miércoles, 28 de diciembre de 2016

NO SIEMPRE FUE FÁCIL SER UN STOOGE

El Confidencial, 19/05/2016



En una de las escenas de 'Paterson' de Jim Jarmusch, el protagonista y el amo del bar al que acude regularmente comentan la oportunidad de colgar en el Hall of Fame del pub, conformado por efemérides culturales de la ciudad, un recuerdo de la ocasión en que Iggy Pop actuó allí. Es la manera que tiene el cineasta de citar a uno de sus referentes culturales y a la vez amigo, que ya aparecía en otras películas suyas como 'Dead Man' y 'Coffee and Cigarettes'. Pero el tándem Jarmusch-Iggy en Cannes no se limita a este pequeño homenaje. El director también ha presentado, esta vez fuera de concurso, el documental tributo a los Stooges 'Gimme Danger'.

Al contrario de lo que sucedía en 'Year of the Horse', la película que Jarmusch dedicó a Neil Young, en este caso el director apenas se muestra en escena. Jarmusch aparece solo en la introducción donde evidencia que estamos a punto de ver la entrevista que lleva a cabo con Iggy Pop. A partir de aquí, la mano del director de 'Down by Love' se nota poco. 'Gimme Danger' no es tanto un film personal sobre la relación entre Jarmusch y Iggy como un rockumentary más convencional de lo deseado en torno a la banda que abrió las puertas al punk. Por estricto orden cronológico, el líder de The Stooges y los miembros supervivientes de la banda resiguen la trayectoria de la misma.

Drogas e industria musical

El gran mérito de Jarmusch estriba en ofrecer un documental que huye de la tentación idealizadora. La naturalidad con que Iggy Pop habla con su colega director permiten que afronte temas como la forma en que las drogas perjudicaron el grupo, los males de la industria musical, los desencuentros entre los integrantes de la banda, su forma de entender el comunismo, la relación con David Bowie, la arquitectura de las canciones del 'Raw Power' y cómo la poderosa guitarra de James Williamson llegó a tapar el bajo del antiguo guitarra Ron Asheton mientras Iggy se veía obligado a cantar una octava por encima de lo habitual, lo jodido que resulta tocar en directo cuando el público se ha acostumbrado a lanzarte botellas en los conciertos o lo difícil de renunciar a la banda y volver a casa.

Como ya llevaba a cabo de forma magistral Julien Temple en 'La mugre y la furia', Jarmusch recurre a imágenes de archivo de películas, series de televisión, documentales y, cómo no, sketches de The Three Stooges que no tienen nada que ver con la banda como comentario irónico o contrapunto de aquello que se está narrando para mostrar cómo la carrera de los Stooges se desarrollaba a la contra de todo el imaginario oficial de la época en Estados Unidos difundido por el cine y la televisión. En algunas escenas, una animación original permite reconstruir algunas de las anécdotas relatadas por el cantante, como aquella en que explica cómo secaba la marihuana en la lavandería del lado de la caravana donde vivía con sus padres.


La película también está trufada de comentarios que protagonizan desde Andy Warhol a Nico (“junto a John Cale parecían Morticia y Gómez de La familia Addams”). La trayectoria de los Stooges se apoya en todo tipo datos, de manera que la película resulta por momentos excesivamente wikipedista. Tampoco se detiene demasiado en las canciones, hasta el magnífico montaje final en el que podemos escuchar por primera vez 'I Wanna Be Your Dog' entera, la canción con probablemente el mejor riff de la historia de la música.