Juan Carlos León
Jot Down, febrero 2024
Muchos de vosotros, al escuchar nombres de grupos como Joy Division, Blue Öyster Cult o Velvet Underground, habréis pensado, al igual que yo, «vaya nombre bueno para un grupo, no como el del mío…». Pues bien, habéis de saber que obtener ese nombre no suele ser un proceso de llegar y besar el santo; muchas bandas han dado tumbos con otros nombres primigenios antes de consagrarse con el definitivo (que tampoco tiene por qué ser el mejor, ojo, aunque por lo general el cambio suele ser para bien). El propósito de este artículo es desvelar los nombres originales de diferentes formaciones que han pasado a la historia del rock, o, en su caso, de los grupos en que militaban sus componentes antes de alcanzar la formación o estatus definitivo.
Pues bien, para empezar uno facilito y mediático a más no poder. Nada menos que los Beatles deambularon por la ribera del Mersey con otros nombres en sus comienzos. En la época en la que aún estudiaban, se hacían llamar The Quarrymen —John Lennon formó la banda a mediados de los 50 con amigos del colegio Quarry Bank High School—, nombre que daría paso al casi definitivo Silver Beatles, eliminando gracias a Dios el Silver antes de emprender el primer viaje a Hamburgo en 1960 y hacer historia. Otros coetáneos como The Who también andaban dubitativos respecto a su identidad en sus primeros pasos. A principios de los sesenta, John Entwistle y Pete Townshend se sumaron a la banda que ya había formado Roger Daltrey, The Detours, que se cambiaron el nombre a The Who cuando advirtieron que había una banda llamada Johnny Devlin and the Detours. Aquí se da un caso curioso porque poco después su mánager, Peter Meaden, propuso cambiar de nuevo el nombre y adoptar The High Numbers, bajo el cual publicaron un single («I’m The Face»/«Zoot Suit»). El fracaso comercial de este lanzamiento provocó que volvieran a adoptar, ya de manera categórica, el nombre de The Who. Sin dejar de lado el pop británico de los sesenta, unos chicos del barrio de Muswel Hill que comenzaban su andadura musical bajo el nombre de The Ravens decidieron llamarse The Kinks una vez que conocieron a Larry Page (mánager), Shel Talmy (productor) y firmaron con Pye Records. Ahí ya estaba todo encarrilado, por suerte. En este caso, en inglés aprobaría el cambio, pero en español pasaríamos de Los Cuervos a Los Pliegues; no es como para tirar cohetes.
Quién les iba a decir a John Cale y a Lou Reed cuando exploraban los caminos de la vanguardia musical fundando The Primitives, antes de 1965, que poco después iban a dar lugar a uno de los grupos más influyentes de la historia del pop, Velvet Underground, cuyo primer elepé figura en cualquier lista de los diez mejores discos de todos los tiempos. Después de su primera encarnación como The Primitives probaron suerte efímeramente por Nueva York bajo el nombre de The Warlocks y The Falling Spikes. Finalmente, en noviembre de 1965 vieron la luz en la portada del libro de Michael Leigh, The Velvet Underground, publicado en 1963, en que que el autor analizaba diferentes desviaciones en el comportamiento sexual de los adultos.
Marc Feld, más conocido como Marc Bolan, antes de instalarse en la cúpula del glam rock había formado parte fugazmente de los psicodélicos John’s Children. Una vez salió de la banda, conoció a un percusionista no exento de exotismo, que se hacía llamar Steve Peregrin Took. Ambos dieron forma a Tyrannosaurus Rex en septiembre del mágico 1967, acortando el nombre tras cuatro álbumes a T. Rex, para regocijo de los disléxicos del mundo. Por aquella época, David Bowie (nacido David Robert Jones) era encasillado junto a Marc Bolan en esto del glam rock. Pero antes de crear a Aladdin Sane, a Ziggy Stardust y a todos los personajes que le encumbraron, hizo sus primeros pinitos tocando el saxo en grupos londinenses de clara orientación mod como The King Bees o The Mannish Boys.
Un año antes de que Ziggy Stardust saltara a la escena musical, al otro lado del charco se gestaba Ice Water, grupo al que se incorporaría el vocalista de los Box Tops, un introvertido joven llamado Alex Chilton. Al poco tiempo le robarían el nombre a una cadena de supermercados de su Memphis natal situada frente a los estudios Ardent, llamada Big Star, para crear temazos y convertirse en uno de los grupos de culto por excelencia.
The Clash, la mítica banda de punk rock británica, tuvo su germen en dos bandas distintas en las que militaban sus componentes. De un lado, estaban The 101’ers, donde cantaba un veinteañero Joe Strummer, grupo que incluso llegó a grabar un single. Después de esta grabación, se unió a London SS, donde militaban Mick Jones y el resto de la banda, que pasarían a llamarse The Clash tras sugerir Paul Simonon bautizar la banda con esa palabra, traducida al español como «conflicto», que aparecía con mucha frecuencia en el periódico que estaba leyendo, y que acabaría siendo premonitoria acerca de la trayectoria de la legendaria formación.
El primer nombre que tuvo la banda de Michael Stipe y compañía en Athens (Georgia), fue The Twisted Kites, nombre bajo el cual dieron su primer concierto en la fiesta de cumpleaños de Kathleen O’Brien, una amiga de la banda. En 2015, Mike Mills desmintió esta información y dijo que finalmente se subieron a tocar sin nombre, que the Twisted Kites era solamente una de las opciones que barajaban, pero, a efectos de este artículo, nos sirve. Después de esto, cogieron un diccionario médico y seleccionaron aleatoriamente una palabra. La elegida fue R.E.M. (Rapid Eye Movement) y su siguiente concierto ya lo dieron bajo ese nombre. Corría el año 1980. Lo demás es historia.
Retrocedemos diez años y nos situamos a principios de los 70 en Nueva York. El trío formado por Tom Verlaine, Billy Ficca y Richard Hell, que se hacían llamar The Neon Boys, daban entrada a un segundo guitarrista llamado Richard Lloyd, casi al tiempo que maduraban el cambio de nombre a Television (en este caso, ambos nombres me parecen muy buenos) para irrumpir con maestría en la efervescente escena del CBGB. Otro cambio de nombre mucho menos drástico fue el que tuvo lugar en el seno de The Cure. Poco antes de grabar su primer elepé, allá por 1978, se hacían llamar The Easy Cure —rebautizándose de las cenizas de otra banda llamada Malice—, mutilando el nombre felizmente antes de darse a conocer. Un poco en sintonía con The Cure germinaba en Manchester Joy Division, haciéndose llamar Warsaw, nombre tomado de la canción «Warszawa», de Bowie, publicada en el elepé Low (1977). A finales del 77 sustituirían ese nombre por el que se conocía la prostitución obligada de internas de campos de concentración para beneficio de los soldados nazis.
The Beach Boys fue el nombre elegido por los hermanos Wilson, el primo Love y el colega Al Jardine para reemplazar al primer nombre que tuvo la mítica formación en 1961, The Pendletones (tomando el nombre de una marca de camisetas muy popular entre los surferos de la época). No llegaron a grabar nada con ese nombre, aunque sí compusieron su primer tema, «Surfing», un dechado de originalidad.
Antes de encontrar y definir el estilo que les encumbró en las listas de éxitos norteamericanas, Creedence Clearwater Revival (pidiéndole prestado el nombre a un amigo de Tom Fogerty, llamado Credence Newball) provenía de una formación que flirteaba con el garage, The Golliwogs. Como tal editaron varios singles en los que la voz cantante se alternaba entre los hermanos John y Tom Fogerty. Antes habían probado suerte con nombres como Tommy Fogerty and the Blue Velvets y The Visions.
Roger McGuinn, Gene Clark y David Crosby formaron un trío en los años 60 en Los Ángeles que sentaría las bases de la posterior formación de los imprescindibles Byrds. Este trío se llamó primero The Jet Set y posteriormente The Beefeaters, llegando a editar un single con Elektra antes de transformarse en quinteto y redenominarse The Byrds para comenzar a hollar la senda del country rock y dejar el camino expedito a todos los que vendrían después. El motivo de alterar la palabra original «birds» (pájaros) usando la y griega no es otro que hacer un guiño a la malformación que usaron los Beatles a partir del original «beetle» (escarabajo).
Dos bandas londinenses representativas del brit-pop durante la década de los noventa han sido Blur y Pulp. Los de Sheffield se denominaron originalmente —allá a finales de los setenta— Arabicus Pulp, inspirándose para ello en Pulp, película protagonizada por Michael Caine en 1972, mientras que los de Damon Albarn comenzaron llamándose Seymour —inspirándose en Seymour: An Introduction, obra de J. D. Salinger— hasta el momento en que firmaron con Fod Records, en marzo de 1990. Felizmente, ambos grupos reaccionaron a tiempo antes de deslumbrarnos con auténticas maravillas. La tercera en discordia, la banda liderada por los hermanos Gallagher, parece que ha tenido el elemento agua como referente a la hora de bautizarse. En 1991, Liam Gallagher entró en una banda recién formada llamada The Rain, y al poco tiempo sugirió un nuevo nombre, Oasis. La inspiración le vino viendo el póster de una gira de los Inspiral Carpets que tenía colgado en el dormitorio juvenil que compartía con su hermano Noel. Uno de los bolos de esa gira tenía lugar en el Oasis Leisure Center, de Swindon. Primero lluvia y más tarde oasis. Poco después entró en el grupo Noel Gallagher, que en esa época era roadie de los Inspiral Carpets, por cierto, y ya empezaron a liarla.
No dejamos las islas británicas para retroceder hasta mediados de los setenta en Camden Town, cuando seis chavales de menos de veinte años forman The London North Invaders, los invasores del norte de Londres, donde se sitúa el barrio de Camden, lógicamente. Al poco tiempo entró como vocalista Graham ‘Suggs’ Pearson y hacia 1978 decidieron cambiar el nombre y rendir tributo a uno de sus ídolos, el jamaicano Prince Buster, tomando el título de su canción «Madness» para rebautizar la banda.
Los canadienses Bachman-Turner Overdrive, liderados por Randy Bachman, provienen de una formación anterior llamada Brave Belt, donde también tocaba su hermano Robbie. Bajo esa denominación grabaron dos discos en 1971 y 1972 para el sello Reprise, que pasaron sin pena ni gloria. En 1973 añadieron un tercer hermano, Tim Bachman y entre este apellido, el del cantante Fred Turner y el nombre de una revista para camioneros, que por cierto les venía como anillo al dedo, se convirtieron en Bachman-Turner Overdrive y se dedicaron a vender cientos de miles de discos.
Vamos a acabar el artículo en el otro lado del charco, donde nació el rock’n’roll. Empezando por Pearl Jam, que no siempre se llamó así. En los albores de la banda, recién llegado Eddie Veder a la formación, tomaron el nombre de un jugador de la NBA cuyo cromo figuraba en la carátula de una de las casetes en las que el grupo de Seattle, aún sin nombre, grabó sus primeras demos. El nombre del jugador, que bautizó de paso al grupo, era Mookey Blaylock, base en aquellos momentos de los New Jersey Nets con el 10 a la espalda. Como tuvieron que dejar de usar su nombre para evitar problemas legales, le siguieron reverenciando titulando su primer disco Ten.
En plena vorágine de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, en uno de sus momentos de inspiración, denominó a Italia como el bajo vientre del Eje («soft underbelly of the Axis»). Por ahí veía más fácil el mandatario acometer el asalto al continente europeo en 1943. Y de ahí salió Soft White Underbelly, el nombre con el que se bautizaron como banda seis chicos de Long Island a finales de los sesenta. Tras una mala crítica después de un concierto en el Fillmore East, se cambiaron de nombre a Stalk-Forrest Group en 1969, y siguieron dando bandazos en cuestiones de naming hasta que en 1971 dieron con un supernombre —proveniente al parecer de una paja mental y alienígena de su productor y compositor, Sandy Pearlman— en el que quedarse a vivir: Blue Öyster Cult.
Procedentes de la escena folk californiana de Palo Alto, Mother McCree’s Uptown Jug Champions se transformarían en The Warlocks a mediados de los sesenta, nombre que tuvieron que desechar por existir una banda en Massachusetts con ese nombre y, al menos, un single publicado (ya vimos que la Velvet también pasó por el trance de llamarse The Warlocks, e incluso en 1998 se formaron otros Warlocks que siguen en activo. Parece que la brujería da juego). Buscando un nombre definitivo, Jerry García abrió un libro enorme que había en casa del bajista, Phil Lesh, y allí vio en letras grandes The Grateful Dead, que daba título al cuento del viajero que pagó las deudas que había acumulado un indigente tras su fallecimiento, a quien nadie quería enterrar, y este hecho revirtió en un karma positivo tal que el fantasma del desdichado le arrojó un golpe de suerte para toda su vida. La muerte agradecida.
Corría el año 1971 cuando Arthur ‘Killer’ Kane, que tocaba el bajo junto a Johnny Thunders (quien, ya que estamos, ya había probado suerte haciéndose llamar Johnny Volume), Rick Rivets y Billy Murcia en una banda neoyorquina llamada Actress, le echó el ojo a un tipo con buena pinta que frecuentaba lugares como el Max’s Kansas City. Según cuenta el propio David Johansen, Kane, junto a Billy Murcia, se presentó en su casa, llamó a la puerta y cuando abrió le dijo: «He oído que eres cantante». Johansen les acompañó a ensayar, tomó el lugar de Thunders como frontman de la banda, rol en el que no se sentía cómodo, y en poco tiempo se convirtieron en los New York Dolls.
Como habéis podido ver, no todo ha sido llegar y besar el santo, en cuanto a nombres de bandas se refiere. La mayoría de los grupos mencionados se dieron cuenta felizmente a tiempo y metamorfosearon sus nombres antes de pasar a la historia.