jueves, 31 de julio de 2025

EL BLUES: LA ETERNA SUPERVIVENCIA DE UN GÉNERO QUE SIEMPRE SE RESISTE A MORIR

Alberto Bravo

La Razón, 14/07/2025



El libro 'Esto no estaba en mi libro de historia del blues', de Mariano Muniesa, indaga en las claves de un estilo todavía vigente siglos después

«Escucha, muchacho. La historia de estados Unidos es la siguiente... Un chico sin un centavo en el bolsillo sale de su casa, camina por la calle sin nada más que una guitarra y conquista el mundo. Y lo hemos hecho una y otra vez: Johnny Cash, Hank Williams, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Jimmy Rogers, Howlin’ Wolf o Muddy Waters. Esta es la historia de América. Y es también la historia del blues». La cita corresponde al músico, productor e historiador musical T-Bone Burnett y expone con tan breve como extraordinaria precisión la trascendencia de un género que, como muchos de los esclavos que lo cantaron, tras siglos y siglos de persecución se mantiene libre y todavía radiante, trascendiendo más allá de los tiempos y las modas.

No hay un estilo tan singular como este. La mayoría tiene una pieza o un nombre que marca el inicio del camino. No ocurre aquí. Antes que las leyendas llegaron los momentos. Todo comienza en el siglo XVII, cuando desde el África Occidental desembarcó en penosas condiciones una masa de esclavos para trabajar la tierra. Tenían la voz y luego la guitarra, el gran instrumento del blues. De nuevo, surgiría la canción como método de expresión y terapia para canalizar la necesidad de exteriorizar la añoranza, la opresión, la desesperanza, el amor, el abandono, la fe... Los primeros prototipos de blues irían moldeando lo que después constituirían las leyes básicas del género. Lo importante no era la técnica ni la melodía, sino la expresión. Eso daría fuerza al mensaje y, de paso, lo pondría a disposición de cualquiera, incluso si no se dominaba un instrumento. El resto llegaría por añadidura, vinculada a la evolución de los tiempos y al surgimiento de talentos mayores.

Robert Johnson

Son muchos los nombres legendarios asociados a algunas de las primeras grabaciones del blues. Gente reivindicada con el tiempo como fueron Mamie Smith, Charley Patton, Son House, Skip James, Leadbelly, Bukka White... Pero ningún nombre alcanzaría tanta trascendencia a lo largo de los años posteriores como el de Robert Johnson. Por muchas razones, todas ellas definitorias del género: la forma de tocar y cantar, la emoción de la interpretación, el mensaje, la historia construida en torno al personaje...

Nació en 1911 y murió a la tierna edad de 27 años. Como Jimi Hendrix, Janis Joplin, Brian Jones, Jim Morrison, Kurt Covain o Amy Winehouse. Sus grabaciones de 1936 a 1937 siguen conformando a día de hoy la Biblia del blues. Todo está ahí. Temas como «Sweet Home Chicago», «Cross Road Blues», «Come on in my kitchen», «Ramblin’ on my mind» o «Love in vain» continúan interpretándose hoy con devoción. Si se escucha ahora, sigue siendo un prodigio, una especie de milagro. ¿Cómo podía este tío tocar y cantar así? Él solo era toda una orquesta y su técnica ha sido producto de estudio durante todo este tiempo. La leyenda cuenta que era un músico mediocre cuando vio cómo su mujer y la hija que esperaba morían en el paritorio. Desapareció durante un año y cuando volvió nadie se podía creer que aquel muchacho torpe e insoportable se hubiera convertido en el mejor músico de blues del país. Dicen que hizo un pacto con el diablo en un cruce de caminos. Solo compuso 29 canciones y realizó 43 grabaciones antes de morir envenenado por un marido celoso. El blues contemporáneo viene de aquí.

La consolidación del género

Con el paso de los años surgirían varias corrientes, desde el blues del Delta (más acústico, con el uso del slide y tremendamente rítmico) al blues de Chicago (más eléctrico y urbano, muy sensitivo y emocional), con figuras tan míticas como las de John Lee Hooker, Muddy Waters, Howlin’ Wolf, B.B. King, Albert King Elmore James y muchísimos más. Sin embargo, y a pesar de su trascendencia y hasta difusión comercial, sus héroes pocas veces podían hacer otra cosa que malvivir por lo que todo el mundo imagina: pésimos contratos, rapiña, engaños, codicia ajena y todo eso. Se tardaría muchos años en reivindicar la autoría y repartir algo de dinero entre los autores de aquellas legendarias canciones.

De Elvis a los jóvenes británicos

El rock and roll fue una evolución natural y prácticamente «blanca», más amable en todos los sentidos, del viejo blues. Naturalmente, Elvis Presley y las viejas grabaciones de Sun hicieron mucho por popularizar el blues junto a otros emparentados con él como eran el folk y el country. Lo que nadie pensaba era que a mediados de los años 60 iba a resurgir el estallido definitivo del blues -al menos en términos de audiencia- de la mano de unos jóvenes crecidos a varios miles de kilómetros. Ocurrió en Gran Bretaña, y principalmente en la ciudad de Londres, donde gente como Rolling Stones, Yardbirds, Animals, Fleetwood Mac y demás reivindicarían a sus héroes del blues reinterpretando muchos de los clásicos del género y poniendo en circulación no solo canciones desconocidas, sino añadiendo una técnica muy personal y extraordinaria.

De aquí surgirían nombres tan sensacionales como los de Eric Clapton, Keith Richards, Mick Jagger, John Mayall, Peter Green, Mick Taylor, Eric Burdon, Jimmy Page, Jeff Beck... «Esa generación, esos músicos que en torno a locales como el Ealing Club en Londres conocieron y compartieron sus experiencias en torno al blues fueron el motor que hizo posible que el blues en fusión con el rock adquiriese desde mediados de los años 60 una nueva personalidad, una dimensión de nuevo lenguaje para toda una generación y una fuente de inspiración inagotable de la cual surgió un caudal de música como tristemente no se ha vuelto a generar desde entonces», explica Mariano Muniesa. Muchas de las leyendas del blues viajarían a Inglaterra para grabar y celebrar sesiones y giras junto a aquellos muchachos y para una audiencia que demandaba ese estilo.

Mainstream, repunte, éxito comercial y nuevas figuras

Los años 70 traería una buena época comercial para aquellas leyendas, que entraría en el circuito de giras por Estados Unidos y principalmente por Europa. Para los más puristas, muchos de ellos entrarían en el mainstream alejándose un poco de la autenticidad de tiempos primigenios. Si así fuera, ¿quién podría culparlos? Mientras tanto, surgirían nuevas corrientes como el blues-rock, el rock sureño y el poder de las jam-bands que llenaban estadios. En los 80 y 90, el blues seguiría gozando de una excelente salud y gente como Eric Clapton o Bonie Raitt lucharían para que los autores vieran dinero de sus viejas composiciones. Y llegarían nuevos renovadores del género, como por ejemplo Robert Cray o Stevie Ray Vaughan. Otro hecho contribuiría al auge del género: la edición en 1990 de un doble CD con todas las grabaciones de Robert Johnson por parte de Columbia. Todo el mundo pudo tener acceso a aquella maravilla y se vendió un millón y medio de copias.

Entre tanta música de IA y estilos urbanos decadentes, el blues ha conseguido sobrevivir a estos tiempos de insustancialidad sonora gracias al poder de la autenticidad. Pocas cosas hay como ese pellizco del blues, esa nota al aire que captura un momento mágico, ese toque que se tiene o no se tiene. Y en estos años han ido surgiendo nuevos héroes, gente como Warren Haynes, Derek Trucks, Ben Harper, Charlie Starr, los hermanos Robinson o el propio Marcus King, quien a sus 29 años ya es invitado a festivales multitudinarios, incluido Glastonbury. «Y aquí en España, sin duda Susan Santos, la figura de nuestro blues con mayor proyección internacional», recuerda Mariano Muniesa. Ya lo dice la canción: «Nothing but the blues».

miércoles, 23 de julio de 2025

THURSTON MOORE, FUNDADOR DE SONIC YOUTH: “LOS ARTISTAS NO ALZAN LA VOZ POR MIEDO AL CONTROL FASCISTA QUE SE ESTÁ IMPONIENDO”

Jordi Sabaté

El Diario.es, 04/07/2025

El músico estadounidense, uno de los guitarristas más influyentes de la historia del rock, publica 'Sonic Life', un libro autobiográfico donde relata los años de la explosión de la escena musical de EEUU

Thurston Moore (Coral Gables, Florida, 25 de julio de 1958) es, sin duda, uno de los músicos de rock más influyentes del último cuarto del siglo XX y principios del XXI. De hecho, la revista Rolling Stone lo sitúa como uno de los 100 guitarristas más importantes de la historia del rock. Con la banda que creara en 1981 junto a su entonces pareja, Kim Gordon, y el guitarrista Lee Ranaldo, y a la que él bautizó como Sonic Youth, sentó las bases de movimientos musicales posteriores tan fundamentales como el indie rock o el grunge.

Su estilo, adscrito a la no wave y experimental, sucio, ruidoso, mestizo del hardcore de ambas costas y heredero del proto punk de formaciones setenteras como los Ramones, los New York Dolls o, sobre todo, los Stooges de Iggy Pop y los MC5 de Wayne Kramer y Fred “Sonic” Smith, fue como un taladro que reventó las costuras del rock clásico que habían apuntalado leyendas como Neil Young o Jimmy Page de Led Zeppelin. Gracias a Sonic Youth, y otros pioneros del noise rock como Dinosaur Jr, Pixies o Pavement, la música anglosajona tuvo a medidos de los noventa una nueva bocanada de oxígeno para sobrevivir al auge del pop electrónico y la música de baile.

Moore publica ahora una detallada y reveladora autobiografía bajo el título de Sonic Life (Contra Ediciones, 2025) en la que describe la vida del ambiente bohemio neoyorkino, y posteriormente angelino, desde finales de los setenta, cuando el punk y el hip hop se consolidan como los estilos hegemónicos de las calles de Manhattan y el Bronx.

Con gran precisión en el recuerdo, Moore explica casi paso por paso su periplo desde Connecticut hasta el Village neoyorkino, que a finales de los 70 era una de las zonas más degradadas y peligrosas de Estados Unidos. Detalla las duras condiciones de vida de la mayoría de artistas con los que se relacionaba –nombres como Arto Lindsay, John Lurie, Jim Jarmusch, Jean Michel Basquiat o Keith Haring– pero también el vigor y la vitalidad que tenía la escena del rock alternativo de aquellos años.

Con el mismo estilo de memoria casi fotográfica nos cuenta después el despegue de Sonic Youth y el contacto con la movida del hardcore en Los Ángeles y en Washington D.C., tratando a leyendas como Ian Mackaye (Fugazi) o Henry Rollings (Black Flag). Y finalmente, ya en los días en que Sonic Youth es una banda consagrada, Moore nos relata las giras con Iggy Pop o Neil Young, pero también con Nirvana, Soundgarden o Mudhoney, esencia del grunge de Seattle.

Su libro tiene un gran nivel de documentación, ¿llevó un diario durante todos estos años?

Pues la verdad es que no he llevado nunca un diario, pero sí he guardado mucho material de nuestros viajes que era en apariencia intrascendente, como billetes, facturas de hotel, tickets de sitios donde tocábamos y cosas así. Solía meterlo en cajas por giras o por el disco al que correspondía la actuación. Lee [Ranaldo] sí que llevaba un diario de todo a principios de los 80 y se los pedí prestados; me ayudaron mucho.

Luego he realizado una tarea de recopilación de información bastante ingente, acudiendo a bibliotecas aquí en Londres, donde llevo años residiendo, y fotocopiando ejemplares de antiguos diarios y revistas. Luego he metido toda la información en archivos por años y así he ido reconstruyendo para dotar de contexto a lo que recordaba. Tampoco he querido hacer algo con sumo detalle, como si fuera un historiador, pero sí que he querido que Sonic Life fuera una conversación coherente y fiel. La verdad es que me he tirado casi tres años para informarme, pero podría haber estado diez tranquilamente, porque son 30 años de carrera [risas].

Intuyo que si usted no hubiera sido músico, le habría gustado ser periodista musical o algo similar.

Ya lo creo. De hecho, en los pocos años que estudié en la universidad anduve metido en las revistas mi colegio universitario y escribía de mis ídolos de entonces, que eran Patty Smith, Lou Reed, Neil Young o Iggy Pop, algo que en los setenta sonaba muy raro porque no eran artistas de masas. Recuerdo que me ofrecieron escribir de deportes en lugar de hacerlo sobre esos bichos raros y me negué. Yo quería ser como Lester Bangs, periodista y músico a la vez. Y al final salté a la música.

Mucha gente puede pensar que Sonic Youth es un grupo de estrellas del rock a tenor de la fama que alcanzó, pero en el libro explica que su vida era bastante austera y los ingresos no eran grandes. ¿Es común esta situación en muchos músicos?

Así es. Nosotros en nuestros primeros diez años tuvimos que dormir en casas de amigos en las giras, comer canapés de los caterings y alternar la música con trabajos de mala muerte. Luego en los noventa llegamos a un punto que empezamos a vivir de Sonic Youth, pero vamos, nada de aviones, mansiones y todo eso. También he de reconocer que jamás lo pretendimos, siempre que pudimos evitamos a las discográficas majors [grandes] y el mainstream.

Pero fueron una de las primeras bandas alternativas en tener un vídeo en MTV...

Cierto, pero no fue una relación fluida o cordial; ellos nos consideraban áridos y nosotros a ellos un instrumento puramente comercial. Por ejemplo, el vídeo de la canción Cool Thing, del disco Goo, lo hicimos específicamente para que pudiera salir en MTV, pero se negaron a mostrarlo. Al final lo mostraron una o dos veces, y luego oímos que los directores dijeron: “No queremos mostrar este video. Esta banda es demasiado... Es demasiado rara, ¿sabes? Y hay algo en este video que no... no es nuestra estética”. Ahí terminó nuestra relación con MTV.

¿Qué siente al mirar atrás y ver que crearon un grupo de gran influencia en el rock indie de los 90 y la primera década del siglo XXI?

A decir verdad, me encanta esa sensación. Creo que si hay algo a lo que puedo aspirar en mi vida es a tener ese reconocimiento, ser influyente. Nosotros representamos una liberación total de expectativas. En la industria musical siempre nos presentamos como un desafío a la noción estandarizada de lo que puede ser la música pop o el rock, incluso en el contexto del punk rock o el post-punk.

Y creo que ejemplificamos este tipo de democracia creativa de cuatro o cinco personas en el escenario, trabajando de una manera que implicaba medidas poco ortodoxas y experimentaba con afinaciones, con la estructura de las canciones, con una presentación políticamente vocal, expresando el poder político de la alegría, el poder político del intelecto y abrazando la idea de la exclusividad pero también de la inclusividad.

Nos dimos cuenta de que, como grupo, ejemplificamos la idea de que se puede crear algo completamente único, a partir de las nociones atípicas de la cultura, pero respetando la tradición. Este respeto por la tradición y la aceptación de la experimentación dentro de ella son los factores que influyeron a Sonic Youth.

¿Cuáles son las bandas sobre las que cree que más ha influido Sonic Youth?

Creo que Radiohead tomó mucho de lo que hacíamos por aquel entonces, porque empezaron como una banda de pop bastante directa, con un toque grunge, pero pude ver que les interesaba más lo que hacía una banda como Sonic Youth con la música de guitarra experimental. Y lo incorporaron a aspectos de su sonido. Pero no éramos los únicos, también trabajamos simultáneamente con mucha gente que trabajaba en la misma línea, como Birthday Party, donde estaban Nick Cave y Rowland S. Howart, o los alemanes Einstürzende Neubauten, los Butthole Surfers y los Meat Puppets. También los Pixies pueden considerarse más o menos contemporáneos.

¿Y Nirvana?

Bueno, Nirvana eran amigos. Tocamos con ellos en varias giras cuando no eran conocidos, pero por edad, sin duda, les influenciamos. Recuerdo que después de que saliera Nevermind, estaban dando un concierto en Nueva York y Kurt se acercó a mí en los camerinos y me dijo: “Nuestro próximo disco será más como vosotros”. Fue algo genial. Es lo que te decía antes: si Kurt Cobain te dice esto es que lo que has hecho con Sonic Youth ha merecido la pena.

¿Podemos soñar con una futura reunión de Sonic Youth o es imposible?

Creo que no tengo tiempo para eso... [risas] Creo que Sonic Youth ha tenido una buena carrera, eso es seguro, pero de ahí a resucitarlo... No siento que tenga los minutos para ello porque estoy ocupado escribiendo y componiendo música nueva para la movida que hago ahora. Además, sería un asunto muy serio, llevaría un par de años más o menos levantar el proyecto y supondría alejarme de mi actual vida, cosa que no estoy dispuesto a hacer.

En los festivales como el Primavera Sound apenas tocan unas pocas bandas de rock de la escuela alternativa. ¿Ha muerto el rock?

Puedo decirte ahora mismo un montón de bandas jóvenes de rock, tal como lo entendemos, que merece la pena escuchar. El rock está en forma. Otra cosa es que me hables del mainstream que contrata ahora el Primavera Sound: grandes nombres, grandes escenarios, grandes montajes y una música que no deja de ser la que siempre incluye la MTV...

También hay que comprender que estos festivales tan grandes tienen que atraer una gran cantidad de gente para ser rentables; pagar los sueldos, pagar a los artistas, los transportes, etc. Es un negocio muy grande que precisa de nombres como Charlie XCX o Sabrina Carpenter porque hacen de imán. De lo contrario, no son viables. Pero, oye, si el Primavera quiere volver a tener la filosofía de sus inicios, que me llamen y les paso ahora mismo un mail con un centenar de bandas de rock de primer orden.

Enfatiza en Sonic Life la actitud de izquierdas y de protesta ante el mandato de Bush padre que se vivía en los 90 en el mundo del rock, en especial por la primera invasión de Irak. ¿Por qué hoy en día los músicos jóvenes ya no se meten en política?

Hoy los artistas tienen pavor a criticar en voz alta a los gobiernos por miedo a que les impidan actuar y les arrebaten su medio de vida. Sabrina Carpenter o Charli XCX no dicen nada en el escenario y es lógico. Es un miedo al control fascista que se está imponiendo en todos lados. Lo hemos visto recientemente con Kneecap, encausados por denunciar el genocidio cruel que Israel está llevando a cabo en Gaza.

Y si esto pasa en el Reino Unido, ni te cuento en Estados Unidos... Entonces, si el resto de artistas ven que te pasa esto, es lógico que se asusten, porque viven de esto ellos y los que les rodean. Yo la verdad es que sigo diciendo lo que pienso en redes sociales, no me callo, pero claro, tengo a mi hija en Estados Unidos y si quiero ir a verla debo poder entrar. Y las noticias de que Trump mira los comentarios en redes de los estudiantes extranjeros me inquietan... Tal vez mañana sea yo el vetado, pero, por el momento, prefiero no callarme.

Para terminar, discrepo de sus memorias en la valoración que hace del disco LAMF de los Heartbreakers de Johnny Thunders, pero también le agradezco que mencione el War Pigs de Black Sabbath, porque para mí es la canción que define lo que será después el metal más alternativo.

Bueno [risas], Tienes razón en que LAMF es un disco que escuchado con perspectiva y sin la producción que le metieron, si escuchas las demos, tiene un aire mucho más interesante, con canciones muy notables. En cuando a War Pigs es cierto que es una canción importantísima e innovadora en su momento. Nosotros grabamos un cover en una cinta, pero no la llevamos al disco, no obstante solíamos tocarla en muchos conciertos. Recuerdo que la peña se quedaba alucinando, rollo: “¡Cómo podéis tocar esta mierda antigua!”. Pero a nosotros nos encantaba tocarla.

martes, 22 de julio de 2025

¿Y SI PAVEMENT FUERA EL GRUPO MUSICAL MÁS INFLUYENTE DEL MUNDO?

Nando Salvà

El Periódico, 07/06/2025

El cineasta Alex Ross Perry rinde homenaje al quinteto estadounidense, celebrado exponente del 'indie-rock' de los 90, con una película atípica que mezcla la reverencia y la parodia

Al principio de su metraje, el nuevo trabajo de Alex Ross Perry nos hace saber que va a hablar de "la banda musical más importante e influyente del mundo" a pesar de que su asunto no son ni los Beatles ni la Velvet Underground. No, el grupo protagonista de 'Pavements' -ya disponible en España a través de Filmin- no es sino Pavement, uno de los exponentes más icónicos del 'indie-rock' de la década de los 90, y un objeto de estudio de lo más improbable para una película. "Supongo que ahí radica parte de la gracia del proyecto", opina el director estadounidense.

Afirma que, cuando se le ofreció la posibilidad de rodar un largometraje sobre el quinteto, lo primero que hizo fue plantearse sus opciones. Podía, claro, hacer un documental sobre su historia, o uno que retratara los conciertos que la banda tenía previsto dar en 2022 tras reunirse de nuevo. También podía rodar un 'biopic', o montar un espectáculo musical basado en las canciones más significativas de su repertorio y filmar su proceso de creación. ¿Y por qué no contar la historia de un museo dedicado a la 'memorabilia' generada por Pavement? Finalmente, en lugar de escoger una de esas ideas, decidió usarlas todas. "Quería que 'Pavements' fuera tan absurda como las letras de sus canciones, y que tuviera su misma mezcla de ironía y sinceridad", explica Perry. “La idea era llegar a la verdad del grupo a través de falsedades, y a la autenticidad a través de la fabricación". El resultado es una obra tan jovialmente idiosincrásica y tan recelosa del éxito comercial como sus protagonistas.

Liderados por el cantante y compositor Stephen Malkmus, Pavement ayudaron a revolucionar lo que se conoce como el rock alternativo a través de cinco discos publicados entre 1992 y 1999, una discografía prácticamente perfecta que obtuvo elogios casi universales de la crítica y sirvió de base para numerosas giras y participaciones en los más grandes festivales; desde su separación, su estatura y popularidad no han hecho más que crecer. Cuando Perry empezó a trabajar en la película en 2020, la banda iba a dar dos conciertos aquel año en el marco del Primavera Sound para celebrar su 30º aniversario, pero entonces llegó la pandemia y aquel plan se canceló; es entonces, durante el confinamiento, que deserraolló su singular enfoque para 'Pavements'. También en aquella época, la banda se hizo extrañamente viral en TikTok gracias a 'Harness Your Hopes' -canción que iba a haberse incluido en el cuarto álbum del conjunto, 'Brighten the Corners' hasta que Malkmus decidió descartarla-, y eso no solo granjeó nuevos fans entre la generación Z sino que reavivó el amor que los padres de esa chavalada sienten por ellos.

Del 'indie' a 'Barbie'

Por eso, cuando finalmente volvieron a tocar juntos en 2022, Pavement curiosamente gozaban del reconocimiento más masivo de toda su carrera. "Cuando les hablé por primera vez del proyecto, llevaban 10 años sin verse y su intneción era dar dos únicos conciertos; cuando empezamos a rodar, en cambio, tenían casi 50 conciertos agendados", recuerda Perry, por su parte uno de los cineastas estadounidenses independientes más originales e infravalorados de los últimos 15 años. "En 2020, cuando pensé en ellas, ideas como un museo y un musical dedicados a Pavement sonaban mucho más descabelladas que dos años después". Entretanto, además, Malkmus apareció mencionado en 'Barbie' (2023), una anomalía que Perry incorpora en el metraje de 'Pavements'.

Lo cierto es que, a pesar de haberlos concebido como meros dispositivos argumentales de la nueva película, Perry efectivamente escribió y dirigió un musical -representado a lo largo de tres noches en Manhattan, en 2022- y también montó un museo 'pop-up' con una exhibición de objetos tanto reales como falsos vinculados con la carrera del grupo, como pedazos de entradas, fragmentos de letras de canciones escritos a mano y hasta un trozo de uña. El director, además, rodó fragmentos de una ficción biográfica de la película, supuestamente titulada 'Range Life' como uno de los temas más famosos del quinteto, y cuya inclusión en 'Pavements' funciona a modo de sátira del tipo de impulso artístico que hay detrás de 'biopics' como 'Bohemian Rhapsody' (2018) y 'A Complete Unknown' (2024). "Muchas de estas películas son francamente terribles, pero aun así se las toma en serio", lamenta Perry. "Usar actores para que imiten a otros artistas que en muchos casos siguen vivos me parece una estupidez".

Proyectiles de barro

El cuarto ingrediente narrativo de 'Pavements', decimos, es material de archivo real de la banda, compuesto de actuaciones, entrevistas televisivas y ensayos. A través de él la película recuerda que , tras la aclamación lograda por sus dos primeros elepés, 'Slanted and Enchanted' (1992) y 'Crooked Rain, Crooked Rain' (1994), el grupo generó un nivel de expectativas que, en buena medida por su propia actitud, nunca iban a ser capaces de cumplir. Su tercer disco, 'Wowee Zowee' fue recibido con escepticismo en 1995 -hoy es considerado una obra maestra- y ese mismo año, durante su actuación en el festival Lollapalooza, la banda fue víctima de un ataque con proyectiles de barro lanzados por el público que los obligó a abandonar el escenario; la ropa manchada que Malkmus vestía en esa actuación -imposible saber si es la verdadera o una réplica- es una de las atracciones del museo que aparece en 'Pavements'

Tanto el material de archivo como los creados 'ad hoc' para la ocasión se combinan en 'Pavements' de forma siempre intrépida y por momentos a través de la división de la pantalla en dos, tres o cuatro partes, y el resultado de ese proceso está tan lejos del típico documental musical como es posible imaginar. Como la banda a la que rinde tributo, la película destaca sobre todo por su negativa a respetar la tradición, y su voluntad de exhibir reverencia a Pavement a través de la irreverencia. Según Perry, "sería estupendo que la película contribuyera a estimular más innovación en los retratos cinematográficos de los artistas musicales".


viernes, 27 de junio de 2025

LA REINA OLVIDADA DEL SOUL

Diego Fischerman

elDiarioAr, 26/06/2025


A los 16 años grabó su primer disco. A los 17, se convirtió en una de las estrellas del sello Motown. Y a los 22, con varios hits como intérprete y un tema propio que llegaría al Top Ten de los Estados Unidos, viajó a Inglaterra, hizo coros en una de las grabaciones más famosas de Joe Cocker y luego se retiró para casarse con un predicador. Tenía una voz extraordinaria y fue una compositora notable. Esta es la historia de Brenda Holloway. Novedades y rescates en la red, entre las redes.

En 1968, un joven gasista de Sheffield grabó un disco simple –de dos temas– que cambiaría varios destinos, empezando por el propio. La canción principal era una composición de The Beatles. Una pieza liviana. La que el grupo reservó para que Ringo Starr la cantara en Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Y allí donde Ringo parecía bromear sobre sí mismo y su voz acaso destemplada (“Que pensarían si desafinara al cantar?...Oh, lo puedo hacer con una pequeña ayuda de mis amigos…”), Joe Cocker construía, con la ayuda de amigos como Jimmy Page, que allí tocaba la guitarra, un ruego desesperado y expresionista. Pero, sobre todo, rendía tributo a una de las tradiciones más extrañas y fructíferas de la música del siglo XX: la fascinación blanca e inglesa con el rhythm & blues negro y estadounidense.

El éxito de esa versión de “With a Little Help from My Frieds”, que se mantuvo durante más de tres meses en los primeros puestos de venta en Inglaterra, derivó, a comienzos del año siguiente, en la grabación de un disco de larga duración. Y en los coros del tema que abría el álbum, “Feeling Alright”, estaban Brenda Holloway y su hermana Patrice (que en los créditos aparecía como “la hermana de Brenda”). La canción, originalmente “Feelin’ Alright”, había sido compuesta por Dave Mason e incluida en el primer disco de Traffic, publicado en el 68. Y Steve Winwood, el organista y cantante de aquel grupo, fue uno de los participantes de la grabación del LP de Cocker. Para él, que en 1965 había registrado “Every Little Bit Hurts” con The Spencer Davis Group, el nombre de Brenda Holloway era el de una leyenda. Ella era la que en 1964, con apenas 17 años, había grabado esa canción para el sello Motown. Ese había sido el principio, o casi. Y éste, la estrella haciendo los coros de una grabación que se convertiría en célebre, era el final. O casi.

Cada pequeño golpe lastima, decía esa pieza que inauguró la relación de Holloway con la marca que patentó un estilo para el soul y que, en realidad, no fue el verdadero comienzo. La cantante ya había grabado la canción, en 1962 y con 16 años recién cumplidos, para un pequeño sello llamado Del-Fi. Motown puso allí una orquesta, un arreglo con su estética, la paseó por la televisión y publicó un primer disco de larga duración que llevó como título el del simple. La canción fue un éxito casi inmediato. En Inglaterra, además del Spencer Davis Group, la registraron Small Faces y Cilla Black, y en los Estados Unidos fue grabada por Aretha Franklin y Gladys Knight entre muchas grandes figuras del soul. Mucho después, en 1980, The Clash realizó una versión para el disco Sandinista! Que finalmente no se incluyó allí y fue editada recién en 1991 dentro de la caja Clash On Broadway.

Entre 1962 y la nueva versión del que se convirtió, con el tiempo, en un clásico del género, y en ese primer álbum consagratorio, Holloway, que había cantado en el coro de la iglesia y tocaba también flauta, violín y piano, continuó sus estudios musicales en el Compton Community College y grabó una serie de simples, incluyendo algunos en colaboración con Hal Davis, uno de los productores de Motown, y el grupo The Carrolls.

No obstante, y más allá de la repercusión de sus grabaciones y del hecho de que ella fuera la única artista a la que Motown le permitió permanecer en Los Angeles, utilizando estudios contratados, en lugar de mudarse a Detroit, la relación entre la cantante y el sello se hizo cada vez más conflictiva. El segundo disco se demoraba y Holloway sentía que el sello ponía mucho más énfasis en las carreras de otros artistas que en la suya.

Finalmente, en 1968, hubo un nuevo simple, esta vez con una canción compuesta por ella y su hermana, con cuya orquestación no estuvo de acuerdo, y un nuevo larga duración, al que titularon The Artistry of Brenda Holloway, donde se incluía esa canción, las grabaciones que debían haberse publicado como Hurtin' & Cryin y algún material antiguo, más una nueva reedición de “Every Little Bit…”, a cuya popularidad el sello se negaba a renunciar (la edición que está en las redes incluye ocho pistas adicionales).

Y ese fue el primer final. O lo fue hasta cierto punto. Porque la canción nueva, “You’ve Made Me So Very Happy”, lo último que ella grabó para Motown, arrancó en el puesto 39 de Billboard Hot 100 y, cuando la grabó el grupo Blood, Sweat & Tears, llegó a estar segunda en esa lista, en abril de 1969. Pero para ese entonces Brenda Holloway, con 22 años, ya se había retirado. Su última canción, entre tanto, fue grabada, en ese mismo año, por Cher y por Liza Minelli, además de otros artistas de Motown, como el dúo de Edwin Starr y Blinky. En 1970, se agregaron otros dos grupos del sello,The Temptations y The Miracles, junto con las grabaciones de Lou Rawls, Nancy Wilson, Sammy Davis Jr. y Matt Monro. Mina, por su parte, la registró en vivo en 1972.

Brenda Holloway, que siempre había sentido una cierta contradicción entre su pasado en el coro parroquial y su presente como reina del soul, volvióa Los Angeles, se casó con un predicador, a quien, como es obvio, la vida artística le parecía pecaminosa, y tuvo cuatro hijos. Pero ese tampoco fue el fin de la historia. A mediados de los 80s se divorció y volvió a cantar. Tenía apenas 40 años y la voz intacta.

Lo que había cambiado era el soul. Pero no en todas partes. En el norte de Inglaterra, un movimiento heredero de los mods y llamado literalmente Northern Soul, conformado por disc jockeys, clubs, coleccionistas y artistas retro, la consideraba una heroína. Sus canciones y su estilo, exacto en la afinación, delineado en sus frases como por un cincel, eran allí como himnos. En 1991 grabó un nuevo disco –hoy inhallable– llamado All It Takes. En 1999 llegó It’s a Woman World y ese mismo año grabó en vivo Together, que se editó el año siguiente. Las actuaciones continuaron y recibió premios como el Pioneer Award, entregdo por la Rhythm & Blues Foundation. Pero esta vez sí podría pensarse que lo más importante había quedado en el pasado. Y en el olvido.

lunes, 23 de junio de 2025

LA MAGNÍFICA HISTORIA DE LOS RAMONES

Vinilos Blank Generation, 13/06/2025

Los Ramones son una de esas bandas que cambiaron la historia de la música, aunque no siempre hayan tenido la fama y el reconocimiento masivo que merecen. Fueron pioneros del punk rock y definieron un sonido crudo, directo y acelerado que inspiró a miles de bandas después. Su historia es la de un grupo de amigos de Queens, Nueva York, que con poco más que ganas y una estética irreverente, crearon un movimiento que aún hoy sigue vivo.

Orígenes y formación de Ramones

La historia comienza en 1974, cuando cuatro jóvenes de clase trabajadora de Queens —Joey Ramone (Jeffrey Hyman), Johnny Ramone (John Cummings), Dee Dee Ramone (Douglas Colvin) y Tommy Ramone (Thomas Erdelyi)— decidieron formar una banda. Los cuatro venían de contextos diferentes, pero compartían un amor común por el rock clásico y el deseo de romper con la música comercial y sobreproducida que dominaba las radios.

El nombre «Ramones» no era casual: lo tomaron de Paul McCartney, que usaba el pseudónimo «Paul Ramon» cuando viajaba a hoteles para evitar ser reconocido. Joey Ramone encontró la idea divertida y propuso que cada miembro adoptara el apellido «Ramone». Así, esa simple idea de un apellido compartido se convirtió en un símbolo de unidad, hermandad y rebeldía contra el sistema establecido. Era como crear una familia falsa, pero con un objetivo real: cambiar la música y la cultura.

Antes de Ramones, los chicos ya estaban metidos en la escena musical local, tocando en diferentes bandas y experimentando con estilos. Pero ninguno estaba satisfecho con lo que existía: el rock progresivo, el glam, y el hard rock dominaban, pero para ellos era música demasiado larga, complicada y sin la fuerza que necesitaban. Querían volver a lo básico, al rock rápido y honesto, sin florituras ni pretensiones.

Primeros años y debut de Ramones

El primer show oficial de Ramones fue en 1974 en el club Performance, en Nueva York. Allí, sorprendieron a la audiencia con su sonido brutalmente diferente: canciones cortas, casi golpes de adrenalina, riffs veloces y baterías potentes. Sus letras, simples y directas, hablaban de alienación, frustración juvenil y rebeldía, un reflejo de la vida de muchos jóvenes en la ciudad.

En 1976, lanzaron su álbum debut, “Ramones”, que es hoy un clásico indiscutible. Temas como «Blitzkrieg Bop», con su famoso “Hey! Ho! Let’s go!”, “I Wanna Be Your Boyfriend” o “Beat on the Brat” marcaron un antes y un después en la música. El disco fue grabado con bajo presupuesto, con producción sencilla y una energía única. No era perfecto, pero era auténtico, y eso fue lo que cautivó.

Aunque “Ramones” no fue un éxito comercial inmediato, su impacto en la crítica y la escena underground fue enorme. Pronto, su fórmula empezó a ser replicada por bandas de Estados Unidos, Inglaterra y más allá, creando una nueva ola punk que sería imparable.

Ascenso y consolidación de Ramones

Durante la segunda mitad de los 70, los Ramones se consolidaron como la banda principal de la escena punk neoyorquina. Tocaban en clubes como CBGB, el epicentro de la música alternativa, y eran los favoritos de una comunidad joven y rebelde que buscaba algo nuevo.

En 1977, lanzaron “Rocket to Russia”, otro álbum fundamental que mostró un Ramones más maduro sin perder su esencia cruda y veloz. Las canciones seguían siendo cortas, pero con melodías más trabajadas y letras que reflejaban tanto su humor como su ironía. Este disco fue especialmente bien recibido en Europa, donde el punk comenzaba a explotar con fuerza.

El camino no fue fácil: la banda no logró una popularidad masiva, sus discos no vendían lo suficiente y sus giras eran agotadoras y poco lucrativas. Pero su influencia crecía día a día, y bandas como The Clash, The Sex Pistols y The Damned tomaron inspiración directa de ellos.

Cambios en la banda y evolución de Ramones

Con el tiempo, la dinámica interna y las necesidades cambiaron. En 1978, Tommy Ramone dejó la batería para enfocarse en la producción y fue reemplazado por Marky Ramone, quien aportó una energía renovada en los shows y grabaciones.

Dee Dee Ramone, el bajista y principal compositor, se fue en 1989 tras años luchando contra adicciones y problemas personales. Fue sustituido por C.J. Ramone, quien aportó juventud y vigor, además de una nueva visión musical.

A pesar de los cambios, Ramones mantuvo su esencia punk: canciones cortas, energía sin filtros y letras directas. En los 80 lanzaron discos como “Road to Ruin” (1978), que incorporaba algo más de melodía y variedad, y “Too Tough to Die” (1984), un retorno al punk más agresivo.

La banda también empezó a experimentar con videos musicales, televisión y una imagen más comercial, pero sin perder la honestidad que los hizo únicos. La sencillez, la rebeldía y la constancia fueron siempre su sello.

La gira interminable de Ramones

Una de las características más legendarias de los Ramones fue su ética de trabajo incansable. Durante más de dos décadas, giraron por todo el mundo sin descanso, tocando en clubes pequeños, teatros y festivales. Para ellos, la música era un compromiso con los fans y una forma de vida.

Esta constante gira les permitió mantenerse cerca del público underground, aunque también les pasó factura en salud y relaciones personales. Muchos de ellos sufrieron problemas físicos y emocionales debido al ritmo agotador y al estilo de vida.

Pero la perseverancia fue clave para mantener vivo el espíritu punk y la influencia de Ramones. Gracias a esas giras interminables, se convirtieron en un símbolo para miles de bandas que vieron en ellos un ejemplo de autenticidad y resistencia.

Fin de los Ramones y legado

Finalmente, en 1996, tras más de 20 años de carrera, Ramones anunciaron su separación. Su último concierto fue en agosto de ese año en Los Ángeles, un evento emotivo que marcó el fin de una era.

Aunque nunca alcanzaron la fama masiva que merecían, el impacto cultural y musical de Ramones fue inmenso. Fueron los padres del punk rock estadounidense, abrieron caminos para nuevas generaciones y demostraron que con pasión y constancia se puede cambiar el mundo.

Hoy, su música sigue viva en coleccionistas, músicos y fans alrededor del mundo. Sus discos en vinilo, en especial, son tesoros que Fernando y otros amantes de la música física valoran por encima de formatos digitales.

Ramones no solo cambiaron la música, también crearon una forma de ser y una actitud que aún hoy sigue inspirando. Y aunque los tiempos cambien, la energía que dejaron no se apagará jamás.

¿Por qué murieron los Ramones?

La pregunta de por qué murieron los Ramones tiene varias capas, porque no solo hablamos de la banda en sí, sino de sus miembros.

Primero, la banda como entidad musical “murió” o terminó en 1996, pero lo que realmente marcó el fin fue la salud y las circunstancias personales de sus integrantes. Todos los Ramones originales vivieron vidas intensas, muchas veces marcadas por excesos, problemas de salud y luchas personales.

Joey Ramone murió en 2001, víctima de un linfoma no Hodgkin. Su muerte fue una gran pérdida para la música. Joey era el carismático vocalista, con esa voz nasal tan particular y ese aura que transmitía sinceridad y vulnerabilidad, algo poco común en el punk. La enfermedad fue larga y dolorosa, y aunque intentó recuperarse, no pudo.

Dee Dee Ramone murió en 2002, por sobredosis accidental. Su vida estuvo marcada por las drogas y el alcohol, luchas que se reflejaban en sus letras. Dee Dee era el compositor principal y bajista, y su muerte mostró la cara más dura del rock.

Tommy Ramone, el baterista original, falleció en 2014 debido a un cáncer de colón. A pesar de haber dejado la banda en los 70, su contribución fue clave y su muerte fue sentida por muchos.

Johnny Ramone, el guitarrista, murió en 2004 de cáncer de próstata. Johnny era el motor rítmico, conocido por su estilo agresivo y disciplina férrea.

Por tanto, la muerte de los Ramones no fue por un solo motivo o evento, sino por la suma de enfermedades graves, especialmente cáncer, y en el caso de Dee Dee, problemas con las drogas. Son historias de vida complejas y llenas de intensidad, que reflejan el lado oscuro del mundo del rock.

¿Por qué los Ramones se llaman así?

El nombre «Ramones» tiene una historia curiosa que refleja el sentido de unidad y anonimato que querían transmitir.

Antes de que existieran los Ramones, Paul McCartney usaba el pseudónimo «Paul Ramon» en los hoteles para no ser reconocido cuando viajaba con los Beatles. Joey Ramone leyó eso y propuso que cada miembro adoptara un apellido común, «Ramone», para crear una identidad colectiva, una especie de familia ficticia que mostrara unidad y rebeldía.

Así, Jeffrey Hyman se convirtió en Joey Ramone, John Cummings en Johnny Ramone, Douglas Colvin en Dee Dee Ramone y Thomas Erdelyi en Tommy Ramone. Esta estrategia también servía para mantener una distancia personal y proteger su identidad real detrás de la máscara de la banda.

Además, el nombre Ramones tenía un aire punk, sonoro y fácil de recordar, ideal para una banda que buscaba romper con lo tradicional. Es simple, pegadizo y transmite ese rollo callejero y directo que los definía.

En definitiva, «Ramones» fue más que un nombre: fue una declaración de principios, un símbolo de identidad para un grupo que quería cambiar la música y la cultura desde abajo.

¿Qué es el escándalo de Ramones?

Cuando hablamos del «escándalo de Ramones», no existe un único evento concreto con ese nombre, pero sí hay varias polémicas y situaciones controvertidas a lo largo de su historia que han dado mucho que hablar.

Una de las más comentadas tiene que ver con la relación entre Johnny Ramone y Joey Ramone, dos pilares de la banda, que tenían una relación personal bastante conflictiva. Johnny era conservador y muy rígido, mientras que Joey era más abierto y relajado. Su enemistad llevó a tensiones internas muy fuertes, afectando la dinámica de la banda, pero nunca rompieron del todo, porque la música era más fuerte.

Otro «escándalo» fue la dura crítica que recibieron por parte de la prensa y el público mainstream, que inicialmente los tachó de “demasiado ruidosos”, “sin talento” o “demasiado simples”. Sin embargo, con el tiempo, esos ataques se convirtieron en elogios, y la polémica ayudó a consolidar su mito.

También hubo problemas con drogas y alcohol, especialmente con Dee Dee Ramone, que en algún momento estuvo al borde de destruir la banda. Esto generó episodios turbulentos en giras y grabaciones.

Por último, una curiosidad que algunos llaman “escándalo” es la acusación que Johnny Ramone hizo en su biografía sobre haber despedido a Dee Dee por problemas con drogas y su relación con Joey, generando controversia entre fans y exmiembros.

En resumen, el «escándalo» de Ramones no es un solo hecho, sino la suma de conflictos personales, problemas con sustancias y la polémica pública que generaron al romper esquemas.

¿Cuántos Ramones siguen vivos?

De los miembros originales de la banda, ninguno sigue vivo. Los cuatro miembros clásicos fallecieron entre 2001 y 2014. Pero la historia no termina ahí, porque la banda tuvo otros integrantes que también llevan el apellido Ramone.

Joey Ramone (Jeffrey Hyman) murió en 2001.

Johnny Ramone (John Cummings) murió en 2004.

Dee Dee Ramone (Douglas Colvin) murió en 2002.

Tommy Ramone (Thomas Erdelyi) murió en 2014.

Pero después de la salida de Tommy en 1978, y luego de Dee Dee en 1989, entraron otros Ramones que participaron hasta la disolución en 1996, como Marky Ramone (Marc Bell), Richie Ramone (Richard Reinhardt) y C.J. Ramone (Christopher Joseph Ward).

De ellos, Marky y C.J. siguen vivos y activos en diferentes proyectos musicales y apariciones públicas, manteniendo vivo el legado de la banda. Marky es conocido por ser el baterista de larga duración que mantuvo el ritmo constante y feroz, mientras que C.J. aportó una nueva energía desde el bajo.

Por lo tanto, aunque los miembros fundadores ya no estén, el apellido Ramone sigue presente en la música gracias a quienes siguieron y a la influencia que la banda dejó.

viernes, 13 de junio de 2025

UN SIGLO DE CLIFTON CHENIER

 Miquel Botella Armengou

Ciudad Criolla, 25/04/2025

El Rey del Zydeco cumpliría 100 años el próximo 25 de junio. Para celebrar la efeméride, el 27 de junio se publicará el álbum A Tribute to the King, en el que recrean sus canciones artistas destacados de blues, country, americana y tex-mex… y, qué le vamos a hacer, también The Rolling Stones.

La figura del cantante y acordeonista Clifton Chenier (1925-1987) fue decisiva en la evolución del zydeco después de la Segunda Guerra Mundial, al introducir en ese estilo característico de Luisiana elementos de blues y de rhythm’n’blues. Por eso se le conocía como el Rey del Zydeco.

El próximo 25 de junio, Chenier cumpliría 100 años y, para conmemorar ese hito, Joel Savoy —el fundador del sello de Luisiana Valcour Records— y Steve Berlin —el productor y saxofonista de Los Lobos— han unido fuerzas para lanzar A Tribute to the King el 27 de junio.

Como afirman los productores, “Clifton Chenier fue un embajador internacional que dio a conocer el zydeco al mundo. Para celebrar su centenario, hemos reunido a un elenco estelar de músicos e intérpretes de Luisiana y de todo el país que deben parte de su estilo al hombre que unió al público negro y blanco, a los tradicionalistas y a los rockeros, y a Luisiana con el resto del mundo”. 

A ver: que el álbum empiece con The Rolling Stones y Mick Jagger cantando en francés Zydeco sont pas salés podría incitar a pensar en uno de esos artefactos de homenaje plagados de estrellonas del rock que se apuntan a todo a golpe de talonario (ya sabéis: Bono, Springsteen, Sting, Elton John… esos personajes).

Por suerte, la presencia de los británicos es la única nota discordante. Entre los participantes encontramos a intérpretes de country (Charley Crockett), de blues (Jimmie Vaughan, Taj Mahal, Jon Cleary, Marcia Ball), de americana (Lucinda Williams, Steve Earle, Shannon McNally, John Hiatt) y de tex-mex (Ruben Ramos with Los Texmaniacs, Augie Meyers).

Naturalmente, no falta una nutrida representación de artistas de zydeco, cajun y swamp pop, empezando por el hijo de Clifton, CJ Chenier, para seguir con Steve Riley, Keith Frank, Tommy McLain, Geno Delafose, Anthony Dopsie, Roddie Romero y el que fuera guitarrista del Rey del Zydeco, Sonny Landreth.

Todos los fondos generados por la venta de A Tribute to the King servirán para financiar la recién creada Beca Conmemorativa Clifton Chenier, que ofrecerá asistencia económica a los estudiantes de música tradicional, específicamente de acordeón zydeco, en la Universidad de Luisiana en Lafayette.


La lista de canciones incluidas en la versión en CD es la siguiente:

1. Zydeco sont pas salés – The Rolling Stones y Steve Riley

2. Easy Easy Baby – Charley Crockett y Nathan Williams, Sr.

3. Hey ’Tite Fille – Taj Mahal y Keith Frank

4. Release Me – Lucinda Williams, Tommy McLain y Keith Frank

5. Just Like A Woman – Steve Earle y Anthony Dopsie

6. I’m On The Wonder – Jon Cleary y Curley Taylor

7. Why Did You Go Last Night? – Kam Franklin, A.J. Haynes y Roddie Romero

8. Hot Rod – David Hidalgo y CJ Chenier

9. Tout le temps en temps – Shannon McNally, Keith Frank y Molly Tuttle

10. My Soul – Jimmie Vaughan, Johnny Nicholas y Steve Riley

11. You Used To Call Me – John Hiatt y Roddie Romero

12. Ay Ai Ai – Ruben Ramos with Los Texmaniacs y Augie Meyers

13. I May Be Wrong – Marcia Ball y Geno Delafose

14. I’m Coming Home – CJ Chenier y Sonny Landreth 


jueves, 12 de junio de 2025

MUERE BRIAN WILSON, EL LEGENDARIO VOCALISTA Y COFUNDADOR DE LA BANDA THE BEACH BOYS

BBC News Mundo, 11/06/2025

[Rest in peace, Brian.]

Brian Wilson, el legendario líder y cofundador de The Beach Boys, falleció a los 82 años, anunció su familia este miércoles.

"Nos duele el corazón anunciar el fallecimiento de nuestro querido padre, Brian Wilson", declaró su familia en un comunicado.

"Nos faltan las palabras", añadieron.

"Por favor, respeten nuestra privacidad en este momento de duelo familiar. Compartimos nuestro dolor con el mundo".

Nacido en 1942 y criado en Los Ángeles, California, Wilson formó un grupo junto con sus hermanos menores Carl y Dennis, su primo Mike Love y su amigo Al Jardine.

Y se convirtieron en una de las bandas de rock más importantes de Estados Unidos: The Beach Boys.

Se trata de uno de los grupos de mayor éxito comercial de todos los tiempos, habiendo vendido más de 100 millones de discos en todo el mundo, según su sitio web.

El trabajo de Brian Wilson con The Beach Boys lo convirtió en uno de los verdaderos genios de la música pop.

Sus canciones, incluidas Surfin' USA, California Girls, I Get Around, Good Vibrations y God Only Knows, se convirtieron en clásicos.

Pionero de la música

La revista musical Rolling Stone situó a The Beach Boys en el puesto 12 de su lista de los "100 Mejores Artistas de Todos los Tiempos".

Wilson era especialmente conocido por usar el estudio de grabación para crear sonidos únicos, especialmente en el álbum Pet Sounds, lo que contribuyó a su reputación como pionero de la música.

Perdió a su esposa Melinda en 2024. La pareja llevaba 24 años casada y adoptó a sus hijos: Dakota Rose, Daria Rose, Delanie Rose, Dylan y Dash.

Wilson también tuvo dos hijas, Carnie y Wendy, de su primer matrimonio.

El músico fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide en 1984, según Forbes, cuando los médicos encontraron evidencia de que su daño cerebral estaba relacionado con el consumo de drogas psicodélicas.

En febrero de 2024 se reveló que tenía demencia.

Una prisión de la que era difícil escapar

Su forma de trabajar, que incorporaba melodías complejas, armonías intrincadas y temas vanguardistas, marcó un antes y un después en la música popular, alejándola de la narrativa de "chico conoce a chica" que había dominado el género.

Pero la presión de la fama, combinada con la creciente dependencia de las drogas, creó una prisión de la que Wilson encontraba cada vez más difícil escapar.

Contra todo pronóstico, resurgió en el nuevo milenio para deleitar a sus antiguos fans y cautivar a una nueva generación de amantes de la música.

Su padre, dominante y abusivo, animó a su hijo a practicar con instrumentos musicales de juguete; a los 8 años, era un consumado pianista y miembro habitual del coro de la iglesia local.

Wilson solía animar a sus hermanos menores, Carl y Dennis, a cantar con él las complejas armonías que ya estaba creando.

Durante sus años escolares, destacó en los deportes, en la pista de atletismo y como un útil mariscal de campo de fútbol americano.

Pero fue a los 19 años cuando Wilson, sordo del oído derecho, finalmente descubrió el talento musical que definiría su vida.

Le regalaron una grabadora y pronto aprendió el arte de la sobregrabación, parte vital de lo que se convertiría en el sonido característico de los Beach Boys.

Sueños de adolescencia

En casa con sus hermanos Dennis y Carl, mientras sus padres estaban de vacaciones en México, Brian invitó a su primo Mike Love y a su íntimo amigo Al Jardine a ensayar una canción que él y Mike habían escrito.

Los US$250 sus padres dejaron para que los chicos compraran comida se utilizaron para alquilar equipo musical. Así, con la canción Surfin', nacieron los Beach Boys.

Al año siguiente, tras el popular debut de Surfin', el grupo firmó con Capitol Records. Aprovechando el "boom del surf" que entonces cautivaba a EE.UU., los Beach Boys pronto disfrutaron de un éxito espectacular en las listas de éxitos.

Canciones como Surfin' Safari, Surfin' USA, Fun, Fun, Fun, I Get Around y Help Me, Rhonda celebraban los sueños adolescentes de surfear, las carreras de autos y el primer romance.

Si bien la banda operaba con fuerza en la escena surfera californiana, posando con tablas en la playa, solo Dennis Wilson era un verdadero apasionado de este deporte.

Muchos de estos primeros éxitos fueron escritos y arreglados por Brian Wilson, quien también mostró una faceta más madura e introspectiva en temas como In My Room.

Como la única banda estadounidense que rivalizaba con los Beatles, los Beach Boys soportaron una agenda frenética de grabaciones, giras y trabajo promocional, algo que Wilson pronto llegó a despreciar y temer.


Sublime

"Siento pánico escénico en todos los conciertos que he dado", recordó más tarde.

El primer indicio de su frágil estado llegó en 1964, cuando sufrió una crisis nerviosa durante un vuelo. Con tan solo 22 años, decidió dejar de girar con la banda para concentrarse en la composición y la producción.

Tras escuchar fascinado el álbum Rubber Soul de los Beatles, Wilson respondió con su propia obra maestra, Pet Sounds.

El álbum, que incluía los sublimes God Only Knows, Wouldn't It Be Nice y Sloop John B, fue un rotundo éxito de crítica.

Pero el cambio de rumbo artístico que representó y la naturaleza angustiosa de algunos de sus temas desconcertaron a muchos oyentes.

Cuando los Beatles respondieron con Revolver en 1966, Brian Wilson se embarcó en la composición de lo que él llamó su "sinfonía adolescente a Dios".

Pero el álbum resultante, Smile, que tardaría 37 años en completarse, provocó un colapso mental total en Wilson y, de hecho, puso fin a su relación con los Beach Boys.

Una sesión de grabación caótica

Escrito en colaboración con el letrista Van Dyke Parks y grabado con un amplio grupo de músicos de sesión, el álbum original de Smile incluía canciones innovadoras como Good Vibrations, Heroes and Villains y Surf's Up.

Wilson, cada vez más paranoico, instaló un gran arenal en su sala y trabajó en el álbum con la ayuda de un piano en la arena.

Las caóticas sesiones de grabación incluyeron un cubo de fuego y músicos comiendo verduras.

Los demás Beach Boys descartaron el trabajo por ser demasiado experimental.

Lo más mordaz de todo es que Mike Love, coautor de Wilson en muchos de los grandes éxitos de los Beach Boys, calificó a Smile como "un álbum lleno de locura de Brian".

Desanimado por la acogida de Smile y aquejado por una enfermedad mental, Brian Wilson abandonó este proyecto en curso en 1967.

A pesar de una participación limitada con The Beach Boys, incluyendo su exitoso sencillo de 1968 Do It Again, Wilson se recluyó en casa, en la cama, con sus pensamientos y su cocaína.

El regreso

En 1976, cada vez más preocupados por su hermano, Carl y Dennis contrataron a Eugene Landy, un controvertido terapeuta psiquiátrico.

Al mudarse a casa de Wilson, Landy implementó un programa de vigilancia antidrogas las 24 horas, supervisado por un grupo de fornidos cuidadores.

Al principio, los resultados fueron alentadores: Wilson perdió gran parte de su exceso de peso y se recuperó parcialmente de su adicción a las drogas.

ero, tras establecerse como socio comercial de Wilson y actuar como productor ejecutivo de sus álbumes, Landy fue declarado culpable de romper la relación médico-paciente y abandonó rápidamente el mundo del espectáculo.

Sin embargo, durante la década de 1990, las cosas empezaron a mejorar.

Wilson se casó por segunda vez (su primera esposa, Marilyn, lo había abandonado en 1978), regresó al estudio con poco éxito al principio y se reconcilió con sus hijas Carnie y Wendy.

Pero fue su descubrimiento de una joven banda californiana, The Wondermints, lo que finalmente le daría a Wilson un nuevo reconocimiento, tras inspirarlo a revisitar tanto Pet Sounds como Smile.

Tras 30 años de lucha contra sus demonios personales, tuvo un regreso espectacular con versiones de sus clásicos de los Beach Boys y el resurgimiento del legendario y perdido álbum Smile.

Complejo

Wilson ofreció el primer concierto en vivo de Smile, sustancialmente reelaborado, en el Royal Festival Hall de Londres en 2004 y deleitó al público de todo el mundo.

Lo que impresionó a la crítica y a los fans fue la evidente alegría en el rostro de Wilson mientras actuaba.

El hombre que había dejado de girar a los 22 años por su incapacidad para afrontar las presentaciones en vivo finalmente había superado sus miedos.

Esto marcó un regreso a la forma creativa, ya que, en los años siguientes, se embarcó en una serie de grabaciones, incluyendo una interpretación de clásicos de Gershwin que alcanzó el número uno en la lista de jazz de Billboard.

"Gershwin me inspiró mucho. El concepto de That Lucky Old Sun se inspiró en Rhapsody in Blue", dijo Wilson.

En 2012, se reunió oficialmente con los miembros sobrevivientes de los Beach Boys, tanto para una gira como para un álbum, That's Why God Made The Radio, que representó sus primeras grabaciones originales con la banda en más de 15 años.

La reunión también estuvo acompañada por el lanzamiento de The Smile Sessions, una caja de cinco CD que incluía una colección completa de grabaciones y tomas descartadas del legendario álbum "perdido", dando por fin a los fans la oportunidad de imaginar cómo podría haber sido el disco.

La compilación fue un éxito de crítica, ganándose un lugar en la lista de los 500 Mejores Álbumes de Todos los Tiempos de la revista Rolling Stone de 2012 y ganando el premio al mejor álbum histórico en los Grammy de 2013.

Sin embargo, la reunión duró poco, y para 2014 Wilson ya grababa las canciones que había compuesto para el siguiente disco de los Beach Boys como solista, con la ayuda de estrellas invitadas como la actriz Zooey Deschanel y la estrella country Kacey Musgraves.

Una película biográfica sobre su vida y carrera, protagonizada por John Cusack y Paul Dano interpretando a Wilson en diferentes etapas, se estrenó con gran éxito de crítica ese mismo año.

Continuó de gira hasta bien entrados sus 70 años, pero sufrió un duro golpe en 2024 cuando su esposa, Melinda, falleció a los 77 años.

Poco después, el músico fue puesto bajo tutela, y su familia declaró que era "incapaz de cubrir adecuadamente sus propias necesidades personales de salud física, alimentación, ropa o vivienda".

Este hecho reforzó la imagen del músico como una figura frágil, casi infantil, que, sin embargo, inspiró a miles de músicos a seguir sus pasos.

La combinación de su creatividad como escritor y sus habilidades técnicas en el estudio lo convirtieron en una de las grandes figuras de la música popular del siglo XX.

sábado, 31 de mayo de 2025

RUTA POR LAS CIUDADES MUSICALES DE ESTADOS UNIDOS: DESDE LOS ORÍGENES DEL ROCK AND ROLL HASTA LA MECA DEL COUNTRY

Sara Andrade Abad

El País, 24/04/2025

Chicago, Nashville, Nueva Orleans... Te acercamos una oportunidad de lujo para recorrer la historia de la música en primera fila.



Elvis Presley, James Brown, Dolly Parton, Johnny Cash, Bob Dylan o Taylor Swift son solo una pequeña lista de artistas norteamericanos que nos llevan a entender cómo ha sido para el mundo la música de Estados Unidos. Su alcance mundial y los diversos géneros musicales nos llevan a un viaje único y diverso en el país, una oportunidad de recorrer algunas de sus principales ciudades para conocer los orígenes del blues, del soul, del jazz, del country o del rock and roll.

Este viaje te llevará a través de las ciudades más emblemáticas de la música, desde la exquisita Chicago hasta la histórica Nueva Orleans, y lo hace de la mano de un experto en la materia, el guía Álvaro Planchuelo, con el que un grupo de viajeros recorrerá el país y sus mejores localizaciones musicales del 1 al 14 de octubre. EL PAÍS Viajes es el encargado de organizar este viaje por Estados Unidos, que contará con un máximo de 20 personas. De momento, y antes de hacer maletas, te mostramos algunas de las paradas musicales más increíbles del viaje. ¡Sube el volumen!

Chicago y una rica escena musical

Chicago es una de las ciudades más importantes de la música de Estados Unidos. Prácticamente no hay estilo que se le resista: desde la música house, pasando por el gospel, el blues o el jazz, que es, seguramente, el estilo de música más arraigado. Se entiende cuando se revisa su historia: durante los primeros años del siglo XX, la Gran Migración hizo que muchos músicos afroestadounidenses de blues y jazz avanzaran por el río Mississippi hasta las ciudades del norte. Así fue como se empezaron a abrir los primeros clubes de música jazz. En la actualidad, la ciudad celebra muchos eventos relacionados con el jazz, aunque sobresalen dos: el Chicago Jazz Festival y el Hyde Park Jazz Festival.

Los años sesenta y setenta del pasado siglo fueron muy relevantes para la historia musical de la ciudad, ya que fue cuando se asentaron las bases de lo que estaba por llegar. Se cree que, por ejemplo, la música house se empezó a escuchar en el club nocturno de Chicago The Warehouse, y de ahí su nombre. Por supuesto, no podemos dejar de mencionar el rock and roll, que fue especialmente prolífico en estos años, cuando se crearon numerosas bandas. Los años ochenta serían, con total seguridad, el mejor momento para escuchar rock en la ciudad.

Hay muchos lugares para explorar Chicago en clave musical: algunos de los más famosos e históricos son el teatro Arcada, que abrió sus puertas en 1926; el Byline Bank Aragon Ballroom; el Teatro de Chicago, construido en 1924; el Empty Bottle (este de los años noventa), Jazz Showcase, uno de los clubes de jazz más antiguos de la ciudad; Thalia Hall, una sala pionera en la música acústica, el espectacular Jay Pritzker Music o la Ópera Cívica.

Para saber más sobre la historia del soul de Chicago y la historia de Chess Records, una de las principales compañías musicales de la ciudad, hay que visitar el Blues Heaven Museum, así como el restaurante y sala de conciertos Buddy Guy’s Legends, todo un emblema del soul americano.

Nashville, la capital de la música ‘country’

Bristol, Virginia y Tennessee son la cuna de la música country, y eso es un hecho. Sin embargo, viajamos hasta el Estado de Tennessee para conocer la capital de la música country popular, Nashville, también conocida como Music City USA. Una ciudad que ha visto crecer a antiguas leyendas del country, pero también a nuevas, como la cantante Taylor Swift. Para conocer su historia deberás dirigirte al templo de la música country donde han dado conciertos este icono milenial y otros más antiguos. En el Ryman Auditorium se ofrecen recorridos diarios y, con suerte, verás alguna actuación.

También son importantes en Nashville el Country Music Hall of Fame y el Johnny Cash Museum, además de clubes tradicionales de country como Robert ‘s Western World y tiendas que venden ropa del Oeste como Boot Barn. La calle de Broadway siempre ha sido un punto de reunión del country de la ciudad, así que no te la puedes perder. Un lugar especial en la ciudad es Bluebird Café, un espacio con capacidad para 90 personas que ha acogido algunas de las actuaciones de los mejores compositores de los últimos años. Las fotografías que cubren sus paredes incluyen artistas de la talla de Willie Nelson, Faith Hill, James Taylor y Neil Young.



Memphis, cuna del ‘rock and roll’

Memphis, la ciudad más grande de Tennessee, es un destino imprescindible para los fanáticos de Elvis, la música, la historia y la barbacoa: no en vano cuenta con más de 100 restaurantes con esta especialidad. Y es que la ciudad de Memphis, aunque también sea importante por la presencia del blues, es sobre todo conocida por el rock. Quizá tenga mucho que ver que es el hogar de Elvis, el rey del rock and roll. Se puede visitar su antiguo hogar, Graceland, para recordar a esta figura legendaria; aquí vivió durante 20 años. Además, justo al lado de la casa se encuentra el edificio de premios, donde puedes maravillarte con la gran cantidad de discos de oro que Elvis ganó, como también sus famosos trajes.

Desde Graceland, puedes conducir hasta el Sun Studio, el lugar donde Elvis, Jerry Lee Lewis y Johnny Cash grabaron sus primeros discos en la década de 1950. Si quieres conocer la historia de este género musical, debes hacer una visita a Memphis Rock ‘n’ Soul Museum y al Stax Museum of American Soul Music.

Toma nota, porque el corazón de la escena musical de Memphis se encuentra en Beale Street, donde cualquier día de la semana puedes disfrutar casi cualquier tipo de entretenimiento en vivo que se te ocurra. Allí también encontrarás la Gibson Guitar Factory, donde hay visitas guiadas y es interesante conocer el proceso de creación de las guitarras eléctricas. Johnny Hallyday es uno de los músicos famosos cuya guitarra se fabricó aquí; también puedes ver muchos artículos de colección firmados por los nombres más importantes de la industria musical. Quédate en esta calle y disfruta del ambiente nocturno; siempre hay música callejera, buena cerveza y comida excelente.

Clarksdale, el corazón del ‘Delta Blues’

Es posible, a no ser que seas un experto, que no hayas escuchado hablar demasiado de la ciudad de Clarksdale. Se encuentra escondida en el corazón del Misisipi y rodeada de kilómetros de campos de algodón. Pero ¿por qué es conocida y por qué deberías hacerle una visita si te gusta la música? Pues porque aquí comenzó el blues. The Crossroads es la meca para los seguidores del este género, porque es aquí donde una de sus figuras más importantes, Robert Johnson, vendió su alma al Diablo para aprender a tocar blues.

Aquí la música en vivo suena por todas partes: dirígete a Red’s Lounge, donde la experiencia es realmente auténtica, para escuchar a nuevos talentos; o a Ground Zero Blues Club, que es copropiedad del actor Morgan Freeman. En el Hopson Plantation Commissary también se presentan excelentes espectáculos y cuenta con una antigua plantación convertida en motel, llamada Shack Up Inn. Asiste al Juke Joint Festival en abril, al Sunflower River Blues and Gospel Festival en agosto o al Deep Blues Festival en octubre.

El Rock & Blues Museum y el Delta Blues Museum son buenos lugares para adentrarse en la historia del Delta Blues y del blues.



Nueva Orleans, la casa del jazz

Terminamos esta breve ruta por las ciudades musicales de Estados Unidos en Nueva Orleans, el paraíso para los amantes de la música y la cuna de los géneros de jazz, zydeco, R&B y soul, y que ha aportado a gigantes de la música como Louis Armstrong, y artistas contemporáneos como Trombone Shorty, Jon Batiste, Branford Marsalis y Harry Connick Jr.

Para descubrir todo este legado musical, hay lugares muy interesantes, como Frenchmen Street en Faubourg Marigny, un vecindario criollo original que es una meca de clubes nocturnos, bares y restaurantes, y la calle de Bourbon. Podrás encontrar música en vivo todos los días y noches del año. Otro lugar imperdible es el Preservation Hall, dedicado a conservar la tradición de jazz de Nueva Orleans. También podrás encontrar lugares más íntimos, como Spotted Cat Music Club y Tipitina’s, ambos con artistas locales de soul y funk de la ciudad. Por supuesto, el New Orleans Jazz Museum es una obligada visita para conocer todos los detalles de este género musical, ubicado en un edificio histórico del siglo XIX, la Antigua Casa de la Moneda de Estados Unidos.


PULP, EL GRUPO QUE CANTÓ LOS ROMANCES DE LA CLASE OBRERA, CULMINA CON SU REGRESO EL RETORNO DEL BRITPOP

Francisco Gámiz

elDiario.es, 19/05/2025

La banda, que se alejó de la escena musical en 2002, vuelve esta primavera con 'More', su primer álbum en 24 años


Cuando el verano del año pasado Oasis anunció su vuelta al escenario, una mecha se encendió en el mundo de la música: el britpop estaba de vuelta. El grupo, compuesto por los hermanos Liam y Noel Gallagher, ha sido uno de los máximos representantes del género durante su surgimiento unas décadas atrás, lo que era una inesperada y también ilusionante noticia para sus seguidores. Pero no ha sido la única banda que ha vuelto a tomar las riendas de los conciertos tras la pandemia, pues Blur y Suede ya daban señales de que el britpop se planteaba vivir para siempre. Si podía quedar alguna duda, el regreso musical de Pulp supone toda una confirmación, con concierto en España en el Bilbao BBK Live el próximo 10 de julio.

“Este es el primer álbum de Pulp desde We Love Life en 2001. Sí, el primer álbum de Pulp en 24 años”, declara con orgullo su líder Jarvis Cocker en un comunicado de prensa, que hace oficial lo que supondrá uno de los lanzamientos más esperados de este año: More, el octavo trabajo discográfico de Pulp, llega a las tiendas el próximo 6 de junio. La banda, que ha vendido a lo largo de su carrera más de 10 millones de álbumes, está preparada para volver a la escena musical y al ojo público. Su single principal, Spike Island, ya está disponible. Dicho tema supone el regreso de un grupo que revolucionó la escena pop alternativa durante los 90, enamorando con su sonido hasta que, en 2002, tomó la decisión de parar para un largo descanso.

Si entendemos la música como el maravilloso arte de hacer magia, podría decirse que Pulp dio con la receta del hechizo en Sheffield (Inglaterra). Allí, en 1978, Jarvis Cocker (15 años) y su compañero de clase Peter Dalton (14 años) fundaron la banda en The City School, adoptando inicialmente el nombre de Arabicus Pulp, inspirado por el grano de café Arábica, que aparecía en el índice de materias primas del Financial Times. Poco a poco, Cocker fue dando forma al grupo que hoy asociamos con Pulp: en 1983 se unió Russell Senior, aportando guitarras y violín; en 1984 llegó Candida Doyle para ocuparse de los teclados, consolidando el sonido atmosférico del grupo; unos años después se sumarían Nick Banks y Steve Mackey —que falleció en 2023 tras unos meses hospitalizado—, a cargo de la batería y el bajo respectivamente, y en 1998 se incorporó Richard Hawley como guitarrista.

Ya en plena euforia del britpop, en 1995, se incorporó a la banda Mark Webber como segundo guitarrista, dando lugar al sexteto que grabó sus discos más emblemáticos. Esta época estuvo marcada por la intensa cobertura de la prensa musical, que convirtió en acontecimiento la rivalidad entre bandas como Blur, Oasis, Suede, Elastica o incluso Pulp, que nacen como respuesta a la decadente escena del rock alternativo inglés en una industria que se había quedado sin referentes en el rock. Estas causas fundamentales, que Ángel García Piñán recoge en su investigación La contracultura musical como referente social en la segunda mitad del siglo XX para la Universidad de Valladolid en 2021, dieron motivo a la creación del género, al que finalmente se le acuñó el término de britpop.

Un grupo con conciencia de clase

Fue durante la cúspide del britpop cuando Pulp publicó su quinto álbum de estudio, Different Class (1995), considerado el más importante de su discografía y atravesado por la desigualdad social. De hecho, canciones como Common People o I Spy diseccionan con ironía la brecha entre ricos y pobres, así como la mercantilización de la cultura, apuntando a las tensiones socioeconómicas de la Gran Bretaña de los 90. Lucía Lijtmaer, periodista y traductora de Jarvis Cocker al español, destaca que sus letras tienen un “tono muy irónico”, jugando con la “imagen del perdedor” y el “orgullo de clase”. Además de tener temas personales sobre el amor, la envidia, los celos o el deseo, Pulp también abordaba la “conciencia de formar parte de un grupo social” y radiografiaba “momentos colectivos puntuales”.

La banda siempre ha acostumbrado a elevar lo cotidiano hasta convertirlo en algo épico: Disco 2000 (1995) rescata la nostalgia juvenil fantaseando con el amor de una persona cuya “casa es muy pequeña”, mientras que Mis-Shapes (1995) es un canto a los “inadaptados”, describiendo el conformismo que se ha apoderado de la sociedad actual: “Nos gustaría ir a la ciudad, pero no podemos arriesgarnos porque solo quieren mantenernos fuera, podrías acabar con una bofetada en la boca solo por destacar”. Cocker también se reía del despertar sexual en la adolescencia, e incluso en Babies (1992) lo lleva a esconderse en el armario de su hermana mayor para observarla. Su composición triunfaba por retratar vidas tragicómicas y aspiraciones frustradas con una mezcla de humor y hasta melancolía.

Para Eduardo Rabasa, traductor de las memorias de Jarvis Cocker tituladas Buen Pop, Mal Pop (2023), el grupo se diferenciaba de las “bandas más icónicas del britpop” por su “transfondo” de “lucha de clases”, lo que lo hacía “un poquito menos mainstream” aun cuando conquistaba a un “gran sector de gente marginada”. El escritor mexicano cuenta a este periódico que, cuando conoció al vocalista con motivo de la obra, le sorprendió que fuera “particularmente consciente de ser amable” en lugar de tener aires de “superestrella”. “Son detalles que no esperas de un músico de tan alto perfil”, declara Rabasa, contrastando con la imagen que se ha labrado Cocker a lo largo de su trayectoria, sobre todo después de uno de los momentos más controvertidos de la cultura pop de los 90.

En los premios Brit de 1996, en los que Michael Jackson se presentó para cantar Earth Song, Jarvis Cocker irrumpió en el escenario, se puso de espaldas al público y se bajó los pantalones. Michael Jackson declararía después que se sentía “repugnado” y “apenado”, pero “orgulloso de que los extras mantuvieran su profesionalidad y el show continuara”. Cocker, por su parte, alegó en el programa TFI Friday que, mientras veía la actuación, se sintió “un poco mal porque [Jackson] estaba ahí, haciendo como si fuera Jesucristo, y tal vez había otra mucha gente que también lo encontraba desagradable”: “Entonces pensé: ‘El escenario está ahí, yo estoy aquí, y si quiero puedo hacer algo y decir que esto es un montón de basura’”.

Este momento en los premios Brit, junto a la batalla de Oasis y Blur en las listas de éxitos, es uno de los recuerdos del britpop que persisten en las redes sociales. Sin embargo, dado que internet “carecía de contenido de britpop más allá de las cosas obvias”, el aficionado James Tanner creó en 2016 la cuenta @britpopmemories en Twitter. Este se hizo amante del britpop porque fue la escena musical que experimentó durante su adolescencia: “Tenía 14 años en marzo de 1994 cuando Oasis debutó en televisión y, tras años escuchando la colección de música de mis padres, había encontrado mis propios grupos favoritos”. Tanner comenzó la cuenta en Twitter compartiendo “artículos aleatorios de revistas antiguas de música”, pero luego decidió que “tenía más sentido” dedicar más tiempo a “grupos y eventos pequeños a veces olvidados”.

James Tanner resalta la vinculación de Pulp con Sheffield, una ciudad que “tiene una gran historia como centro industrial —sobre todo, siderúrgico— de Inglaterra”: “A medida que la industria siderúrgica disminuía, la ciudad empezó a sufrir un declive en los años sesenta y setenta. Los miembros de Pulp crecieron en esos tiempos difíciles, y puede decirse que la ciudad los moldeó de la misma manera que Liverpool moldeó a los Beatles”. Pronto, la ciudad empezaría a sonar a ellos y no tanto al revés. Eduardo Rabasa señala que supieron combinar “letras muy inteligentes, mordaces y agudas” con un “pop muy melódico y pegajoso”, algo con lo que concuerda Lucía Lijtmaer, que describe sus canciones como “himnos pop” cuyos ritmos son “superpegadizos”.

Como muchas bandas de britpop, James Tanner explica que Pulp “sufrió un desgaste provocado por las altas expectativas de la industria y el estilo de vida de celebridad del que Jarvis formaba parte”. Tanto fue así que el álbum que publicaron a finales de los 90, This Is Hardcore (1998), supuso “una advertencia de que la banda se encontraba en una situación más oscura que antes”, resultando ser “el principio del fin”. Muchos años después de la retirada de Pulp en 2002, un anuncio conmocionó a los seguidores del grupo, que se dieron cuenta de que no conocían a sus componentes tanto como creían: la teclista Candida Doyle había sido diagnoticada con artritis reumatoide en la adolescencia. Habló de ello públicamente en un documental sobre la banda que se estrenó en 2014, dirigido por Florian Habicht y disponible en Filmin, en el que reconoció que le daba vergüenza abordar el tema.

Más allá de su enfermedad, la presencia de Candida Doyle ha sido importantísima en Pulp, y Lucía Lijtmaer indica que “es muy bonito y demuestra mucho el espíritu del grupo que hayan respetado su proceso”. La periodista reconoce el valor de su figura, pues Doyle es “una de las pocas mujeres que hay en el britpop”, así como lo fue Elastica durante su auge. “En un ámbito que se volvió muy machirulo, su presencia siempre era muy tranquilizadora para las chicas a las que nos gustaba la música pop”, dice Lijtmaer. James Tanner subraya que, mientras que “el britpop tuvo mala reputación en Reino Unido” al ser tildado de “sexista y retrógrado”, “en los últimos cinco años, esta narrativa ha ido cambiando poco a poco y el britpop se aprecia más justamente por la gran música que generó y el ambiente optimista y divertido que lo rodeaba”.

Aunque Pulp siempre se ha distanciado del término de britpop, Tanner considera que “eso cambiará esta vez”: “Su regreso probablemente no redefinirá el britpop, pero, junto con la reciente reunión de Blur y la muy esperada gira mundial de Oasis este verano, ayudará a llevar el britpop a una nueva audiencia más joven y le dará a su renacimiento un gran impulso de energía y exposición”. Jarvis Cocker confesó en el Jonathan Ross Show que la idea de hacer un nuevo disco surgió cuando decidieron “ver cuántas canciones” podían “escribir”. “Os merecéis más, y nosotros tenemos más. De hecho, tenemos Más”, bromeó el vocalista en el comunicado de prensa de la gira, meses antes de anunciar que, efectivamente, había un nuevo álbum en camino y Más sería su nombre. Así, el próximo 6 de junio habrá más canciones, más britpop y más Pulp.