César Pradines
Clarín, 28/05/2017
El fundador, junto a su hermano Duane, de la famosa banda The Allman Brothers Band falleció a los 69 años, en Georgia, a causa de un cáncer de hígado.
Falleció ayer, a los 69 años, Gregg Allman, músico y cantante que fundó con su hermano Duane, The Allman Brothers Band, uno de los grandes grupos del rock norteamericano. El comunicado del manager del artista, Michael Lehman, señaló que Allman murió pacíficamente en su casa, en Savannah, Georgia. El músico venía luchando contra graves problemas de salud, inicialmente, a raíz de una hepatitis C que lo llevó en 2010 a una operación de trasplante de hígado y que derivó en un cáncer de hígado posterior que habría sido la causa de su deceso. A todo ello se sumaba su prolongada adicción al alcohol y a las drogas.
Surgido en plena psicodelia, Allman logró conjugar una música que fusionó el blues del pantano con un fuerte acento rockero en el que tampoco faltaba el aroma country. Se acercó a la música en su adolescencia en Nashville, influido por Muddy Waters, entre otros, pero fue en Daytona Beach, Miami, donde comenzó su carrera musical con el grupo Escorts, que pasaría luego a llamarse Allman Joys. Autodidacta, con un potente talento como compositor, cantante, tecladista y guitarrista fundó con su hermano (fueron inseparables hasta la muerte de Duane, en 1971, a raíz de un accidente de motos) los Allman Brothers Band en mayo de 1969, en Jacksonville, Florida. La formación inicial incluyó a Dick Betts en guitarra, Berry Oakley en el bajo y Butch Trucks (quien se suicidó en enero de este año) y Jaimoe Johanson en baterías.
El grupo se radicó en Macon, Georgia en una casa comunal donde consolidó no sólo la música sino una fuerte hermandad que incluía drogas psicodélicas y un espíritu que creó un fuerte lazo de tono familiar. “Tocábamos diariamente hasta las 3 de la madrugada y siempre esperábamos la llegada de la ley, había más de un motivo para que viniese; creamos una fraternidad musical muy intensa”, explicó Allman en su autobiografía.
Tras sus dos primeros discos The Allman Brothers Band (1969) y Idlewild South (1969) con ventas que no superaron las 35.000 placas, el grupo decidió grabar su siguiente trabajo en uno de los santuarios del rock norteamericano, el Fillmore East, de Nueva York. “Nos dimos cuenta que nuestra fuerza estaba en las actuaciones en vivo; éramos un grupo donde las improvisaciones enloquecían a nuestros seguidores y en las que poníamos la verdadera naturaleza de nuestra energía”, admitiría Gregg años después del exitoso In Filmore East (1971).
La banda trabajó fuerte durante esos años; llegó a hacer unos 300 conciertos por año, lo cual les dio un nombre entre el público. La primera crisis de Allman fue la muerte de su hermano (un año mayor), en octubre de 1971, con sólo 24 años. “Aunque Duane era el corazón del grupo decidimos seguir; creo que no podíamos dejar todo sin más, aunque nos dimos algo de tiempo”, recordó el músico, que lanzó al año siguiente un disco compilación Eat a Peach.
En noviembre de 1972, el bajista Oakley moriría poco después de tener un accidente de moto casi en la misma curva donde había perdido la vida Duane; aún así la banda siguió. Lanzaron Brothers and Sisters (1973), quizás el mejor trabajo en la historia del grupo; un puñado de composiciones en las que Allman compartía la dirección de la banda con Betts, compositor de la maravillosa Ramblin’ Man. La banda se convirtió en la de mayor popularidad de los Estados Unidos.
Con diferentes músicos, el grupo lanzó luego trece discos, algunos muy buenos como Wipe The Windows, Check The Oil, Dollar Gas (1976), Shades Of Two Worlds (1991), An Evening With The Allman Brothers Band, 2nd. Set (1995) y Hittin’ The Note (2003), y algunos otros olvidables. Gregg, de todos modos, hizo su propia carrera solista entre 1973 y 2017, con nueve discos, entre ellos, su último trabajo Southern Blood, lanzado este año.
Gregory Lenoir Allman, nacido en diciembre de 1947, encarnó un auténtico arquetipo del músico del rock: graves problemas de drogas y de alcohol, seis matrimonios y una serie de muertes violentas a su alrededor. En los años '70 la banda lo trató de soplón y hasta llegaron a amenazarlo de muerte cuando testificó contra su manager, a quien condenaron a 75 años de prisión por un pesado asunto de drogas. En los últimos años, Allman se mantuvo activo musicalmente y su carrera se benefició con una desconocida estabilidad emocional. En una de sus últimas entrevistas, en 2009, y luego de un show que tuvo a Eric Clapton como invitado admitió: “Por fin me estoy divirtiendo con lo que hago”.
En su mensaje a la prensa, su manager lo despidió así: “He perdido a un querido amigo, a un brillante pionero en la música. Un alma amable y gentil con la mejor risa que he oído. Todos lo vamos a extrañar”.