sábado, 8 de diciembre de 2012

BEACHWOOD SPARKS - "THE TARNISHED GOLD" (2012). El retorno de los cowboys lisérgicos.


Voy a aprovechar mi primera reseña discográfica para hablar del que ha sido el disco de "mi" pasado verano: The Tarnished Gold, la vuelta de mis adorados Beachwood Sparks. Después de un largo silencio de 10 años tras aquel E.P. titulado Make the Cowboy Robots Cry (en el que se incluía aquel colosal "Ponce de León Blues") los Sparks han vuelto a cabalgar juntos este año. Ya en primavera adelantaron una canción del disco, "Forget the Song", que prometía, aunque, en mi opinión, no emocionaba tanto como los mejores momentos de su obra cumbre, Once We Were Trees (2001). 



Vídeo oficial de "Forget the Song"


Por suerte una vez escuchado el disco al completo uno se da cuenta que "Forget the Song" no es ni mucho menos el mejor corte del LP aunque sí es posible que sea el más asequible y directo. Tras ella se van sucediendo una serie de temas, a cual mejor, en los que se van mezclando de manera sutil los ingredientes característicos del sonido de los Sparks: el country, la psicodelia, el folk, el sunshine pop y ciertas reminiscencias del mejor indie de los 90. Ahí está la densa psicodelia de "Sparks Fly Again", con esos redobles de tambor que recuerda a la época lisérgica de los Yardbirds o de los Pretty Things, tema donde canta Farmer Dave Scher a la vez que le da a esa prodigiosa pedal steel. O el country cósmico de "Mollusk", con ese ritmo vaquero que remite a la deliciosa "Silver Morning After" de su primer LP.  O el delicado sunshine pop de "Leave the Light on". O el luminoso bluegrass de "Talk About Lonesome" o "The Orange Grass Special". O el pop con reminiscencias setenteras a lo Big Star de "Earl Jean". O el divertido tex-mex de "No queremos oro". O el folk ensimismado de "Nature's Light", que recuerda a Mystic Chords of Memory (el experimento musical en solitario del vocalista y guitarra de los Sparks, Chris Gunst). Por no hablar de esa monumental pieza de country-rock que da título al álbum, que invoca al fantasma de Gram Parsons con letras con inquietantes preocupaciones existenciales ("so I laid my body down on a funeral pyre/ burned it up and let them flames grew high" ["así que deposité mi cuerpo en una pira funeraria / le prendí fuego y dejé que las llamas crecieran"] ) y que encierra el enigma del "oro viejo" (lo que trasciende a la muerte... ¿el arte? ¿el alma?) que orbita alrededor todo este tercer trabajo.

Definitivamente, este "Oro viejo" si no está a la altura de los otros dos LPs de los Sparks no está tampoco muy por debajo. A pesar de la pátina del tiempo, la veta aurífera de los Beachwood Sparks sigue brillando. Y de qué manera.



Los Sparks presentando su último LP en la emisora KCRW de Los Ángeles