jueves, 27 de diciembre de 2018

MANDOLIN ORANGE. "SUCH JUBILEE" (2015). Bluegrass intimista


Conocí a esta maravillosa pareja músicos radicados en Chapel Hill, North Carolina, viendo un vídeo en You Tube que patrocinaba mi cerveza favorita, Sierra Nevada, y desde entonces no he parado de buscar material suyo. Por suerte, éste se encuentra disponible en bandcamp. Muy en la línea del bluegrass renovado de Nickel Creek, Mandolin Orange aguantan perfectamente la comparación con dichos colosos del género. Y es que Emily Franz (guitarra, violín, voz) y Andrew Martin (mandolina, guitarra, banjo, voz) no son  precisamente mancos.



Uno de los álbumes de Mandolin Orange que más me gusta por intimista, evocativo y tierno, es Such Jubilee, su segundo LP, de 2015. Muy acertadamente el LP se abre con el tema "Old Ties and Companions" que es un tema bastante representativo del dúo e incluso sería una canción radiable si las emisoras comerciales no pusieran tanta música de baile hecha en serie. Alegre con un punto de melancolía, en el tema oímos un maravilloso diálogo guitarra-mandolina de los que hacen historia. Y el trabajo vocal de Andrew también es excelente. El siguiente, corte "Settle Down", tiene un punto más bluesy pero gasta de la misma maravillosa melancolía. Ahora Emily, se pasa al violín y a los coros y Andrew toca la acústica y canta. También se ha añadido unos arreglos de guitarra eléctrica que le dan un toque más roquero. Le sigue "Little Worlds", otro de los himnos folkies del disco. Aquí Emily y Andrew cantan a dúo y éste último se luce con el banjo tocado al estilo clawhammer (sin púas). 



Con "Rounder" el disco se hunde nuevamente en la melancolía con una balada folk aderezada por las cálidas armonías vocales chico-chica de Emily y Andrew. En cambio, el siguiente corte, en el que Emily lleva la voz cantante, se aleja un tanto del folk al introducírsele ligeros toques de jazz y pop, un teclado y percusión ligera. Original y con un cálido y cuidado sonido. La voz de Emily, sobresaliente, igual que la mandolina de Andrew.  Más folky y más desnudo, "Jump Mountain Blues", el violín de Emily agrega patetismo al conjunto del tema y contribuye a ese intimismo que impregna todo el LP. Además, los coros de Emily Franz al final del tema cantando una melodía distinta de la principal son todo un acierto. "That Wrecking Ball", el siguiente corte, está más en la línea del bluegrass tradicional y es que se nota de dónde son esta pareja de músicos y el amor que sienten por sus raíces.

Algo menos tradicional, aunque manteniendo las líneas maestras del country/blues, es "Blue Ruin". La adición de unos arreglos de guitarra eléctrica le confiere un matiz más poppy,  más atmosférico y soñador, y hacen del tema otra de las cimas del álbum. Algo más pop / rock es el siguiente corte, "Daylight", que tiene un teclado muy jazzy y discreta percusión. Y el disco lo cierra una monumental y emotiva balada folk titulada "Of Which There Is No Like" y deja al oyente satisfecho y con ganas de más.


Mandolin Orange son una pareja de músicos a tener muy en cuenta. Especialmente recomendables para quienes sientan debilidad (como es el caso  del que esto escribe) por los sonidos acústicos. Y es que este "Such Jubille" se ha ganado un sitio entre los mejores discos de Nickel Creek, Shiny and the Spoon o Pharis and Jason Romero.

domingo, 16 de diciembre de 2018

JOHN MARTYN. "BLESS THE WEATHER" (1971). Folk cósmico.



Conocí a John Martyn por la banda sonora una película llamada Titanic Town de 1998, ambientada en el convulso Ulster de los 70. Busqué datos sobre la banda sonora creyendo que sonaban temas de Nick Drake que yo no conocía. Sin embargo, no era Drake sino otro gran folkie de la época, John Martyn, que de hecho era buen amigo de Nick. Y fue así cómo, indagando sobre su extensa discografía, di con este maravilloso álbum, Bless the Weather, de 1971.


Junto con Solid Air, Bless the Weather, refleja el impacto del free jazz y la experimentación sobre la obra de este gran  guitarrista y folk singer británico. El primer tema, "Go Easy", que fue versionado en su momento por Beck, es uno de los mejores temas del disco y uno de los cortes con más influencia de la psicodelia. Suena al Barrett más acústico y sobre todo, claro está, al Nick Drake más soñador. El toque de distinción jazzística se lo da el maravilloso contrabajo que va a sonar en varios cortes del disco. Y es que en este álbum Martyn se rodeó de excepcionales músicos como Richard Thompson (de Fairport Convention) a la guitarra y Danny Thompson (también de Fairport Convention) y Tonny Reeves al bajo y al contrabajo. El contrabajo resalta aún más en el siguiente corte del disco algo más jazzy y experimental, el que da título al disco. En este corte Martyn se luce como guitarrista con ese estilo tan percutivo que le caracterizaba. Algo más tradicional es el siguiente tema "Sugar Lump" con clara influencia del blues más folkie y acústico y que es cantado magistralmente en "falsetto" por Martyn.



Pero con el cuarto corte vuelve la experimentación con una extraña pieza de pop, "Walk to the Water", con un melodía de piano que va por libre y una exótica percusión a base de bongos y todo ello envuelto en la elegancia jazzy del sonido del contrabajo. Le sigue un tema, "Just Now", luminoso y melódico que nos recuerda de nuevo al tipo de folk que hacía su colega Nick Drake y para mí otra indiscutible cima del álbum. Tan solo acústica, voz, y ligeros toques de piano para hacer un tema absolutamente sublime. Más jazzy e incluso con cierta influencia del funk en boga en la época es "Head and Heart", donde vuelven a aparecer los bongos y el contrabajo y el estilo percutivo a la guitarra acústica (casi haciendo "slap"). Bailable y sabroso, es otro temazo de este álbum.



Con el siguiente corte, "Let the Good Things Come", la música de Martyn discurre por los enigmáticos terrenos de la psicodelia. Efectos de sonido, voces etéreas, y cadencias hipnóticas. Aquí las referencias nos podrían llevar a los álbumes más experimentales de Tim Buckley. Otro bello ejercicio de folk evocativo a lo Nick Drake lo constituye el siguiente tema, "Back Down the River", otro tema hermoso y tierno donde los haya. Y es entonces cuando nos topamos con el corte más arriesgado del álbum "Glistening Glyndebourne". Se trata de una larga pieza instrumental (más de 6 minutos) en la que Martyn se adentra en el terreno del folk y del rock progresivos en el que se mezcla el jazz, la música avant-garde e incluso el flamenco. El resultado es grandioso. Como curiosidad se suele mencionar que en este tema Martyn se quedó a gusto  experimentando con el echoplex, un sistema para crear efectos de retardo que era muy innovador para la época (en la nuestra ya no tanto). Finalmente, el disco se cierra con una curiosa versión del célebre escrito por Nacio Herb Brown y popularizado por Gene Kelly, "Singing in the Rain"; y aquí tengo que decir que no soy muy aficionado a los musicales pero la versión que hace John Martyn me encanta porque transforma totalmente el tema.


Y como siempre quiero recomendar este maravilloso disco, especialmente a aquéllos que podrían confundir el folk con el conservadurismo musical, cosa que la figura de John Martyn desmiente categóricamente.