jueves, 12 de mayo de 2016

THE TALLEST MAN ON EARTH. "THERE'S NO LEAVING NOW" (2012). Folk luminoso desde umbrías tierras nórdicas





Siempre se había relacionado a los países nórdicos con estilos más cafres del rock, como el metal, el punk o el garage. Recuerdo que en los 80 se estilaba el tópico de que los nórdicos nacían con una guitarra bajo el brazo. Pues bien, en el caso de Kristian Matsson, alias The Tallest Man On Earth, esta guitarra es acústica. En efecto, lejos de los conocidos excesos sonoros escandinavos este músico sueco ha optado por el folk inmaculado, aunque eso sí, de nuevo cuño.


Matsson tiene el mérito de usar los elementos tradicionales del folk, las guitarras acústicas (ocasionalmente también el banjo), el finger-picking, las harmónicas, las letras elaboradas que cuentan emotivas historias, los acentos dylanianos en la voz, etc. y hacerlos sonar tremendamente modernos. Unas gotas de luminoso pop indie en la pócima son las responsables. En este sentido el disco que nos ocupa, There's No Leaning Now, de 2012, es paradigmático. Abre el LP la sensibilidad hiriente de "To Grow Away", donde la cálida voz de Matsson hace llorar hasta a las piedras con letras de perdidos paraísos infantiles. Más dylaniana es "Revelation Blues" donde la voz nasal de Matsson, que recuerda a la del maestro de Duluth, Minnesota, se alía con un alegre finger-picking y una desdibujada guitarra eléctrica que no molesta a la esencia acústica y folkie del tema. Pero para finger-picking el que Matsson se marca en el siguiente tema, "Leading Me Now," sobre un fondo de acompañamiento con trémolos (que recuerdan al particular estilo del malogrado Elliott Smith). Sin duda es el virtuoso manejo del finger-picking con afinaciones abiertas lo más sobresaliente de Matsson como guitarrista.



No está tocado con los dedos sino con la púa, sin embargo, el siguiente tema "1904", un tema pop absolutamente pegadizo y redondo que si no viviéramos en un mundo rematadamente hortera habría sido canción del verano. Además es una de las canciones del disco en las que la voz de este cantautor sueco recuerda más a la de Bob Dylan. Más lenta y evocativa es "Bright Lanterns", tema que quizá remite más a la obra mas barroca (Pleasures of the Harbor, Rehearsals for Retirement), de otro de los grandes del folk americano, Phil Ochs. Y con la sexta canción, la que da título al LP, el disco llega a su clímax emocional con Matsson al piano exprimiendo toda su melancolía.



A partir de ahí el disco tiene que renacer de sus cenizas. Y lo hace con "Wind And Walls", donde The Tallest Man On Earth retoma los aires dylanianos y la guitarra a la que le imprime con la púa un ritmo irresistiblemente pop. Otra canción del verano, de un verano paradisíaco. Por su parte, el finger-picking de "Little Brother" recuerda al de "Power and Glory" de Ochs aunque el tema de Matsson es menos épico y mucho más íntimo, de hecho es otro prodigio de sensibilidad. Le sigue "Criminals" donde Kristian Matsson conjura por enésima vez a Dylan y se dedica a picar con los dedos una guitarra eléctrica en este caso. El broche final lo pone "On Every Page", donde la guitarra tiene un toque más bluesy o jazzy y The Tallest Man On Earth se acerca más a Tom Waits (¿quizá estaba pensando en el "Blue Valentines" del californiano?).



Quién iba a decir que en las duras tierras nórdicas, las del invierno perpetuo alguien pudiera tocar una música tan dedicada, luminosa y primaveral. Ya lo decía mi abuela: "en todos sitios cuecen habas".