lunes, 26 de diciembre de 2016

LA LOCURA SUREÑA DE THE HANDSOME FAMILY

Ciudad Criolla, 01/04/2014



True Detective se ha convertido en el último fenómeno televisivo de la temporada, y uno de los elementos que han contribuido a su excelencia ha sido, sin duda, la canción de The Handsome Family utilizada en los títulos de crédito. En 2002 tuve la oportunidad de entrevistar al dúo y, releyendo ahora sus respuestas, me doy cuenta de que era la elección ideal para esta historia de crímenes ambientada en la Louisiana profunda.

Canciones de amor y muerte, la locura sureña, folk espeluznante y oscuro, la existencia del diablo, los miedos comunes… Todo eso forma parte del universo de The Handsome Family, y encaja perfectamente con Far From Any Road, la canción del matrimonio Sparks que ilustra los títulos de crédito de True Detective.

Estamos a 13 de mayo de 2002. Mientras espero a preguntar en el mostrador de información dónde diablos se encuentra la sala de actos de FNAC en la que The Handsome Family realizará un breve showcase, veo al cantante del dúo norteamericano, Brett Sparks, sentado en la barra de la cafetería ante una enorme jarra de cerveza. Reconozco su cara de las fotos promocionales (las gafas de montura gruesa, la perilla), pero algo no encaja: ¿dónde está su sempiterno atuendo negro? Hoy lleva una camisa de color y se aleja de esa imagen “siniestra” que la banda parece desprender.

Me encuentro con el promotor del concierto (actúan al día siguiente, 14 de mayo, en La Boite) y juntos vamos a saludar a Brett. La primera impresión es la de ser un tipo afable e irónico, hasta bromista, todo un chicarrón yanqui. Nos preguntamos dónde está Rennie Sparks, la otra mitad del grupo. Brett señala hacia el kiosco y dice que su esposa “anda por allí”. Efectivamente, la veo, y parece un personaje de Ghost World, con sus gafas que le dan un aire intelectual, su falda larga, sus botines y sus calcetines negros. Entramos en el auditorio: el set será acústico (guitarra, autoharp y melódica, sin la programación de ritmos habitual). Apenas media hora, lo suficiente para dar cuenta de la impresionante voz de Brett y de la delicadeza de Rennie.


Una vez acabado el showcase, nos dirigimos al bar Zurich, un histórico local de esa zona, el lugar escogido para hacer la entrevista, cómo no, ante unas cuantas cañas de cerveza.

Utilizáis viejos instrumentos y sonidos antiguos, pero tocáis música contemporánea y empleáis la electrónica. ¿No es algo contradictorio? (Rennie): Eso es algo que la gente siempre ha hecho, tomar viejas canciones de sus abuelos o del folk. (Brett): El folk, la música tradicional, siempre ha estado relacionada con las mutaciones… (Rennie): Coger el pasado y llevarlo al presente… (Brett): Sí. Y además creo que el ordenador es el nuevo instrumento folk. Me atrae esa idea de lo nuevo y lo viejo. No quiero ser un purista, no quiero ser como Pete Seeger.

Recurrís a algunos de los clichés del country: la carretera, la bebida, el crimen… ¿es un intento de ser respetuoso con la tradición o de criticar esas convenciones? (Rennie): La gente sigue bebiendo y asesinando. (Brett): Es un arquetipo. Todo el mundo canta sobre amor y sexo, y nosotros cantamos sobre “las otras cosas”. Utilizamos parte de esos clichés del country, pero como un medio para evitar hablar de las otras mierdas.

Dave Alvin considera las canciones folk como “textos sagrados”, porque para él representan la mitología nacional, y tratan sobre grandes temas de manera muy simple: la moralidad, Dios, el amor… ¿Estáis creando vosotros una nueva mitología? (Brett): No. Yo prefiero verme como una parte de la tradición, no estoy creando algo absolutamente original y nuevo. Creo que lo excitante de esta clase de música es que constantemente está mutando, y aún sigue siendo poderosa y “sagrada”, como tú decías.

Las letras son un elemento esencial en vuestras canciones. ¿Cuál es la reacción del público en países no anglosajones como España? (Brett): Tenemos una titulada “So Long”, con una lista de animales muertos. En Inglaterra todo el mundo se ríe, pero fuimos a Noruega y todos estaban serios y con los brazos cruzados, como pensando “esto es muy loco, es muy triste”. Pero no es triste, es una canción divertida.

Y ahora la pregunta tópica: ¿cómo describiríais vuestra música a alguien que nunca ha escuchado vuestros discos? (Brett): Es más difícil describir mi música a la gente que creció en los cincuenta, como los amigos de mis padres, por ejemplo. “¿Qué clase de música hacéis?”. Y les respondes: “Ah, es country, folk, rock… algo”. Y la mayoría dice: “Sé lo que es el country, no me gusta que utilicéis esa palabra”. Así que prefiero ubicarlo bajo una “sombrilla” mayor: es rock’n’roll o es pop, música popular. No sé, probablemente diría que es música folk moderna. (Rennie): Música folk espeluznante, oscura. (Brett): Música folk extraña.




Brett ¿cuál es tu mayor influencia como cantante? Probablemente George Jones.

¿Y Johnny Cash? No es una gran influencia, aunque me gusta mucho. Sé que me comparan con él, y también con Nick Cave, sobre todo, pero son influencias insignificantes. Creo que mis influencias son Merle Haggard y George Jones. No es que me guste mucho Haggard, pero sí la forma como canta, como frasea, con una cadencia extraña.

"Love, God, Murder", los tres principios de Johnny CashJim White me contó que en el sur de Estados Unidos existe mucha tradición de canciones sobre muerte, crimen y suicidio, y lo llama la “locura sureña”. Él y gente como Robbie Fulks utilizan esa tradición de las murder ballads. Por otra parte, Johnny Cash editó una compilación titulada Love, God, Murder. ¿Por qué son tan atractivos esos temas? (Brett): Sí, conozco a Jim. ¿La locura sureña? Eso es interesante. Y cuando vi la caja de Cash, pensé: “Esto es brillante”. (Rennie): La mayoría de lugares en el mundo tienen canciones tradicionales sobre la existencia, el amor, Dios, el crimen… En algunos lugares estas canciones se mantienen a salvo, porque la gente sigue desconectada de la vida moderna, y en otros se han olvidado. Yo no procedo del sur de Estados Unidos, pero también me interesan esos temas. Pero creo que es ridículo pensar que algo sólo tiene lugar en el sur, está en todas partes. (Brett): Bueno, hay más “indígenas” en el sur que en el norte. Hay cosas extrañas. Jesús está vivo allí, la gente cree que el diablo merodea cerca de las vías del tren.

En parte Jim White me dijo esto porque él estuvo metido en la religión… (Brett): Sí, yo también, fui educado en el baptismo. Y esos hijoputas creen que el diablo es una persona real y te joden con eso. Y si algo te sale mal, dicen “es culpa del diablo”. ¡Yo mismo solía decir eso! Es una extraña tradición baptista sureña. Esa educación fue una gran influencia… pero yo no escribo las letras. (Rennie): Yo no creo en el diablo.

Rennie, aparte de esos grandes temas, ¿de dónde sacas la inspiración para tus canciones?  Me inspiro en relatos que se explican a los niños, cuentos de hadas, Hans Christian Andersen, mitología, historias simples que tienen significados extraños. Cosas que sueñas y que al despertar recuerdas, pero que no puedes explicar a nadie lo que significan. Por ejemplo, sueñas que abres la boca y te caen los dientes: puedes explicar el sueño a alguien, pero eso no substituye al sueño, toda esa energía que está ahí. Creo que es interesante escribir historias que tengan un lenguaje de símbolos. Me gusta la música folk del sur y alguna me inspira, pero puedes seguir la huella por algunos lugares de Europa de donde esa música procede: los trovadores, los poetas franceses del siglo XV, las canciones de amor cortesanas. Pero, además, en los Estados Unidos tuvo mucha importancia la Guerra Civil, porque supuso tanta sangre, y creo que fue toda una experiencia para los americanos, en especial para los sureños. En el sur la gente aún recuerda cómo ardieron sus casas y cómo murieron sus familias, aún enarbolan su bandera, tienen más conexiones con el pasado que otros americanos, excepto los emigrantes o los refugiados.

Hay una canción vuestra que me intriga especialmente, When That Helicopter Comes. Me recuerda el argumento de un episodio de Expediente X. ¿En qué te inspiraste para escribirla? (Brett): Vaya, eso es extraño. Nosotros vemos Expediente X. (Rennie): Cuando era pequeña estaba obsesionada por los helicópteros, los veía como algo mágico y quería ser piloto de helicópteros de mayor. Los ves en el cielo y me parecen hermosos pájaros… es como un pájaro mítico, como un ave fénix.

Yo lo decía en el sentido de los “helicópteros negros” asociados con la presencia de ovnis y todo eso… (Rennie) :Sí, sé de lo que hablas. He escrito sobre ellos, pero creo que hay una razón: cuando viajas la gente te cuenta historias similares sobre cosas que les asustan, sueñan sobre lo mismo, temen las mismas cosas, son imágenes que se repiten vayas donde vayas, porque en el fondo significan lo mismo.

Rennie, he leído una frase donde decías: “No soy poeta, soy una storyteller”. ¿Qué diferencia hay entre una cosa y otra? (Rennie): Creo que la poesía tiene más que ver con el sonido y el ritmo de las palabras. Yo me preocupo más de pintar un retrato, algo visual. (Brett): Creo que no te va a gustar, pero pienso que tienes mucho en común con Bruce Springsteen. (Rennie): ¡Que te jodan! (Brett): No, es un storyteller cinemático realmente bueno, no particularmente poético, pero es tan visual… sus canciones son como pequeñas películas. No me refiero a todas, sólo a las buenas. Te lo digo como un cumplido. (Rennie): Lo sé. Creo que cuando escribes una historia la entiendes de inmediato, pero si luego piensas en ella la entiendes más y más, y al final te das cuentas de que cuanto más piensas en ella, menos la entiendes, se convierte en más misteriosa. No sé si todo esto tiene mucho sentido para ti.

Sí, estaba pensando en las películas de David Lynch. Por ejemplo, ves Mulholland Drive y lo mejor que puedes hacer es no pensar sobre ella, sólo “ver y creer”. (Brett): O como en el matrimonio, cuanto más piensas, más jodido estás y más problemas tienes (bromea). También ocurre en las bandas, cuanto más piensas, peor funciona.

Os han incluido en la escena del alt. country. ¿Qué os parece eso? (Brett): No me gusta mucho que nos incluyan en esa categoría porque obviamente tenemos otras influencias. (Rennie): Nos gusta Kraftwerk, por ejemplo, y eso nos excluye. (Brett): Sí, y también John Coltrane, Marlene Dietrich, de todo… Chopin, John Cage, Tom Waits, Bob Dylan… escuchamos muchas cosas… Evidentemente no vamos a tomar una actitud de “Oh Dios mío, no quiero que me etiqueten así”. Pero cuando la cosa empezó a despegar en Inglaterra, en revistas como ‘Mojo’, fue una locura. Tomaron ese estandarte de música americana con raíces, alt. country o lo que sea. (Rennie): Creo que preferimos ser considerados como alt. americana. (Brett): Me importa una mierda como nos llamen. Si vendemos discos, y la gente viene a nuestros conciertos, y podemos vivir de ello, me importa un carajo.

En los últimos Grammy la música con raíces tuvo mucho éxito, con O Brother, por ejemplo. ¿Pensáis que es un buen momento para ese tipo de música, o es sólo una reacción patriótica a la tragedia del 11-S? (Brett): No.

Porque he leído un artículo sobre la evolución del comportamiento de compra de los americanos después del 11-S, en el sentido de que consumen marcas o productos “antiguos” o que les recuerdan el pasado. (Rennie): Creo que la gente en América está harta de todo lo que es muy nuevo y limpio. La gente nota un vacío. Y la banda sonora de O Brother en cierta forma les trajo algo que echaban de menos, les recordó algo que habían olvidado. (Brett): Sí, y algo que es familiar al mismo tiempo. Pero yo tengo una teoría más cínica. Creo que es el Buena Vista Social Club de este año: tiene una buena envoltura, unos buenos créditos interiores, es complementario a una película. Ese tipo de cosas emergen cada tres años y son “flor de un día”. No representan una tendencia importante en la corriente principal de la música en América. La gente no va a convertirse en fans tremendos del bluegrass, Ralph Stanley o Gillian Welch, eso no va a pasar.

Hay un autor americano, Barry Gifford, que describe América como un país sin civilizar, de “corazón salvaje”, divertido y melancólico, surrealista y violento, donde conviven la religión y el crimen. Ha trabajado con David Lynch, y alguien ha dicho sobre su trabajo que “Lynch hace que lo corriente parezca extraordinario, y Gifford hace que lo extraordinario parezca normal”. Veo cierta relación con eso en vuestras canciones. ¿Estáis de acuerdo? (Rennie): Bueno, me gusta mucho David Lynch. (Brett): A mí Barry Gifford, no mucho. Hay otros escritores que he leído, como Charles Willeford, y otros que escriben novelas sobre crímenes reales e historias extrañas sobre alcoholismo.

¿Os han ofrecido incluir alguna de vuestras canciones en alguna película? (Rennie): Aún no. (Brett): Me encantaría. Creo que uno de los grandes problemas de nuestra música es que necesita algo más de ritmo instrumental, porque las canciones son muy concisas, duran de tres a tres minutos y medio, con letra, un pequeño break, letra, un pequeño break… No hay mucho espacio instrumental. (Rennie): Las películas exigen partes instrumentales, no quieren que cuentes historias porque te distraen.

Y, lo que son las cosas, doce años después de esta entrevista, la canción Far From Any Road de The Handsome Family, perteneciente a su álbum Singing Bones (2003), se convirtió en la música de cabecera de True Detective, contribuyendo a alimentar el clima malsano de esta producción ambientada en la Louisiana rural profunda y salvaje. Aquí la podemos escuchar en su versión original extendida con un montaje con los créditos de la serie.