Nacho Serrano
ABC, 31/09/2023
Varios dibujantes han unido su talento en una serie de relatos gráficos que viajan a los días de la creación del álbum, con guion de Leah Moore (hija de Alan Moore)
Entre los muchos debates encendidos recurrentes acerca de los Doors, uno de ellos es, naturalmente, el de cuál es su mejor disco. Y lo cierto es que a pesar de la mística de sus trabajos sesenteros, 'Morrison Hotel' (1970) parte con ventaja en la discusión porque tiene buenas canciones, es coherente, la banda había madurado, y con permiso de los amantes de 'LA Woman', es el último gran álbum que grabó Jim Morrison.
Sobre esta grabación se han escrito ríos de tinta, pero no dibujado. Por eso, la novela gráfica 'Morrison Hotel' es una pequeña joya para los fans y los coleccionistas. Dividido en relatos cortos que gravitan alrededor de cada una de sus once canciones, el cómic recorre los días de la creación del disco, así como la influencia que el grupo californiano tuvo como arquitecto de la contracultura de los años sesenta en la Norteamérica donde los colectivos juveniles luchaban por la igualdad y se unían en protesta contra la Guerra de Vietnam, en un movimiento antibelicista cuya banda sonora tiene a The Doors como pieza esencial e ineludible.
Con guion de la británica Leah Moore (hija del maestro del cómic Alan Moore) en colaboración con los miembros supervivientes de The Doors, las viñetas corren a cargo de laureados dibujantes de la escena internacional del cómic: el italiano Armitano, el griego Vasilis Lolos, la galardonada artista francesa Marguerite Sauvage y los norteamericanos Tony Parker, Collen Doran (muy reconocida por su biografía gráfica de Stan Lee de Marvel Comics), Ryan Kelly o la multipremiada Jill Thompson (afamada por el 'Wonder Woman' de DC Comics), entre otros.
Sobre esta grabación se han escrito ríos de tinta, pero no dibujado. Por eso, la novela gráfica 'Morrison Hotel' es una pequeña joya para los fans y los coleccionistas. Dividido en relatos cortos que gravitan alrededor de cada una de sus once canciones, el cómic recorre los días de la creación del disco, así como la influencia que el grupo californiano tuvo como arquitecto de la contracultura de los años sesenta en la Norteamérica donde los colectivos juveniles luchaban por la igualdad y se unían en protesta contra la Guerra de Vietnam, en un movimiento antibelicista cuya banda sonora tiene a The Doors como pieza esencial e ineludible.
'Morrison Hotel' revive la motivación artística del disco, recreando cada una de las canciones en un ejercicio que combina imaginación y rigor periodístico, pero además repasa el contexto cultural y social al que pertenece: la convulsa escena contracultural estadounidense. Las páginas arrancan con el proceso judicial a Morrison por exhibicionismo y llegan hasta la sesión de fotos que terminó dando una de las portadas más icónicas de la historia del rock, un alucinante viaje que tiene como telón de fondo el trasvase del espíritu libre de los años sesenta a los tumultuosos setenta, evidenciando la influencia que The Doors tuvo en buena parte de aquel universo.
El episodio 'Roadhouse Blues' transporta al lector a un concierto salvaje en el Topanga Corral (en el cómic rebautizado igual que la canción), el local de conciertos de Malibú que inspiró a Jim para escribir la letra. 'Waiting for the sun' ubica al cantante en una onírica odisea griega, y 'You make me real' lleva la historia hasta los legendarios estudios Sunset.
La efervescencia del movimiento pacifista queda fabulosamente retratada en el episodio 'Peace Frog', que narra los terribles sucesos del campus de Berkeley, donde varios estudiantes fueron asesinados por el ejército enviado por el gobernador Ronald Reagan; y la cara A del repertorio se cierra con 'Blue Sunday' y 'Ship of fools', donde los ilustradores se sumergen en las hazañas sexuales y las aventuras psicodélicas de Morrison.
'Land ho!' se adentra en los horrores de la guerra y sus consecuencias sociales, 'The spy' muestra el lado oscuro del sueño americano que vivieron las mujeres de la época, y 'Queen of the Highway' en una bonita ensoñación coprotagonizada junto a John Lennon y Little Richard. La preciosa 'Indian Summer', incomprensible descarte de las primeras grabaciones del grupo, se transforma en viñetas de efluvios lisérgicos y misticismo hindú; y 'Maggie M'Gill' vuelve a Vietnam antes de que el libro se despida con la divertida historia de la famosa foto de la portada del disco.
Encuadernado en tapa dura con 160 páginas a color, incluye un prólogo del guitarrista de The Doors, Robby Krieger, y otro del propio traductor, Kike Babas, veterano crítico musical con una amplia bibliografía a sus espaldas (Los Rodríguez, Leño, Manu Chao, etc). «'Morrison Hotel' llegó en el momento ideal para The Doors», asegura Krieger en su texto. «Jim estaba de juicios por el incidente de Miami, así que no podíamos salir de gira. Habíamos terminado nuestro álbum más difícil de grabar, 'The Soft Parade, que supuso mucho trabajo porque estuvimos intentando mantenernos a la altura de The Beatles y decidimos incorporar una sección de cuerda y metales. Salió genial, con 'Touch me' encabezando las listas de éxitos, pero hacerlo nos llevó una eternidad. Morrison se aburría y se iba a beber, así que era imposible grabar bien la voz hasta el día siguiente. En 'Morrison Hotel', la banda decidió hacer exactamente lo contrario. «Decidimos divertirnos, hacerlo sencillo y bluesero».