domingo, 9 de julio de 2017

AARON WATSON CANTA A LAS «BLUEBONNETS» EN EL HUERCASA COUNTRY FESTIVAL 2017: ASÍ DE SENCILLO, ASÍ DE ESPECTACULAR

Álvaro Alonso, Riaza (Segovia)
ABC, 09/07/2017

Éxito total de organización, espectáculo y audiencia en la fiesta del country en España



«No pudieron con nosotros. Sois los mejores». De esta forma agradecía Manolo Fernández la comprensión y fortaleza de ánimo de una audiencia que el viernes tomó el pueblo de Riaza y todos los pueblos limítrofes para asistir al festival de country más genuino que pueda encontrarse en Europa. La lluvia dio al traste con la primera jornada. Pero hay músicos que lo de tocar lo llevan en la sangre, como los Cactus Blossoms, quienes dieron un concierto improvisado en los soportales del centro histórico de Riaza ante 300 personas más que agradecidas.

El sábado el cielo dio una tregua, y a eso de las siete de la tarde toda la tropa de amigos del country, venidos de toda la península, fueron entrando en el precioso recinto, que aprovecha las gradas del estadio de fútbol de Riaza, colocando en frente un enorme y vistoso escenario con una visibilidad magnífica. La cerveza tostada La Virgen no dejaba de llenar generosos vasos, el sol lucía en la tarde y los amantes del «country line» disfrutaban de los bailes, mientras otros se iban a la zona de barbacoa Huercasa a degustar algún menú y otros vigilaban de los niños en la zona de juegos.

Los sombreros de cowboy, los vistosos cinturones, las botas y los vaqueros, daban en sí ya un gran espectáculo que te transportaba a Texas o a Nashville con su bello paisaje. «Muchos pensaban que era imposible hacer esto en España», recuerda Manolo Fernández, «pero yo pensé, ¿por qué no? ¡Claro que se puede! Y lo hicimos».

En efecto, lo que parecía un sueño es desde hace años una realidad, un festival de auténtico country en España con un cartel de primera fila.

Ganas había de desquitarse de la jornada inaugural, por lo que la audiencia estuvo a pie del cañón desde el primer minuto que salieron al escenario a eso de las nueve Young Forest, una banda de aquí, que empieza y que, con un pequeño empujón, bien pudiera codearse con bandas de folk rock de éxito masivo como Mumford & Sons.



Apenas tiempo para respirar y ya tenemos a uno de los tres grandes triunfadores de la noche. Joshua P. Harris, con una banda impecable que desarrolló un perfecto ejercicio de estilo country rock acompañado por su poderosa voz y una banda donde brillaba y mucho la guitarra Fender y el pedal steele. Muchos se frotaban los ojos, pensando si lo que estaban escuchando era real o si estaban frente a los Flying Burrito Brothers en 1969. Pero J.P. Harris, natural de Montgomery, AL, hizo mucho más incorporando sorpresas como recordar al outlaw Terry Allen.

Tras el fenomenal concierto del de Montgomery, el tejano Shooter Jennings lo tenía difícil. Los técnicos de sonido sudaron la gota gorda porque el show de Shooter requería otro sonido mucho más rockero. Entró la banda de Shooter con una espectacular violinista y un bajista que parecía salido de los mismísimos Led Zeppelin y un guitarra oscuro y endiablado. El único hijo de Waylon Jennings arrancó como una fiera, descargando un tremendo trallazo de guitarras de rock sureño con electricidad a raudales engrandecido por un jovencísimo y enérgico batería. Se atrevió a coquetear con el rock sinfónico en un par de piezas más complejas, para enlazarlo con algunas de las mejores canciones medio tiempo de americana extraídas de sus primeros discos.

Da la sensación de que Shooter Jennings y sus secuaces son capaces de tocar en un arco que va mucho más allá del country. Ésta es una de sus virtudes, explorando territorios nuevos con base en la tradición de su padre y esa rebeldía que tuvo lugar en aquellas noches de blues en el Old Quarter de Galveston en los años setenta.

Aaron Watson, apoteosis del festival

El festival seguía su curso, al igual que la luna llena, hasta llegar a la apoteosis. Con sombrero tejano apareció Aaron Watson, natural de Amarillo, esa pequeña población del oeste de Texas donde el cielo es tan especial. Aaron se enseñoreó del escenario de manera asombrosa, con su simpatía, su calor humano y una sencillez como solo los tejanos saben demostrar. Su caso es una rareza, porque desde un sello independiente consiguió auparse al número uno de las listas country, sorprendiendo a la industria, que desde hace años intenta emular su estilo y sus canciones. Pero Aaron Watson no hay más que uno, fabuloso espectáculo, canciones que se instalan en lo que es Texas hoy, y lo refleja sin nostalgia, instalado en una modernidad que le pertenece. Y es que Texas es así, es como lo describe Aaron, esos son sus ritmos, orgulloso de sus raíces y dispuesto a sonar a novedad sin ningún complejo. Presentó canciones de su último disco «Vaquero», en español como suena, y durante más de hora y media puso a bailar y a saltar a un público entregado sin fisuras al artista.

Solo un detalle más: Aaron Watson explicó en el tramo final de su concierto ese pequeño prodigio de la naturaleza que ocurre en Texas cada primavera y al que le dedicó una excelente canción. Las llaman «bluebonnets» y son unas florecillas silvestres que cubren con un irreal manto azul los verdes prados de aquella generosa tierra. Así de sencillo, así de espectacular.