Lucía Lijtmaer
eldiario.es, 21/12/2015
Joy Division y New Order serían impensables sin entender dónde nacieron y desarrollaron su trayectoria.
Manchester se evoca en la autobiografía del músico Bernard Sumner, “New Order, Joy Division y yo”.
Joy Division con Tony Wilson en Manchester.
Tony Wilson, Alan Turing, Ian Curtis. “Adoraban Mánchester, su historia, su gente famosa y las grandes cosas que habían sucedido en la ciudad. Su filosofía era que mientras vivieras en Mánchester, debías esforzarte por mejorar las ciudad, y de ese modo hacer que resultara también un mejor lugar para ti. Los nativos de Mánchester debían sentirse orgullosos de serlo: esa era su actitud”. Son palabras de Bernard Sumner, el miembro fundador de Joy Division y cantante y guitarrista de New Order, que relata su vida y experiencias en New Order, Joy Division y yo (Sexto Piso).
¿Cuales fueron los principales pilares de Joy Division y New Order? ¿Qué papel jugó la ciudad y su pasado en la creación de la escena denominada 'Madchester'? Desentrañamos aquí algunas de las relaciones más importantes que conjugan la cartografía del momento y el lugar.
1. La ciudad: “No vi un árbol hasta que tuve 9 años”. La frase, del bajista Peter Hook, es aplicable a cualquiera de los otros miembros de Joy Division y New Order. La influencia que la ciudad norteña ha tenido en el sonido de ambas formaciones y en todo lo que vino después es insondable. Tal es así que ninguna de las biografías y/o documentales sobre ellos se atreve a comenzar sin tratar el urbanismo de una ciudad dónde se criaron los protagonisas. Una ciudad gris, increíblemente contaminada, estratificada socialmente y en plena depresión. En palabras de Sumner: “Lo que recuerdo con mayor nitidez es haber mirado hacia el fondo de la calle y haber visto las farolas de sodio naranja rodeadas de un halo sucio producido por la niebla. Al mirarlas, uno se sentía enfermo de gripe. Nuestro sonido tenía que brotar desde dentro porque el exterior era insoportable”.
2. La Segunda Guerra Mundial: Ese Mánchester es, a su vez, producto de su historia más reciente. Todos los integrantes de Joy Division (y New Order) nacen apenas una década después del final de la Segunda Guerra Mundial, que marcaría a la población británica durante decenios. La sombra de la guerra aún se cernía sobre todo el país, y sobre la ciudad de Mánchester en particular. Las huellas de los bombardeos, los efectos del racionamiento en la gente – el principal retratista del grupo Anton Corbijn diría más adelante que la primera vez que vio a Joy Division se le antojaron “unos chavales producto de la pobreza, famélicos, siempre ateridos de frío”, y el legado de austeridad de la generación anterior influyen directamente en la infancia y adolescencia de la banda. Por no hablar del nombre, claro, basado en el ala del campo de concentración nazi dedicado a la prostitución -División Alegría-.
3. La revolución industrial: Una ciudad está hecha de capas y su historia también. El desarrollo económico y social que produjo la revolución industrial modificó Europa para siempre, y Mánchester fue una de sus capitales mundiales. La estructura de la ciudad en la que crecieron Bernard Sumner y el resto de Joy Division permanecía a la sombra del resultado de un tránsito económico que marcó a ambas formaciones en su paisaje -fábricas de productos químicos, algodón, serrerías y fundiciones de latón- y en su sonido. Sumner explica de sus recuerdos infantiles musicales y la relación con su barrio : “La canción “Dirty Old Town” (de Ewan MacColl), con su poderosa evocación de amor en un paisaje industrial del norte, fue escrita pensando en Lower Broughton”.
4. La clase trabajadora: Joy Division son producto de Mánchester y su pasado histórico como lo son de las realidades económicas de su entorno. Hijos de obreros y amas de casa y madres solteras, criados en barrios que fueron inspiración para docudramas como “Coronation Street”, los protagonistas del sonido industrial eran los descendientes directos de la mano de obra de las fábricas y los talleres locales. Como explicaba Sumner: “Crecías en un paisaje tan brutal que cuando veías o escuchabas algo que era hermoso realmente lo apreciabas”.
5. El sonido: Dos citas explican la trascendencia del germen musical de Joy Division. La primera, del propio Sumner: “El sonido al que dimos forma fue el sonido de lo que nos rodeaba: un sonido frío, sombrío, industrial. La segunda, del que sería su principal aliado frente a la industria, el periodista y empresario Tony Wilson: “El punk te permitía decir “que te jodan”, pero no podía ir más allá. Era único, venenoso, una frase de rabia muy corta. Tarde o temprano alguien iba a tener que decir algo más, alguien iba a querer decir “estoy jodido”.
6. Ian Curtis: A día de hoy resulta imposible separar la imagen del grupo. El joven ídolo y frontman de Joy Division, creador del aura de la banda con el binomio de crooner maldito y suicidio inesperado, fue además una parte fundamental para que el grupo trascendiera en su contenido. Sumner explica: “Ian era el responsable de todas las letras, lo cual nos libraba al resto de una parte importante del trabajo que sería mucho más complicado más adelante, con New Order”. Curtis, con clara reverencia por lo intelectual, era fanático de JG Ballard y William Burroughs.
7. El relato en imagen: Joy Division ha sido uno de los grupos con un imaginario más potente del postpunk. Desde las portadas de Uknown Pleasures y Closer -creadas por el paisano Peter Saville- a los fotógrafos que les retrataron -el ya citado Anton Corbijn o Kevin Cummins-, pasando por tres excelentes piezas fílmicas que funcionan como testimonios de una época. “Control”, de Borbijn busca ser la ficcionalización de la vida y obra del malogrado Curtis. “24 hour party people” de Michael Winterbottom centró su atención en Factory Records y la escena de Mánchester, con especial cariño por Curtis. Y “Joy Division”, dirigida por Grant Gee y con guión de Jon Savage resulta uno de los testimonios documentales musicales más fidedignos de la última década.
8. Tony Wilson: Conocido como Mr. Manchester, fue el crisol de la ciudad durante dos décadas. No hay nada que no hiciera: fue periodista para Granada TV y BBC, empresario, cofundador de Factory Records y dueño de The Haçienda, sala fundamental para entender el auge del techno en el Reino Unido entre 1982 y 1997, y de la ciudad en particular, en lo que se denominó la escena “Madchester” El tránsito de Joy Division a New Order sigue la vida e intereses de Wilson, que fichó también a Durruti Column y The Happy Mondays. Wilson actuó como aglutinador de una comunidad, de una ciudad -a la que adoraba- y de un sueño común: que durante un tiempo, cuan breve fuera, Mánchester resultara la mejor ciudad del mundo.