Alfonso Cardenal
Sofá sonoro, 06/01/2014
No hay muchas bandas de música americana que tengan una trayectoria tan notable como The Sadies, los chicos de Toronto son los que mejor han seguido la estela de The Band, el grupo canadiense que acompañó a Bob Dylan en sus mejores años de carretera. En veinte años de carrera han mostrado una evolución musical que les ha confirmado como uno de los grupos más interesantes de la escena y que les ha llevado a compartir gira y escenario con algunos de sus héroes. La banda editó en septiembre ‘Internal sounds’ y este mes comienzan gira española con más de una decena de paradas. Charlamos con Mike Belitsky, batería del grupo, sobre el presente y el futuro de la banda de Toronto, sobre su evolución y sobre los momentos que han compartido con otras bandas.
Vuestra banda ha compartido escenario con algunos de los músicos más interesantes de los últimos 20 o 30 años de la música estadounidense, gente como Neil Young, John Doe o músicos de The Band. ¿Qué has podido aprender de ellos?
La característica más marcada de trabajar con grandes artistas como ellos es ver cómo consiguen plasmar lo que tienen en la cabeza en sus discos o en sus directos. Cada uno tiene un modo diferente de hacerlo y de plasmarlo. Algunos quieren controlar absolutamente todos los detalles, y otros, sin embargo, dejan que sean los músicos los que interpreten lo que están tratando de expresar. Da igual el camino que elijan, en cualquier caso acaban haciendo unas canciones maravillosas y es un lujo poder presenciar ese proceso.
Lleváis mucho tiempo como banda trabajando con una media de disco por año. ¿Cómo os planeáis el año con todas las giras, la promoción, el tiempo en el estudio…?
Creo que todos sentimos cuando ha llegado el momento de volver al estudio a preparar un álbum nuevo. Ese momento suele ser cuando hemos terminado de girar y promocionar el último disco tanto como hemos podido y después de dejar algún tiempo para algún otro proyecto o colaboraciones con amigos. No es algo que solamos planear o que funcione como una fórmula. Más bien sucede de un modo orgánico.
¿Después de 15 años cuál dirías que es vuestro punto más alto y más bajo como banda?
Los momentos más altos, de más alegría, suelen venir cuando acabamos una gira y el resultado ha sido bueno. Es una gran sensación pensar que has trabajado duro y que en el proceso has conseguido entretener a la gente. Los momentos complicados son más difíciles de seleccionar. Sencillamente hay días en los que te sientes atrapado y estos suelen coincidir con momentos en los que el coche se ha roto y estás pensando si vas a llegar a tiempo al próximo concierto.
Hace unos años tuvisteis la oportunidad de telonear a Neil Young en su gira canadiense, ¿cómo fue la experiencia?
Sencillamente genial. Su público parece haber profundizado en nuestra música y eso es lo mejor que una banda puede esperar cuando te toca actuar delante de miles de personas que han pagado mucho dinero para ver a alguien que no eres tú.
Cuando comenzaste la banda allá por 1994, ¿cuáles eran vuestros sueños, vuestras metas?
Creo que como banda siempre hemos tenido unos objetivos bastante realistas e ideas muy claras de lo que es tener éxito. Siempre hemos mantenido el siguiente obstáculo a la vista, justo enfrente, y nunca hemos pensado en cómo serían las cosas dentro de 20 años. Ya casi han pasado 20 años y me siento muy orgulloso de lo mucho que hemos trabajado y del nivel musical que hemos alcanzado. Ahora podemos tocar nuestra música en distintos países del mundo y no tenemos que empeñar nuestro equipo o nuestros discos cuando toca pagar el alquiler. Las cosas nos van bien.
Después de todos estos años, ¿qué es lo que te hace sentir más orgulloso de vuestra trayectoria?
Supongo que lo que más nos motiva es escuchar eso de que somos una banda que gusta a otros músicos. Me pone nervioso pensar que otros músicos nos están viendo, escuchando o juzgando nuestro trabajo, aunque a la par hace que quiera dar siempre el mejor concierto que puedas. Nunca sabes quién puede estar entre el público.
¿Hay algún disco que consideres que ha sido determinante o que haya tenido un gran impacto en ti como músico?
La verdad es hay varios. Los primeros discos de los Ramones me marcaron mucho cuando estaba en el instituto. También adoraba a The Clash y cuando era crío escuchaba muchísimo el disco blanco de los Beatles, que era el disco favorito de mi padre. Aquel disco me despertó la inquietud musical cuando descubrí lo que era perder la cabeza escuchando un disco y a día de hoy me sigue encantando el ruido del avión al comienzo de ‘Back to the URSS’.
Soy un gran fan de vuestros trabajos con Andre Williams, dos discos maravillosos con uno de los personajes más peculiares e intensos de la música, un pionero que unió el punk y el blues y que tiene una vida llena de altibajos. ¿Cómo conocisteis a Andre?
Le conocimos cuando nuestro sello discográfico nos propuso colaborar en un álbum de country con él. La idea del proyecto era juntar a distintos músicos y artistas y que grabasen distintas canciones del disco con Andre. Pero hubo una enorme tormenta de nieve que cerró por completo la ciudad de Detroit que era donde estábamos nosotros con Andre. Por culpa de la tormenta ningún músico pudo llegar al estudio y nosotros acabamos grabando el disco al completo con él para fortuna nuestra.
Desde fuera Williams parece un gran personaje con una gran historia y una trayectoria espectacular. ¿Cómo le describirías como músico y como persona?
Describir Andre como músico es muy sencillo: es sencillamente increíble. Andre sabe lo que quiere y tiene la habilidad de comunicártelo de tal modo que hace que los otros músicos se sientan parte del proceso también. Como persona, Andre es excepcional. Ha vivido muchísimas vidas en una. Tiene muchos consejos que dar y muchísima sabiduría que compartir con los que seguimos y lo hace de un modo que resulta encantador y lleno de gracia.