun Club y los algo más previsibles “She’s Gone” de Hound Dog Taylor (uno de los reyes de la slide guitar) y “Married Woman” del bluesman tejano Frankie Lee Sims. Ni que decir tiene que con semejante repertorio el resultado final es sencillamente brutal.




Pero vayamos a la última grabación hasta la fecha. El disco que los Guadalupe sacaron a principios del presente año y que como el primero no lleva título (estos chicos son parcos en palabras hasta para eso). Su portada, con un fantasmal galgo negro y una aparición mariana en un cielo nublado de un pueblo (¿andaluz? ¿mexicano?), parece anunciarnos que el trío de Úbeda ha acentuado el lado oscuro de su música. Grabado en Austin (Texas), cuenta con la colaboración de la armónica de Walter Daniels en algún tema y tiene un sonido aún más áspero que el primero si es que eso es posible. Ya lo advirtieron ellos mismos, “el carácter de la grabación es más oscuro y podrío (sic) que nunca”. El LP arranca con un lento instrumental (“Lamento”) a lo Ry Cooder que desemboca en el corte“Rezando”, un tema con una hipnótica base rítmica que suena muy parecida a la del “Break On Through” de los Doors y en el que Perico se explaya algo más de lo habitual con la letra. “Rata” es una perfecta declaración de odio para cantarle a nuestro peor enemigo a ritmo del más corrosivo Hill country blues. “Oh My Bey” que ya estaba incluida en el mini LP de 2008 es una apisonadora de blues selvático a lo Bo Diddley que hace a la gente bailar enfebrecido pogo en los conciertos. “Demasiado” es una de las piezas más africanas del disco, ya que no solo está cerca del blues del norte de Mississippi sino también de los griots de Mali y Senegal. Con “El funeral de John Fahey” el LP abandona momentáneamente el blues y hace una incursión en un oscuro voodoobilly próximo al que practicaban los 16 Horsepower, todo ello coloreado por un pedal de trémolo muy oportunamente incorporado al sonido de la banda. “Esclavo” es un boggie con un ritmo tan milimétrico que recuerda a los sintetizadores chatarreros de los Suicide del primer álbum; la canción que, por cierto, fue el primer single extraído de este segundo LP va acompañada de un excelente vídeo de estética futurista realizado por Beatriz Sánchez. Le sigue “El blues es mi amigo”, una estampida de cow-punk y blues desbocado que recuerda poderosamente a Gun Club (en especial a esa gloriosa versión del “Preaching The Blues” de Robert Johnson). Otra pieza de blues siniestro es “Voy Caminando”, que nos hace pensar que si el primer LP se centraba en el sexo este segundo se centra más en la muerte; y por cierto, el teclado de este tema literalmente hiela la sangre. Más boogie del bueno y con una letra encantadoramente paleta es “Milana” (sí, esa milana, la de los Santos Inocentes). Por su parte “Jesús está llorando” y “No me ama” son dos blues más clásicos (el primero de los cuales estaba incluido en el mini LP de 2008) y de ritmo más pausado. Y para terminar este disco de aires fúnebres qué mejor que un ritmo de Semana Santa, un título relacionado con ella (“Santo entierro”) y unos silbidos de spaghetti western. En definitiva, tanto el primer LP como el segundo hacen de Guadalupe Plata una cotizada rara avis en el panorama del rock español.








Plata fundida

Si los discos de Guadalupe Plata son demoledores es en los conciertos, como puede uno imaginarse, donde la música del trío alcanza su punto de fusión. Envueltos en una luz rojiza, el espectador tiene el privilegio de contemplar a tres músicos de lo más singular: Carlos, hace tiritar una ristra de cascabeles o golpea los tambores con maracas, Perico extrae acoples de su Fender Squier Jazzmasters armado con un cuello de botella y Paco Luis toca un bajo de fabricación casera, consistente en un barreño del revés del que sale una cuerda que es tensada por un palo de fregona. Precisamente, el autor de este texto pudo hablar con Paco Luis después de un concierto y encontró un tipo muy modesto, que minimizaba el impresionante concierto que acababa de sacudir los tímpanos del público y preguntaba si su barreño había sondado bien. Por supuesto que había sonado bien. Y además el espectáculo de ver a un músico esforzarse en hacer sonar tan rústico instrumento es impagable. Hablamos de Robert Johnson y de la afinación que usaba Perico. “Re mayor abierto”, me dijo. Claro, la afinación más clásica para tocar la slide guitar, la que usaba el propio Johnson en “Preaching The Blues.” En realidad, hablamos poco porque unas jovencitas le asediaban con copias en vinilo del último disco de Guadalupe Plata para que se las autografiara. Entonces comprendí que gracias a Guadalupe Plata la vigencia del blues está asegurada. Al menos por una generación más.

Sorrow.