domingo, 23 de junio de 2013

THE RASPBERRIES: EL POSTRE PERFECTO

Alfred Crespo
Ruta 66,  nº 270, abril 2010



No alcanzaron jamás en el viejo mundo las cotas de popularidad que disfrutaron en Estados Unidos, pero el culto a la banda no ha cesado de crecer. ¿La razón?: son un arquetipo del mejor power-pop.


No es fácil. Tenían ese punto peligroso que les acercaba a los productos destinados a las radios convencionales. Algunas de sus canciones desbordaban almíbar en cantidades industriales. Y otras transitaban por la peligrosa senda del histrionismo más desbocado e incontinente. Pero sus cuatro elepés, grabados entre 1972 y 1974, son inconmensurables tratados de power-pop catedralicio, contienen un gran número de temas memorables y crearon una escuela que, a día de hoy, sigue activo en un ámbito reducido,  casi marginal, pero muy activo. Eric Carmen (bajo, guitarra, piano, además de voz principal), Wally Bryson (guitarra y voz), David Smalley (bajo y guitarra) y Jim  Bonfanti (batería) asombraron, desde Cleveland, a quien buscaba a unos herederos directos de la British Invasion en pleno estallido del rock rimbombante que arrasaba a principio de los años setenta. Olvidándose de largos solos y virtuosas partes instrumentales, apostaron por recuperar la vieja infalible fórmula de la canción redonda de breve duración. Menos es más si te lo sabes hacer. Y ellos supieron. Hagamos un poco de historia.




Cleveland rocks

Esa era su intención. Rocanrolear prestando especial atención a las melodías vocales. Un obseso por las construcciones de los primeros Beatles y por el producto de la genial mente de Brian Wilson, Eric Carmen, se unió a Jim y a Wally, miembros de The Choir. De las cuatro cuerdas se ocupaba otro músico local, John Aleksic, y juntos grabaron una demo de cuatro canciones. En el momento de empezar a hacerla circular, John fue sustituido por otro ex Choir, Dave. Preparados, listos, ya: "Go All The Way" empieza a tomar forma. Y lo hace en Nueva York, en los míticos Record Plant Studios. Estamos en 1972, su disco homónimo está en las tiendas y EMI, su sello, escoge la lacrimógena "Don't Want To Say Goodbye" como primer sencillo. Su repercusión es moderada, pero empieza a cimentar su carrera. La segunda tentativa,  la mencionada "Go All The Way" (¿han escuchado la versión de Mathew Sweet y Susana Hoffs?) sencillamente arrasa. Y no hay para menos, claro. Compendio de todas las virtudes que se le pueden pedir a una canción pop pluscuamperfecta, y escrita por Eric y Wally, estrena la cara A del elepé e inicia un banquete de inexplicable perfección. Cuesta encontrar un tema malo en Raspberries, y abundan las joyas: "Come Around And See Me", "I SawThe Light", "Rock&roll Mama" no pueden faltar en uno de sus numerosos recopilatorios. Sin tregua ni descanso, con el disco oliendo a frambuesa todavía en los cajones de las tiendas, se en cierran en los mismos estudios para grabar su continuación lógica, Fresh Raspberries. En pocos meses, dentro del mismo año, avasallan de nuevo con otra impecable colección de canciones, encabezada por su nuevo y arrebatador 7", "I Wanna Be With You". El resto de nuevo, no desmerece al sencillo bandera, y "I Seemed So Easy", "Goin' Nowhere Tonight", "No body Knows" o especialmente "Let's Pretend" (que su autor, Eric, confiesa haber escrito tras ingestiones masivas de la fórmula magistral oculta entre los surcos de Pet Sounds) les sitúan en lo más alto. Los más exaltados los elevan a la categoría de los cuatro de Liverpool y pronostican un grupo impecable e invencible. ¿Podría su siguiente trabajo mantener su nivel?



Cara 3

El artístico, sí, sin problemas. El comercial, lamentable e incomprensiblemente se desmorona. En verano de 1973 aparece Side 3, con un nuevo inicio para la historia. "Tonight", otra de las piezas clave de su carrera, y "I'm A Rocker" parecen destinadas a tirar del resto de sus compañeras de lote, pero donde antes encontraban aplausos y loas descacharrantes ahora reciben cierta indiferencia. Escuchando el álbum cuesta imaginar qué sintieron los miembros de la banda al comprobar que su apuesta por el pop más basado en el rock (la actitud y el sonido de los Who acude inmediatamente a la mente) provoca más rechazos que adhesiones. Y, ya se sabe, a perro flaco todo son pulgas: tensiones latentes explotan he inician un proceso de degradación interna que no puede acabar de otro modo que con una semi-disolución de la formación original. Jim Bonfanti y Dave Smalley dejan el grupo, siendo sustituidos por Michael McBride (batería) y Scott McCarl (bajo). Ruptura traumática que se soluciona en falso con las nuevas incorporaciones, con conciertos siempre enormes y con la grabación de un cuarto elepé. Starting Over (1974) reincide en la proximidad al sonido que Steve Marriott creó para sus Small Faces y fue recibido con excelentes críticas y pobres ventas. Su biografía estaba a punto de llegar a su conclusión, las divergencias entre ellos, la constatación de que los nuevos músicos no podrán aportar el plus de personalidad que poseían sus antecesores y la certeza de que es mejor una retirada a tiempo que un malvivir a costa del pasado provocan que el 19 de abril de 1975 firmen el acta de defunción y realicen un concierto de despedida en Scranton. Pocos les lloraron, muchos matarían por resucitarlos de nuevo. Para no dejar morir la marca, han protagonizado esporádicas y poco exportables actuaciones en las que han demostrado que quien tuvo, retuvo, y que su peculiar sonido les permite seguir igual de vigentes, como demuestra Live On Sunset Strip /.../. Aviso para navegantes: en el año 2000 apareció Refreshed, EP acreditrado a su nombre de excelente contenido pero punto de partida engañoso, ya que en su proceso de grabación sólo participaron los originales Wally Bryson y Dave Smalley, junto a Scott McCarl, miembro de su segunda etapa, más un batería y un teclista. Y aunque su discografía en solitario daría para otro artículo, no es descabellado considerar a Eric Carmen (Arista, 1976), debut de su cara más visible como único protagonista, digna secuela de su póquer de ases. Disco que contiene el empalagoso éxito "All By Myself" (¡cuántas virginidades fueron víctimas de su audición!), pero que esconde en su interior oro disperso de muchos quilates. Podría acabar aquí su historia resumida, pero hay quien se esfuerza en mantenerlos de actualidad. Sigan leyendo... 



Play On!

Entre los incansables defensores del combo, un puñado de bandas españolas que acostumbran a realizar versiones de sus temas en concierto y que ahora, coordinadas por la inquieta discográfica sevillana Clifford Records, se han pasado por el estudio para aportar su granito de arena a un diez pulgadas goloso, goloso: Play On! A Homage To The  Raspberries. Inteligente la selección de grupos participantes y de las canciones homenajeadas. Evitando centrarse en un solo disco, encontramos ocho revisiones de sus cuatro álbumes, dos temas de cada disco. Y un simple vistazo a quien está presente ya indica que la cosa no puede fallar: en la cara A los siempre fiables y conocedores de la materia Suzy & los Quatro llevan a su terreno "Play On", Moon Unit endurecen y bañan en esencias sixties "I Don't Know What I Want", Quant reducen al esqueleto y cantan bien la complicada "Go All The Way" y Los Inéditos demuestran que han hecho los deberes hace tiempo brillando al pulir la cara más pop de Raspberries en "It Seemed So Easy". La cara B la inaugura Cooper, que se adentra en la magia de "Tonight". Le siguen los franceses Pony Taylor, que se lucen en "Last Dance" y uno de los favoritos de la casa, The Yellow Melodies -que llevan a un terreno colindante con el indie a "With You In My Life"- y finalizan la sesión Ana Lógica, que escarban en el lado freak de la maravillosa "Nobody Knows". Una muestra de vigencia, a sumar a otras dispersas por otras dispersas por múltiples lugares del mundo. Go All The Way!