miércoles, 29 de enero de 2025

FRANK ZAPPA, UN MÚSICO INFINITO INSPIRADO POR LA LITERATURA DE ALFRED JARRY Y RABELAIS

Marta Moreira

Valencia Plaza, 9/01/2025



El investigador y profesor universitario Manuel de la Fuente reúne por primera vez la obra lírica completa del músico y compositor estadounidense. Este ambicioso volumen, publicado por Libros del Kultrum, incluye notas explicativas y la traducción al castellano de más de 400 canciones compuestas entre los años sesenta y los noventa

Es difícil saber adónde habrían llegado los derroteros experimentales de Frank Zappa (1940-1993) si hubiese llegado con vida a nuestros días. Qué nuevo género se habría inventado; qué tipo de músicos le acompañarían en esta etapa crepuscular. Lo que sí podemos presuponer es que el artista norteamericano encontraría en los desastres del siglo XXI una cantera inagotable de versos para practicar su deporte favorito: denunciar la estupidez humana con enormes dosis de sarcasmo. “Cuando Zappa escribía, no hacía prisioneros: tenía todo a tiro y no le temblaba el pulso”, sostiene Julián Hernández, cantante y fundador de Siniestro Total, en el prólogo del imponente libro en el que el investigador y profesor universitario Manuel de la Fuente reúne por primera vez toda la obra lírica de Zappa, tanto en su versión original en inglés como en castellano.

Este volumen de más de 600 páginas, que ha visto la luz a través de la editorial española Libros del Kultrum, supone todo un hito a nivel internacional. No solo por la gigantesca cantidad de obra lírica producida por el músico y compositor estadounidense a lo largo de su vida -su discografía cuenta con más de sesenta títulos-, sino porque estas letras estaban diseminadas en un sinfín de fuentes dispersas y además muchas de ellas nunca antes se habían plasmado en papel. 

Este trabajo viene acompañado de numerosos textos y notas explicativas que ayudan a contextualizar las circunstancias que rodearon al proceso de composición y a desgranar las múltiples referencias culturales y políticas embutidas en los versos. Lejos de ser una mera recopilación de canciones, este libro se puede entender como un ensayo que descubre la faceta de Zappa como letrista ágil, concienzudo e hilarante, y lo hace además de forma cronológica y ordenada, desde su debut discográfico en la escena californiana de los años sesenta hasta los trabajos que dejó preparados antes de fallecer a principios de los noventa.

Censura “atroz”

Manuel de la Fuente reconoce que la faceta de Zappa como letrista se ha obviado notablemente en comparación con la musical. “Esto se debe principalmente a que sus letras eran muy incómodas para mucha gente, porque eran muy provocadoras, estaban llenas de palabrotas y descripciones de depravaciones sexuales, y eso dificultó su distribución. Zappa fue objeto de la censura más atroz que puede sufrir una artista. No solo le tacharon versos, sino que invisibilizaron sus canciones al no pinchancharlas en las emisoras de radio comerciales o en no darle espacio en la televisión”. Por otra parte -añade-, en el mercado europeo no se ha prestado tanta atención a su obra lírica por la barrera idiomática y por el hecho de que son letras mucho más complejas que las de la mayoría de grupos de pop y rock. Son textos muy meticulosos y que corresponden a estilos literarios muy diferentes; algunos están muy basados en la realidad, y tienen referencias muy específicas de la cultura y la política estadounidense, y otros son muy surrealistas”. 

Ejes temáticos

“Los principales ejes temáticos de Zappa eran, por un lado, historias fantasiosas protagonizadas por personajes grotescos. Se nota la gran influencia de la obra de Rabelais en el empleo de neologismos, juegos de palabras, lenguaje procaz, etcétera”, afirma Manuel de la Fuente, autor de otros ensayos esenciales sobre el músico norteamericano como Frank Zappa en el infierno. El rock como movilización para la disidencia política (2006) y La música se resiste a morir. Frank Zappa: Biografía no autorizada (2021), así como traductor de las memorias del músico (La verdadera historia de Frank Zappa, 2014) y de su secretaria Pauline Butcher (¡Alucina! Mi vida con Frank Zappa, 2016)-. Además del autor de Gargantúa y Pantagruel, Zappa encontró también en Alfred Jarry (inventor del humor patafísico y creador de la obra Ubú Rey) una de sus principales fuentes de inspiración literaria.

El segundo eje temático que encontramos en la obra lírica de Zappa es la ridiculización de la sociedad y la política estadounidense. “A través de sus letras, él interviene directamente en el debate político de su tiempo -explica Manuel de la Fuente-. Comenta noticias, denunciar la hipocresía de los fundamentalistas cristintos, de los republicanos, de la clase empresarial…”. Era, en suma, un enemigo radical de la corrección política; razón de más para intuir que no se habría sentido demasiado cómodo en el primer cuarto del siglo XXI.

“Otra de las cosas que aparecen de forma recurrente en sus canciones es la voluntad de ofrecer una crónica alternativa del rock, alejada de la canónica que podrían representar por Beatles. De ahí, por ejemplo, su interés en otorgar protagonismo a la figura de la groupie en muchas canciones”.

Traducción literaria, no literal

Cuando las letras de una canción hablan de pasarlo bien en la playa, de enamorarse o de correr muy rápido por la carretera, el desafío de la traducción es relativo. Pero en el caso de las canciones de Zappa -llenas de referencias culturales locales, argot, juegos de palabras y dobles sentidos-, una traducción palabra por palabra puede generar malentendidos. Esta es la razón por la que Manuel de la Fuente se ha decantado por una traducción literaria, que no literal. “Le hemos dado prioridad a mantener el sentido original de las canciones. Por ejemplo, si traducimos directamente los conceptos de “Valley Girl” o de “Jewish Princess”, que eran estereotipos de pijas muy comunes en Estados Unidos en los ochenta, por “chica del valle” o “princesa judía”, en castellano no se entiende”. 

“El arte más relevante es aquel que parte de un contexto específico para erigirse en un retrato de la condición humana en su conjunto. Por ejemplo, el Guernica de Picasso se considera un símbolo que trasciende el contexto de la guerra civil española, y El Quijote de Cervantes tiene una condición universal más allá del contexto de la Castilla del siglo XVII”. Del mismo modo, razona Manuel de la Fuente, el cancionero punzante y de espíritu crítico de Zappa ha soportado muy bien el paso del tiempo y se presta a una interpretación sociológica que va mucho más allá de la realidad estadounidense de las décadas de los sesenta, setenta y ochenta.

Canciones clave para entender a Zappa

Pedimos al autor del libro que seleccione algunas de las canciones esenciales para aproximarnos a la obra lírica de Frank Zappa.

“Trouble Every Day” (1966) 

Frank Zappa debuta al frente del grupo The Mothers of Invention con Freak Out!, un disco doble aparecido en 1966 en el que ridiculiza las canciones de amor y arremete contra el agitado clima social de Estados Unidos. Uno de los temas destacados es “Trouble Every Day”, canción protesta sobre los disturbios de Watts. Iniciados el 11 de agosto de 1965 a raíz de la detención de un joven afroamericano por conducir ebrio, los disturbios raciales en el barrio de Watts, en Los Ángeles, constituyeron una batalla campal entre los vecinos y la policía, que duró seis días y dejó treinta y cuatro muertos, más de un millar de heridos y cuatro mil detenidos. Al contrario de las canciones protesta convencionales, Zappa denuncia el racismo sin posicionarse del lado de los manifestantes.

“The Idiot Bastard Son” (1968)

Tema aparecido en We’re Only in It for the Money, álbum que parodia el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles. Zappa consideraba a los hippies un movimiento compuesto por niños de papá que acudían a las protestas para drogarse y tener sexo hasta que se acababa el dinero y regresaban a casa. 

“I’m the Slime” (1973)

Aparecida en el disco Over-Nite Sensation, la canción supone una crítica a la banalización de los medios y el uso de la televisión con fines políticos. El lamento por el control social que ejerce la televisión es recurrente en la obra de Zappa.  

“Don’t Eat the Yellow Snow” (1974)

Perteneciente a Apostrophe (’), el único disco de Zappa que llegó al top ten en Estados Unidos, la comicidad se basa aquí en historias disparatadas protagonizadas por personajes grotescos: el protagonista es un niño esquimal que recibe un consejo de su madre: “Fíjate por dónde han pasado los huskies y no te comas la nieve amarilla”. Su autor explicaba que la canción surgió de una conversación con una profesora de lengua en Kansas sobre la función del lenguaje y el hecho de que las sociedades destacan ciertas palabras según su relevancia. Mencionó el caso de la lengua esquimal que, según ella, tiene veinte palabras distintas para la nieve, y añadió en broma que quizás tuvieran algún dicho para advertir a los niños que no comieran nieve amarilla. 

“Bobby Brown” (1979)

Epítome del estilo zappiano, este tema del disco Sheik Yerbouti resume una de las características principales de su cancionero: el conflicto entre texto y música. Por contraste con una estructura rítmica y melódica típica de la canción pop, la letra, de una procacidad absoluta que elude todo principio de corrección política, actúa como antítesis y cuestiona la construcción de la música como instrumento de consumo. El protagonista de la letra encarna al triunfador del American way of life que, sin embargo, se cuestiona su sexualidad tras un encuentro con un travesti y, desde ese momento, experimenta con todo tipo de perversiones.  

“Joe’s Garage” (1979)

Ópera rock distópica que sitúa la historia en unos Estados Unidos donde la música está prohibida, Joe’ Garage constituye uno de los álbumes más conocidos de Zappa. El protagonista del relato, un joven llamado Joe, experimenta todo tipo de calamidades únicamente por su inclinación hacia el oficio musical. El tema que titula el disco ironiza con las fórmulas de éxito que impone la industria a los artistas y grupos emergentes.

“When the Lie’s So Big” (1988)

En 1988, Zappa realiza su última gira, alarmado por la institucionalización de la mentira en el discurso político estadounidense. Son los años de Ronald Reagan, el presidente que entonces llega al fin de su mandato con la amenaza de que su sucesor prosiga con una agenda que, según el músico, puede derivar en la conversión de su país en una “teocracia fascista”. Zappa detecta que el Partido Republicano ha iniciado una nueva época en la que la política se ha sometido a los intereses particulares de los gobernantes. En las canciones de Broadway the Hard Way, álbum que recoge parte de ese tour, se puede contemplar el humor del músico para retratar a la clase dirigente, con unos versos que permanecen más vigentes que nunca.

lunes, 13 de enero de 2025

SAM MOORE, DEL DÚO SAM & DAVE, MUERE A LOS 89 AÑOS

 Los Angeles Times, 11/01/2025

CORAL GABLES, Florida, EE.UU. (AP) — Sam Moore, la mitad sobreviviente y voz más aguda del dúo de los años 60 Sam & Dave, conocido por éxitos que definieron una época como “Soul Man” y “Hold On, I’m Comin’”, ha fallecido. Tenía 89 años.

El publicista Jeremy Westby dijo que Moore murió el viernes por la mañana en Coral Gables, Florida, por complicaciones mientras se recuperaba de una cirugía. Hasta el momento no se dispone de más detalles.

Moore, cuyos admiradores iban desde Al Green hasta Bruce Springsteen, fue incluido, junto a Dave Prater, en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 1992.

En Stax Records, con sede en Memphis, Tennessee, Moore y Prater solo eran superados por Otis Redding como las mayores estrellas de la discográfica. Transformaron el “llamado y respuesta” de la música góspel en un frenético espectáculo escénico y grabaron algunos de los éxitos más perdurables de la música soul, entre los que también están “You Don’t Know Like I Know”, “When Something is Wrong With My Baby” y “I Thank You”.

La mayoría de sus éxitos fueron escritos y producidos por el equipo de Isaac Hayes y David Porter, y contaron con la banda de la casa de Stax, Booker T. & the MGs, cuyo guitarrista, Steve Cropper, recibió uno de los gritos más famosos de la música cuando Sam & Dave dijeron “Play it, Steve” a mitad de “Soul Man”.

Como muchos actos de soul de los años 60, Sam & Dave se desvanecieron después de esa década. Pero “Soul Man” volvió a las listas de popularidad a finales de los años 70 cuando los “Blues Brothers”, John Belushi y Dan Aykroyd, la grabaron con muchos de los mismos músicos. Moore tenía sentimientos encontrados sobre el éxito asociado con las estrellas de “Saturday Night Live”, recordando cómo los jóvenes creían que la canción era original de los Blues Brothers.

En 2008, la película “Soul Men” retrató a un par de cantantes envejecidos y distanciados que guardaban más que un ligero parecido con Sam & Dave. Moore perdió una demanda alegando que el parecido era demasiado cercano. También pasó años demandando a Prater después de que éste contratara a un sustituto y realizara giras como los Nuevos Sam & Dave. Prater murió en un accidente automovilístico en 1988 en Georgia.

En 1993, Moore fue uno de los numerosos artistas que presentaron reclamaciones legales alegando que la industria discográfica les había engañado en cuanto a sus beneficios de jubilación. Moore y otros artistas demandaron a varias compañías discográficas y a la Federación Americana de Artistas de Televisión y Radio.

Moore le dijo a The Associated Press en 1994 que se unió al esfuerzo legal tras descubrir que, a pesar de las ventas millonarias de sus discos, su pensión ascendía a solo 2.285 dólares, que podía recibir en un pago único o en pagos mensuales de 73 dólares.

“¿Dos mil dólares por mi vida?” dijo Moore en ese entonces. “Si obtienes beneficios de mí, dame algo también. No me des pan de maíz diciéndome que es un pastel.”

Moore también participó en política. Escribió la canción “Dole Man”, basada en “Soul Man”, para la campaña presidencial del republicano Bob Dole en 1996. En 2017, fue uno de los pocos artistas que actuaron en las festividades de la toma de posesión del presidente republicano Donald Trump. Ocho años antes, Moore protestó cuando el equipo de campaña del candidato presidencial demócrata Barack Obama usó “Hold On, I’m Comin’”.

Moore nació el 12 de octubre de 1935 en Miami y comenzó a cantar en la iglesia. Él y Prater actuaron en clubes de soul y R&B en los años 50, pero no se conocieron hasta 1961 en Miami. Moore ayudó a Prater con la letra de una canción y rápidamente se convirtieron en un dúo local popular. En 1965, después de firmar con Atlantic Records, el productor Jerry Wexler los envió a Stax, la subsidiaria de la discográfica en Memphis.

Moore y Prater discutían a menudo y Moore le dijo a la AP en 2006 que un hábito de drogas, que dejó en 1981, tuvo un papel en los problemas de la banda y más tarde hizo que los ejecutivos del entretenimiento dudaran en darle una nueva oportunidad. El dúo se separó en 1970 y ninguno tuvo otro gran éxito, aunque Moore trabajó a menudo con Springsteen, a quien llamaba uno de sus amigos más cercanos. Actuaron juntos en el escenario y cada uno cantó en álbumes del otro, incluyendo en el enérgico dueto “Real World”.

“DEP Sam Moore”, publicó en X Steve Van Zandt, compañero de banda de Springsteen. “Uno de los últimos grandes hombres del soul. Él y Dave Prater fueron la inspiración para que Johnny y yo formáramos Southside Johnny and the Asbury Jukes. Un hombre importante y maravilloso.”

Se casó con su esposa, Joyce, en 1982, y ella lo ayudó a recibir tratamiento para su adicción que, de acuerdo con él, le salvó vida. “Trabajé en muchos cruceros, hice muchos espectáculos de canciones antiguas”, durante esas luchas, dijo, y agregó que una vez abrió para un grupo de imitadores de Elvis.

“Es gracioso pensar en ello ahora. E hice muchos espectáculos donde si participaba en un show de canciones antiguas, tenía que audicionar”, dijo. “Pero sabes qué? Mantienes la boca cerrada y subes allí y cantas y actúas con todas tus fuerzas, y tomas el poco dinero y sigues con tus asuntos e intentas pagar tus facturas. Me río de ello ahora, pero en ese momento, hombre, era realmente serio.”

Moore siguió grabando y cantando. Fue un intérprete frecuente en los Kennedy Center Honors y cantó para Obama, entre otros presidentes. Le sobreviven su esposa, Joyce, su hija, Michell, y dos nietos.

miércoles, 8 de enero de 2025

LAS NENAS, EL GRUPO DE MÚSICA QUE NO EXISTE Y QUE HA TROLEADO A LA INDUSTRIA: “SE NOS HA IDO DE LAS MANOS”

Katy Lema

El País, 17/12/2024



Su distribuidora, Altafonte, eliminó sus canciones de las plataformas de ‘streaming’ al enterarse de que habían sido creadas con inteligencia artificial

En su perfil de Instagram, Las Nenas dicen ser un grupo de música que está compuesto por tres chicas: Viviana, Claudia y Naiara. También aseguran que hacen canciones “como las de los grupos de chicas de los cincuenta y sesenta y el dream pop de los noventa”. Completan su biografía con un enlace al perfil de Bandcamp, el portal de descarga gratuita y legal de música, y un correo electrónico. Cuentan con poco más de doscientos seguidores y su nombre no resonaría tan fuerte si no fuese porque la inteligencia artificial se ha cruzado en el camino.

Según adelantó elDiario.es y ha podido confirmar EL PAÍS en una conversación con el director de Marketing y PR de Altafonte, Tomás Mayo, hacen música con ayuda de IA, algo que no habían mencionado durante sus promociones. Como consecuencia, Altafonte, la distribuidora digital que las amplificaba en plataformas como Spotify, ha retirado sus canciones de todos estos espacios. En su momento, el grupo reaccionó en sus redes con un escueto mensaje: “Mientras cambiamos de distribuidora, Bandcamp será el único sitio donde podréis escuchar nuestra música”.

Desde Altafonte aseguran que esta es la primera vez que les pasa, que tienen un catálogo de música “supergrande” y que se enteraron de esta polémica por otros cauces. En realidad, la distribuidora llevaba tiempo trabajando con el sello de Las Nenas, Disques Du Lac, un sello “indie y pequeño”. “Nos enteramos, por otro lado, e inmediatamente requerimos al director del sello que nos dijese qué estaba pasando, reconocieron que estaban generadas por IA y les pedimos que diesen de baja el producto”, cuenta Tomás Mayo, responsable de Marketing de Altafonte.

Las Nenas publicaron su primer post en Instagram en primavera, y en julio anunciaron su primer disco: “Ya están en Spotify nuestras nuevas canciones. Una va de fugarse de casa y la otra de encontrar casa”. En octubre subieron su primer videoclip a Vimeo. Imágenes en las que no sale ningún miembro de la banda. Tampoco hay fotos de las tres integrantes juntas. De hecho, lo justificaron en octubre por “la imposibilidad geográfica” y con un “es lo que hay”. Eso sí, tienen hasta vinilo y un fanzine con copias limitadas.

Quienes están detrás del grupo aseguran a EL PAÍS, que han utilizado la aplicación Udio, pero que a diferencia de la música, las letras de las 18 canciones de Último Baño, su primer disco, han sido compuestas por ellos, un chico y una chica. Eso sí, en su cuenta de Bandcamp, atribuyen los temas a sus alter egos: Naiara Basterrechea, VivianaBucchelli y Claudia Weissman. En un comunicado, Las Nenas cuentan que no pretendían engañar a nadie, aunque admiten que ha sido un juego que se les ha ido de las manos y que siempre les pareció “una gracia, una curiosidad”. En este sentido, aseguran que si con una app gratuita han podido hacer “un grupo que casi parecía de verdad”, qué no podrán hacer las grandes discográficas.

IA en la música: un asunto complejo

“No vamos a distribuir música generada por IA”, aseguran en Altafonte. Mayo reconoce que han desarrollado la política sobre la marcha y que en todas las empresas está pasando lo mismo: “Nos ha pillado de nuevas, no estaba en nuestros estatutos. Una vez nos hemos encontrado con esto, la decisión es clara porque estamos comprometidos con respaldar y promover la música hecha de forma auténtica y humana”. Admite que la IA supone un riesgo para la integridad de los artistas, que defienden los derechos de autor y que este es un tema pantanoso.

Mayo señala que a estas alturas la tecnología para identificar la IA no está lo suficientemente desarrollada y que la situación presenta mucha incertidumbre en cuanto a derechos de autor y propiedad intelectual. “Es un peligro y puede provocar una saturación de contenidos”, asegura Mayo.

A pesar de todo, desde Altafonte descartan la mala intención tanto del grupo como del sello: “Es un experimento, supongo que no se lo habían planteado”. E insisten, cuando hablaron con los responsables del proyecto, “asumieron” las responsabilidades. El pasado 15 de diciembre, Las Nenas lanzaron dos nuevas pistas: Vuelve por Navidad y Navidad Asocial. Ahora sí, disponibles en Spotify, pero bajo una “distribuidora extranjera”.

martes, 7 de enero de 2025

ROCK BOTTOM: EL VIAJE LISÉRGICO DEL CINE ESPAÑOL

Luis Martínez

El Mundo, 14/12/2024



La película animada de María Trénor se inspira en la vida y la obra del mítico músico Robert Wyatt para reflexionar sobre el poder de la creación, la fascinación por las drogas, las relaciones autodestructivas y la necesidad de libertad

La animación, toda ella, mantiene un particular y algo extraño compromiso con la realidad. Apreciamos la calidad de una película animada por su competencia no tanto para reproducir simplemente lo real como para recrear un mundo propio, dueño de sus reglas y hasta su propia alma, que, en último caso, nos ayude a descifrar el mismo mundo, el de todos. Pero eso, en verdad, vale para cualquier creación artística.

Mantenía Foucault en Las palabras y las cosas que el propio Quijote no es tanto carne enjuta sobre hueso largo, como solo signo. «Todo su ser no es otra cosa que lenguaje, texto, hojas impresas, historia ya transcrita. Está hecho de palabras entrecruzadas; pertenece a la escritura errante por el mundo», se lee. Y, a su modo, la película animada Rock Bottom, de María Trénor, no puede estar más de acuerdo. La suya también es la historia de un Quijote, la del músico Robert Wyatt, y, por la propia naturaleza de su arte, todo en su producción no son más que trazos, colores y, también, palabras entrecruzadas. Siempre es así en la animación, pero en su caso, más. Un paso más allá y desde la forzosa abstracción de la música, lo que cuenta es la construcción de un universo autónomo, completamente libre y, por ello, puro signo, símbolo perfecto.

Cuenta que hace tiempo («Calculo que hará 15 años»), uno de los productores le introdujo a la creación emblemática que Wyatt editó en 1974. Y, desde entonces, se quedó a vivir ahí. «Me fascinó. En verdad, mis gustos y mi formación son más clásicas. Me siento más familiarizada con la música del renacimiento por ejemplo. Digamos que llegué a Rock Bottom no desde la consciencia de un fan de su creador y del género, sino desde la extrañeza, que también fue fascinación. No soy experta en la materia, pero el rock progresivo mezclado con las texturas de electroacústico y mil elementos más me parecieron de lo más sugerente. Y, sobre todo, me facilitaban una completa libertad para abordar el proyecto», recuerda para ilustrar el origen de todo.

La historia es conocida y ya mito. Durante la preparación del álbum que da título a la cinta, una noche de principios del verano de 1973, Wyatt tuvo un accidente. Con el equilibrio algo afectado por el alcohol y quién sabe por cuántas sustancias más, el músico se cayó desde la ventana del baño de un cuarto piso y quedó paralizado de cintura para abajo. Desde entonces se vio obligado a contemplar el mundo desde una silla de ruedas. Todo cambió necesariamente. Y lo hizo, por fuerza, a peor. O no del todo. El propio Wyatt llamó al incidente el comienzo de su madurez creativa.

Lo cierto es que, seis meses después del fatídico vuelo al vacío, siguió trabajando hasta completar un disco a la vez desgarrador, irónico, profundo y, cuando quiere, felizmente liviano. La mayor parte de lo grabado, como el propio Wyatt reconoció, estaba ya compuesto con anterioridad, pero es imposible renunciar al poder catártico de un mito y éste nos dice que toda obra maestra bien merece un instante, por muy brutal que sea, de revelación.

«En realidad», precisa la directora, «mi idea fue ir hacia atrás. Mi interés estaba más en retratar una generación, la del fin de la era del amor, la de la agonía del sueño hippy... Y más cuando me enteré que desde la adolescencia, Wyatt había pasado largas temporadas en Mallorca, en Deià, al lado de Robert Graves».

Cuenta Trénor, y lo hace con detalle y gusto, que la madre del músico era amiga del autor de Yo, Claudio que fundó su particular Olimpo en el pueblo citado. Cuenta eso y cuenta que fue el viaje que obligó a hacer a su hijo hasta allí lo que le convirtió en el que finalmente fue. «Por lo visto, la única condición que ponía Graves a los muchos huéspedes que se alojaron en su casa era que fueran capaces de producir algo artístico y que lo exhibiera ahí. Un yerno del escritor por lo visto tocaba en un club de jazz y fue de ese modo que acabó por aprender a tocar la batería». Y la creemos.

En verdad, en Rock Bottom, la película, Deià y Mallorca funciona como un personaje más. Gusta el detalle con que está reproducido cada elemento de época con una precisión arqueológica muy cerca de la obsesión. Y mientras, la música dicta el pulso de las imágenes y sobre ellas se compone una especie de viaje obligadamente lisérgico al fondo de las cosas con fondo. Se diría que el aroma de la portada original del disco empapa toda la cinta. Quizá ese mar dibujado a lápiz por la propia Alfreda Benge desde la orilla de una playa idílica sea una reproducción consciente o inconsciente del propio espíritu de aquella isla que jugaba a ser libre en mitad de la dictadura de Franco. «No deja de ser irónico que los que buscaban la libertad en California y por ahí, la acabaran encontrando en una isla del Mediterráneo y mitad del franquismo. Imagino que esa contradicción alimenta también el drama. Y no deja de ser cómico», comenta Trénor.

La película acaba por convertirse en muchas cosas. Deudora (deuda que la propia autora reconoce) del arte de artistas como Pierre et Gilles por las escenografía barrocas y vibrantes y también de los impagables y siempre procaces retratos del underground a cargo del también animador Ralph Bakshi, Rock Buttom se transforma ante la mirada del espectador como lo haría un caleidoscopio infinito. «Me atrae mucho el arte del temática homosexual del siglo XX. En una película anterior, en ¿Con qué la lavaré?, utilizaba una pieza del renacimiento valenciano y sobre ella hacía un homenaje a los artistas homosexuales de finales de los años 70, justo después de la dictadura franquista. Esta película, pese a las distancias de las músicas, se parece mucho a ése que fue mi primer cortometraje en 2003», confiesa.

Pero, con todo, Rock Bottom no es ni quiere ser una pieza abstracta, por mucho que algunas de sus apresuradas descripciones periodísticas induzcan a pensar eso. Bob y Alif (las encarnaciones de Robert y Alfreda que, en verdad, no son ellos enteramente) viven un torbellino creativo en el que el talento y las drogas componen un ritual a la vez angustioso, febril, liberador y funesto. Todo junto. Por momentos, la pareja crece junta; a ratos la angustia de una mujer harta de los caprichos de un hombre toma la palabra; y al final se impone el rigor de un amor profundamente destructivo y exageradamente autodestructivo. Todo eso cuenta una película que acierta a componer su propio mundo tan lejos del mundo como cosido a él. Símbolo perfecto. «Me cuesta precisar el motivo de todo. Pero quiero creer que se trata de una reivindicación de la libertad, del poder del arte como acto de liberación», concluye Trénor.

- Por cierto, ¿su estudio está en Valencia? ¿Cómo vivió la riada?

- No. En verdad, yo también trabajo en un sitio aislado, en un pueblo al norte de Sagunto, Canet de Berenguer. Pero tengo que decir que todo lo que ha pasado en la riada tiene muchas resonancias en mi familia. Mi abuelo, Tomás Trénor Azcárraga, era alcalde de Valencia durante la riada de 1957. Y le cesaron cuando protestó ante Franco porque las ayudas prometidas se quedaron por el camino y no llegaron nunca.

Queda dicho.

Robert Wyatt y MaríaTrénor