martes, 21 de marzo de 2017

AL SCORCH. "CIRCLE ROUND THE SIGNS" (2016). Cow-punk de fabricación casera.


Recuerdo que cuando yo era adolescente en el mundillo del rock se decía que en pocos años las guitarras eléctricas iban a ser sustituidas por sintetizadores. Y había quien se imaginaba que por el año 2000 los músicos serían androides que apretarían botones. Pues ahora estamos en 2017 y nada hay más alejado de la realidad. No solo no han desaparecido las guitarras eléctricas sino que en muchos casos han sido sustituidas por guitarras acústicas y ¡a veces incluso por banjos! 

Quien crea que exagero que mire con atención los vídeos musicales de las cadenas comerciales (incluso los más horteras) en un bar de barrio o, mejor aún, que se  agencie el último disco de un joven músico de Chicago, llamado Al Scorch. Scorch que ya había firmado un trabajo en 2011 junto con la Country Soul Assamble es un banjista/guitarrista acústico que ha revitalizado la fórmula de punk + folk que ya pusieron en práctica gente como los Violent Femmes (por cierto también del Midwest americano). Y el resultado no puede ser más divertido y fresco.

Abre el disco "Pennsylvania Turnpike" que es como una estampida de búfalos borrachos, un tema con un banjo y un violín maníacos. Un poco más de dos minutos de tema pero lo suficiente para llevar el corazón del oyente al límite de velocidad. Con aires fronterizos (el acordeón le da un toque entre tex-mex y cajun) "Lost At Sea" juega más con los cambios de ritmo pero también tiene momentos de acelerones gracias a ese banjo tocado al estilo clawhammer que echa humo en manos de Al Scorch.



Con "Everbody Out" Al le da un aire más swing y más sureño a su sonido. A ello contribuye el sonido de los vientos que nos llevan directamente a la desembocadura del Missipssippi, a Nueva Orleans, la ciudad madre de la música de raíces norteamericanas. Para este tema por cierto, Scorch se rascó el boslillo y grabó un vídeo clip que es cuanto menos curioso. Tiene un comienzo más calmado "Insomnia", pero engaña porque el banjista de Chicago mete el turbo cuando uno menos se lo espera y mezcla así la influencia jazzy y bluesy con el folk irlandés más zopenco para detonar otra carga de profundidad de folk-punk.



Uno de los cortes más destacables es el que sigue, de título "Lonesome Low", una memorable balada que recuerda a ratos a los sureños Old Crow Medicine Show aunque con algo más de ironía en las letras. Por su parte, "Want One" es otra estampida de folk del Midwest cuesta abajo y sin frenos. Menos mal que con ese precioso remanso de paz llamado "City Lullaby" se puede uno relajar y escuchar uno de los puntos álgidos del disco.



Pero este insolente jovenzuelo tampoco se olvida de la tradición y así tiene el exquisito gusto de versionar al gran Woody Guthrie, en concreto su "Slipknot" un alegato contra la pena de muerte y el garrulismo de la América profunda. Y esta también encajado en el disco que se diría que el tema es del propio Scorch, quien nos deja otra vez reponer fuerzas con otra deliciosa balada folk-pop, "Poverty Draft", que para mí que tiene algo de sus paisanos Wilco. En este tema por cierto, Al coge la guitarra y deja el banjo. Y para terminar, como una patada en los mismísimos, Scorch nos descerraja "Love After Death" y uno no puede dejar de pensar en gente como Gun Club o Blood On The Saddle.



Y como el licor de fabricación casera de los Apalaches este disco deja una exquisita resaca, una resaca que te hace volver por más.