viernes, 16 de agosto de 2024

THE RAVEONETTES: LA AMÉRICA DE ENSUEÑO

Miquel Botella Armengou

Ciudad Criolla, 29/08/2024



El dúo danés acaba de publicar el álbum The Raveonettes Sing…, una colección de versiones de artistas muy diversos llevadas a su terreno. Es una buena ocasión para recuperar la entrevista que les hice en 2005 con motivo de la edición de su segundo largo, Pretty In Black, y su paso por el festival BAM.

The Raveonettes forman una pareja bastante peculiar: él, Sune Rose Wagner (voz, guitarra), es un tipo moreno desgarbado aficionado a vestir de negro, y ella, Sharin Foo (voz, bajo, guitarra), una impresionante rubia de aspecto algo gélido. 

Con un nombre que mezcla a dos de sus referentes –las Ronettes y el Rave On de Buddy Holly–, siempre han provocado desconcierto. Su paso por el BAM de 2005 fue despachado por El País con un “hicieron canciones de pop ochentero”. Días después, el mismo periódico los calificaba como “los nuevos Roxette”. Sin comentarios.

Nada que ver con la realidad. Sus principales influencias siempre han sido la gran producción y el sentido melódico de los grupos femeninos de los sesenta protegidos per Phil Spector, y la distorsión de The Velvet Underground y sus herederos de la escena neoyorquina.

Con el EP Whip It On (2002) y el álbum Chain Gang Of Love (2003) dejaron claras sus intenciones, con canciones garajeras y una imagen basada en las películas de serie B de Roger Corman, donde el rock’n’ roll y las chicas eran el camino a la perdición.

En 2005, con motivo de la presentación de Pretty In Black (2005) en el marco del festival BAM –cuando este aún programaba conciertos decentes–, tuve la oportunidad de charlar con ellos. La cita: un chiringuito moderno de Diagonal Mar al mediodía (aunque para proteger su tez blanca se hizo en el interior de un hotel).

Con este trabajo, los Raveonettes dieron un salto. Para Sune, fue como pasar del blanco y negro al Tecnicolor, al dejar atrás la rígida estructura de las canciones de tres minutos y tres acordes en si bemol menor características de sus primeros discos: “Estábamos cansados de todo eso y queríamos probar algo nuevo, hacer algo normal. Si solo sigues las reglas, al final no hay reglas”.

¿Por eso la distorsión ha desaparecido y el sonido es más claro? (Sune): Sí, no queríamos hacer el mismo álbum otra vez. Era fácil quitar la distorsión y obtener así un sonido completamente diferente. Ahora estamos abiertos a todo tipo de cosas. (Sharin): No ha sido algo que hayamos pensado en concreto, ha sido más un proceso, una progresión natural, el camino hacia el que hemos evolucionado. 

¿Es la presencia de la voz más importante en este disco? (Sune): Siempre lo ha sido. Es parte de nuestro sonido.

Tiene un efecto especial de vinilo gastado… (Sune): Sí, es algo que nos gusta hacer. Utilizamos mucho este tipo de efectos, especialmente en nuestros discos anteriores.

Otra canción es Twilight, con esa línea de guitarra como una referencia a la sintonía de The Twilight Zone (Dimensión desconocida)… (Sune): Sí, por eso se titula “Twilight” (risas). Además, me encanta la ciencia ficción de los cincuenta.

También hay una versión del My Boyfriend’s Back del grupo femenino The Angels, que me recuerda a lo que hicieron los británicos The Flying Lizards con el Then He Kissed Me de The Crystals en su álbum Top Ten (1984). (Sune): ¿Quiénes? No los conozco. 

Lo digo porque mezcláis la programación con un sentimiento retro. En cierta forma, es un planteamiento similar. (Sune): Es porque nos pidieron que lo hiciéramos para un juego de ordenador, por eso tiene esa parte electrónica, ese sonido “nic nic”. Si no, tal vez lo habríamos hecho distinto, estoy seguro.

Algunas canciones suenan como verdaderos clásicos, como Here Comes Mary, que se diría escrita por Buddy Holly o The Everly Brothers… (Sune): Sí, nos gusta ese tipo de viejas canciones, ese estilo de componer. Es de donde venimos.

Os fascinan los sonidos de los cincuenta y los sesenta. ¿Por qué esas décadas? (Sune): Porque las canciones eran brillantes, es la única razón. (Sharin): No se trata solo de mirar atrás con nostalgia, sino de aportar un toque moderno.

Al utilizar clichés de esa época (incluso en las letras, con referencias a la bomba atómica en Uncertain Times, con el aire épico de las producciones de Phil Spector, o las chicas que salen con miembros de bandas en Love in a Trashcan, un baile irresistible que merece coreografía propia), ¿intentáis ser respetuosos o críticos? (Sune): Es algo totalmente respetuoso y serio. Es la música con la que crecí, la que escucho, la que amo. No me gustan muchas bandas actuales, siempre he preferido la música antigua.

Rick Miller, el líder de Southern Culture On The Skids, habla de las “mutaciones culturales”. ¿Consideráis vuestra música como eso? (Sune): Es lo que querríamos hacer. No sé si necesariamente lo hemos conseguido aún. Lo hacemos mejor cada vez. Pero todavía no lo hemos logrado: creo que en este disco estamos más cerca, pero es algo muy difícil.

Utilizáis los sonidos americanos desde una perspectiva idealista. Algo parecido a lo que hace David Lynch con su peculiar mirada sobre la América profunda… (Sune): Sí, es así, un mundo de ensueño. Algo que probablemente nunca estuvo ahí, pero que está en tu mente, porque es como quieres verlo, como lo percibes. Y eso es lo que hacemos también, porque somos europeos. He viajado por los Estados Unidos durante diez años y lo he visto todo. Pero, aun así, mis canciones no describen exactamente lo que pasa, tienen muchos elementos de experiencias personales, pero contadas de una forma más davidlynchiana, porque es más interesante para mí.

En vuestro disco hay un fuerte sabor a americana, incluso con baladas country como If I Was Young o Somewhere in Texas. Es curioso que sonéis más americanos que los propios yanquis. (Sune): No sé por qué será (risas). Deberías preguntarles a las bandas americanas por qué no tienen ese sabor.

Tal vez porque el americana, más que un estilo geográfico, es un estado mental. (Sune): No hay una definición exacta de lo que es América, realmente. Es más un mundo de ensueño, algo que quieres que sea. A veces somos muy ortodoxos, como en “Ode To L.A.” –de nuevo con sonido Spector y con la colaboración de su ex, Ronnie Spector–, porque nos gusta la ciudad, su gente… Pero la mayoría de veces es más como la América que nos gustaría que fuera. (Sharin): Tienes razón en eso de que es más un estado mental que algo geográfico: son las novelas pulp, las películas…

En la cara B del single Ode To L.A., precisamente, hacéis una versión del I’m So Lonely I Could Cry de Hank Williams. ¿Por qué esa canción? (Sune): Nos gusta mucho Hank Williams.

Hablemos de los colaboradores en Pretty In Black: ¿por qué Ronnie Spector (legendaria líder de The Ronettes), Martin Rev (del grupo electro-punk Suicide) y Moe Tucker (percusionista de la Velvet Underground)? (Sune): Porque son personas que nos inspiraron a hacer música. Si no les hubiéramos escuchado probablemente no hubiéramos estado interesados en dedicarnos a esto. Era como rendirles un tributo.

¿Cómo os sentisteis al trabajar con algunos de vuestros héroes? (Sune): Fantástico, maravilloso. Son tres personajes diferentes, pero realmente interesantes. (Sharin): Ronnie Spector era muy carismática, como una diva.

¿Hay alguien más con quien os gustaría colaborar en el futuro? (Sune): No, no he pensado sobre ello. (Sharin): Hay mucha gente interesante. Esta vez fue algo divertido, pero a lo mejor no volvemos a hacerlo.

Vuestro coproductor, Richard Gottehrer –también se encargó del anterior Chain Gang Of Love–, ha trabajado con Link Wray, Robert Gordon, y coescribió I’m On Fire para Jerry Lee Lewis. ¿Os ha influido de alguna forma? (Sune): También es el autor de “My Boyfriend’s Back” (número 1 en 1963) y de “I Want Candy” (The Strangeloves). No, no nos influye. Trabajamos con él porque es muy buen amigo nuestro. No lo utilizamos como un productor normal, viene cuando las canciones ya están escritas. Tenemos buenas charlas con él y bebemos buen vino. Se asegura de que seamos puntuales.

Tras Pretty In Black, y además de varios EP, The Raveonettes han publicado los largos Lust Lust Lust (2007), In and Out of Control (2009), Raven in the Grave (2011), Observator (2012), Pe’ahi (2014) y 2016 Atomized (2017).

En otro orden de cosas, en 2023 se lanzó The Raveonettes Presents: Rip It Off, en el que MØ, Brimheim, The Brian Jonestown Massacre, Dave Gahan & Kurt Uenala, trentemøller feat. DíSA, The Black Angels, PRISMA y Glasvegas recreaban las canciones del EP Whip It On.

El trabajo más reciente de la pareja danesa –aparecido durante este mes de julio– es The Raveonettes Sing… (2024), un álbum de versiones de “canciones que nos inspiraron a empezar la banda”, según han declarado.

En él recrean a su manera temas popularizados por The Paris Sisters (I Love How You Love Me), The Cramps (Goo Goo Muck), Duane Eddy (The Girl on Death Row), The Everly Brothers (All I Have to Do Is Dream) y The Shirelles (Will You Love Me Tomorrow).

La lista sigue con The Velvet Underground (Venus in Furs), Buddy Holly (Wishing), Gram Parsons (Return of the Grievous Angel), Vince Taylor vía Johnny Kid & The Pirates (Shakin’ All Over) y The Shangri-Las (Leader of the Pack). Y en los bonus tracks, The Who (The Kids Are Alright) y The Doors (The End).