En 1979 reivindicar la etiqueta "psicodelia" en determinados círculos musicales estaba mal visto. Las huestes del imperdible habían escupido toda su rabia contra los restos del hippismo en decadencia. Es en este contexto cuando unos chicos de Cambridge, patria chica del genio lisérgico británico Syd Barrett, dieron a luz el original producto sonoro que nos ocupa. Y digo original porque los guitarrazos y la energía punk de este disco se mezcla con el onirismo psicodélico sin problema alguno. Quizá por esta razón este trabajo de los Soft Boys no tuvo la repercusión que merecía. De ellos se suele recordar más su siguiente LP, Underwater Moonlight (1980), aunque tampoco éste se apreció en su justa medida. Todo ello llevó a la banda a su disolución: Kimberly Rew (guitarra) se pasó al mainstream con Katrina and the Waves (el hit "Walking on Sunshine" lo compuso él) y Robyn Hitchcock (guitarra y voz) insistió en solitario en explotar la vena ácida de los Soft Boys, con lo que se ganó el reconocimiento de la crítica especializada si bien el éxito comercial, como era de suponer, le fue esquivo. A partir de entonces, los Soft Boys se convitieron (como se decía en los círculos underground de los 80) en una "banda de culto" que influiría a muchas bandas indie y neopsicodélicas de mediados y finales de los 80.
Desde la extraña portada, este disco supura surrealismo sonoro por todos sus surcos. Las letras de humor absurdo del estilo "Feel like asking a tree for an autograph / and I feel like making love to a photograh / Photographs don't smell..(1)". ("Give it to the Soft Boys") o "Sandra is her brain out now / I she feels alright / like a slot machine / like a pimple too..." ("Sandra is having brain out") se revisten de histéricos y obsesivos riffs de guitarra, como si de unos Television con un mal viaje de ácido se tratara. A ello hay que añadir unos coros dignos de un hospital psiquiátrico. Temas como "The Pigworker", "The Rat's Prayer" o "The Return of the Sacred Crab" podrían haber sido compuestos por Roky Erickson tras esos fatídicos tratamientos de electroshock que le frieron el cerebro. También encontramos resonancias del rhythm and blues ácido británico de los 60 en cortes como "Do the Chisel". La inevitable urgencia punk se cuela en temas como "(I Wanna Be an) Anglepoise Lamp", como no podía ser de otra forma en 1979. Mientras que "Human Music", uno de los mejores momentos del disco, evoca la atmósfera onírica de los Pink Floyd de la época de Barrett.
(1) "Tengo ganas de pedirle a un árbol un autógrafo / Tengo ganas de hacer el amor a una fotografía/ Las fotografías no huelen..."
(2) "A Sandra le van a extirpar el cerebro / Y se siente bien / como una máquina tragaperras/ y también como una espinilla "
(2) "A Sandra le van a extirpar el cerebro / Y se siente bien / como una máquina tragaperras/ y también como una espinilla "