sábado, 23 de noviembre de 2019

VETIVER. "UP ON HIGH" (2019). La experiencia es un grado


Parece que fue ayer (pero ya han pasado casi 20 años) cuando la prensa musical más indie pregonaba a los cuatro vientos la aparición de una nueva generación de grupos folk. El neo folk venía precedido de su buque insignia, Devendra Banhart, un artista que para mi gusto tenía más de bluff que de otra cosa. Sin embargo, ha habido bandas que a la sombra del mencionado barbudo buenrrollista han ido creciendo hasta sacarle unas cuantas cabezas de ventaja al bueno de Banhart. Tal es el caso de Vetiver, una banda capitaneada por un geniecillo del folk y del pop americano llamado Andy Cabic.


Al igual que el buen vino, el sonido de Vetiver ha ido mejorando con el tiempo hasta llegar a este Up on High, aparecido el pasado 1 de noviembre, que a mi juicio roza la perfección. El disco, se mire por donde se mire suena con una coherencia y un equilibrio admirables. El LP se abre con "The Living End", que empieza como una tonada folkie pero que va ganando toques poprockeros especialmente en el estribillo, gracias a la discreta pero efectiva ayuda de la guitarra eléctrica. Y con gusto agridulce (mezcla de melancolía y luminosidad) en el paladar, el oyente se asoma al segundo corte, "To Who Knows Where", un tema cálido y delicioso en el que Cabic me recuerda a otro genio olvidado del pop-folk americano, Devin Hill. Los toques country de la pedal steel hace que la canción se ponga literalmente a punto de caramelo. Uno de los mejores cortes del disco. Y después de tanta melosidad, Cabic y los suyos imprimen ritmo al álbum con "Swaying", un tema que nos transporta a los primeros discos de REM, Murmur y sobre todo, Reckoning, cuando los de Athens sonaban más frescos y campestres que nunca. El arpegiado del tema le da a la canción un embrujo indescriptible. Y entonces vuelvo a pensar en Peter Buck e incluso en el mismísimo Roger McGuinn, y todas esas guitarras que suenan como campanillas. Otro punto álgido de este grandioso LP. También muy rítmico y juguetón es el siguiente corte, "All We Could Want", donde la banda se acerca al power pop de los 70 con esos contagiosos riff de guitarra eléctrica.



Con "Hold Tight", el combo hace un pequeño receso en el LP. Aquí hay un cambio de tercio y la melancolía folkie da paso a un tema jazzy, e incluso, podríamos decir funky, siendo este corte el más singular de un disco, por lo demás muy compacto estilísticamente hablando. Pero con "Wanted, Never Asked", Vetiver vuelve al pop más jangly y es cuando suenan más al Reckoning de los REM que nunca. Otro temazo. Mucho más folkie, más íntimo y más delicado es "A Door Shuts Quick", que es el tema más acústico del disco. También tiene ciertas texturas beatleianas pues recoge especialmente la influencia de George Harrison con su "Here Comes the Sun" a la cabeza. Una delicia.


Vuelve el ritmo rockero con "Filigree", una de las canciones que más me gusta del disco porque lo tiene todo. Garra, delicadeza, melodía y buenas guitarras. Aquí Vetiver se vuelve a inspirar en los sonidos más luminosos de los 80, los de bandas como Felt. Otra cima del LP. Por su parte, el tema que da título añade más melancolía folk al conjunto. A destacar la  reverb de la guitarra que da al corte cierta textura bluesy. Y para terminar, con "Lost in Your Eyes", Vetiver vuelve a hacer otro guiño a los 80, sobre todo a Jesus And Mary Chain (los del segundo LP) o los Yo la Tengo más acústicos.

En definitiva, un disco equilibrado al que no le falta de nada y al que es difícil ponerle un pero. Y es que la experiencia es un grado. Ahí están Vetiver para corroborarlo.