Valentina Villami
Rolling Stone, 18/10/2023
La historia detrás de la exitosa pero efímera agrupación de George Harrison, Jeff Lynne, Bob Dylan, Roy Orbison y Tom Petty
Era 1988 y entre cintas de casete, seguramente encontrarías a los sonidos frescos de la época. Las estaciones de radio reproducían ‘Daydream Nation’ de Sonic Youth, mientras que la industria se amoldaba al sonido impuesto por los Pixies dos años antes. En medio de este panorama musical, nace The Traveling Wilburys, un supergrupo que, además de unir leyendas, era una apuesta a la fusión del rock, el folk y el pop.
Su origen fue anticipado, cuando el entonces ex Beatle, George Harrison, mencionó en una entrevista sus planes de formar una banda bajo el nombre de “The Traveling Wilburys”, en febrero del 88. Sin embargo, poco se podía imaginar que sus deseos estaban prontos a cumplirse tan solo par de meses más tarde.
En el corazón de los Wilburys estaban Harrison y Jeff Lynne, que habían estado trabajando juntos en el álbum del ex Beatle de 1987, Cloud Nine. Harrison, con su innata curiosidad musical, estaba ansioso por embarcarse en una nueva aventura y junto a Lynne, aquel deseo podía materializarse. Durante las grabaciones del decimoprimer álbum del británico, Lynne ya tenía conocimiento de que Harrison quería formar una banda. Así fue como cada uno por su parte, reclutaron a dos de sus miembros: Bob Dylan y Roy Orbison.
Por un lado, la propuesta resonó en Dylan quien entonces atravesaba un bajo tanto creativo como musical, mientras que con Orbison la historia fue un tanto diferente. Harrison y Orbison se conocieron a principios de los sesentas, mientras Harrison giraba con los Beatles. El británico, como admite, siempre sintió gran admiración por Orbison, lo que más adelante condujo a que, literalmente, le rogara de rodillas, junto a los demás miembros, para que formara parte de los Traveling Wilburys.
La última pieza del rompecabezas encajó con la entrada de Tom Petty a escena. Harrison y Lynne conocieron al multiinstrumentista en el 87, cuando Petty estaba de gira por Europa como banda de acompañamiento de Bob Dylan. El aprecio mutuo por la música y el amor común por el rock and roll de los años 50 consolidaron su conexión, lo suficiente como para que Petty le apostara a la propuesta de Harrison.
Así es como, en términos de Petty, “la pequeña banda perfecta” cobró vida. El nombre de “Wilbury” surgió durante las sesiones de Cloud Nine. Ante los errores de grabación causados por un equipo defectuoso, Harrison bromeó con Lynne: “Los quemaremos en la mezcla”. Esto dio lugar al nacimiento del término “Wilbury”, que empezaron a utilizar para describir cualquier error menor en el estudio. Al principio, la banda jugó con el apodo de “The Trembling Wilburys”, nombre el cual más tarde evolucionaría en “Traveling Wilburys”.
En abril de 1988, Harrison, Lynne, Dylan, Orbison y Petty finalmente pusieron a andar el proyecto. Harrison se encontraba en Los Ángeles, supervisando el rodaje de su producción Checking Out. Al mismo tiempo, Warner Bros. Records pidió a Harrison una nueva canción para el lado B del lanzamiento de la edición europea de su sencillo, ‘This Is Love’. El británico invitó a Lynne, Orbison y Petty a ayudarle a grabar el tema durante una sesión tuvo lugar en el garaje-estudio de Dylan en Malibú.
Durante aquella grabación nació el primer trabajo de los Traveling Wilburys. Se trataba de ‘Handle with Care’, una pieza musical, que más tarde se convertiría en un clásico de la época, que, a su parecer, era demasiado excepcional como para ser incluida en un lado B. El tema fue presentado a Warner Bros., quienes reconocieron su potencial e insistieron en que el grupo debía crear un álbum completo. El concepto de los Traveling Wilburys, nacido de un momento espontáneo, había echado raíces.
El gran debut
El nacimiento de los Traveling Wilburys fue algo más que una idea fugaz: fue una profunda revelación musical. En 1988, su viaje artístico desembocó en la creación de su álbum debut, titulado Traveling Wilburys Vol. 1.
El proceso de grabación del álbum fue un estudio de espontaneidad y creatividad genuina. La mayor parte de la grabación tuvo lugar en apenas diez días de mayo de 1988. El reto consistió en acomodar la limitada disponibilidad de Bob Dylan mientras se preparaba para su histórica serie de conciertos Never Ending Tour y trabajar en torno al calendario de giras de Roy Orbison. Las sesiones se desarrollaron en Los Ángeles, en la casa de Dave Stewart, miembro de Eurythmics.
En la cocina de Stewart, los cinco miembros de la banda se sentaron en círculo, con sus guitarras acústicas en mano y creando las bases de cada canción. Acompañados por el rítmico pulso de una caja de ritmos, Traveling Wilburys Vol. 1 empezaba a tomar forma melódica. Una vez establecido el núcleo sonoro de cada composición, los intérpretes se trasladaban a otra habitación para registrar sus voces.
Harrison, quien actuaba a la vez como líder y mánager de los Wilburys, marcó algunos límites desde el primer día. “Desde mi punto de vista, sólo intenté preservar nuestra relación. Trabajé muy duro para asegurarme de que todos los chicos que estaban en esa banda, y por consiguiente en el disco y en la película, no abusaran de su amistad. Sólo para preservar nuestra amistad – esa fue la contribución subyacente, creo, que yo estaba tratando de hacer”, comentó el ex Beatle en el documental de la agrupación de 2007, The True Story of the Traveling Wilburys.
Tras la grabación inicial, Harrison y Lynne regresaron a Inglaterra, con sus mentes creativas llenas de ideas sobre cómo elevar los escasos temas acústicos a grabaciones completas. En el propio estudio de Harrison, FPSHOT, se realizaron grabaciones adicionales con la colaboración de los llamados “Sideburys”: Jim Keltner a la batería, Jim Horn con el saxofón y Ray Cooper en la percusión.
El sonido resultante de los Traveling Wilburys fue descrito por el mismo Harrison como “skiffle para los 90”, una fusión de géneros que mezclaba influencias del rock, pop y folk, dando vida a un sonido que marcó a toda una generación.
Tras meses de expectación, Traveling Wilburys Vol. 1 se lanzó finalmente al mundo el 18 de octubre de 1988, bajo el propio sello discográfico de la banda, Wilbury Records. Con la llegada del álbum también se dieron a conocer los pseudónimos de los miembros, que añadieron humor a la propuesta. Harrison como Nelson Wilbury, Lynne como Otis Wilbury, Orbison era Lefty Wilbury, Petty daba vida a Charlie T. Wilbury Jr. Y, finalmente, Dylan era Lucky Wilbury.
El álbum debut fue toda una sensación, tanto comercial como en la crítica. Dio nueva vida a las carreras de cada uno de sus miembros y desafió las tendencias musicales contemporáneas. Varios de sus sencillos escalaron hasta la cima de las listas de éxitos, otorgando al álbum un certificado triple platino en Estados Unidos.
Una celebración efímera
El regocijo del innegable éxito se vio abruptamente apagado par de meses después con una devastadora noticia. El 6 de diciembre de 1988, Roy Orbison falleció de un ataque al corazón. En un emotivo homenaje a su compañero, el vídeo musical del segundo sencillo de la agrupación, ‘End of the Line’, mostraba una foto enmarcada en blanco y negro de Orbison, junto a la guitarra se mecía en una silla, resonando con su voz en el fondo.
“Estuve devastado durante años …. Roy y yo teníamos planes de hacer mucho más juntos, y su voz estaba en muy buena forma. Fue muy triste que ocurriera”, recordó Lynne décadas más tarde en sus memorias Jeff Lynne: The Electric Light Orchestra, Before and After.
La partida de Orbison dejó un vacío que nunca pudo llenarse, y los miembros restantes de los Wilburys, a pesar de las especulaciones de la prensa sobre posibles sustitutos, la banda nunca se planteó la idea de que alguien más ocupara su puesto. “Nos habíamos convertido en esta unidad, todos éramos buenos amigos… Siempre supimos que íbamos a hacer otro [álbum], y ahora somos sólo nosotros cuatro”, añadió Lynne.
De vuelta al estudio
Harrison se mostró persistente en su compromiso con el proyecto. Siguió promocionando a la banda mediante entrevistas, comentando que regresarían juntos a grabar cuando sus demás compañeros de los Wilburys hubieran concluido sus proyectos en solitario. Sin embargo, Dylan pareció desviar su atención de la banda para centrarse en su álbum de 1989, Oh Mercy.
Los Traveling Wilburys volvieron al estudio en marzo de 1990 para ponerse a trabajar en su segundo álbum, Traveling Wilburys Vol. 3. En esta ocasión, las sesiones de grabación se veían limitadas por el calendario de giras de Dylan. Como solución alternativa, Harrison propuso que la voz del cantante norteamericano fuese grabada antes de su partida. Así es como gran parte de este trabajo destacó a Dylan como cantante principal, mientras que el trabajo de Harrison como guitarrista y colaborador en la producción ganó mucho más protagonismo.
Vol. 3 se publicó el 29 de octubre de 1990, y la banda dedicó el álbum a Roy Orbison, bajo su seudónimo de los Wilburys, Lefty Wilbury. Sin embargo, el álbum cosechó menos éxito comercial que su predecesor. Para el último sencillo de la banda, ‘Wilbury Twist’, se rodó un vídeo en el que el actor y compositor Eric Idle, John Candy y otros comediantes fueron partícipes. Este clip, rodado en Los Ángeles y finalizado el 28 de febrero de 1991, fue una despedida apropiada para el extraordinario, pero corto viaje de la banda.
Aunque los Traveling Wilburys sólo publicaron dos álbumes como colectivo, su legado musical se extendió más allá de su breve etapa juntos. Cada uno de sus miembros siguió colaborando en varios proyectos en solitario, manteniendo vivo el espíritu de los Wilburys. La colaboración de Jeff Lynne y Tom Petty con el cantante Del Shannon en su álbum de 1991 Rock On!, alimentó las especulaciones sobre el sustituto de Orbison, pero la idea nunca llegó a materializarse. Incluso Harrison, siempre visionario, contempló la posibilidad de una gira de los Wilburys, pero tampoco ocurrió. Por su parte, Lynne siguió activo como músico, colaborando ocasionalmente con antiguos compañeros de banda y participando en proyectos como Anthology, de The Beatles.
En 2007 el mundo vio la reedición de los dos álbumes de Traveling Wilburys, desempolvando los recuerdos de quienes seguían a la banda en sus años activos. Esta entrega recopilatoria, que incluía vídeos musicales y un documental, no sólo reavivó el impacto de los Wilburys, sino que se situó en lo más alto de las listas de éxitos como testimonio de su legado imborrable.