Ciudad Criolla, 29/06/2021
Que no os engañe su aspecto: tras esa cara de atribulado profesor universitario, se esconde uno de los guitarristas más incendiarios del country, el rockabilly y el blues. Con motivo de su cumpleaños, recordamos uno de sus discos más representativos y al grupo que lo encumbró.
Bill Kirchen –nacido el 29 de junio de 1948 en Bridgeport (Connecticut)– fue uno de los artífices del sonido de Commander Cody And His Lost Planet Airmen, como guitarrista líder y coautor de temas del calibre de Too Much Fun y el himno camionero Semi-Truck.
Después de la disolución de Commander Cody, aportó la elegancia twang de su Fender Telecaster a discos de Link Wray, Tom Russell, Nick Lowe y Elvis Costello, entre otros.
Su sonido característico, conocido como dieselbilly, era un cúmulo de influencias del country, el blues, el rockabilly, el western swing, el boogie woogie y la música de camioneros.
Asimismo, se le considera uno de los artistas pioneros de la americana en los ochenta, y fundador del twangcore junto con Dave Alvin y Big Sandy & His Fly-Rite Boys.
En 1993, con su debut Tombstone Every Mile, se ganó los elogios de revistas como Rolling Stone y Guitar Player, acrecentados por su colaboración con Nick Lowe –con quien había empezado a trabajar años antes– en el disco The Impossible Bird (1994) y en su correspondiente gira.
En su segundo álbum, Have Love, Will Travel (1996), un título que parece un homenaje a la serie del oeste Have Gun–Will Travel, Kirchen volvió a demostrar su versatilidad como guitarrista y compositor y, seamos francos, su pasable condición de cantante, junto a su grupo Too Much Fun.
Como en los discos de Commander Cody, aquí encontrábamos muestras de las diferentes raíces norteamericanas: himnos camioneros, exponentes del género rig rock, como Womb To The Tomb, el Nitro Express de Red Simpson y I Heard The Highway, y honky tonk rompecorazones como Which Came First («qué vino antes, el dolor o la canción triste»).
También western swing ortodoxo (Swing Fever) o filtrado por el soul a lo Jackie Wilson (Swingin’ Teardrops); vals cajun de lo más lírico (Red Cajun Girl); lamentos tabernarios (I Don’t Like To Work, con el protagonismo del piano), e incursiones en los pantanos (High Snakes In Deep Water).
No faltaba electrizante rock’n’roll (Don’t Be True, What’s The Matter With The Mill); evocaciones doo wop (Have Love, Will Travel, con malabarismos vocales), y experimentos que iban de los toques de calipso de The Heart Is A Muscle al exposivo Who’s That Who, o cómo sonaría Cab Calloway de haberse dedicado al western swing.
Y lo mejor de todo, Kirchen conseguía salir airoso en todas las circunstancias, desde la brutalidad rockabilly hasta la elegancia jazzística. Una mina, vamos.
Hasta el momento, sus últimos álbumes son Seeds And Stems (2013) y Transatlanticana (2016), grabado junto con Austin De Lone. En 2019 se reeditó su debut y en 2020 aparecieron dos recopilatorios, el doble The Proper Years y Waxworks. The Best Of The Proper Years. En tiempos recientes, ha actuado con Jimmie Dale Gilmore y Redd Volkaert.
El comandante hippy y sus locos aviadores
A mediados de los setenta, un grupo de hippies sorprendió al mundo al demostrar que podía tocar country y darle un giro de 180 grados. Su nombre: Commander Cody And His Lost Planet Airmen. Su objetivo: «Nos gustaría hacer con el country lo que Paul Butterfield hizo con el blues».
Surgido en la zona de Detroit, más conocida por haber originado bandas de rock como MC5, Commander Cody fue una creación del pianista George Frayne. En su época de estudiante en la Universidad de Michigan en 1967, formó un grupo con John Tichy, Billy C. Farlow, Bill Kirchen, Andy Stein, Bruce Barlow, Lance Dickerson y Steve Davis.
Esta primera aventura se concibió como un happenning más que otra cosa, con una nómina de estrafalarios personajes como el propio Commander Cody (Frayne), basado en Commando Cody, uno de los protagonistas del filme de serie B Lost Planet Airmen (1951).
En 1968, el grupo se trasladó a California. El debut de Commander Cody, Lost In The Ozone (1971), ya perfiló lo que sería su sello característico: una mezcla divertida y explosiva de western swing, rockabilly, country, boogie, tex-mex, zydeco y rhythm’n’blues.
A pesar del éxito del single Hot Rod Lincoln (1972) –en directo se convierte en un repaso a la historia del country, el blues, el rock’n’roll, el pop y mucho más–, la estrella del combo empezó a decaer al ser incapaces de reproducir en disco sus fabulosos conciertos.
Ni la publicación de álbumes en directo como Live From Deep In The Heart Of Texas (1974) evitó el desmembramiento de la banda en 1976. Un año después, Cody editó su primer trabajo en solitario, Rock ‘n Roll Again, esta vez como Commander Cody Band.
En la década de los noventa, junto a Dickerson y Farlow, reformó The Lost Planet Airmen, que reaparecieron en 1990 con Aces High, al que seguiría Worst Case Scenario (1994). Después han publicado sobre todo álbumes grabados en directo en diferentes épocas.
Commander Cody And His Lost Planet Airmen fue uno de los grupos más eclécticos y virtuosos de los setenta, y consiguió un gran éxito en Texas.
El mérito de esta banda de country renegado, aparte de contar con reputados multinstrumentistas entre sus filas, consistió en dar a conocer a una generación entera de fans del rock los placeres de los distintos estilos con raíces de la música norteamericana.
Así, pasaron por su tamiz lúdico todo tipo de canciones, desde las locuras de Cab Calloway hasta los himnos honky tonk de Billy Joe Shaver.