Este disco es ante todo un monumento a las guitarras acústicas y a las armonías vocales. Se abre con un luminoso "Mountain Song", un tema de más de 5 minutos que es en realidad dos temas, porque a partir del minuto 3 el ritmo se calma y el sonido adquiere una consistencia enternecedoramente psicodélica, de tal manera que recuerda a ese "Carry On" que abría el LP Dejà Vu de CSNY de 1970, en el que se fundían dos canciones (una más rockera y otra más psicotrópica) en una. A la segunda parte, por cierto, se le añade una pedal steel guitar que suena a gloria bendita. Sobresaliente.
El segundo tema, "Like a Stone", es de inspiración Everly Brothers, como si estos tocaran puestos de LSD en una playa de californiana según atardece. La combinación de voces es genial y el juego del dobro y la acústica le hace a uno olvidar la falta de más instrumentos como el bajo y la batería. La siguiente pieza es más curiosa porque se trata de "Aquellos ojos verdes" de Los Panchos con el que los Mapache quieren homenajear a las raíces latinas del rock y del pop californiano tantas veces ninguneadas de manera absolutamente injusta y absurda (ahí está ese East Los Angeles con todo un tropel de músicos de ascendencia latina, principalmente mexicana con Los Lobos a la cabeza.) Y además Sam la canta con un acento español latinoamericano casi perfecto (y es que el chico habla bien español como se puede apreciar en el siguiente vídeo.)
Sigue el disco deslumbrando al oyente con temas como "In the Morning Light", que junta folk con toques de jazz y cierta dosis de melancolía y que parece invocar a los primeros America, aparte de a los ya mencionados CSNY. A quien no se le derrita el cerebro con este corte es que no tienen sensibilidad. Le sigue "Broken Down Cadillac", una canción con pedal steel guitar, más cerca del country rock, con la que los Mapache se acercan a sus paisanos Buffalo Springfield y por supuesto a los Beachwood Sparks, con alguno de los cuales Clay, al parecer, tiene parentesco.
La vena country rock no obstante se muestra más a las claras en "Chico River", una de las canciones que más recuerda en las voces a los Everly y de las que más instrumentación tiene (entre estos instrumentos hay un banjo que le da una maravillosa textura western al tema). Para mí, uno de los mejores cortes del disco. Le sigue "Follow me Down" donde, sobre un ritmo a lo Creedence Clearwater Revival, los Mapache invocan los sonidos del sunshine pop californiano con un tema repleto de armonías vocales y pop inmaculado a lo Beach Boys. Más atmosférica es "Saltillo", donde la afinación abierta de la guitarra rítmica le da al corte una textura casi mística. Pura psicodelia del desierto. Algo más alegre, "Blue Marble", recrea emociones propias de la infancia y está aderezada con un banjo sencillo pero efectivo.
El penúltimo tema, "Songs to a Seagull", a pesar del título, no tiene que ver con Joni Mitchell y es una delicada pieza de folk pop psicodélico cuya progresión de acordes recuerda a algún tema de REM. Y para acabar "Nellie", otra recreación de los sutiles juegos vocales de los Everly Brothers sobre un ritmo vaquero. Y esto es solo el álbum de debut. Espero con irrefrenable ansia la segunda entrega musical de este par de talentosos jovenzuelos.
La vena country rock no obstante se muestra más a las claras en "Chico River", una de las canciones que más recuerda en las voces a los Everly y de las que más instrumentación tiene (entre estos instrumentos hay un banjo que le da una maravillosa textura western al tema). Para mí, uno de los mejores cortes del disco. Le sigue "Follow me Down" donde, sobre un ritmo a lo Creedence Clearwater Revival, los Mapache invocan los sonidos del sunshine pop californiano con un tema repleto de armonías vocales y pop inmaculado a lo Beach Boys. Más atmosférica es "Saltillo", donde la afinación abierta de la guitarra rítmica le da al corte una textura casi mística. Pura psicodelia del desierto. Algo más alegre, "Blue Marble", recrea emociones propias de la infancia y está aderezada con un banjo sencillo pero efectivo.
El penúltimo tema, "Songs to a Seagull", a pesar del título, no tiene que ver con Joni Mitchell y es una delicada pieza de folk pop psicodélico cuya progresión de acordes recuerda a algún tema de REM. Y para acabar "Nellie", otra recreación de los sutiles juegos vocales de los Everly Brothers sobre un ritmo vaquero. Y esto es solo el álbum de debut. Espero con irrefrenable ansia la segunda entrega musical de este par de talentosos jovenzuelos.