domingo, 20 de julio de 2014

THE THRILLS (2003). "SO MUCH FOR THE CITY". Sunshine pop a la irlandesa.


Oriundos de Dublín, the Thrills dejaron su lluviosa Irlanda natal atrás durante una temporada para instalarse en la soleada California. El resultado de esa experiencia fue un disco repleto de luminosos himnos veraniegos que homenajeaban a los grandes del pop californiano (The Monkees, The Byrds, The Beach Boys, The Association). Eso fue en la pasada década, una década en que el Sunshine Pop fue rescatado del desprestigio en que se le había sumido en los 80, con el predominio del punk y su desprecio hacia todo lo que oliera a hippismo, y mucho más a hippismo almibarado.

So Much For The City, que así fue llamado el citado LP, es un disco de obligada referencia para el revival del Sunshine / Baroque Pop. Además es un disco que consiguió notable éxito comercial llegando al número 1 de las listas de éxito irlandesas y al puesto 3 de las del Reino Unido. Su mayor virtud consiste, a mi juicio, en no quedarse en la mera fotocopia del género y añadirle ese toque inconfundible folkie que tienen muchas bandas irlandesas. Desde luego están más cerca de The Association que The Pogues pero el colorido que le da ese banjo y ese acento "brogue" del vocalista Conor Deasy es inequívocamente irlandés.



Centrado en homenajear a los principales iconos de la costa oeste americana, el LP se abre con el tema "Santa Cruz (You're Not That Far)" en el que el detalle del arreglo de banjo le da un toque distinto a lo que sería una mera recreación del pop a lo Beach Boys de la época del Pet Sounds. Más conseguido está ese efecto en "Big Sur", el tema más remorable del disco, tema que homenajea a la pintoresca localidad costera californiana donde el poeta beat Jack Kerouac creyó oír balbucear al Océano Pacífico (en dicho lugar una serie de caños de agua caen al mar desde considerable altura desde las montañas de Santa Lucía.) Los thrills sacan lustre al conjunto con unos brillantes coros femeninos y un irresistible estribillo.


La influencia del pop sesentero británico se hace notar en el siguiente tema, "Don't Steal Our Sun" (toda una declaración de principios el título), donde el ritmo a lo "Lazying On A Sunny Afternoon" de The Kinks se mezcla con el estribillo y los coros pop-jazz propulsados por un elegante piano al más puro estilo The Zombies. Además hace su aparición por primera vez en el disco la steel guitar. Todo un himno estival. "Deckchairs and Cigarettes" es una balada dedicada a la ciudad de San Diego donde residieron por unos meses y nos remite a las más delicadas perlas del sunshine pop costa oeste con ese sonido relajante de olas y gaviotas.

El ritmo vivo y bailable vuelve al disco con "One Horse Town" que conjuga aires soul (gracias al sinuoso teclado) y guitarras en rápido arpegio a lo byrds. Algo más almibarada y pomposa por el sobrecargado uso de la orquestación es "Old Friends, New Lovers" pero por suerte los trémolos de banjo, la armónica y el solo de fuzztone la hacen un poco menos empalagosa. El tema más byrdesiano no obstante es "Say It Ain't So", con un ritmo country rock y una espectacular steel guitar que imprimen un poco de velocidad al disco después del parón del tema anterior.


También de influencia country, aunque un country más vaporoso y lánguido al estilo de los Beachwood Sparks, es "Hollywood Kids", otra canción que homenajea a una de las más icónicas ciudades de California. Acústicas, steel guitar y armónicas se conjugan para moldear la canción más vaquera del disco. Y ya que hablamos de los Beachwood Sparks habría que destacar su influencia en el siguiente corte, "Just Travelling Through", en el que la voz y los coros recuerdan a Chris Gunst y compañía. Tampoco podía faltar la referencia a otro icono del oeste estadounidense, Las Vegas, en el corte homónimo hecho a base de soul-pop pegadizo. Por ultimo "The Tide Creeps In" cierra el disco con aires de gospel dylaniano y con una sorpresa dentro de ella: el hidden track "Plans".

So For The City, no es una obra maestra pero sí un buen compañero musical para, como decían los Kinks, holgazanear una soleada tarde de verano. No todo lo que llega a lo más alto de las listas de éxito tiene que ser pop barato o dance chabacano.